Una bolsa de plástico que adquiere en un supermercado tarda de 80 a 200 años en desintegrarse, originando daños al ambiente; una bolsa hecha de plástico biodegradable tarda 45 días en descomponerse e integrarse a la naturaleza sin afectarla.
De acuerdo a la doctora Katiuska Arévalo Niño, investigadora del Instituto de Biotecnología de la Universidad Autónoma de Nuevo León -quien ha de-sarrollado películas de plásticos biodegradables-, es necesario hacer uso de esta alternativa.
“Un plástico biodegradable es aquél que está hecho con materias primas que le permiten tener todas las propiedades de un plástico sintético, sobre todo para contener el alimento y una vez utilizado se pueda degradar por actividad biológica de microorganismos y de insectos.
“Se puede descomponer porque su fuente principal son polisacáridos (biomoléculas compuestas de azúcares simples) que tienen carbono, nitrógeno básicamente, cambia la estructura, es sensible y soluble”, explica la doctora en Biotecnología.
Actualmente los únicos países que utilizan este tipo de plásticos son: Japón, España, Italia, Suiza y algunos estados de Estados Unidos; su utilización ha despertado la conciencia de los habitantes sobre el cuidado del medio ambiente. En México probablemente, de acuerdo a la científica, en 15 años entrará al mercado el plástico biodegradable.
La utilización de plásticos ha incrementado los niveles de contaminación y daños a la naturaleza –asegura Katiuska Arévalo- y el consumo por persona también ha crecido en los últimos 11 años.
“En el 2005 el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática informó que se generaron cerca de 3 mil 300 toneladas de residuos sólidos urbanos en general en México.
“En 1997 el consumo de plásticos era aproximadamente de 800 gramos por habitante por año, ahora generamos un kilo y medio por año o hasta 4 kilos por año”, menciona.
PELICULA BIODEGRADABLE
Actualmente Katiuska Arévalo trabaja en un proyecto que consiste en la producción de películas plásticas a base de polisacáridos que podrán ser utilizadas para la fabricación de este tipo de plásticos.
“Estamos buscando materias primas que sean biodegradables, anteriormente usamos el almidón de maíz, pero estamos tratando de utilizar los desechos de la industria juguera y aprovecharlos para hacer plásticos biodegradables.
“Otra de las materias que también buscamos es el Quitosan (se extrae de los caparazones de los crustáceos, como el camarón y el cangrejo), un polisacárido muy importante que se utiliza en muchas industrias”, explica.
También han hecho pruebas con residuos de cítricos, como el gabazo de la naranja y han elaborado películas resistentes de color arena con elasticidad, resistencia y permeabilidad del oxígeno.
Sin embargo, aún siguen investigando y probando varias mezclas para conseguir la más apropiada y que no requiera de una costosa inversión, ya que si se usara el quitosan el costo es mayor y pocas empresas están convencidas de invertir en plásticos biodegradables.
“Parece que en Colima hay una empresa que está interesada en utilizar los de-sechos pesqueros para la producción del quitosan; de esta manera se evita la contaminación y se produce la materia prima a un menor costo”, señala la científica.
La investigadora asegura que se seguirá haciendo pruebas para mejorar las propiedades de la película plástica biodegradable; uno de los proyectos es fabricar empaques plásticos comestibles.
El proyecto de plásticos biodegradables se enfoca hacia los objetos desechables como bolsas del supermercado, vasos, platos, cubiertos; sin embargo, en cuanto a electrodomésticos y computadoras, no se descarta la utilización como la empresa HP (Hewlett-Packard) que está introduciendo este tipo de plástico –cita la especialista-.
Mientras se desarrolle la mezcla ideal para crear el plástico biodegradable y que las empresas junto con el gobierno inviertan en la producción de plásticos biodegradables, la doctora Katiuska Arévalo invita a la comunidad a hacer conciencia sobre el uso de los plásticos y cuidar el medio ambiente.