Las capacidades de los seres humanos son diferentes. En ocasiones se cierra el mundo ante la imposibilidad de hacer cosas que otros realizan sin dificultad, pero existen almas bondadosas y lugares que pueden ayudar a agilizar la actividad física de una persona, como lo es el Centro de Rehabilitación Integral de Santa Catarina, que tiene más de seis años brindando sus servicios.
Al CRI acuden personas de todas las edades, quienes reciben la atención necesaria para mejorar su calidad de vida. Y no sólo van del municipio, sino de otros del área metropolitana. El 60 por ciento de los pacientes son personas adultas.
“El paciente que acude no sólo es de Santa Catarina, también de otras clínicas, o de otros municipios o clínicas privadas que les indican algún tipo de rehabilitación a su padecimiento”, dijo Pedro Godoy Rodríguez, titular del área.
El Centro de Rehabilitación Integral tiene un promedio de hasta 70 servicios al día y el promedio mensual es de mil 260 y sus metas están rebasadas en un 125 por ciento, “la meta sería un 100 por ciento, y tenemos más”.
En lo que va de la actual administración ha ofrecido 16 mil 885 servicios a una población de 8 mil 796 beneficiados, pero con los tres meses que estuvieron fuera de acción bajaron los servicios a consecuencia del huracán Álex, antes se ubicaban en un 150 por ciento.
El médico señaló que es de vital importancia la participación de la familia para que el paciente pueda recuperarse y así integrarlo al entorno familiar y a la actividad productiva.
“En cualquier padecimiento, la familia tiene que estar y ayudarlos, esto forma parte del manejo médico, aunque no sepan nada de medicina, pero se puede entrenar. Nosotros capacitamos a la familia del paciente para que en un momento dado, cuando el paciente no pueda acudir, el familiar le dé las atenciones básicas.
“Además ayudamos para que la persona pueda encontrar trabajo. Hay empresas que ofrecen algunas vacantes para personas con alguna discapacidad como lo es: Gamesa, Sigma Alimentos. Nosotros no hacemos ese tipo de labor, pero encaminamos gente hacia el centro de rehabilitación y educación especial del DIF estatal, que tienen un programa excelente para que el paciente se prepare y logre entrar a alguna empresa”, comentó.
Y es que destacó que en muchas ocasiones el paciente que tiene alguna discapacidad, es muy especial en su forma de ser. A veces tiene una voluntad tan férrea -más que las personas que no tenemos ese problema- que no se dejan caer.
Aseveró que en el CRI participa gente muy profesional, la mayoría son jóvenes siendo un excelente equipo; aunque confesó que está faltando personal.
“Aún así estamos dando batería, cumpliendo con las metas establecidas, eso es lo primordial y tenemos muchos proyectos como el de una nueva unidad de servicio”, dijo.
El CRI se ubica en la colonia San Martha, a seis cuadras de la Presidencia Municipal de Santa Catarina.
El médico comentó que hay muchos proyectos que se han detenido, como el de la Equinoterapia.
“Lo íbamos a llevar a cabo este año, pero el huracán Álex nos dio atrás con ese plan, estuvimos dos meses y medio fuera del Centro, desde la primera noche del fenómeno, todo el personal colaborando en lo personal, dando consultas, los terapistas cargando, dando cosas, llevando brigadas a colonias.
“Fueron dos meses y medio que tuvimos que abandonar el Centro, incluso se nos daño el área de Centro de Estimulación Multisensorial, empezó a trasminar por las paredes y los techos, se dañaron varios equipos”, comentó.
Otros programas con los que cuenta el CRI son: Acuoerapia, Mecanoterapia, Neurodesarrollo, que es casi exclusivo para niños con secuelas de algunas enfermedades o con algunas que ya nacieron.
Algunos de los beneficiarios que acuden son del municipio de García.
Godoy Rodríguez dijo que formar parte del CRI es un compromiso con la comunidad y lo hace con gusto, puesto que el Centro es de los más equipados.
“Se dice con orgullo, pero ha costado mucho trabajo, se dan muchas terapias. Por ejemplo, es raro que un centro tenga Cems, creo que sólo el Centro de Rehabilitación Estatal y en San Pedro”.
Cabe mencionar que en los primeros días de octubre el gobierno municipal entregó 35 sillas de ruedas, también se ofrecen cuenta-cuentos para los pequeños, como el realizado semanas atrás con la actriz Silvia Pasquel.
Por su parte Guillermo Soto, asistente administrativo del CRI, comentó que el Centro de Rehabilitación Integral es de los mejores en Nuevo León.
