En las últimas semanas se han generado una decena de alertas por presuntas situaciones de bombas en casinos, centros nocturnos y hasta un hospital de la localidad, situación que afecta la operatividad de las dependencias de rescate, pues resultan ser falsas alarmas.
La afectación no es sólo porque se activen los cuerpos de auxilio y se gasten recursos públicos, sino porque también se pone en riesgo la vida de los elementos y hasta de las personas que se ubican en los inmuebles en donde supuestamente hay artefactos explosivos.
El subdirector operativo de Protección Civil de Nuevo León, Miguel Ángel Perales Hernández, aclaró que, aunque en la entidad todos los reportes de explosivos resultan ser falsos, no pueden dar por sentado ese hecho y se tienen que activar conforme a los protocolos.
“No podemos dar por hecho que se trata de una información falsa, tenemos que atender los reportes y estando ahí tomamos la decisión en coordinación con gente del inmueble, para ver qué es lo más conveniente a realizar”, expresó.
En México y en el mundo, de cada cien llamadas que se realizan para reportar bombas en lugares públicos, 99 resultan ser falsas; en Nuevo León hasta ahora no hay un caso verdadero.
“Este tipo de situaciones nos merma mucho la operatividad, porque distraemos recursos para atender estos reportes que finalmente resultan ser falsos.
“Nosotros tenemos que correr nuestros protocolos, acudir al lugar y de acuerdo a lo que veamos en el inmueble, tomamos las decisiones de qué hacer y qué no”, explicó.
Dentro de esos operativos, que se realizan con dependencias municipales y federales, los cuerpos de emergencias tienen que ser muy precavidos para no generar pánico entre las personas.
“Trabajamos mucho con los planes y programas de Protección Civil de cada inmueble, y en ellos se incluye este tema de las amenazas de bomba, es una de muchas de las partes de esos planes.
“Ahí ellos (las empresas) tienen varios procesos que corren una vez que tienen una notificación de este tipo”, precisó.
Mientras que en algunos lugares se procede a actuar de una manera, en otros recintos el protocolo es diferente, sobre todo si se trata de que una movilización que pueda afectar la salud de las personas.
El pasado 28 de agosto se suscitó un evento de ese tipo, en donde un reporte al 911 indicaba sobre la presencia de explosivos en varios pisos del Hospital General de Zona 33 del Instituto Mexicano del Seguro Social.
En ese momento, los expertos aplicaron un procedimiento distinto al de días anteriores, pues el 19 de agosto se atendieron varias amenazas de bomba en diferentes casinos de la ciudad.
“Cuando llegamos a la clínica 33, ellos ya tenían la información de la llamada y habían iniciado un primer protocolo, con nuestra intervención hicimos otro, cuidando ciertos aspectos.
“En los hospitales es algo muy complejo, se cuidan muchas cosas, como la salud de las personas que están internadas de manera grave; son lugares de alto riesgo que deben ser atendidos de manera diferente”, apuntó.
Perales Hernández manifestó que en esos sitios se reacciona con procedimientos especiales que no dan a conocer por seguridad de las personas, pues en el peor de los escenarios, la información puede ser empleada por delincuentes.
“Los protocolos son diferentes para cada inmueble, se tratan de manera distinta, algunos son de evacuación, repliegue, búsqueda y, sobre todo, en cada llamada se revisan varias cuestiones para nosotros poder tomar una decisión”, precisó.
La única certeza es que, a la hora de activarse para atender un falso llamado, los recursos que pudieran utilizarse en una emergencia verdadera, son limitados.
Precisamente durante el tiempo que atendían la amenaza de bomba en la clínica 33, una persona estaba atrapada por una de sus extremidades al sur de Monterrey, y un incendio afectaba la operación del sistema Ecovía y el Metro en Simón Bolívar.
Aunque el personal atendió el llamado de auxilio, los recursos necesarios pudieron no haber estado disponibles.
Por tal motivo, exhortan a la ciudadanía a que no incurra en ese tipo de delitos, pues no se puede catalogar como un juego una situación en donde se pone en riesgo la vida de las personas.
“Exhortamos a la gente que haga mucha conciencia en este tipo de situaciones y que inclusive si saben de alguien que hace este tipo de actos, que lo denuncie, porque es un delito, no son bromas, son delitos”, enfatizó.
