Una publicación en las redes sociales que pedía a la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) ofrecer el servicio de guardería a sus estudiantes, algo que la institución otorgaba a su personal sindicalizado pero fue suspendido hace años; inició una discusión sobre la necesidad de este apoyo, considerando que de acuerdo a cifras oficiales, la maternidad es la segunda causa de deserción escolar.
Un estudio realizado en 2017 por investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), demostró que la maternidad es la segunda causa de deserción escolar a nivel media-superior y superior en el país. Es decir, aquellas jóvenes que deciden seguir estudiando mientras llevan su maternidad se enfrentan a diversas dificultades, entre ellas, conseguir quién cuide de los hijos en su ausencia.
El 24 de agosto en redes sociales se difundió una fotografía publicada por una catedrática de la Facultad de Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), donde mostró a una de sus alumnas tomando clases con su bebé a un lado. Dentro de la publicación se pedía a las autoridades de la Máxima Casa de Estudios que abrieran estancias infantiles para hijos de alumnos y alumnas, quienes no cuentan con ayuda para cuidar a sus hijos.
En pocos minutos la imagen se hizo viral y cientos de usuarios opinaron al respecto. Algunos dijeron estar en contra de la propuesta y muchos más apoyaron la causa.
SON MADRES Y ESTUDIANTES
Una de las estudiantes que está a favor de la propuesta de guardería es Paloma Ortiz, quien cursa la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UANL. Ella es una joven madre de un niño de cuatro años que asiste al primer año del kínder.
La regiomontana dijo que ser madre y estudiante no es una tarea sencilla.
“Estoy a favor de una guardería para nuestros niños. Me encantaría que fuera un servicio gratuito pero también estaría de acuerdo con pagar una cuota no muy elevada, con tal de saber que mi hijo está cerca de mí”, dijo.
La comunicóloga sugiere la UANL que si el beneficio no se le pueda dar a todas las madres, se otorgue solamente a los mejores promedios en las preparatorias y facultades.
“En base al desempeño de la alumna podrían dar un espacio en una estancia infantil a quienes necesitan de este apoyo. Una madre y un padre le echarían más ganas a la escuela con este incentivo y la dependencia tendría buenos egresados”, indicó.
El mayor deseo de la joven de 23 años es pasar más tiempo con su hijo, pero el resto de sus obligaciones no se lo permiten.
“Lo más difícil de ser mamá y estudiante es que no puedo pasar suficiente tiempo con mi niño. Quisiera llevarlo al jardín de niños y recogerlo, y verlo crecer”, señaló. Paloma.
La estudiante y madre expresó cómo organiza sus quehaceres día con día. Una rutina ajetreada que consiste en atender las necesidades de su hijo y de su esposo.
“Mi día comienza a las cinco de la mañana, acomodo mis cosas y antes de salir de casa tengo que dejar listo el uniforme del kínder. Asimismo preparar lonches y la mochila de mi niño, y aunque mi esposo me ayuda mucho, siempre estoy al pendiente de lo que ambos necesiten.
“Dos veces a la semana puedo pasar por mi hijo a la escuela porque salgo a las doce de la facultad y me voy rápido para alcanzarlo. Mis abuelitos también me han ayudado a cuidar a mi pequeño cuando yo estoy estudiando”, comentó.
Ante un panorama incierto y algunas semanas antes de terminar su embarazo, tuvo que abandonar la escuela porque no tenía dónde dejar a su bebé.
“Dos meses antes de aliviarme dejé la escuela y reprobé materias por lo mismo. Me esperé año y medio y decidí volver a intentarlo. Para entonces mi hijo ya estaba más grandecito y lo podía dejar con alguien. Y siendo tan chiquito me costaba trabajo despegarme de él.
“Actualmente no asiste a guardería por el apoyo de mi familia pero de vez en cuando sí me toca llevármelo a la escuela. Pero en temporada de final de semestre es cuando lo cargo conmigo”, dijo.