“La calidad y el servicio es excelente, vienen de otros municipios, les gusta cómo los atienden los compañeros, los pacientes se encariñan con los terapistas, damos un servicio de primera”, dijo.
El CRI fue fundado en 1993 como Unidad Básica de Rehabilitación y en el 2003 se empezó a ampliar.
La Unidad Básica era una unidad pequeña, con muy poco equipo, se empezó a ver la necesidad de tener un centro más grande para atender más gente, se construyó y equipó más, era mucha la necesidad, porque eran muchas personas las que tenían que ir hasta Lázaro Cárdenas al Centro de Rehabilitación Estatal.
Para poder realizar los pagos, el equipo de trabajo social realiza un estudio socioeconómico, se evalúan los ingresos de cada paciente o de su familia y si el paciente puede pagar se le cobran 28, 30 pesos por sesión, o simplemente no pagan.
“También recibimos gente del IMSS que ya viene con indicaciones, de centros privados, clínica municipal de Santa Catarina”, dijo Godoy Rodríguez.
Los horarios son de 08:00 de la mañana a 17:00 horas, de lunes a viernes; los planes son que éstos se amplíen.
RECIBE ATENCIÓN
DEL CRI EN SU CASA
Misael Salinas Leyva es un joven de 20 años de edad que nació con una discpacidad. Su espina dorsal no pudo desarrollarse por completo, por lo que ha lo largo de su vida ha tenido que luchar día a día para salir adelante.
Él se ha visto beneficiado con los servicios que el CRI ofrece, ya que la unidad móvil -la cual atiende un promedio de entre 8 y 10 pacientes diarios- va a su casa a darle rehabilitación con un terapista, de los cinco con los que cuenta el centro.
Los beneficiarios son personas que están postrados, por sus condiciones de salud es difícil para ellos trasladarse, ya que esto representaría un gasto enorme.
Por ejemplo se da en los casos de pacientes con problemas de enfermedades vasculares cerebrales, mejor conocidas como Embolias. Primero se hace la evaluación por los médicos del Centro y una vez realizada la evaluación se determina el siguiente paso.
Misael tiene cuatro meses recibiendo rehabilitación tres veces a la semana o incluso todos los días, tratamiento de manera gratuita.
“Veía que cada vez tenía menos movilidad en sus piernas y brazos, me comentó una señora sobre el Centro, hice las citas y todo. Estuvimos llevándolo las primeras semanas, pero se dieron cuenta de lo complicado que era trasladarlo, por los horarios de nuestros trabajos, en ocasiones íbamos en taxi o en carro”, comentó Maura Leyva, mamá del joven.
La rehabilitación que el CRI le brinda le ha servido para poder recuperar la movilidad de los dedos y la movilidad de la mano izquierda.
“Le ha servido mucho y más cuando nos dijeron que la iban a dar a domicilio, porque batallábamos mucho para subirlo y bajarlo del carro. Tenemos que hacerle la vida más fácil porque con su peso está complicado, y más porque se lastima sus piernas. Se le pueden deformar más porque esfuerza la pierna”, reiteró Maura.
Hasta hace unos meses Misael no tenía silla de ruedas, porque para él representaba darse por vencido; sin embargo, se vio obligado a hacerlo, el peso de su cuerpo cada vez dañaba más sus piernas.
“El DIF del municipio nos prestó la silla, pero requiere una más chica porque por su tamaño no alcanza a moverse bien, sólo puede tener fuerza con la mano derecha, la enfermedad de mielomeningocele, se le formó un tumor entre el coxis y la columna que fue lo que no permitió que las vértebras del lado izquierdo no se formó bien la columna, no quería las silla, pero tuvo que aceptarla. Hacemos todo lo posible para que nuestro hijo no se vaya a deprimir.
“Como que le daba pena, nosotros le decíamos que con la silla sería más fácil, le compramos un andador, pero no podía trasladarse porque uno puede mover una de sus manos, batallaba para pararse y no puede pararse derecho, entonces por el mismo esfuerzo que hace sus huesos se van deteriorando, se podía sostener unos minutos que yo me lo llevara de la mano, pero no completamente estirar sus manos, en la rehabilitación le dicen que estire sus manos, piernas, pero no se ha podido recuperar”, dijo la madre de familia de 38 años de edad.
El joven ha recibido siete operaciones. La última fue en las piernas con el objetivo de corregir la columna, pero derivado de la operación no volvió a caminar a la fecha.
