Para Blanca Dolores Espinosa Gómez la esperanza de encontrar un nuevo corazón estaba perdida, pero luego de nueve años de sufrimiento, el pasado 23 de octubre del 2009 los médicos le dieron la noticia que habían encontrado un órgano que le devolvió la vida.
“Pensaba que me iba a morir, ya no tenía esperanzas, incluso gritaba que me quería morir, porque era mucho el sufrimiento, me sentía muy, muy mal y le preguntaba a Dios por qué me pasaba eso, si yo era una persona alegre, activa… y un día me devolvieron la vida.
“Estoy tan agradecida con Dios y con el muchacho que me pusieron en el camino; y Dios que fue tan hermoso que me dieron el corazón. De la noche a la mañana me dijeron los médicos `ya está su corazón, ¡véngase!, porque ya está su corazón’, ahora me siento muy bien”, recordó Blanca, de 42 años de edad.
Aunque estuvo un año en lista de espera por el problema de cardiomiopatía dilatada, el día llegó y con nervios por un futuro incierto se trasladó a la Clínica 34 y a las siete de la tarde ingresó al quirófano donde permaneció ocho horas.
“Un día antes lo presentía, me sentía desesperada, fui a visitar a una hermana. En la noche me acosté y me puse en oración con Dios porque tenía miedo de cuando me fueran a realizar la operación, me pasan miles de cosas por la cabeza, sin saber que al día siguiente me operarían.
“Le decía ‘Señor, si es tu voluntad, mándame ese corazón, sáname. Tenía mucho miedo, temor y quería que pronto llegara mi donador. En la mañana sonó el teléfono, me desperté y era de la Clínica 34”, contó Blanca quien habita en la colonia Mártires de Cananea en el municipio de Santa Catarina.
Por los nervios que sintió al recibir la noticia incluso comentó que les dijo a los expertos del área de la salud que ya se sentía bien, que si podría ser intervenida otro día.
“Me siento bien les dije, pero era por los nervios, me daba miedo. Me quedé en shock, era como un sueño hermoso, ¡no lo podía creer!”, exclamó.
Al momento de recibir la noticia, Blanca se encontraba sola, su esposo Agustín andaba trabajando como taxista y Eva -la hija mayor- también estaba laborando.
Cuando Blanca salió del quirófano agradeció a Dios por el milagro, ya que los médicos le habían comentado que han habido ocasiones durante la operación el corazón a trasplantar muere.
“Tengo un compañero que tres veces lo regresaron, porque el corazón que le iban a trasplantar murió. Entonces eso me traumaba y pedía que todo saliera bien, que Dios estuviera operándome”, señaló Blanca, quien permaneció en el hospital un promedio de tres semanas, pues su cuerpo estaba rechazando el nuevo órgano, pero posteriormente logró aceptarlo.
REGRESO CON MIEDO
Su regreso al hogar fue con muchos cambios y con miedo, tenía un nuevo corazón y una vivienda reconstruida, pues las condiciones de salubridad tenían que ser excelentes para que el órgano no tuviera alguna infección; pero sentía miedo por lo que seguía.
“Me preocupaba mucho la situación económica, porque mi hija ganaba 800 pesos por semana, mi esposo tenía poco tiempo como taxista y mi hijo menor no tenía empleo y los cuidados luego de un trasplante son muy delicados.
“Había ocasiones en las que me ponía a llorar y mi hermana decía que no lo hiciera porque iba a lastimar el nuevo corazón”, dijo con voz entrecortada.
En tanto, su esposo Alfredo se encuentra feliz de tener de regreso a Blanca, y verla alegre como años atrás.
“Estoy muy contento, le quita a uno el peso de no saber lo que pasaría y ya con el nuevo corazón iniciamos una nueva vida sin preocupaciones, y a cuidarla mucho y seguir al pie de la letra las recomendaciones”, comentó.
EL TRABAJO
Luego de haber sido trasplantada la ama de casa comentó que la vida le cambió totalmente, en menos de cinco meses su salud se mostró favorablemente y hasta consiguió empleo en un negocio de antojitos mexicanos.
“Me empecé a sentir más y más bien, es una cosa casi inexplicable, todo esto es una cosa tan hermosa y hay que saber agradecer por la donación, me siento muy bien.
“Los encargados de los banquetes vinieron a visitarme: Titi, Chayo, el señor Alfredo, me apoyaron con aportaciones, despensas, porque nos dan una dieta y todo debe de estar limpio, y la falta de dinero me preocupaba mucho”, dijo con voz entrecortada.
Aunque el ingreso que percibe no es elevado, sí le ayuda para despejar su mente y hacer una vida que hasta hace ocho meses la daba perdida.
Además tiene un pequeño puesto de yuquis, el cual atiene con amabilidad cuando no tiene eventos agendados; con el dinero que obtiene se ayuda para mantener gastos.
SUS PROBLEMAS DE SALUD
Durante los nueve años que Blanca padeció del corazón y derivado de la cardiomiopatía dilatada, también enfermó del hígado, éste se incrementó hasta los siete kilogramos.
“Los doctores me dijeron que la enfermedad del corazón fue por un virus que me entró, un virus del ambiente, porque yo era una persona bien ligera, me creció mucho y me estaba palpitando despacio.
“Además el estómago se hizo más grande, veía mi estómago más y más grande, sólo tenía derecho a tomar un litro de agua, porque retenía muchos líquidos, se me llenaban los pulmones de agua, me cansaba mucho”, dijo.
ACTIVIDAD FÍSICA
La actividad física de Blanca disminuyó en el último años, ya que no alcanzaba a recorrer una cuadra cuando sentía una gran fatiga.
“También dejó de hacer cosas en la casa, ya no barría, no escuchaba música, no quería salir, antes era alegre, pero cambió mucho, era muy triste todo porque se la pasaba acostada, los últimos meses fueron muy agobiantes, desesperantes”, contó Eva, la hija mayor.
Pero ahora la vida le ha dado una segunda oportunidad.