
Sin dormir, comiendo limitadamente y siendo expuestos al constante peligro de la noche, es como la familia Retiz Estrada se encuentra actualmente.
Ahora, su hogar se limita a cuatro barrotes de madera, los cuales sostienen una lona que los cubre del Sol.
Juan Antonio Retiz Eguía y Aidé Carolina Estrada Alejandro son los padres de familia que tratan de sobrevivir con lo poco que tienen.
La fuente de ingreso de la familia era el carretón y un caballo perteneciente a Don José, pero con el incendio ocurrido el pasado 27 de julio, su casa se convirtió en cenizas al igual que su fuente de ingreso.
Los afectados fueron cuatro familias completas, incluidos los padres de familia y sus tres hijos: Lesly Beatriz de 12 años, Ever Alexander de 10 y Thelma Yoselín de 8.
En el tejaban de a lado vivía otra de sus hijas, Ilaria Magdalena de 23 años y sus hijos, Britany Alejandra Sánchez Retiz de 6 años y Tadeo Alejandro de 9 meses.
Después en la tercera vivienda residía Enrique Retiz Eguía, su esposa María Beatriz Estrada, sus hijos: Enrique de 16, Yaquelin Beatriz de 14 y Justin Uriel de 10.
La última casa era de su hijo mayor, Juan Antonio Retiz Estrada (24 años), quien vive solo.
Pero no sólo se quemaron sus tejabanes, sino también el lugar donde tenían a los caballos cercados; el resultado: seis caballos quemados, cinco pertenecientes a José Luis Rivera Cedillo, vecino.
Los domicilios están ubicados en el Antiguo Camino a San José en la colonia Nueva Esperanza, en el municipio de Escobedo.
“Ahorita no tenemos ni un cinco para las tortillas, para nada, yo ya me quiero ir a trabajar, pero no hay caballos, ahí tengo mi carretón solo… si rento un caballo son 500 pesos, o saco para ellos o para pagar la renta.
“El otro carretón también se me quemó, sólo me quedó una llanta… todo es pérdida, esa era la única fuente de ingreso”, enfatizó Juan Antonio.
Los pequeños de la familia duermen en colchonetas entregadas por el DIF de Monterrey o en el carretón, pero el padre de familia asegura que lleva días sin conseguir el sueño, pues debe proteger a su familia y se turnan entre los hombres de la casa.
“Hace tres días, era como la 1:30 de la madrugada y me paré porque escuché ruidos, le dije a mi hermano ‘hay alguien abajo, se oyen ruidos’, me fijé, ya venía un chavo subiendo por la orilla del río y le dije, ‘¿qué quieres aquí?’ y se fue corriendo, pero vienen a ver qué se llevan”, comentó el padre de familia.
Agregó que media hora después escuchó nuevamente ruido y voces, se trataba de dos jóvenes, “los correteamos hasta que se alejaron”.
Pero cada noche debe pasar por lo mismo, pues son constantes las visitas nocturnas que tienen de intrusos, por lo que toda la familia debe de estar en constante alerta para prevenir algún robo.
“A mi esposo le preocupa que somos muchas mujeres y como nos acostamos aquí afuera, que tal si nos quedamos bien dormidos y uno nunca sabe”, expresó Aidé Estrada.
Pero otro de los peligros a los que deben enfrentarse es a los animales, pues los alacranes, víboras y arañas están a la orden cada noche.
“Una vez estaba dormida la niña y le salió un alacrán, por eso debemos estar siempre alertas… También hay muchas arañotas de esas patonas o por el calor salen las víboras”, comentó el ama de casa.
Lesly, quien está a punto de regresar a clases, estaba ahorrando para comprarse una tablet y poder hacer ahí las tareas que le encargaran en la secundaria, llevaba como mil pesos, pero las llamas no perdonan.
Además la señora Aidé Estrada, quien era la encargada de recoger el dinero de préstamos, tenía 4 mil 500 pesos en su domicilio y, como a su hija, se le quemó todo el dinero.
