Desde la llegada de la primera caravana de centroamericanos a territorio azteca en octubre, el país quedó dividido entre las personas que se solidarizaron con los autoexiliados y aquellas que enarbolaron la bandera nacionalista para rechazar su travesía por suelo tricolor.
Nunca antes un tema que no fuera de política o religión había polarizado tanto a la sociedad mexicana como lo está haciendo hoy la migración.
El arribo de miles y miles de centroamericanos a México en su afán de llegar a Estados Unidos sacó a relucir el ADN más contrastante de la población nacional: desde la calidez de la empatía hasta la frialdad de la discriminación, xenofobia y racismo aplicada a niños, adolescentes, mujeres embarazadas y familias completas, cuyo “delito” fue escapar de la pobreza y violencia que azota esa región del continente.
Ha pasado más de un mes desde que la primera caravana con cerca de cinco mil migrantes salió de Honduras el 12 de octubre.
Desde entonces, otras cinco concentraciones se le han sumado y la lista podría continuar, ya que la crisis humanitaria que se vive en Centroamérica se agudiza día con día.
La mayoría de los migrantes tiene la intención de penetrar la frontera sur de Estados Unidos para pedir refugio al gobierno del norte. Sin embargo, el cansancio, la seguridad extrema en la frontera y la falta de víveres para continuar ha provocado que algunos expulsados soliciten refugio en México, siendo un porcentaje muy mínimo el que ha podido acceder a él.
Y mientras los autoexiliados se juegan incluso la vida en su trayecto, los mexicanos se han enfrascado en un debate sobre la presencia de centroamericanos en el país.
El punto más álgido de la discusión se focaliza en Tijuana, ciudad fronteriza hasta donde han llegado miles de migrantes para intentar obtener ayuda humanitaria en el país de las barras y las estrellas.
Sin embargo, su recibimiento no ha sido del todo ameno. La hostilidad que se pensaba era exclusiva de los norteamericanos hacia los latinos cruzó la frontera y se apoderó de una parte de la sociedad tijuanense.
“Fuera hondureños, aquí no los queremos” fue el canto de rechazo que por varios días se escuchó en la ciudad fronteriza, que durante décadas ha sido receptora de migración nacional y extranjera.
Haciendo valer su lema de “aquí empieza la patria” los inconformes hostigaron e incluso amenazaron a los extranjeros de sacarlos del municipio al asegurar que son causantes de inseguridad.
La creciente ola de odio contra migrantes fue atizada por videos en redes sociales en donde algunos indocumentados se quejaban de la comida que recibían en tierra azteca y de las labores que les asignaban en los albergues.
Como siempre, la mayor radicalización de opiniones se dio en Internet y sólo en Tijuana se presentaron conatos reales de violencia.
Sin embargo, en otras regiones del país, como el noreste, la respuesta de los nacionales fue distinta. Y aunque los comentarios negativos también se vertieron en redes sociales, fueron los positivos los que más llamaron la atención al convertirse en acciones.
Y es que aquí los gobiernos federal y estatal, en coordinación con organismos civiles se unieron para aminorar el viacrucis de los centroamericanos en su paso por tierra azteca.
Incluso, las iniciativas institucionales y de ciudadanos fueron coincidentes al decidir elaborar mochilas de supervivencia para los autoexiliados.
Organizaciones civiles en la vecina ciudad de Saltillo y la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno de Nuevo León lanzaron convocatorias casi simultáneas para dotar de recursos básicos a los migrantes en su recorrido por los estados del norte.
Las primeras en alzar la voz fueron las integrantes del Frente Feminista de Saltillo, quienes por medio de las redes sociales solicitaron el apoyo a la población a mediados de octubre, incluso antes de que se supiera de la existencia de la primera caravana.
En la capital coahuilense se ubica una de las casas de migrantes más importantes de México, por lo que la convocatoria nació sin saber que sería muy oportuna para la cita histórica que tendría el país con la humanidad semanas después.
Aniremak Santos Bermea es una de las impulsoras de la propuesta. Siendo socia fundadora de la Cooperativa Cultural Casa Tiyahui, reconocida por su apoyo a la cultura y causas sociales, los miembros del Frente Feminista no dudaron en pedir su colaboración para expandir su proyecto.
“La iniciativa se dio antes de que la noticia de la caravana se difundiera. En Saltillo se tiene una de las casas de Migrantes más grandes de México y quedó justa porque ahora que salió lo de la caravana vuelve el fenómeno más visible, aunque es una situación que ocurre en México a diario.
“El Frente Feminista de Saltillo creó la campaña y pidieron que la cooperativa sirviera como centro de acopio para crear las mochilas de supervivencia para los migrantes”, aseveró Aniremak.
Y es que, como bien lo menciona la saltillense, la llegada masiva de migrantes centroamericanos no es novedad en México. De hecho, con o sin caravanas, de acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), tan sólo en 2017 ingresaron al país más de 450 mil personas sin papeles.
Si dicha cantidad se divide entre los 365 días del año, se tiene un promedio de mil 232 ilegales entrando a México cada día, una cifra similar a la que se documenta en las caravanas, pero que hasta hoy obtuvieron la atención internacional.