“En su última sesión lo trajimos a la casa y a los dos días caminando se le despegó la tibia, unos vecinos lo trajeron a casa, los doctores dijeron que lo más probable es que no le haya pegado bien el hueso, duró como tres meses en las dos piernas, estaban tensos por eso le daban mucha terapia”, dijo su padre Juan Manuel.
Mientras que Misael, sentado en la silla de ruedas comentó que de repente sintió un jalón.
“Se me durmió todo, no sentía nada. Ya me había dicho el doctor que podía hacer mi vida normal”, dijo.
Aunque recibe rehabilitación, no podrá caminar pues sus huesos están sumamente dañados y los médicos no le dan esperanzas.
“La doctora dice que no, pero que no se deprima, hemos tratado de mejorarle siempre su vida, y Misael sabe y le hecha ganas. Durante un tiempo uso un corset ortopédico donde Cáritas nos dio la mano, pero la lucha sigue”, dijo su madre.
La familia recordó que cuando estaba en tercero de secundaria era complicado llevarlo a la escuela y a la rehabilitación a la clínica ubicada en Constitución en Monterrey, donde nunca vieron mejoría.
Posteriormente el joven ingresó a la preparatoria donde estudio hasta el tercer semestre, ya que entre gastos de la escuela y rehabilitación le fue imposible continuar.
“Era un gasto doble. Él estaba en rehabilitación, lo suspendieron, pero no fue porque no supiera, sino que los tiempos no se ajustaban. Estábamos amarrados de manos, se fue atrasando. En las mañanas iba a rehabilitación, luego llegaba, descansaba un rato, vámonos a la prepa porque la terapia era a las 7 de la mañana,era muy desgastante”, mencionó su padre, quien labora como chófer-mensajero.
La intensión de Misael es regresar a la escuela y poder estudiar contador público, pero el sueño está lejos, ya que muchas escuelas no cuentan con rampas para personas discapacitadas y son pocos los recursos que la familia tiene.
Uno de los pasatiempos es andar en bicicleta, pero de hace cinco meses no ha podido andar en ellas, sus piernas ya no le responden. El equipo de futbol favorito son Los Tigres, por lo que mientras charlaba con sus padres portaba orgullosamente la camisa amarilla.
Por si fuera poco, la familia de Misael esta apunto de perder su casa por retrasarse en los pagos, ya que Juan Manuel no tenía trabajo.
Durante las consultas se les cobra una cuota mínima de 10 pesos para el mantenimiento del edificio. Su madre trabaja en un taller de costura y su hermana de 15 años -con quien convive toda la tarde-, está estudiando la preparatoria.
Lo que la familia Salinas Leyva desea es que la comunidad o el gobierno le ayuden a Misael a encontrar un trabajo.
“Tiene muchas ideas, los maestros le veían muchas cualidades y tiene algo especial porque tiene liderazgo, lo sigue mucha gente. Que en el municipio haya más oportunidades de trabajo para personas discapacitadas”, comentó su padre.
Por su parte Misael quiere tener la oportunidad laboral y al mismo tiempo poder ingresar a la preparatoria para estudiar la carrera de contador.
“Quiero sentirme útil, trabajar, en un ciber, algo en lo que yo pueda sacar dinero para ir ayudando a mis papás, tener dinero o apoyo para un negocio propio”, expresó.
El proyecto del CRI para los próximos meses es poder contar con otra unidad de traslado para tener más cobertura en el municipio.
“Porque sí nos quedamos cortos, a veces tenemos gente en espera para dar terapias en domicilios, nunca nos falta gente, nos quedamos cortos, a veces tenemos que por alguna necesidad recortar un poco las frecuencias de la unidad, para poder atender a otro paciente, pero sin desmerecer la atención, no se puede dar muy buena calidad y luego bajarle, tiene que ser igual”, agregó Pedro Godoy Rodríguez, titular del Centro.
SE RECUPERA TRAS INFARTO CEREBRAL
¿Ya se cansó?, preguntó uno de los terapeutas mientras Angelina Moreno Rivera daba unos pasos por una de las caminadoras en el Centro de Rehabilitation Integral. Cualquiera pensaría que un infarto cerebral significa el final para una personal, pero para esta mujer representa una nueva oportunidad de vida.
A sus 70 años de edad, la mujer lucha con fuerza para fortalecer sus piernas y volver a ser la misma de hace 12 meses y olvidar el infarto que le dio en la casa y que la dejó sin movilidad durante varias semanas.