“A mí me toca depositar los lunes, la encargada me estuvo hablando que le pagara y que debía reponer ese dinero, pero como que ya supo que no es mentira lo que le dije porque no me ha hablado, eso me tenía muy preocupada (la exigencia del pago)”, explicó.
Su casa hecha polvo
Era un día ordinario para los Retiz Estrada, como cada sábado, Juan Antonio Retiz Eguía salió a trabajar. En su carretón recorrió algunas calles de Escobedo recopilando basura para traer algunos pesos en su bolsillo.
Regresó a tiempo a su hogar, para pasar algo de tiempo con su familia y llevarlos a una fiesta a la que habían sido invitados por su padre.
La tarde-noche del sábado 27 de julio, la familia tuvo una amena convivencia, sus hijos disfrutaron de la reunión, la comida, el pastel y la charla. Pero no sabían lo que horas más tarde les esperaría en casa.
Su hogar ubicado en la colonia Nueva Esperanza, sufriría las consecuencias de un acto realizado por tres jóvenes (aún no identificados por las autoridades) que buscaban obtener los cinco caballos del señor José Luis Rivera Cedillo, vecino de los Retiz Estrada.
Al caer la noche, Don José escuchó voces afuera de su domicilio, vio a tres jóvenes que intentaban robar, por lo que salió y los siguió al lecho del río Pesquería, pero al superarlo en número y fuerza, lo golpearon hasta dejarlo inconsciente, para posteriormente abandonarlo y darse a la fuga.
Pero no se irían con las manos vacías ni hacer una de sus fechorías, “que se haga lo que se tenga que hacer”, escucharon algunos testigos minutos antes del incendio. El incendio que provocaron los maleantes y que destruyó los hogares de cuatro familias.
A las 22:20 horas, los afectados se dirigían a su hogar, pero el bullicio de Fuerza Civil, policía de Escobedo y una ambulancia los hizo detenerse para ver de qué se trataba: un cuerpo abandonado en el río.
Cuando fueron a tratar de reconocer a la persona, se dieron cuenta que era su vecino Don José, quien estaba muy golpeado e inconsciente.
“Nos preguntó el de Fuerza Civil, que si lo conocíamos y les dijimos que sí, que era nuestro vecino y nos dijeron que le avisáramos a sus familiares”.
Posteriormente, un policía les cuestionó acerca de su domicilio, por dónde quedaba, etc., al explicarle, les sugirieron ir a prisa, “pues a ver qué alcanzan… hay unos tejabanes que se están quemando por ahí”, recuerda Aidé Estrada.
Al no creer lo que le estaban diciendo, ella y toda su familia se fueron corriendo a su domicilio, pero al llegar ya no había nada por rescatar. Las llamas recorrieron las casas de madera en segundos y acabaron con lo poco que tenían las familias.
“Yo vi todo quemado y empecé a llorar, nombre bien feo, pues es que uno ni se espera. Lo poquito que teníamos pues lo sabíamos cuidar y luego para nada”, dijo el ama de casa.
Los bomberos se demoraron una hora, recuerda. Arribaron a las 23:30 horas, peor ya no había nada, todo era humo, polvo, cenizas y escombro. Sus pertenecías, sus hogares, todo había sido consumido por el fuego.
Aidé recuerda que dos días antes del incendio, habían intentado robar los caballos de su vecino Don José, por lo que el sábado cuando salió fue porque reconoció que se trataba de un conocido: un joven que trabajaba con él.
José Luis Rivera Cedillo estuvo en el hospital por la golpiza y fue dado de alta el 31 de julio. Las demandas ya fueron realizadas, pero aún no reciben respuestas.
“Tenemos mucha necesidad”
Las autoridades del DIF de Monterrey son las que les han llevado despensa y las colchonetas donde duermen sus pequeños, pero no completan, ya que son muchos integrantes.
“Vienen un día sí y otro no, nos dejan un poco de despensa nada más… La gente nos habla y nos dicen que harían unos centros de acopio, que ya que juntaran algo venían, pero no, no han venido”, comentó Aidé Estrada.
Entre el escombro que no ha sido retirado por las autoridades del municipio de Escobedo, se ven unos barrotes de madera y lámina, los que la familia está tratando de acumular para rehacer su casa.
