
Por Emanuel Suárez
El número 20 marcó la vida del joven Adrián Javier González Villarreal: 20 fueron los disparos que le arrebataron la vida, 20 años tenía el universitario cuando la muerte lo sorprendió, y 20 globos de cantoya se lanzaron en su honor la noche del 17 de enero para guiarlo en su viaje a una nueva casa.
El asesinato del estudiante de tercer semestre de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la UANL perturbó no sólo a la comunidad estudiantil, sino también a una sociedad que a través de los medios de comunicación conoció la historia de negligencia policiaca que acabó con los sueños de un inocente.
El grito de indignación tuvo diferentes ecos en la entidad, siendo el estudiantil uno de los más ensordecedores, al ser un sector vulnerable. De 2010 a la fecha 13 universitarios han perdido la vida a causa del clima de inseguridad que aqueja al país.
En 11 ocasiones la Máxima Casa de Estudios ha colgado moños negros en señal de luto en sus instalaciones, y el más reciente fue en recuerdo y homaneja a González Villarreal.
El 17 de enero familiares, amigos, compañeros de carrera y personal docente y administrativo de la Facultad dijeron presente en la llamada ‘huella de FIME’ para homenajear al joven que soñaba con titularse de Ingeniero Mecánico Administrador.
Aquel estudiante alegre y simpático, como lo definió su hermano, congregó a poco más de 130 personas.
“Vengo aquí a hablarles de mi hermano. Él era un hombre machín, educado, honesto, con principios, respetuoso, y que daba todo por los que lo rodeaban sin esperar nada a cambio. En pocas palabras, era un hombre de todo corazón”, mencionó Ubaldo González Villarreal.
Los rostros desencajados de los asistentes y los atuendos oscuros que portaban contrastaban con la rosa blanca que aguardaba en cada uno de los asientos “como señal de una gran familia”, en palabras de los organizadores, pero no así con la indignación que crecía.
La noche poco a poco fue cayendo y el manto de oscuridad cubrió el cielo sobre Ciudad Universitaria,0 y aunque las luces artificiales iluminaron el lugar, las palabras en honor al estudiante caído también contaban con brillo propio.
“Adrián era un chavo muy especial”, comentó Pedro Antonio Villarreal, su primo , “era una persona que siempre veía por los demás, era alegre y simpático. Era alguien que con sus bromas y comentarios siempre me hacía sonreír sin importar mi estado de ánimo ni el lugar en dónde lo encontrara: en la calle, en los pasillos de FIME, saliendo de clases, en una reunión o en una fiesta, siempre me contagiaba esa alegría que lo caracterizaba”.
Y es que de acuerdo a Antonio, Adrián era una persona muy optimista y con grandes expectativas sobre su futuro, pues era un buen estudiante y a pesar de que su carrera era larga, tenía bien plantada la meta de terminarla.
“Recuerdo que cuando platicábamos él me decía que se iba a graduar en tres años; yo lo veía muy ansioso y motivado por terminar y me contagiaba ese optimismo”, mencionó.
La mirada del joven, quien también es universitario, no podía evitar desviarse unos instantes hacia la pantalla que proyectaba la imagen de su primo con la leyenda: ‘Siempre estarás en nuestros corazones’. Con voz cortada señaló que estaba seguro que con el favor de Dios su primo hubiera sido un gran ingeniero, pero que estaba consciente de que “todo tiene su tiempo y todo lo que quiere el cielo tiene su hora”.
“El pasado 12 de enero llegó el tiempo de mi primo Adrián. Dios solicitó su presencia en el cielo y hoy terminó el tiempo de llorar por él. Saber que se fue me llena de tristeza, pero ahora hay que celebrar su vida, de recordarlo con alegría porque él vive en cada uno quienes lo recuerdan. Plantó una semilla en nuestros corazones y esa semilla crecerá y siempre lo llevaremos con nosotros”, agregó.
Y aunque en sus propias palabras el consuelo no encontraba cabida, Antonio Villarreal logró sacar fuerzas desde su interior para describir por última vez a su primo Adrián González: “Fue un excelente primo, amigo, compañero y hermano”.
“Fuimos a darle el último adiós en el velorio todos sus familiares y seres queridos, y lo llevaré en mi corazón”, expresó al borde de las lágrimas, “siempre lo recordaré, fue un joven feliz, optimista y llevaba una sonrisa en su rostro. Luchó por conseguir sus meta y siempre lo voy a recordar”.
Al sentimiento de desconsuelo de Antonio se unió el reclamo de justicia de las autoridades escolares y estudiantiles . Impregnadas por la atmósfera de dolor pidieron aclarar los hechos y exigieron que no se repitan más las tragedias como la de Adrián.
“Los universitarios ofrecemos la mejor actitud ante las diferentes situaciones y ser agentes de cambio de la sociedad, pero necesitamos que la autoridad nos explique y nos rinda cuenta de los hechos”, comentó Luis Rolando Hernández Salazar, consejero de la sociedad de alumnos de FIME.