ELLAS NECESITAN GUARDERÍAS
Brigitte Martínez también es una estudiante del Campus Mederos de la UANL y el próximo periodo escolar cursará el cuarto semestre en la Facultad de Artes Visuales. Actualmente se ha tomado un semestre libre porque acaba de dar a luz, sin embargo para su infortunio cabe la posibilidad de que ya no vuelva a la escuela, a menos de que encuentre una guardería que se acople a sus horarios y a su presupuesto.
“Necesito de una guardería y si no la encuentro tendré que salirme de la facultad. Por ello estaría muy bien la implementación de algunas en la universidad siempre y cuando sean de bajo costo, ya que existen otras que no cobran precios tan elevados si eres trabajadora. Y el beneficio para los estudiantes sería indispensable”, indicó.
La idea de tener a sus hijos cerca mientras reciben las clases, es algo que a Paloma y a Brigitte les agradaría. En el caso de la estudiante de la Facultad de Artes Visuales estar cerca de su recién nacida es muy importante.
“Me encantaría que la guardería estuviera dentro del campus, pues me daría mucho más confianza saber que está cerca”, apuntó.
La madre también comentó que si el horario de la estancia se acoplara al suyo de clases sería mucho mejor.
“Yo necesitaría dejar a mi bebé desde las ocho de la mañana hasta las 6 de la tarde”, afirmó.
Elena Franco es un claro ejemplo de que la deserción escolar por maternidad es una realidad en México. Recientemente ella tuvo que abandonar sus aspiraciones profesionales porque la situación económica en su casa era precaria, y para ganarse la vida trabaja como empleada en una perfumería y está ahorrando lo más que puede para regresar el próximo año a las aulas.
“Es muy complicado ser estudiante, madre de familia y trabajadora. El dinero que ganas no es exclusivo para la escuela y lo tienes que administrar muy bien para que pueda cubrir todos los gastos. Sin embargo espero regresar en enero a las aulas y convertirme en enfermera.
“Sería muy cómodo contar con estancias para los niños y además me sentiría muy tranquila por saber que mi bebé está en buenas manos. Hay madres que no cuentan con la ayuda de nadie y por lo mismo concluyen sus estudios ya que no hay dónde dejar a los hijos”, mencionó.
La joven quien fue madre a los 16 años dice querer ser un buen ejemplo para su hija pues es su motor de vida.
“Es una satisfacción saber que estas luchando por un sueño y ser ejemplo de superación para esa personita que llena tu mundo. Ella me ayuda a continuar día a día, es hermoso, y espero que en un futuro mi niña pueda decir que su mamá es enfermera y que está orgullosa de los logros”, comentó.
DISPUESTAS A PAGAR
Aunque cada caso es diferente, estas mujeres que necesitan estancias infantiles no piden nada gratis pues están dispuestas a pagar aunque sea una cuota mínima por conseguir el beneficio.
En el caso de Yessica Vianey Ramírez, estudiante de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL, las largas horas de estudio y trabajo no le permiten llegar a casa temprano para ver a su bebé. La joven de 22 años pasa más de 12 horas afuera de su hogar y la mayor parte del tiempo trabaja en un hospital de Monterrey donde realiza su servicio social.
Aunque Yessica Vianey cuenta con el apoyo de su madre para cuidar de su hijo, considera que la responsabilidad de criar a un infante es pesada y, confiesa: “Una guardería no me caería nada mal”.
“Siendo un servicio extra lo más conveniente sería pagar aunque sea una cuota mínima. En mi caso lo necesito durante las tardes, de las 13:00 horas a las 18:00 horas, porque ser padres y estudiantes a la vez es muy difícil y cansado.
Ella y su esposo se levantan a las cinco de la mañana; se visten y alistan a su bebé para dejarlo con su abuela. Y Yessica Vianey de las 7:00 horasy hasta las 11:00 horas hace el servicio social y luego a las de 12:00 horas va a tomar clases hasta las 21:00 horas.
“Aún cuando tuviste un día cansado tienes que llegar a casa a pasar el mayor tiempo posible con el bebé, hacer tareas y preparar todo para el día siguiente”, dijo la estudiante.
