El 10 de marzo de 2003 una pareja salió de su natal Argentina a un viaje por carretera que aún no termina. En la ruta no sólo han conocido a miles de personas, lugares y tenido experiencias increíbles, sino que hasta tuvieron a su hija Inti. Esta es la historia de los “Amunches”.
Mientras sus amigos y familiares hacían realidad sus sueños de tener casa, familia y empleos permanentes, en pocas palabras la estabilidad total, Patricia, Fher y Germán Córdova decidieron hacerse a la mar… bueno, a la carretera.
Y así, un día hace ya 14 años partieron de su tierra natal, Argentina, en busca de un lugar ideal para vivir, no sin antes cumplir su sueño de llegar a Alaska, al extremo norte de donde nacieron.
Así, de buenas a primeras y siguiendo a pie juntillas el texto de Antonio Machado que dice “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, esta familia lleva casi tres lustros rodando por caminos y veredas, carreteras y planicies, montañas y valles.
En este tiempo, explica Patricia, han recorrido casi la totalidad del continente americano, con excepción de Venezuela, Brasil y varias islas del Caribe, sitios que están en su interminable itinerario de viaje.
“El viajar nació como un sueño que teníamos desde que nos conocimos hace 27 años. La idea era hacer un viaje de un año y después de mucha planificación, salimos de Argentina el 10 de marzo de 2003.
“No se tiene que estar de fijo en un lugar para tener un hogar. Esta cuestión de estar por tantos países y sentirnos un poquito de todos lados, como que la casa, la patria, se hace más grande”, refiere Patricia.
Su casa es un autobús escolar amarillo habilitado con todo lo necesario para vivir en el camino: recámara, cocina, sala y baño. Antes de convertirse en un hogar con ruedas, el vehículo daba servicio a una escuela de Houston, Texas y ha sido su fiel compañero desde hace varios años, cuando dejaron una vieja camioneta para ampliar sus horizontes y, sobre todo, sus responsabilidades como familia con la llegada de su hija Inti.
La pareja se autodenomina como “Amunches”, palabra que significa “viajeros” en mapuche, pueblo originario de la Patagonia, Argentina.
Patricia precisó que el viaje inició con el propósito de hallar un lugar en donde vivir de manera permanente, y ya en el camino, vieron el potencial que representaba para su crecimiento personal visitar distintos pueblos y tomar fotografías.
De profesión maestra, Fehr trabajó con anterioridad en proyectos educativos comunitarios, la fotografía le atraía, pero nunca estudió para ser una profesional.
“Nunca tuve la posibilidad de estudiar y el camino fue la mejor escuela. Salimos con una cámara muy básica, muy sencilla, una análoga, lo que implicaba que tras comprar una docena de rollos para ciertos recorridos, había que buscar dónde revelarlos; si algunas fotografías no salían, ya no había marcha atrás”, explicó.
El viajar, explica German Córdova, conlleva gastos que al ir en el recorrido han agotado los ahorros que tenían destinados para ello. Por lo que, en su visita a Colombia tras casi 10 meses de viaje, entendieron que si querían llegar a Alaska deberían empezar a generar dinero.
De ahí surgió la idea de tener patrocinadores, a los que agradece el poder seguir su sueño. Primero fue una compañía que les hizo la página web. Después se sumó una compañía de combustible, una empresa de caramelos, otra más les aportó el equipo de fotografía y finalmente consiguieron el patrocinio de una automotriz que fabricó la camioneta en que viajaron miles de kilómetros.
Después de su página web, los “Amunches” llevaron parte de su incalculable experiencia en el camino a lo tangible, lo impreso, al insertar sus historias gráficas en un libro titulado Amunche. Bajo un nuevo Sol.
La planificación de viajes es sólo un boceto, no prevén cuánto tiempo invertirán en cada lugar que visitan, puede ser horas, días o meses. Todo depende de la gente y de “la energía” que sientan.
“México es una experiencia única e inenarrable, hay que vivirlo. Cada región, cada ciudad o pueblo, cada persona que conocemos nos brinda un nuevo aliento para seguir adelante”, añade Patricia.
De paso en Monterrey, el matrimonio fue invitado por la Feria Internacional del Libro Monterrey 2017 para presentar el trabajo de su fundación amunches.org. Y compartir sus experiencias con una amplia variedad de público.
Niños, adultos y jóvenes que conversaban con Patricia, con Gerardo o con Inti, mostraban su asombro, su inquietud y ¿porqué no decirlo?: su envidia, sana y justificable, de encontrarse con una familia que ha cumplido su sueño de hacer de su vida un viaje permanente.
—En la vida hay que hacer tres cosas, reza un viejo refrán del Islam: escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo. ¿Ustedes ya han cumplido con esa tarea?-, se le pregunta a Patricia.