A pesar de vivir en el Barrio Estrella Sector Eli, en el municipio de Monterrey, por Lincoln y libramiento, no ha sido impedimento para trasladarse hasta Santa Catarina, ya que el excelente servicio del CRI fue recomendado por amistades y ella no dudó en acudir, comentó Beatriz Oviedo Moreno, hija de la paciente.
“Mi madre sufrió un infarto cerebral hace un año que la dejó hemipléjica y a raíz de ahí todo lo que fue el cerebro no tuvo ninguna fricción mental, no tenía fuerza en su tronco, no podía ni sentarse, se iba de lado.
“Se le estuvo dando terapia física en casa, pero obviamente no era el mismo desarrollo que venir a un Centro que cuenta con toda la infraestructura necesaria para sacar adelante el caso de ella.
“Hace cuatro meses llegó al CRI en silla de ruedas. Después de la primera terapia, la evaluó la doctora y le dijo: señora, usted ya de pie, comenzó a usar bastón, ahorita ya llega de pie, sí el agotamiento es mucho, pero para ella es muy motivacional venir porque el verse reflejada en otros pacientes la motiva para sacar adelante esa fuerza que necesitan para recuperarse”, comentó Beatriz.
Un promedio de seis meses estuvo recibiendo terapias en casa y una vez en el Centro en un mes se pudo ver la mejoría de la señora.
“Recibía la terapia en casa, hasta que decidimos venir acá, todos los días nos trasladamos en coche, porque en taxi nos saldría carísimo”, dijo su hija, quien acompaña a Angelina dos veces a la semana, en algunas ocasiones su padre también las acompaña.
“Tiene que haber un compromiso, porque la enfermedad no sólo le dan a los pacientes, sino de todos los que formamos parte de su familia, hay que estar conscientes, no vas a asumir la empatía de lo que está pasando”, expresó Beatriz.
Asimismo, mencionó que la compañía de los demás pacientes le ayuda a su madre a relajarse.
“No es sólo la terapia, sino la motivación que les dan los terapistas y que no está incluida, pero les ayuda a usar más su mente, porque en ocasiones se encierran en su mundo”, subrayó.
Por su parte Angelina dijo sentirse bien y alegremente comentó que son muchas las ganas de recuperarse que incluso se pone a hacer ejercicio en su casa para agilizar el tratamiento.
“Ya se pasó el tiempo, ni me acuerdo, pero aquí me he mejorado mucho, ya puedo caminar, me ponen a hacer diferentes ejercicios como el gateo, y me siento bien, vamos paso a pasito. En la casa también me pongo a caminar, subo y bajo las escaleras 20 minutos, tengo mi bicicleta en la recamara, mi esposo me levanta los fines de semana para que me ponga a hacer ejercicio”, dijo la persona de la tercera edad.
Beatriz tiene un hijo de seis años de edad, y mientras él se encuentra en la primaria, ella aprovecha para llevar a su madre al CRI, pues considera que mientras su madre requiera rehabilitación, ella estará ahí para apoyarla. Hasta el momento no sabe cuánto tiempo más tendrá que acudir, pero confía en que los doctores le den un pronóstico positivo para las próximas semanas.
SE TRABAJA CON EL CORAZÓN
El tener a un familiar con capacidades diferentes llevó a Emma Llanes a especializarse en Terapia Física Técnico Superior de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
El mayor porcentaje que ha tenido de pacientes son adultos mayores como Angelina Moreno Rivera, y con hemiplejias que varían edades desde los 16 hasta los 80 años de edad.
Destacó que los servicios para atender a adultos mayores, se ha incrementado de una manera importante hasta en un 50 por ciento en los últimos meses.
Emma tiene seis años laborando en el CRI y se traslada de lunes a viernes del fraccionamiento Los Pinos, en Apodaca, Nuevo León, hasta Santa Catarina donde amablemente atiene a sus pacientes a quienes les llama “pacientitos”.
Su sobrino de 12 años de edad con discapacidad de parálisis cerebral infantil, fue lo que la motivo a estudiar dicha especialidad.
“A mi sobrino le dediqué mi tesis y con él salimos, vamos al cine, recibe terapias en el municipio de Apodaca, está cursando la secundaria normal, va en primer año, pero ha sido motor para poder ayudar a miles y miles de personas durante todo este tiempo en el CRI.
“Cuando entré a estudiar decía que prefería trabajar con niños, pero conforme empecé a hacer mis prácticas, me empecé a identificar con el adulto y más con el adulto mayor.
