
En México existen más de 7 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, a ellos se les conoce como “los nini”, pero aún quedan aquellos que sin pensarlo dos veces quieren llegar lejos, y ser alguien provechoso para el país.
Miguel Ángel Treviño Castillo es un joven de 15 años de edad, habitante del municipio de Apodaca, Nuevo León, su gusto por la robótica lo llevó a participar en el Campeonato Internacional de la First Lego League (FLL) en Taiwán, no sin antes haber obtenido reconocimientos a nivel nacional y local.
Sus logros lo llevaron a ser invitado por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) para impartir clases de robótica, las cuales comenzará el próximo mes de octubre.
EN POCO TIEMPO CRECIó
Los inicios de Miguel en el área no datan de años atrás, se podría decir que descubrió el talento que lleva dentro hace apenas 24 meses cuando tomaba clases de guitarra y posteriormente ingresó a la secundaria.
“Mi maestro es técnico en electrónica y me animó mucho en esto. Tenía pensado estudiar electrónica y cuando entré a la secundaria me enteré que tenían un club de robótica, siempre quería entrar, pero no había cupo, en segundo año, mi maestro de física nos encargó un trabajo final y con él logré ingresar.
“El proyecto consistió en un motor, donde se prendía un foco, era una rueda -un rin de una bicicleta-, le dabas vuelta, se movía el motor, mandaba la energía y se prendía, para esto mi papá y mi hermano también ayudaron, lo hicimos en modo mecánico y eléctrico”, comentó el estudiante de segundo año de la secundaria No. 57 Profesor Roger Pompa Pérez.
Cuando se encontraba estudiando el segundo nivel de robótica fue a participar a Toluca, Estado de México donde obtuvo el primer lugar a la mejor programación de robot.
Desde los 7 años de edad ha sido muy dinámico, pues ingresó al Instituto Mexicano- Norteamericano de Relaciones Culturales de Nuevo León A.C. Ha tomado cursos de ajedrez, piano, guitarra, francés y desarrollado con éxito la actividad de taekwondo; igualmente ha obtenido diplomas como taller de biblionautas, impartido en la biblioteca central del Estado, Fray Servando Teresa de Mier, en septiembre de 2001.
VIAJE A TAIWáN
En coordinación con la empresa Lego, Miguel y otros cuatro alumnos viajaron a Taiwan, en el continente asiático, en mayo del 2010. Volaron a la isla y obtuvieron el lugar número 18 de 100 equipos de todo el mundo, en donde participaron niños desde quinto de primaria hasta los 16 años.
“Fue una experiencia inolvidable porque cuando participé en el concurso regional de Robocup, limpieza de playas, hicimos un robot pequeño y fuimos al nacional era más grande y en el internacional era mucho mayor, cuando salía de su base era como una grúa y con más volumen y me impresioné, porque nos tenemos que superar en lo que nos gusta porque te enfocas en algo que piensas que los demás lo hacen, pero sabes que no cualquiera tiene la habilidad.
“Era mucha gente preparada que ya había ido a otros concursos, para mí fue el primer concurso internacional y el primero al que acudí solo, únicamente con mis maestros. Estaba nervioso porque lo más lejos que había salido había sido a Florida y ahora prácticamente estaba del otro lado del mundo, fue un tramo muy largo, sí me daba miedo porque acababa de temblar en Taiwán, y con miedo y todo me fui, estuvimos 9 días”, contó.
Cabe mencionar que los otros jóvenes que viajaron son vecinos de los municipios de Monterrey y Juárez.
Sentado en la sala de su casa, entre risas, el joven estudiante contó que una de sus anécdotas es que enfermó en Taiwán, pero no fue impedimento para continuar en el concurso.
“Tenía la curiosidad a qué sabía el sushi y estaba crudo, no me gustó y me enfermé”, dijo.
Otra experiencia que tuvo es que conoció todos los templos, la cultura al ver el buda de oro, y viajó 13 horas sentado en avión.
A su regreso entró al concurso de Robocup -robótica Body Foward-, “es como un robot que va bajando adentro de tu cuerpo y va haciendo una serie de misiones y en el país quedamos en primer lugar como diseño innovador de proyecto y nos dieron el pase a Holanda, pero nunca nos hablaron”.
Miguel explicó que los jueces califican: presentación, trabajo en equipo, diseño de robot, programación, y otorgan premios al equipo más animador, el que hace más puntaje en todo, entre otros.
Al primer lugar se les da un trofeo Lego, y a los segundos y terceros kids, para construir una ciudad robótica.
LOS INVENTOS SALEN DE DESPERDICIOS
La pasión por la robótica es de todos los días, y gracias a que su padre Mario es mecánico obtiene herramientas necesarias para desarrollar sus proyectos, pues con piezas que ya no sirven crea sus propios robots.
Además usa piezas de juguetes Lego, con las cuales los trabajos quedan completamente terminados.
“Mi papá es muy, muy creativo, tiene muchas cosas y no las tiramos porque lo que tiene las usamos para armar un robot, como esa vez con el rin de bicicleta”, comentó Miguel mientras empezaba sus ojos brillaban al ver a su padre.
