
Luego de las pasadas elecciones con el triunfo de Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, el desempleo en Nuevo León tendrá un repunte inesperado de políticos y funcionarios públicos ligados al PRI a quienes se les acabó la suerte de vivir del erario. Vaya, saldrán de la alineación titular para ir a “calentar” la banca por un buen tiempo.
Personajes como María Elena Chapa, Óscar Herrera Hosking, Carlota Vargas, Abel Guerra, Felipe González Alanís, César Garza, Mario Guerrero, Raymundo Flores, Juan Francisco Rivera Bedoya, Lombardo Guajardo, entre muchos otros, esperarán al menos un sexenio para tener una nueva oportunidad para trepar a la rueda de la fortuna, también conocida como la administración pública.
Pero hay otros casos de políticos jóvenes que no volvieron a su casa, y otros a punto de su jubilación, sino a sus curules federales que dejaron “encargadas” siendo el principal ejemplo Ivonne Álvarez García, ex candidata a la gubernatura de la alianza encabezada por el Partido Revolucionario Institucional.
De ciertos personajes, el adiós de Rodrigo Medina de la Cruz como gobernador de Nuevo León fue como se esperaba: amargo y poco cordial. Sin embargo ha estado moviendo sus contactos a nivel federal para obtener un puesto, no necesariamente de primer nivel, en el gabinete de Enrique Peña Nieto.
Si el ex gobernador de Michoacán, Salvador Jara, acaba de ser nombrado subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, Medina de la Cruz no pierde las esperanzas.
Sobre todo porque siempre navegó con la bandera de que Fuerza Civil, un organismo de seguridad creado y apoyado en gran medida por el sector privado, había sido elogiado en múltiples ocasiones como una solución a la violencia y puesto de ejemplo en todo el país.
Ex alcaldes tricolores metropolitanos como Raymundo Flores, César Garza y César Cavazos. O albiazules como Margarita Arellanes, Pedro Salgado y Ugo Ruiz ya deben estar buscando empleo en avisos de ocasión. En el caso de Víctor Pérez su objetivo será hacer amarres para ser candidato a senador en 2018.
Por las utilidades que deja la política y la función pública algunos abrieron prósperas empresa y negocios; otros podrán hallar un sitio en el sector privado o el público, y casos como Felipe de Jesús Cantú, ex candidato albiazul a la gubernatura, pasará al retiro temporal esperando ser llamado de nuevo a la acción.
CAEN EN DESGRACIA Y OTROS… ¡PARA ARRIBA!
Los casos de algunos políticos-funcionarios son ejemplares. Y no necesariamente positivos. Se mantienen como equilibristas en la función pública gracias a amarres, contactos o relaciones bien afianzadas.
El ejemplo de Felipe Enríquez, uno de los más experimentados y avezados operadores de la alquimia electoral priista -asesor de Peña Nieto cuando fue candidato a gobernador en el Estado de México, luego compadre del actual presidente-, contendió por la alcaldía de Monterrey en 2012, la perdió, y su premio fue una fugaz embajada en Montevideo, Uruguay.
Tres años después, en 2015, algunos aspirantes y candidatos también fueron recompensados.
Pese a su derrota, Álvarez García fue “premiada” con la oficialía mayor de su bancada en el Senado de la República y secretaria de la Comisión de Justicia de la Cámara Alta.
Héctor Gutiérrez de la Garza, diputado federal, aspirante a la gubernatura y/o la alcaldía de Monterrey devino en vocero de Ivonne en las horas amargas que vivieron el día de la elección, pero en el Congreso Federal y por la cercanía que tiene con Manlio Fabio Beltrones, dirigente nacional tricolor, está muy bien posicionado.
De la Garza no obtuvo ni una ni otra candidatura, pero sí la presidencia del Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa de la Secretaría de Educación Pública, una cartera muy importante en la administración federal.
El otro lado de la moneda es Héctor Morales, el ex secretario de Trabajo estatal con Medina de la Cruz, dejó el cargo para contender por la alcaldía de Santa Catarina y perdió la elección, quedando al final con las manos vacías.
LOS HOMBRES DE LA EXPERIENCIA
Los dinosaurios del priismo aún se siguen moviendo. La grilla tricolor en Nuevo León no está aniquilada, sólo está en reposo.
Los políticos de la vieja escuela que tenían el control del poder hace algunos años en los tiempos de Pedro Zorrilla Martínez, Alfonso Martínez Domínguez, Jorge Treviño Martínez y Sócrates Rizzo García, siguen en la brega. No con la misma influencia, pero sí como asesores de las nuevas generaciones tricolores.
El ex gobernador Treviño reapareció en el escenario político local luego de que uno de sus pupilos, Manuel González Flores, director del Infonavit en su sexenio, fue nombrado secretario general de Gobierno, la segunda posición más importante para el manejo político y operativo en la administración de Rodríguez Calderón.
Otros como Abel Guerra, Benito Caballero, Felipe González Alanís, Leopoldo Espinosa Benavides, Mario Guerrero, Sócrates Rizzo, Felipe Zambrano, Romeo Flores Caballero, Carlota Vargas Garza, Natividad González Parás, Humberto Cervantes Vega, Ismael Flores y muchos más, siguen atrás de la nueva generación tricolor.