Puntualizó que no solamente se ponen en marcha recursos para atender esos llamados, sino que se pone en riesgo la vida de los rescatistas y la ciudadanía.
“Tenemos un protocolo que seguir, una velocidad máxima de traslado, entre otras cosas, pero cada vez que nos activamos para una emergencia ponemos en riesgo nuestras vidas.
“También se pone en riesgo la vida de las personas que se encuentran en los lugares en donde refieren del falso llamado”, recalcó.
Indicó que a pesar de que hay filtros de información, que es donde se “mueren” muchas de esas llamadas, en algunos casos las personas hablan con mucha seguridad fingiendo muy bien su fechoría.
Antecedente de cárcel
El pasado 24 de mayo se dio a conocer que por primera vez en la historia del Estado, un hombre fue consignado con cárcel por hacer una llamada falsa reportando una situación de peligro en un domicilio.
Meses antes, Lázaro Gutiérrez Hernández reportó una situación de peligro en la casa de un familiar, y luego de que los cuerpos de emergencia acudieron a dicho domicilio, se percataron de que todo fue una falsa alarma.
Por ese motivo, Gutiérrez Hernández fue sentenciado a cuatro meses de prisión en el Centro Preventivo de Reinserción Social Topo Chico.
No se sabe si el entonces procesado interpuso algún recurso para aminorar su tiempo en el penal; sin embargo, lo que sí era seguro, era que tenía que estar un tiempo tras las rejas.
Esa resolución estableció un precedente, pues jamás en la historia de Nuevo León una persona había sido encarcelada por hacer un falso llamado a los números de emergencia.
Tan sólo en 2017, las llamadas de broma representaban casi el 80 por ciento del total de denuncias o solicitudes de auxilio que se dan al 911 en el Estado.
Luego de las reformas al Código Penal de Nuevo León, se determinó que una persona puede alcanzar hasta ocho años de prisión por hacer reportes falsos a las autoridades.
Recientemente, el gobernador de Nuevo León, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, declaró que no hay operativos especiales ante este tipo de amenazas, sino que se trabaja con los protocolos establecidos entre los tres niveles de gobierno.
Sin embargo, aclaró que la mayoría de los reportes no tienen que ver con el crimen organizado y sí con personas que quieren hacer pasar un mal rato a las autoridades o hasta sus mismos amigos o familiares.
No obstante, aseguró que en caso de que una persona sea descubierta proporcionando información falsa a las autoridades, será sancionada con todo el peso de la ley.
Las últimas llamadas
Según los reportes que le hacen llegar a Protección Civil del Estado sobre supuestas amenazas de bomba, durante el pasado mes de agosto siete inmuebles estuvieron bajo el supuesto peligro de un explosivo.
El 17 de agosto entró una llamada al 911, en donde alertaban a las autoridades sobre la posible detonación de un artefacto en Plaza Fiesta San Agustín, centro comercial ubicado en la calle Real San Agustín 222 de la colonia Valle Oriente, en San Pedro.
Un grupo conformado por elementos de Fuerza Civil, Guardia Civil, Policía de San Pedro y Protección Civil, peinaron el centro comercial con ayuda de un binomio, descartando cualquier peligro.
El 19 de agosto se dio un aviso de posibles explosiones simultáneas en tres casinos: Foliatti, Viva México y el New York.
En esa ocasión, una vos robótica alertó que harían estallar bombas en esos centros de apuestas después de las 21:00 horas.
Inmediatamente se activaron diversas dependencias y procedieron a alertar a los encargados de dichos inmuebles, evacuando a mil 80 personas en tres de los cinco casinos.
Poco después de las 22:00 horas se descartó cualquier amenaza y se reanudaron las operaciones de manera normal.
El hecho más reciente sucedió el pasado 28 de agosto, cuando una llamada al 911 alertó sobre varios artefactos explosivos en los pisos 1,3 y 9 de la clínica 33 del Instituto Mexicano del Seguro Social.
En esa ocasión se interrumpieron algunos servicios, se trastocó de manera parcial la vialidad y luego de varios minutos y un gran despliegue de instituciones de seguridad, se determinó que todo se trató de una broma.