Un famoso dicho pronuncia “no hagas leña del árbol caído”, frase que literalmente adoptó Jaime Zapata Flores, escultor que se dedica a recolectar troncos de árbol y pedazos de madera tirados en la vía pública para convertirlos en piezas de arte que van desde pequeñas figuras hasta muebles.
Lo llama “moblaje escultórico” y nació hace cinco años cuando Zapata Flores observó un tronco de árbol tirado en la calle, lo llevó a su casa y lo transformó en un original sillón de descanso.
“Me dedicaba a las antiguedades y a la restauración, después comencé a recoger troncos de río, debajo de puentes y en vez de dejarlos tirados en las vías públicas, los convertía en arte”, dijo Jaime Zapata Flores.
La intención de estas creaciones es hacer conciencia en las personas para que logren apreciar belleza de lo en ocasiones llaman basura y tal parece que está teniendo resultados.
Y es que desde hace cinco años que se inició en el negocio del reciclaje de madera Zapata Flores ha logrado atraer la atención los ciudadanos, quienes le solicitan su servicios cuando en casa cuentan con madera que no quieren desperdiciar.
“Hay personas que me llaman porque se les cayó un árbol y no saben qué hacer con el tronco, después me lo traen y lo transformó en algo bello como una mesa o un sillón”, comentó el regiomontano.
La pasión por la madera, ha logrado que Zapata Flores tenga clientes “especiales” como Luciano Presa, escultor de figuras humanas y animales que exhibe sus piezas en San Pedro.
Zapata Flores se siente orgulloso de representar una alternativa de arte única en el centro de la ciudad, pues asegura se requiere de creatividad y esfuerzo para lograrlo.
“Yo solo aprendí, nadie me enseñó a hacer lo que hago ahora. Trato de hacer algo diferente a lo que muchos carpinteros y personas hacen, gracias a Dios he tenido mucha aceptación en este lugar”, expresó.
“Es difícil porque se tiene que utilizar la motosierra que pesa 10 kilogramos, es peligrosa, hay que tener capacidad física porque está diseñada para cortar árboles y yo la utilizo para cortar madera y darle forma además de precisión”, agregó.
El trabajo en familia y la dedicación constante es la clave del éxito para Zapata Flores, quien no paró de crear ni siquiera cuando Monterrey sufrió los embates del Huracán Álex y por el contrario buscó dar con sus piezas un nuevo rostro al desastre natural.
“Me di a la tarea de recolectar cada tronco que se atravesaba en mi camino para poder trabajar en él. Hasta la fecha todavía tengo madera que dejó el huracán y sigo trabajando en ella para hacer distintas piezas de decoración”, enfatizó.
Zapata Flores espera que su trabajo siga gustando por muchos años, pero más allá del éxito comercial, espera que las personas vean más allá de los que a simple vista sus ojos pueden captar.
CORREDOR DEL ARTE
Con casi ocho años de instalarse cada domingo sobre la calle Javier Mina en el Barrio Antiguo, el famoso Corredor Cultural ofrece un ambiente 100 por ciento familiar tranquilo para empaparse de arte, mismo que comienza desde el medio día hasta las seis de la tarde, actualmente coordinado por Cultura del municipio de Monterrey.
El pabellón artístico, que en todo momento luce concurrido, nació con la ayuda de la última administración priísta de Monterrey y con el objetivo de darle otra imagen al Barrio Antiguo.
“Primero consultaron a los pocos vecinos de la calle Mina y a la mayoría nos agradó la idea”, comentó una vecina del lugar.
El proyecto comenzó con la presencia de artistas locales y logró gran difusión.
“Había grupos de zancos, como en Italia; había presentaciones de payasos, mimos y muchas cosas para disfrutar, después de un tiempo durante la administración de Madero se logró que el cabildo aprobara el proyecto del corredor”, Zapata Flores, habitante del lugar.
No cualquier persona puede pertenecer al corredor, ya que para poder integrarse hay que realizar cosas poco comunes y haberse presentado en sitios culturales como en Galería Regia.
“La idea principal es que se encuentren cosas variadas y poco comunes”.
Tiempo atrás el corredor iba a ser reubicado, pero los vendedores se opusieron, ya que lo lo hacía especial precisamente que se encontraba en Barrio Antiguo, por lo que los vecinos lucharon hasta que sus deseo de quedarse se hizo realidad.
En este corredor se pueden encontrar desde llaveros, collares, ropa, objetos antiguos hasta muebles.
OSCURIDAD E INSEGURIDAD
Pero no todo en el corredor del arte es “color de rosa”, los habitantes y vendedores del lugar sufren de inseguridad en las calles debido a la falta de iluminación por las noches, lo que provoca disturbios en la zona.
La calle Mina lleva más de tres semanas sin iluminación, por lo que en el lugar se pueden observar letreros que los mismos vecinos y vendedores han hecho para solicitar la reinsalación de luz en sus casas y negocios.
“Siempre ha habido fallas esporádicas que duraban uno o dos días y lo atendían, pero ahorita las calles siguen oscuras, faltan candiles porque están rotos, fundidos y no tienen días, tienen meses sin funcionar”, comentó Zapata Flores.
El turismo es un factor fundamental en las ventas de cada negocio, por lo que la inseguridad, ha reducido la cantidad de turistas que visitaban el Barrio Antiguo, que a su vez provocan bajas ventas en el corredor.
“Clientes que venían de San Pedro, dejaron de venir y obviamente las ventas bajaron, otros han regresado pero si venían cada semana ahora vienen cada mes”, indicó.
Es por ello que la gente del lugar exhorta a las autoridades de Monterrey a proteger los lugares patrimonialmente culturales de la ciudad.