“Ya sembramos árboles en Tijuana -junto al muro fronterizo-, ya tenemos nuestro libro y ya tenemos una hija. Sólo nos falta encontrar el sitio ideal para que viva nuestra familia en forma pacífica y armónica”, aseguró.
NACER A MITAD DEL CAMINO
Con una hija de ocho años de nombre Inti -que significa Sol en lengua mapuche- y su libro titulado Amunche. Bajo un nuevo Sol, Patricia y Germán siguen en pos de su ideal.
Explicó que estaban conscientes de que les faltaba madurar y prepararse y así lo hicieron, ya que ella estudió para maestra y ejerció por un tiempo, pero la idea de viajar nunca se olvidó.
Germán de Córdova mencionó que llegaron a Alaska en el 2008 y actualmente están de regreso rumbo al sur, después de haber recorrido toda América.
“No sabemos si al regresar a Argentina nos quedaremos, porque a medida que vamos recorriendo y vamos sintiendo, decidimos las cosas”, comentó.
El recorrido ya va entre 130 mil y 140 kilómetros, en el que han encontrado lugares casi sin explorar y gente maravillosa con la que se han obtenido experiencias enriquecedoras.
Germán de Córdova, convertido en jefe de la familia, guía y conductor designado mientras su pareja documenta fotográficamente todo el viaje, aseguró que lo mejor de este recorrido es la gente maravillosa, solidaria y amiga que les ha demostrado que en América hay más personas buenas que malas.
Por su parte, Patricia agregó: “estamos reivindicando un poco lo que es la calidez y la sencillez de los habitantes de América. Ahora nos tocó recientemente el sismo de Puebla y pudimos experimentar lo que significa todo ese movimiento de la tierra, pero también pudimos experimentar el movimiento de la gente”.
Esta familia no deja de hablar maravillas de México, al que consideran su hogar, ya que tiene lugares increíbles, gastronomía deliciosa, una gran geografía y cultura, pero que, sin lugar a dudas, lo mejor que tiene es su gente.
“Este no es sólo un viaje de placer, de alegría o felicidad pues estamos cumpliendo nuestro sueño, también es de recopilación y de reivindicación de la gente y para eso estamos aquí vendiendo el libro”, comentó Patricia.
EL LIBRO
La crónica visual del recorrido por las Américas, como decían antes los viajeros españoles cuando se embarcaban hacia el Nuevo Mundo, lleva como título Amuche. Bajo un nuevo sol.
“Es un libro de fotografías y textos en inglés y español, básicamente de mujeres y niños de América, de lugares y gente que hemos encontrado en el camino”, explicó Patricia.
Afirmó que este libro es el motor de su viaje, ya que viven de sus ventas, así como de las fotografías y de las pláticas que dan en algunas iglesias, universidades y grupos de rotarios donde comparten sus experiencias y se retroalimentan para seguir con sus sueños.
Agregó que este fue un libro autogestionado, ya que ellos mismos lo están impulsando, por lo que no se encuentra en ninguna librería.
Hasta el momento, aseguró Patricia, no han tenido ninguna experiencia mala o desagradable y, por el contrario, los inconvenientes los toman como un punto de partida para una experiencia nueva.
“Esto nos ha servido para darnos cuenta de que si algo no tan agradable pasó, es porque algo bueno iba a venir y nos ha ayudado a darnos cuenta que no debemos manejar de noche, porque no se puede ver el paisaje y es más peligroso”, relató.
Consideró que en algún momento van a sentir la necesidad de encontrar un espacio físico donde quedarse, lo cual será un poquito difícil porque en el camino van dejando amigos y gente querida que ya no verán.
Refirió que de los mejores lugares que han visitado, Colombia tiene un lugar especial, ya que estar ahí los ayudó a no tener preconceptos de la gente ni de los lugares.
“Los amigos y conocidos nos decían que no llegáramos ahí porque había mucha violencia, la guerrilla, el narcotráfico, pero somos necios y aventureros y llegamos, y nos encontramos con gente maravillosa que nos ayudó mucho”, recordó.
Además, antes de incursionar en alguna zona, siempre tienen la precaución de informarse de la realidad que ahí se vive, por lo que les duele ver los problemas que cada país padece.
Ambos resaltaron que su hija Inti, de 8 años, es feliz de compartir con ellos las 24 horas del día, así como de viajar y conocer nuevas personas y lugares diferentes, adaptándose muy bien a su estilo de vida.
Germán concluyó con una visión: “en la medida en que cada persona cumpla sus sueños, el mundo va a mejorar, porque cada quien tiene que luchar por lo que quiere ser, y al conseguirlo, será más feliz y dejará de pensar en cosas negativas”.
Con esa filosofía de vida, la carretera les espera, pues el viaje sigue…