“Ahora estoy haciendo un robot para que camine en la arena, con las bandas que hay de carros las voy a usar para que camine”, dijo.
Si tiene algo en mente, inmediatamente lo realiza, como un cochera automática, para un carro pequeño creado por él mismo.
“Prácticamente lo que hago, son de desperdicios que quedan de carros, como unas puertas de una cochera, que son tipo automáticas”, mencionó.
La lluvia de ideas es de todos, más de su padre y Miguel la hace realidad.
Recientemente estaba en el concurso de Robocup, en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la UANL, donde obtuvo el segundo lugar.
“En equipo, hicimos un robot para limpiar una ‘playa’ el robot tiene que recoger la mayor cantidad de botellas y depositarlas, pero quedamos en segundo lugar”, contó.
Miguel estudia inglés y francés, es inteligente al igual que su hermano Mario Alberto quien estudia técnico en mecátronica. Sus promedios generales en la secundaria son de 9.4.
“Empezó con un promedio muy bueno, siempre hemos estado tras de ellos apoyándolos, sus promedios son de 9.4 de los dos, Miguel en primer año despegó, salió con 9.9, pero al entrar a robótica si los absorbe un poco y decayó levemente la calificación a 9.2 y ahorita anda alrededor de un 9, no es muy bajo, pero para ser secundaria sí.
“Son inteligentes, se les quedan las cosas. Por otra parte lo que vemos es que el estar dentro de robótica les ha dejado madurez, empiezan a experimentar cosas, a veces se desaniman porque pensaban que les saldría una cosa y les sale otra, pero les digo que lo tomen como aprendizaje, porque no cualquier persona tiene logros”, expresó Martha Laura, madre de Miguel y Mario.
“Siempre los hemos tenido en muchas actividades y tratado de que sean versátiles y tengan la capacidad de realizar varias cosas a la vez, no únicamente escuela, escuela, por lo mismo no les exigimos calificaciones muy altas, pero el objetivo es que ellos sepan hacer varias cosas y que no se encasquen con algo, y tratamos de apoyarlos, de echarles la mano, de estar detrás de ellos, a veces los soltamos, se caen, pero vamos y los levantamos”, agregó.
Gustoso Miguel mostró las más de 12 medallas que tiene colgadas en la pared con logros a nivel regional, nacional e internacional.
APOYO DEL MUNICIPIO
El Ayuntamiento de Apodaca descubrió al joven talento e inmediatamente lo eligió como ciudadano distinguido y le entregó la medalla Moisés Sáenz, que es el máximo galardón de los apodaquences.
“Me invitaron a la sesión de cabildo y posteriormente me entregaron la medalla en los festejos del 160 aniversario. Además me dieron beca para el último año de secundaria, le quiero agradecer al municipio por el apoyo, porque me alienta a seguir superándome, y para lo que yo sé, no quedármelo yo, sino poder compartirlo y que otros jóvenes tengan la oportunidad de ir a conocer otras culturas”, expresó.
SUS PLANES Y PROYECTOS
Miguel tiene en mente estudiar Ingeniero Mecánico Administrador o Mecatrónica, pues la pasión son los robots y espera ser reconocido a nivel mundial e inventar algunos que incluso puedan ser útiles para los seres humanos individualmente.
“Son los momentos en donde batallas al armar el robot, es un estrés cuando programas y no salen las cosas, me acuerdo que me jalaba el cabello cuando no me salían las cosas, aventaba el robot, quería golpear todo, pero gracias a que yo batalle, a partir de ahí, yo sé programar y armar un robot muy bien, me acuerdo que una vez no dormí hasta que me saliera, pero voy por buen camino”, dijo.
Asimismo el estudiante de nivel básico agradeció a sus padres y hermano por el apoyo que le han brindado durante este tiempo.
“Muchas gracias por el apoyo, porque algunos viajes que he realizado al sur han sido pagados por ellos y en eso gracias a mi papá que no me ha dejado ir para abajo, ya que ahorita económicamente no están muy bien las cosas, igual a mi hermano, que nos peleamos, pero en esto siempre nos apoyamos”, contó.
Gracias al esfuerzo familiar, el próximo mes de octubre ingresará a dar clases al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.
“Un compañero y yo fuimos al Tec y presentamos una manta, me tocó ser animador y al final de la presentación me ofrecen que si quería ser maestro y de mi curso hicimos un robot y me felicitaron por ser el que mejor trabajo en el semestre.
“Ser maestro de robótica, nunca lo imagine, ahora se me va a dar la oportunidad y voy a lograrlo y ayudar en lo que se pueda a los estudiantes”, dijo entusiasmado.
Para Miguel una de sus esperanzas es poder tener un negocio propio, posteriormente extenderlo y ayudar a sus padres, para así convivir en familia.
Además deja un mensaje para los jóvenes que optan por dejar los estudios.
“Nunca te esperas lo que va a venir en el futuro, como a mí que nunca me imaginé esto, siempre es bueno superarte, nunca sabes las oportunidades que te puedan salir y si entras en esto, algo que yo aprendí es no crecerte porque no sabes todo lo que eres y llega el momento en que tienes que demostrarlo y debes de prepararte siempre”, finalizó.