
La pérdida de un ser querido trae dolor a quienes lo viven, son pocos los que lograr afrontar un duelo de forma rápida y sencilla, sin embargo, cuando se pierde a un hijo el dolor es aún mayor.
Así lo dejó ver Alejandro Morales Ángeles, padre de familia que no consigue resignación ante el fallecimiento de su hijo.
Y es que en el ataque al Casino Royale, ocurrido el 25 de agosto del 2011, donde un grupo delictivo roció gasolina y le prendió fuego al recinto, 52 personas y dos no natos murieron intoxicados en el lugar.
Entre esas personas se encontraba Rubén Morales, joven de 19 años que entusiasmado había acudido a trabajar a la Casa de Apuestas. “Era su primer día, su primer hora”, expresó su padre.
Alejandro nunca imaginó que lo que su hijo le dijo, antes de irse a su nuevo empleo, sería lo último que escucharía de él: “papá, ya me voy a trabajar, vas a ver que me a ir muy bien”, recordó esas palabras entre lágrimas, además del beso en la mejilla que le dio para despedirse.
El pasado 25 de agosto, se cumplieron tres años del atentado, pero para Alejandro, lo ocurrido aquella tarde es un hecho reciente que no termina de doler.
Para el padre de familia la herida aún continúa abierta y aunque decidió abandonar la ciudad en busca de paz, no consigue aceptar la pérdida, cada visita a Monterrey es un recuerdo que le provoca tristeza y angustia.
“Yo me fui a Querétaro después de la tragedia, porque me duele, me duele estar en Monterrey y me duele lo que vivimos mi hijo y yo aquí”, comentó.
En el marco del tercer aniversario de la tragedia, se celebró una misa en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, para orar por el eterno descanso de las víctimas del ataque.
Alejandro arribó al recinto, siempre se mostró afligido, triste, pensativo. Durante el acto religioso, miraba el retrato de su hijo, no conseguía evitar que brotaran las lágrimas, su cara denotaba angustia y aprovechaba cada momento para besar la fotografía de Rubén, la cual sostenía con fuerza.
Durante casi una hora que duró la ceremonia, Alejandro no podía contener el llanto, miraba con atención el retrato de su hijo y comenzaba a llorar de nuevo.
Mientras el Monseñor Miguel González, quien ofició la misa, dirigió e hizo especial énfasis en la aceptación, les mencionaba a las familias la importancia de continuar con sus vidas y salir adelante, cómo debían conceder perdón y no guardar rencor a ninguna persona, para que lograran paz.
“Yo no guardo rencor hacia quienes hicieron este daño tan terrible, lo único que me interesa es el cariño y amor que le tengo a mi hijo”, aseguró Alejandro Morales.
Además el párroco que ofició la misa habló de la resignación, el perdón y la sabiduría para salir adelante, “hoy nos reunimos para escuchar la voz desinteresada y la voz más importante a escuchar, la de Dios, para pedir por cada persona, cada familia para que puedan continuar con su misión en la vida.
“Yo los invito a que en este tercer aniversario, la lucha que estén haciendo, la hagan animados por la fe de Dios, sin rencor”.
Al lugar acudieron 150 personas, en el altar destacaban los arreglos florales los cuales estaban acompañados por los retratos de algunas de las víctimas y fueron bendecidos por el monseñor.
Al concluir, los asistentes emprendieron una marcha rumbo a la casa de apuestas donde colocaron las ofrendas y ofrecieron una oración para el descanso de sus familiares.
Alejandro Morales repartió oraciones en memoria de Rubén, en los cuales se leía: “La vida es una mezcla de lluvia y de sol, de placer y dolor, aunque las nubes logran algunos días opacar el tiempo y la fe hacen que todo vuelva a brillar”.
Y es que para ellos, la tragedia no se olvida y como cada año se reunieron para recordar a sus seres queridos y para que se haga justicia, en memoria de sus seres queridos.
Molestia ante “monumentito”
Apesar de que los deudos esperaban con ansias la creación del memorial, forma en que las autoridades y los ciudadanos recordarían a los fallecidos en el atentado, se mostraron molestos ante la obra instalada en el camellón central de la avenida San Jerónimo.
La idea era que se colocara enfrente de la casa de apuestas, pero las autoridades decidieron colocarla en contra esquina, en el cruce de la calle Jesús M. González, explicó Brenda Tamez, Sánchez, quien diseño la fuente “Tu vida”.
“Con ese monumentito que hicieron, siento que ofendieron a los fallecidos y los familiares, es insuficiente, porque el proyecto original era de 12 metros”, dijo Alejandro Morales Ángeles.
Y es que la obra prometida comprendía 12 metros de altura, y la que se colocó alcanza apenas 1.60 centímetros de alto por 1.40 centímetros de ancho.
Razón que causó indignación por parte de los familiares de las víctimas, ya que les parece insuficiente la acción realizada por parte de las autoridades, pues aseguran “lo hicieron por cumplir”.
“Yo ni me espero nada, más que la justicia divina, pero de Gobierno no”, expresó el padre de Rubén, quien fue el único que se acercó a observar a detalle el memorial.
De acuerdo a la creadora del diseño, la petición original era que la obra contara con 54 chorros de agua, los que representarían a cada una de las víctimas, 52 personas y los dos no natos, pero sólo se colocaron 52.
La fuente tiene un nudo al centro en forma de corazón, lo que representa el amor por sus familiares y 52 chorros en símbolo de la vida, así lo explicó Brenda Tamez.
Sin embargo, Sámara Pérez y Edmundo Jiménez alzaron la voz y mostraron su inconformidad, no sólo por el pequeño memorial, sino porque desde hace un mes y medio se colocó un parabus a las afueras del Casino, acción que declararon es para ocultar la tragedia.
Además de un anuncio publicitario que fue colocado un día antes del aniversario, justo a un par de metros del memorial. El anuncio muestra una imagen de diputado panista Alfredo Rodríguez y es de mayor tamaño que la obra conmemorativa.
En el lugar se encontraban ofrendas florales por parte del Gobierno del Estado y del municipio de Monterrey, sin que se contara con la presencia de alguna de las autoridades antes mencionadas.