
Como madre, Yadira Contreras siempre quiso lo mejor para su familia. Después de tiempo en la búsqueda de un lugar estable para vivir, en 2006 logró reunir una cantidad importante de dinero para comprar un terreno con dos cuartos, hogar que nunca imaginó sería el tormento de los años venideros.
En la necesidad de un techo para su familia, Yadira aceptó la propuesta de un hombre que vendía un terreno justo en el lugar donde se llenaba papelería y se hacían las juntas para obtener lotes de Fomerrey. Esto la llevó a enfrentar un proceso legal complicado.
La ama de casa y ahora madre de dos niñas, afirma que en el momento en que el hombre le vendió el terreno no le presentó papelería totalmente oficial, sin embargo el vendedor le firmó unos documentos en blanco con testigos de por medio.
El precio, 70 mil pesos por sólo dos cuartos en obra gris de construcción y con importante terreno de tierra alrededor.
Contreras relata que acepta. Observa el terreno, el vendedor firma documentos en blanco con testigos, la madre de familia entrega el dinero. No hay más, ella no sabe el futuro, nunca imaginó que aceptar ese hogar le causaría problemas.
Yadira vivía con su madre y su familia en el centro de Escobedo. Después, su segunda casa fue aquella que compró en la colonia Emiliano Zapata, justo en Privada Fernando Amilpa número 306, frente a la aduana.
La señora no habitó de inmediato la casa que compró, esperó a que su hija mayor terminará el ciclo escolar para no causar un conflicto en el aprendizaje; además de que también era vocal de la escuela.
Pasó un año más y en 2007 se va a vivir a Escobedo, en aquel tiempo planeó embarazarse y con su hijas y su esposo tomar una nueva etapa con un hogar propio.
En 2008 llega una mujer al terreno para informarle que lo debe desocupar porque no le pertenece, Yadira se sorprende y empieza un proceso legal.
A jurídico de Escobedo, Contreras lleva toda la papelería que tiene de su casa, vecinos levantan firmas para esclarecer que es la verdadera dueña, los recibos de agua y otros documentos que acreditan su estancia son utilizados a favor de ella. Los abogados fallan a favor de Yadira y piensa que todo está bien.
Pese a que durante otro año no se volvió a presentar otro documento en contra, todo marchaba aparentemente con normalidad, ya en 2009 concibe a la más pequeña de sus hijas y justo al cuarto mes de nacida, todo cambió.
“Recuerdo que eran mediados de septiembre. Fui a la tienda, iba cruzando una avenida que está enfrente de mi casa, dejé a mi bebé sola por ir rápido, crucé y me dice la señora de la tienda: ‘como que la andaban buscando, andaban preguntando por usted’”.
Al regresar, Contreras es tomada de un hombro y comienza su tormento con la frase de un hombre que le dice: “está detenida, súbase”. De pronto, Yadira comienza a gritar , en primera instancia piensa que es un secuestro, no sabía lo que pasaba. Los ministeriales no le dicen quiénes son y por la fuerza la meten a un auto gris.
Nadie sabía quiénes eran, los vecinos salen para auxiliar a la señora Yadira pero no tienen éxito. Los hombres hablan fuerte contra quienes intentan ayudarla y les auguran una peor situación de seguir en su defensa.
Las mujeres se detienen y Contreras le pide a una vecina que vaya por la bebé que dejó en su hogar; los ministeriales siguen sin decirle quiénes son y le afirman que no le pasará nada, que sólo la llevarán a dar una vuelta y la regresarán.
Entre empujones y golpeada, la ama de casa se encuentra en desconcierto, no alcalnza a ver el camino. En un instante logra ver tras la ventana del auto, el penal del Topo Chico era su destino, sabe que no hay marcha atrás y vuelve a preguntar entre llanto cuál es la razón de su encierro y los ministeriales sólo se burlan.
Tras más de una hora desde que la levantaron en la colonia Emiliano Zapata, Yadira relata que no sabía la razón de su encierro. Le comienzan a tomar una fotos con una placa y a tomar las huellas de sus dedos, no deja de llorar, la avienta y un oficial a otro le dice: “es la que se robo la casa”, Contreras comprende más la situación.
No le informaron la razón de su encierro, hasta encontrarse detrás de las rejas. Un mes y medio fue el tormento de Yadira en la cárcel del Topo Chico. La defensa legal de oficio no logró mover ni un dedo durante un mes, le pedían 50 mil pesos y entregar su hogar, Contreras señala que no sabía qué hacer, no tenía el dinero.
La hermana de Yadira fue un pilar importante durante el proceso legal, un día en medio de la angustia y el llanto, abogados de Renace le cuestionaron a la familiar de Contreras si podían hacer algo por ella y ella les comentó la situación.
En 15 días, litigantes de Renace lograron un amparo a favor de la señora Yadira y aunque su caso no está del todo resuelto hasta el momento, ella se encuentra libre.
“Cuando me dijeron, ‘está libre’, no creía. Me dan a mí el papel donde dice que ya estoy libre pero en ese momento no quería llevarme nada de lo que me llevaban mis hermanos a la cárcel e incluso si podía quitarme la piel que tenía la dejaba. Me sentía sucia, violada, ultrajada, sin que nadie me hubiera hecho nada”, señaló en medio de angustia.
Los terrenos en los que Yadira vive son irregulares, han tenido varios dueños por ser federales y de diferentes ejidatarios. Las razones para recuperar su hogar son mayores y en medio de su error al aceptarlos sin documentos, Contreras tuvo en su momento la razón de jurídico de Escobedo.
Al respecto, abogados de Renace comentan que encerrar a presuntos culpables no es la forma de llegar un sistema de justicia ideal. Los pasos importantes, alegan se han logrado poco a poco con la nueva reforma penal pero aún falta más.
Como el caso
de Yadira… miles
Durante su instancia en la cárcel, Yadira Contreras relata otro caso a resaltar. Una joven de 25 años de San Luis Potosí estaba en prisión por la acusación del hijo de un importante empresario de San Pedro Garza García.
Sin muchos detalles sobre el caso por motivos de seguridad, Contreras argumenta que la joven no tenía ni un alma que le brindara ayuda en aquel momento.
“La niña hablaba dialecto en su mayor parte, me platicó que era la muchacha del aseo de un señor muy importante en San Pedro de mucha posición. La joven se vino de su ranchito y se puso a trabajar con él durante mucho tiempo”, dijo.
Yadira describe que la muchacha le platicó que se vino a Monterrey desde los 17 años. Después de tiempo, el hijo de la familia sampetrina comenzó a rebelarse contra su familia y a meter amigos sin consentimiento a su hogar.
“Ella lo atendía porque era su trabajo y no sabía lo que pasaba. Y dice que un día llegaron muchos amigos del muchacho y los papás no estaban, ese día se robaron muchas cosas importantes de la casa y el joven acuso a la muchacha de San Luis”, señaló.
Por la situación, Contreras comenta que sólo por acusaciones de viva voz una joven fue encerrada y afirma que seguramente pudo haber encontrado más casos similares de seguir en prisión.
Yadira expone que todos jugamos un papel importante y como sociedad debemos asumirlo para evitar dejarle todo al gobierno y lograr hacer efectiva cada parte.