En San Nicolás existe un grupo de artistas quienes aprovechando la buena fe de algunas personas embellecen el espacio urbano con coloridos murales. Una integrante de este grupo es Cristina Treviño, mejor conocida como Tatería.
Por Berenice Rojas Rosas
Llegar al Callejón de los Sentidos Zimmia, en el municipio de San Nicolás, te provoca seguridad y tranquilidad, ya que las 42 obras pintadas en las bardas de las casas le dan vida a lo que antes era un lugar oscuro y hasta peligroso.
Al iniciar el recorrido por el andador, de lado derecho, los colores del segundo mural roban enseguida tu atención pues es imposible no percatarse de los tonos brillantes que tiene la obra de la pintora urbana Tatería.
En la obra se puede observar un cielo con nubes, un castillo formado con cuadros de colores y sobre él, un niño acostado quien mira a dos gatos mientras sostiene un pequeño frasco color rojo.
Podrías tardar varios minutos contemplándolo, es un mural perfecto que nadie se habría dado cuenta que tuvo que ser restaurado, algo que solo lo delata la mancha de pintura azul en los pies del pequeño que muestran el vandalismo realizado por un grupo de pandilleros.
Tatería es como firma cada uno de sus trabajos Cristina Treviño, ilustradora y artista plástica. La joven de 28 años, fue quien pintó a Matías, su hijo de 5 años junto con sus dos gatos Lennon y Monky.
El pasado viernes 26 de julio su mural fue uno de los 10 dañados por un grupo de cinco jóvenes pandilleros, el mismo día que los 40 artistas fueron reconocidos por plasmar sus obras de arte.
‘LA TATERIA’
De niña, Cristina Treviño le pedía a su mamá jugar “tatería”, (lotería); su curiosa forma de confundir el nombre del juego le causó gracia a su tío por lo que le comenzó a llamarla de esta manera. Fue por ello que Treviño decidió utilizar su apodo para firmar sus trabajos artísticos.
Cristina viste un overol de mezclilla manchado de pintura, igual que su calzado y su playera rosa de manga larga; cabello largo, piel clara, y con mirada profunda observaba el mural de su pequeño Matías.
— ¿Qué sentiste al ver dañado tú mural?
Dije: ‘ay no maches’; es mi niño, me dio tristeza porque le eché muchas ganas. Cuando lo pintaba borre como tres veces la carita, porque no me convencía, hasta que dije ‘ah mira ya me gusta’, y después para que me lo mancharan..
Tras pensar un momento agregó: “También sentí raro, porque cuando llegué todos me empezaron abrazar como si hubiera perdido una persona, pero ese es el sentimiento que sientes como un vacío, desilusión, sentí mucha tristeza”.
“Estoy demostrando mi amor por mi niño, su inocencia y su alegría, es por eso que le puse tantos colores, es la alegría que me trae a mi vida cotidiana, el amor por los animalitos también, mi bebe es muy bueno y tranquilo”.
Treviño define su estilo como “demasiado colorido, sentimental y femenino”; bastó hacer un recorrido para distinguir tres obras más que había pintado en el mismo andador de 200 metros lineales.
“Siempre escojo la figura femenina, me gusta mucho componer las pinturas con corazones anatómicos, coronas y muchos colores”, dijo.
NACIÓ CON TALENTO
A diferencia de muchos artistas que asisten a una escuela especializada en arte, Treviño optó aprender por su propios méritos; observando a sus compañeros e inclusive viendo tutoriales en YouTube.
“He aprendido por mi cuenta, no le he invertido tanto a un estudio porque todo lo he aprendido por tutoriales o veo a los demás cómo pintan, en cuanto al material si es caro por ejemplo el óleo, hay unos que cuestan muy caros, a mí siempre me ha gustado trabajar con el acrílico, se podía considerar un material muy accesible”, comentó.
Pertenecer y compartir sus dibujos en un grupo de artistas en Facebook, llamo la atención de Markel, un creador local quien la invitó a participar en el festival que se realiza en el centro de Monterrey, donde se pintan con gis algunas obras en el piso de la Explanada de los Héroes.
“Yo veía las imágenes y decía: ‘son puros profesionales, no puedo competir con ellos’, pero mandé mi propuesta y quedé seleccionada”, recordó emocionada.
A partir de ahí Treviño comenzó a rodearse y convivir con personas que compartían sus mismos gustos, quienes también la ayudaron a salir de su cuarto evitando que cayera en una depresión.
Ahora convive a diario con personas que describe como tranquilos y sociables, además de que es parte de un grupo en donde todos se apoyan y dejan fuera las envidias.
LA LABOR ARTÍSTICA
El estar exponiéndose tantas horas bajo el sol, o correr el riesgo que una lluvia arruine sus murales, son algunos obstáculos con los que se enfrentan estos creadores.
Pero más allá del apoyo económico que les otorgan, ellos hacen su trabajo por amor al arte, por tal motivo significa mucho para estos pintores que las personas presten sus bardas.
“El que nos presten espacios para pintar murales es muy importante para nosotros, podemos expresarnos fuera de un cuarto o nuestro estudio, donde la mayoría de los artistas trabaja, aquí en el exterior podemos ser parte de la sociedad, convivimos con los vecinos y salimos fuera de nuestra área de confort, que se suma como experiencia en conseguir hacer algo más grande y diferente”, dijo Treviño.
El proceso de cada muralista es diferente ya que cada uno va desarrollando su trabajo según el sentimiento que les vaya surgiendo, aunque cada quien cuenta con su propio estilo e identificación, en el caso de Tateria, le gusta incluir en sus trabajos coronas, corazones anatómicos y la representación femenina.
Sin embargo, muchas los murales son dañados por grafiteros, por lo que Treviño pide a las personas involucradas en este tipo de actos de vandalismo tener conciencia.
“Les pido que tengan conciencia a todas las personas que dañan los murales, nosotros nos tomamos mucho tiempo para poner algo bonito y embellecer los muros, pasamos muchas horas bajo el sol, a veces e inclusive nos sentimos mal por el mismo clima, hay artistas que se insolan y se van a la casa y es muy pesado”, pidió.
“Es muy feo que puedan destruir en 5 segundos algo que nos tomó a nosotros mucho tiempo, mas a parte perfeccionarlos”, agregó.
Aclaró que no es nada personal contra los quienes comente este acto, pues siempre estarán abiertos al dialogo para poder hace las cosas bien, sin el afán de molestarlos.
Con apenas 28 años, la joven artista le gustaría llevar su arte a otros estados y países y tener la oportunidad de convivir, conocer y recibir consejos de más artistas.
“Mi meta es siempre conocer gente nueva mientras hago lo que me gusta, y llegar más lejos, no solo haciendo trabajos locales; me gustaría viajar a donde sea posible y en donde me pueda expandir. Estoy abierta a pintar en cualquier lugar y superficie”, dijo convencida.