“O sea, estos cuatro mil migrantes que vienen en caravana son lo que pasan en 15 días por México”, dijo la también activista.
Para apoyar la travesía de los centroamericanos, principalmente hondureños, en la vecina ciudad de Saltillo se prepararon mochilas con víveres para ser entregadas a los migrantes.
Al interior del morral se colocaron artículos de limpieza personal, alimentos no perecederos y ropa (entre otras cosas), así como un mensaje de buenos deseos.
A pesar de las críticas de algunos connacionales, Aniremak reconoce que son más las personas que apoyan que las que critican y para muestra el apoyo que se incrementó al ingresar la primera caravana al país.
“Tristemente se evidencia algo que en México es muy presente, esta xenofobia, racismo, clasismo juntos. Sí hay ese lado, pero también creo que gracias a las redes sociales se está dando mucha voz a todos los que pensamos diferente, a los que sí nos damos cuenta que estamos replicando el sentimiento que se tiene en EU, lo estamos reproduciendo con nuestros hermanos centroamericanos.
“Creo que es una cuestión de consciencia y creo que este debate que se está viviendo con la caravana es muy positivo porque nos hace conscientes de una problemática que tenemos en México y nos hace sacar argumentos que me parecen muy lógicos como poder demostrar ahorita cómo queremos que el ser humano sea tratado.
“Tengo mucha confianza de que los mexicanos somos buenos, buenos anfitriones. Le vamos a demostrar al mundo qué clase de sociedad somos”, mencionó la coahuilense.
En su trayecto por México las caravanas se han dividido, los grupos han optado por diferentes fronteras y su paso por Coahuila o Nuevo León de forma masiva no está garantizada.
Aun así, las mochilas recolectadas están siendo llevadas a la Casa de Migrante de Saltillo para que los encargados del refugio entreguen a los más necesitados el apoyo.
“La gente que trabaja en la Casa del Migrante está muy bien relacionada con todo lo que pasa con la migración, y estoy segura que ellos ya están en contacto con las otras Casas de Migrantes que hay en el camino. Yo creo que es una institución bien confiable y que va a hacer todo lo posible por apoyar a la caravana, pero no sólo a la caravana, sino que es una gran oportunidad de demostrarle al mundo el corazón que tenemos los mexicanos para recibir a los que vienen de fuera.
Señaló que en México siempre tenemos para ayudar. “Tratemos a nuestros hermanos centroamericanos como quisiéramos que trataran a nuestros hermanos mexicanos en Estados Unidos”, finalizó.
GOBIERNO DE NL
SE SOLIDARIZA
Aunque en un inicio el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón declaró que no se tenían los recursos para atender a los integrantes de la caravana, horas después reviró e instruyó a las áreas enfocadas al apoyo social a ser solidarias con los migrantes.
Sin comprometer recursos extras, el mandatario solicitó al DIF, Desarrollo Social, Protección Civil y Secretaría de Salud, atender la crisis humanitaria de Centroamérica si la caravana cruzaba por la entidad.
Fue así que a finales de octubre la Secretaría de Desarrollo Social lanzó también una convocatoria para crear mochilas de supervivencia.
Encabezada por el titular de la dependencia, Genaro Alanís, la colecta solicitaba mochilas y víveres como alimentos enlatados y artículos de higiene personal
“El acto del Gobierno del Estado es meramente solidario. El tema de la migración es un tema de seguridad nacional, en donde hay un Instituto Nacional de Migración que por orden constitucional es el que lleva el seguimiento de la migración que llega a México.
“Al final de cuentas, el gobierno del Estado, por órdenes del gobernador, vamos a sumarnos solidariamente a brindar asistencia social hasta donde nuestros recursos nos pueden alcanzar. Sobre todo, las áreas que coincidimos en la cuestión social como Desarrollo Social, el DIF, Protección Civil, Secretaría de Salud y otras”, expresó el funcionario estatal.
La convocatoria arrancó por redes sociales a mediados de octubre teniendo como fecha límite el 2 de noviembre; sin embargo, ante el arribo de más caravanas a territorio nacional se sigue recibiendo apoyo en los bajos de la torre administrativa.
Al momento, se han podido elaborar 100 mochilas de supervivencia, mismas que serán enviadas a los migrantes para apoyar en su trayecto, ya que no cruzaron de forma masiva por Nuevo León.
El Estado incluso había hecho un “mapeo” de las zonas en donde podría brindárseles un espacio para pernoctar si su ruta incluía la entidad.
“Finalmente son humanos, y solidariamente vamos a ejercer una acción coordinada de apoyo hacia ellos”, mencionó Genaro Alanís.
Y es así, que entre reclamos y palabras de aliento transitan las caravanas de centroamericanos en México, un país que ahora le toca estar del otro lado de la moneda en el fenómeno de la migración.
Y es que, de acuerdo a cifras de la ONU en 2015, México era la segunda nación en expulsar migrantes del mundo, con más de 12 millones de mexicanos viviendo fuera del territorio nacional.