Un empleo estable y bien remunerado es difícil de encontrar cuando se es estudiante y madre de familia, asegura Priscila Olvera. La regiomontana ha logrado pagar sus estudios gracias a su trabajo como fotógrafa de eventos sociales.
“No siempre hay trabajo, a veces los eventos para los que soy contratada son aislados pero representan un ingreso. Tengo un hijo de dos años y varios miembros de mi familia me ayudan a cuidarlo”, señaló.
La alumna de la Facultad de Ciencias de la Comunicación tiene apenas 23 años de edad, y es su suegra quien principalmente le ayuda a cuidar a su bebé mientras ella estudia.
“Si me preguntan por tener el beneficio de una guardería en la UANL estoy de acuerdo, ya que tener quién cuide a los bebés es un beneficio muy grande”, indicó.
La futura comunicóloga ha pensado en más de una ocasión abandonar sus estudios cuando las circunstancias se ponen difíciles para ella.
“Me he querido rendir cuando se me juntan las tareas, trabajos y en momentos que mi hijo necesita atención; y aunque no he abandonado la escuela es muy complicado seguir”, aseguró.
Para Priscila la familia ha sido un gran apoyo durante su maternidad, pues sin su ayuda no hubiera salido adelante estos dos años.
“Quiero agradecer a mi familia todo lo que han hecho por mí, siempre me han apoyado para seguir con mis estudios y eso me ha ayudado bastante”, contó.
Un sondeo aplicado a 17 madres que al mismo tiempo cursan una carrera universitaria en la UANL reflejó que el 88.2 por ciento (15) de ellas han pensado en abandonar sus estudios por falta de tiempo, dinero y principalmente por falta de un lugar dónde cuiden de sus hijos mientras ellas no están en casa.
Cinco de esas estudiantes tuvieron que dejar sus estudios de nivel superior al enterarse de su embarazo y actualmente están reanudando las clases.
Ante la propuesta de guarderías infantiles que no hay en la Máxima Casa de Estudios que circuló en Facebook el mes pasado, el 100 por ciento de las madres de familia coincidieron con que es un beneficio necesario, siempre y cuando sea segura, económica y con horarios accesibles.
UNA GUARDERÍA PARA TRABAJADORAS DE LA UANL
Años atrás la UANL contaba con una guardería donde trabajadoras podían dejar a sus hijos mientras ellas cubrían su turno. El local está ubicada frente al Campus de Ciencias de la Salud en la colonia Mitras Sur en Monterrey, pero actualmente ya no funciona y está a punto de ser demolido para extender el Centro de Servicios Médicos Universitarios como parte de un acuerdo con el Seguro Popular.
La catedrática María del Roble Obando, quien lleva poco más de treinta años laborando en la institución, recuerda que dicho lugar era un beneficio muy importante para las trabajadoras.
“Éramos muchas madres de familia para una sola guardería. Imagínate lo difícil que era que te cuidaran a los hijos ahí. Además se me complicaban muchas cosas; el traslado por ejemplo era muy ajetreado ya que trabajaba hasta el Campus Mederos y la guardería estaba en Mitras, representando un gasto muy grande en tiempo y gasolina.
“A las únicas que les convenía tener a sus hijos en la estancia eran a las trabajadoras del Campus de Ciencias de la Salud. Pero a mi no porque hubiera gastado mucho”, recordó.
En 2010 el entonces rector, Jesús Ancer Rodríguez, otorgó inicialmente a 20 trabajadoras un bono en efectivo con el cual se costearían la estancia de sus hijos en guarderías privadas.
Actualmente las empleadas de planta son quienes reciben el beneficio en caso de ser necesitarlo, mientras que aquellas que trabajan por contrato, como es el caso de algunos docentes, no pueden obtener esa ayuda mensual.
Por su parte el vocero del Sindicato de Trabajadores de la UANL, Guillermo Martínez, recomendó a los empleados que busquen un lugar seguro y accesible para dejar a los menores.
“A falta de la guardería que una vez existió los padres de familia pueden recurrir a otras estancias, pues existen algunas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por ejemplo. Y los Centros de Desarrollo Infantil (CENDIS) son guarderías que no cobran cuotas tan elevadas”, dijo.