Los elementos de Protección Civil tumbaron lo que quedó, pero no lo retiraron, dijo la pareja. Ahora los integrantes de la familia, además de preocuparse por construir sus vivienda, deberán hacer espacio entre el escombro abandonado para llevar a cabo la ardua tarea.
“Primero vino el secretario de Ayuntamiento de Escobedo, José Antonio Quiroga, y nos dijo que nos iban a reubicar, pero nos quieren mandar por el lado de Apodaca y nosotros les decimos que aquí cerca porque ya conocemos la zona y donde pueden trabajar”, explicó Aidé estrada.
Por su parte, Juan Antonio Retiz menciona que ahorita lo que les resulta indispensable es construir su casa, pues están expuestos a la lluvia, al calor, a los insectos, etc. Se sienten desprotegidos, por lo que solicitó ayuda a quienes tengan algo de madera, láminas, bloques que les puedan donar.
“Pediríamos que limpien, que traigan un máquina para retiran todo el escombro y poder construir. Teniendo el material se hace rápido, además los vecinos nos apoyarían, porque son los que nos echan mucho la mano”, dijo.
A pesar de que su vecina, Paulina, les dio asilo para dormir, bañarse y lo que necesiten, ellos prefieren quedarse afuera para cuidar lo poco que les quedó, además para no incomodar porque su vecina también tiene mucha familia.
La opción del albergue, que también ofreció el municipio, no fue una posibilidad para la familia, pues eso implicaba dejar lo que tienen, su espacio y para ellos su hogar.
Otra de las preocupaciones de la familia son los útiles escolares que les había juntado a sus pequeños, pero como todo lo demás también fue deshecho por las llamas. Aunque ha tratado de recibir apoyo del alcalde, acudiendo a visitarlo para hablar con él, no ha tenido suerte.
“Quisiera que me ayudaran con algo de útiles, uniformes o zapatos, porque ya van a entran a clases y no voy a poder comprar todo, menos si estamos así, sin trabajo”, reiteró Aidé Estrada.
Alguna papelería ya fue recuperada, principalmente, las actas de nacimiento. “Quisiera que nos ayuden con lo que puedan, la verdad sí tenemos mucha necesidad, con lo poquito que nos puedan ayudar se los agradeceríamos mucho”, expresó afligida la madre de familia.
También recibieron despensa y ropa de una iglesia (no recordó el nombre) y de un señor quien no se identificó, les dio un sobre con dinero para que se compraran algo de lo que necesitaban.
“Yo quisiera que detuvieran a los que hicieron esto, aunque no van a pagar lo que hicieron, se podría evitar que le hagan daño a más gente… gracias a Dios no estábamos aquí, imagínese si hubiéramos estado, qué hubiera pasado”, dijo.
Ahora, por parte de Producciones ROCAM se está planeando un evento de caridad para sacar adelante a la familia Retiz Estrada; de acuerdo a la pareja, el evento se efectuará el 20 de agosto en la colonia La Fama, aún sin confirmar horario ni lugar.
Lo que se recopile en el evento, donde se cobrará 50 pesos la entrada, será para los Retiz Estrada y para su vecino José Rivera. Con la entrada se tendrá la oportunidad de disfrutar de grupos musicales, además se vendería comida, refrescos y agua.
Se unirán a la causa grupos de motociclistas de Monterrey que apoyarán la causa y que acostumbran realizar labor social.
¿Con qué puede ayudar a la familia?
- Material para construir su vivienda
- Madera
- Barrotes de madera
- Láminas
- Bloques
- Comida enlatada
- Agua purificada
- Útiles escolares
- Uniforme
- Zapatos
- Ropa en general
- Una cama
- (Para que los niños no duerman al nivel del piso y sean picados por insectos)
- :: Computadora
- (No importa si es usada) para Lesly que ingresará a la secundaria
- Cualquier tipo de apoyo comunicarse con:
- :: Aidé Estrada (044) 811-487-3046
- :: José Luis Rivera (044) 811-206-3404