Por su parte el director de la Facultad, Esteban Báez Villarreal, señaló: No podemos dejar de repudiar este hecho lamentable y solicitarle a las autoridades correspondientes la garantía de que pondrán todo a disposición para responder ante el proceso de la investigación y el esclarecimiento de este penoso caso”.
Pero su reclamo, que calificó de “honesto y justificado”, fue más allá. Solicitó a las autoridades que se comprometan a capacitar adecuadamente a los elementos policiacos de cualquier nivel.
En sus palabras, el ciclo natural de la vida dicta que los hijos son los que tienen que enterrar a los padres, por esa razón ofreció todo su apoyo a la familia del joven Adrián y a la comunidad universitaria “que se siente golpeada por situaciones como la que acabamos de vivir”.
Los hechos
Tras salir de una fiesta, la madrugada del 12 de enero, Adrián González Villarreal y su novia Gladys Soto Gallegos circulaban por Santa Catarina, cuando una docena de balas penetró al auto Jetta en el que viajaban al ser confundidos con delincuentes.
El saldo del ataque fue la muerte del universitario de 20 años y estudiante de FIME, y heridas en el cuerpo de la joven, alumna de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL.
De acuerdo a la versión de Ubaldo González Villarreal, hermano de Adrián, cerca de las 00:30 horas, cuando la pareja se trasladaba por la calle Tercera Poniente de la colonia López Mateos, se percataron de que la patrulla 299 DE La Policía de Santa Catarina los empezó a seguir.
Al presumir el peligro, el conductor continuó avanzando, mientras la unidad policiaca siguió detrás de ellos. Al sentirse preocupado por su seguridad y la de su novia Adrián aceleró pero chocó contra una camioneta y fue cuando comenzaron los disparos.
El joven habría cubierto con su cuerpo a su novia hasta el último instante, y cuando ya no escuchó detonaciones habría salido del auto para encarar a los policías.
“Mi hermano le gritó ¡‘al suelo’!. La aventó hacia la parte de abajo. La cubrió con sus brazos con su cuerpo hasta el último momento”, relató Ubaldo, versión que coincide con lo dicho por Gladys Soto en el mensaje de despedida que escribió para Adrián en su cuenta de Facebook.
“Me siento muy impotente porque no pudiste seguir a mi lado. Yo sé que diste todo de ti hasta el momento del accidente. Tú me abrazaste con mucha fuerza y me cubriste para que nada me pasara. Eso jamás lo olvidaré. Siempre me protegiste de todo mal en este tiempo que compartiste a mi lado”, publicó la joven en la red social.
Hasta ese momento se sabía que fueron tres policías los que accionaron sus armas contra la pareja universitaria. Se trata de Leandro Martínez Santos, de 24 años; Arsenio Pérez Pérez y Basilio Manuel Cruz Pérez, de 30 años, quienes actualmente se encuentran arraigados durante 30 días mientras se integra la averiguación por homicidio.
Por su parte, el alcalde de Santa Catarina, Víctor Pérez, reconoció que los uniformados cometieron un error en su actuar, ya que acorde a los reportes que se tenían “no se procedió de acuerdo con el protocolo que se debe seguir en una asistencia de seguridad pública”.
“Los policías no pueden disparar hasta que la persona o rival o algún otro individuo trate de disparar, que empuñe el arma”, comentó el edil panista.
El alcalde lamentó los hechos y se ofreció a ayudar en lo necesario para que se concluya el caso, se esclarezca y se haga justicia.
De igual manera el rector de la UANL, Jesús Áncer Rodríguez, hizo el compromiso con la familia González Villarreal de apoyar con becas escolares a Ubaldo, hermano mayor de Adrián, y a Gladys Soto Gallegos.
Universitarios vulnerados
La muerte de Adrián González Villarreal se suma a la lista de otros universitarios que han perdido la vida desde el 2010 cuando la violencia se recrudeció en las calles de la entidad.
:: 19 de marzo de 2012. Dos estudiantes del ITESM, Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, murieron al quedar entre el fuego cruzado entre militares y sujetos armados.
:: 6 de octubre de 2010. Lucila Quintanilla Ocañas, estudiante de la Facultad de Artes Visuales de la UANL, es abatida en el pasaje Comercial Morelos cuando unos sujetos armados atacaron a un celador.
:: 10 de marzo de 2011. El alumno de la Facultad de Arquitectura de la UANL, Raúl Javier Villarreal Martínez, muere a consecuencia de un balazo en la cabeza cuando queda en medio de un tiroteo.
:: 5 de abril de 2011. Gabriela Pineda Aguilar, estudiante de Psicología de la UANL es tropellada por una patrulla cuando desconocidos matan al elemento policiaco que la conducía.
:: 7 de marzo de 2012. José Fidencio García Nery, conocido como “Suri”, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, murió cuando pintaba una barda como parte de su servicio social, a consecuencia de un ataque.
:: 13 de marzo de 2012. El estudiante de la Facultad de Arquitectura de la UANL, Hiram Gerardo Meza, muere cuando delincuentes intentan asaltarlo.
:: 12 de enero de 2013. Adrián Javier González Villarreal, alumno de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la UANL, es impactado con 20 disparos por policías de Santa Catarina por una confusión.