“Son satisfacciones que me llenan y creo que no me equivoqué al tomar esta profesión. Son muchas vivencias las que uno pasa con sus pacientitos porque ellos te toman demasiada confianza, te diviertes, te ríes, de repente sí te desesperas porque a veces no ves ningún logro, pero ya al terminar el tratamiento ves un logro en ellos física y emocionalmente es algo que vas guardando para seguir motivándonos, no me puedo quejar de ningún paciente, todos han sido muy buenos”, comentó sonriente.
La terapista de 32 años de edad realizó sus servicio social en el Centro, una vez que terminó fue contratada al mes, por lo que ingresó en septiembre del 2004, donde ha sido testigo de los múltiples milagros y cambios que se han dado en el CRI.
“Se ha visto mucho cambio, el Centro de Rehabilitación se ha ido renovando en cuanto a áreas que son necesarias en el tratamiento del paciente y cada vez se va incrementando el número. Antes atendíamos 10 al día, ahora atendemos por terapista de 20 a 25, sí ha ido aumentando, todos los pacientes son de diferentes diagnósticos, edades”, explicó la joven de tez morena.
Y es que en el mes de septiembre-octubre reportó 440 pacientes, siempre ha sido el porcentaje promedio, por lo que son miles las personas que han sido atendidas por Emma.
La especialista detalló que en el área de Terapia Física, los “pacientitos” más chicos que se ven son de seis años en adelante, sólo cuando hay pacientes de un año con fractura los mandan para dicho lugar.
“Si es un paciente con algún diagnóstico neurológico, no entran aquí hasta la edad de seis años”, dijo.
El paciente más pequeño que atiende es una niña de un año y pensó que no aguantaría, pero día a día aprende que con paciencia se puede trabajar bien y siempre se tiene que seguir preparando.
“Aprendes muchas cosas, hay que estar investigando y no quedarnos sólo con lo de la escuela y tratar de dar lo mejor para el paciente, darle un buen trato. La mayoría de los pacientes y sus familias nos toman como parte de la familia y eso es muy bonito”, dijo contenta.
Una de las anécdotas que recuerda la terapista es cuando le tocó atender a un adulto mayor del Estado de Veracruz.
“Llegó sin ganas de tratamiento, a pesar de que sus hijos le decían que aceptara. Conforme fue pasando la cesiones el paciente se abrió conmigo, él no hablaba, me decía todo a señas, y poco a poco trabajaba o le daba consejos a sus familiares para que trabajaran con el lenguaje, el paciente salió caminando, no fue necesidad de tratamiento largo de rehabilitación”, dijo.
Además de trabajar en CRI, Emma pertenece a un grupo de la iglesia, donde se va de misionera y realiza actividades para los jóvenes.
Forma parte del equipo de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Monterrey, y ha tenido oportunidad de viajar los fines de semana a diferentes Estados como Zacatecas, Tamaulipas, San Luis Potosí.
Emma tiene cuatro hermanas y un hermano, aunque nadie se dedica al área de la salud, su motivación son sus “pacientitos”.
“Cada día cada paciente me motiva a seguir trabajando, a seguir esforzándome como decía en la escuela una maestra: siempre hay que dar muy buena calidad, pero también buena cantidad de afecto dentro de la rehabilitación, acordarnos que tratamos con personas y debe ser como si te estuvieran a tendiendo a ti.
UN JOVEN ENTUSIASTA
Para Iván Azael Obregón Saldaña, el trabajar con menores ha sido una experiencia que nunca imaginó. Cualquier otra persona pudiera haber escogido otra profesión, pero para este joven de 19 años de edad, el ayudar a los demás lo motivó a estar dentro del CRI.
La responsabilidad que tiene dentro del Centro es muy importante, y no es para menos, él trabaja en el área Centro de Estimulación Multisensorial.
“Descubriendo tus sentidos”, inaugurada en septiembre del 2008 donde ayuda a menores a salir adelante, lugar que parece una disco por los múltiples rayos reflejados en las paredes y los instrumentos que utilizan.
Y es que en el Cems se trabaja con niños que padecen parálisis cerebral infantil, Síndrome de Down, problemas de conducta, mielomeningocele, microcefalia, entre otros.
“Se requiere de mucha paciencia y mucho cariño a lo que haces, porque la verdad se trabaja con muchos niños y hay gente que no tiene nada de paciencia, entonces si vas a hacer algo hay que hacerlo bien, me gustan mucho los bebés y qué mejor que estén bien.
“Ahorita estoy haciendo practicas, pero Dios quiera me manden para acá a hacer mi servicio social”, dijo Azael, quien cursa el tercer semestre de la carrera de Técnico Superior Universitario, con especialidad en Terapia Ocupacional.
El joven, explicó su labor dentro del área “Descubriendo tus sentidos”, donde se trabaja mucho con el cañón de láser que se ocupa dependiendo de la música.
“A los niños que trabajamos aquí depende si son hipotónicos o tienen hipertensiones les ponemos la música. Hay niños inquietos y se les pone música relajante como de paisajes y a los niños tranquilos, se les pone música como de tamborcitos.
“Después de haber pasado por el colchoncito para estimular gateo o arrastre a los bebés, lo pasamos al tubo de burbujas que sirve para la estimulación visual, táctil y auditiva, donde el niño arrima el oído, empieza a escuchar, ver, lo toca y experimenta; luego pasamos a la fibra óptica por el cuerpo del niño y a veces reacciona porque no los quieren y otros sí lo quieren, para ver si el niño es tranquilo o inquieto. Posteriormente se pasa a la tina de burbujas para más estimulación”, detalló.
Cabe mencionar que los bebés hipotónicos, parecen flácidos y se sienten como si fueran “muñecos de trapo” al cargarlos. Ellos descansan con los codos y las rodillas extendiendo de manera suelta, mientras que los bebés con tono normal tienden a tener codos y las rodillas flexionadas.
Azael contó que la decisión de estudiar la carrera fue porque desde los 15 años le empezó a gustar la rehabilitación y los bebés, aunque cuando era niño su ilusión era la de ser maestro.
Su familia y amigos están contentos en que el joven se haya inclinado por el área de la salud.
“Los amigos me dicen que está bien el que me haya inclinado por esta carrera, porque así ayudo a muchas personas y otros me dicen que está bien, así les puedo dar rehabilitación si algo les pasa”, dijo riendo, “mis padres están contentísimos y yo también”, comentó el estudiante quien tiene un año y medio realizando prácticas.
Cada año el Centro de Estimulación Multisensorial “Descubriendo tus sentidos” ha ido teniendo mejoras, incluso hay empresas de Santa Catarina que se están acercando y pidiendo información para servicios como lesiones de tipo laboral que requieren rehabilitación, la fama ha trascendido en forma positiva por todo lo que se ha hecho.
DIFERENTES ÁREAS
El Centro de Rehabilitación Integral cuenta con el área de consulta y evaluación inicial del paciente; Terapia Ocupacional, entre otras.
En área de Terapia Ocupacional se maneja la recuperación del lado afectado, se trabaja con el paciente de cualquier edad actividades manuales para que pueda recuperarse de algunas fracturas y que sea independiente. Lo mínimo son 40 sesiones de 40 minutos, comentó la terapista Mónica Zavala.
En terapia de neurodesarrollo se realiza estimulación temprana a partir de la segunda semana de nacido del menor, el paciente más grande actualmente cuenta con 11 años, mientras que el más chico es de tres meses.
“Son terapias en colchones, siempre deben de tener algún reflejo, por eso están los espejos, juegos, música; sillas para que empiece a fortalecer las piernitas y poder caminar”, dijo la terapista Karla Lucía Méndez, quien atiende un promedio de 15 niños al día y tiene más de dos años en el CRI.
En dicha área los menores llegan en brazos y ella les enseña a gatear, a caminar, siendo ésta una de las mayores satisfacciones, “lo mínimo que haga el pacientito es una gratificación como terapeuta”.
En el área de terapia física, donde trabaja Emma Llanes, se encuentran las áreas como mecanoterapia; ahí se trabaja con niños y adultos que tienen alguna fractura, parálisis cerebral, entro otros.
También las tinas de remolino, camillas, donde se dan hidromasajes a los pacientes, electroterapia. Lo que es el área de colchón se trabaja con pacientes que tienen secuelas de alguna enfermedad cardiovascular.
Los ejercicios son establecidas para disminuir dolor o fortalecer los músculos, disminuir alguna inflamación; estimulación de marcha, problemas que sufrieron un infarto, embolia, entre otros. El tratamiento es casi del mes completo, se descansa 20 días, para que dentro del mismo tratamiento no se fatiguen los músculos que se tengan que trabajar.
Mes con mes, los terapistas van a capacitacitarse al Centro de Rehabilitación Estatal, para así ofrecer mejor servicio. Paciencia y amor es la clave para que el CRI de Santa Catarina tenga el prestigio y cariño de quienes requieren sus servicios.