“Esto es pantalla, ni nos dan trabajo”, “me hacen el feo porque tengo 42 años”, “¡queremos trabajo!”. Como estas frases, decenas se dejaron escuchar a finales de marzo en la Plaza Zaragoza, la cual lució totalmente abarrotada por más de 10 mil nuevoleoneses que buscaban un empleo.
Eran las siete de la mañana y el señor Juan Manuel Tobías se levantó con una ilusión… conseguir trabajo. Su discapacidad física y tener los bolsillos vacíos lo impulsaron a no dejarse vencer y luchar por tener un mejor futuro, ya que padece de la polio desde la edad de dos años y tiene seis meses sin laborar.
A las nueve de la mañana ya se había trasladado desde la colonia Fomerrey 1 al centro de Monterrey, en ese momento la fila se encontraba unos 10 metros de distancia del kiosko.
No obstante, en unos minutos se incrementó desde los bajos del Palacio Municipal hasta la altura de la calle Padre Mier, por lo que hasta la una de la tarde ya habían asistido más de 6 mil personas.
“Tuve suerte”, dijo Manuel “ojalá y así la tenga para conseguir el empleo”.
Manuel ha asistido en dos ocasiones a ferias del empleo, ya sabe cómo llenar una solicitud, pero no se logra explicar el porqué no le han hablado a laborar si asegura tener experiencia.
Esta vez acudió para ver si corría con suerte y ocupaba una vacante que las más de 200 empresas ofrecían, entre ellas 150 puestos para personas con discapacidad.
“He trabajado como encargado de deposito y de radioperador en una base de taxis, pero no tenía seguro y hubo algunos problemas. En estos seis meses me he dedicado a buscar trabajo, he ido a diferentes partes, a correos, mueblerías, a la Secretaría del Trabajo estatal, me paso recorriendo todo el centro y voy a las tiendas de conveniencia, pero no hay nada, ya me cansé y no encuentro nada.
“Creo que no nos hablan porque no hay empleo, somos miles de personas en esta situación; otra porque aún hay un poco de discriminación y otra por mi edad, espero alcanzar un lugarcito en las vacantes que ofrecen”, dijo.
Comentó que falta que el municipio ponga más atención en las solicitudes que reciben, ya que señala no hacen entrevistas “para saber dónde trabajaste, pero nada de eso hay”, señaló.
A diferencia de la mayoría, Manuel llenó la solicitud sentado en una banca, de pie no lo pudo hacer debido a que anda con muletas por la enfermedad.
Su carrera universitaria en la Facultad de Medicina se vio truncada por la falta de recursos económicos, ahora el tiempo ha pasado y su objetivo es poder conseguir un empleo para ayudar a su padre que tiene más de 70 años.
“Actualmente estoy separado, no tuve hijos, mi madre ya murió, sólo vivo con mi papá, que tiene 73 años, y él es el que me está ayudando con lo que le dan de pensión que son alrededor de mil 500 pesos al mes”, mencionó Manuel.
Sin embargo aseguró que no son suficientes para pagar los 780 pesos de gas, mil pesos de luz, entre otros servicios.
“Ahorita estamos batallando mucho con los recibos, el agua tenemos medio servicio, el teléfono no lo he pagado porque no ha habido trabajo”, dijo.
QUIERE TRABAJAR
EN LA POLICÍA REGIA
Mientras se acomodaba los pies y tomaba sus muletas, comentó que le gustaría conseguir empleo dentro de la Policía Regia, como radioperador, debido a que en los últimos nueve años trabajó en una base de ecotaxis, en la colonia Fidel Velázquez, ejerciendo dicho oficio y percibía un sueldo de mil 100 pesos semanales.
“Ahorita pues ya no es tanto el dinero, sino el empleo, porque uno necesita trabajar, sentirse útil y quisiera estar dentro de la Policía Regia, es como un sueño, quiero tener con qué mantenerme, porque hace poco me diagnosticaron diabetes”, dijo.
A pesar de que tuvo que hacer fila, Manuel no llevó tenis, sino unas botas color mostaza, aunque para la mayoría son incómodas, para él no: “siempre me ha gustado usarlas”, dijo.
Lo que pide es que el alcalde escuche sus súplicas y le pueda conseguir un empleo para poder salir adelante, ya que asegura es complicado ir a varios establecimientos y no conseguir nada.
“Me urge trabajar”, finalizó.
CRISIS OBLIGA A ESTUDIANTES
A ABANDONAR ESCUELAS
La crisis económica afecta a todos los niveles sociales, más aún a las personas de bajos recursos, donde la falta de ingresos los ori-lla a abandonar sus estudios.
“En lo que sea, pero que nos den empleo”, fue lo que expresaron los hermanos Víctor y Francisco García Herrera, quienes forman parte de las estadísticas de desempleados en Nuevo León.
Con 20 años de edad, Víctor ha vivido un viacrucis; por la falta de recursos económicos se alejó de las aulas de la preparatoria en segundo semestre y, posteriormente, emprendió el camino en busca de empleo.
“Todo está difícil, la prepa la dejé tirada, no pude seguir, mis papás ya no pudieron ayudarme. Empecé trabajando cortando papel luego en una empresa de venta de muebles, donde también trabajó mi hermano, pero de ahí me salí porque pagaban poco y necesitamos llevar dinero a la casa”, dijo el joven mientras ponía su mano en la frente.
Mencionó que quizá ese día sería de suerte pues las empresas ofrecieron 8 mil 689 vacantes en general y para técnicos, de los cuales 50 plazas fueron para estudiantes, pues sus planes en un futuro son seguir estudiando.
Los trabajos de Víctor han sido varios. También laboró junto a su hermano en una imprenta, igualmente como ayudante de albañil en varias colonias; sin embargo, en este su último empleo hubo un reajuste y ha sido difícil encontrar donde laborar.
“En la casa sólo somos mi hermano, mi mamá, que es ama de casa, yo y mi papá que es taxista, no tengo más hermanos, mi papá que trabaja en el carro no es mucho lo que saca, son como mil pesos por semana, y para mantenernos está difícil, por eso mejor hay que buscar chamba y el estudio por lo pronto se olvida, hasta juntar el dinero para poder seguir.
“El trabajo como albañil lo pagan bien, pero no nos dan seguro y ahorita está difícil encontrar trabajo, creo que en todas partes por más que busques no encuentras, espero que aquí pueda encontrar algo, aunque no sean muy buenos los que se ofrecen, pero algo es algo”, expresó el joven quien vive en el sector de San Bernabé.
Mientras se encontraba sentado llenando la solicitud de empleo y viendo como cientos y cientos de jóvenes se sumaban a la enorme fila, Víctor comentó que incluso para llegar al lugar su padre le dio un día antes el dinero a su mamá para que ellos acudieran a la planta baja del Palacio Municipal.
“Le dio el dinero para nosotros porque no se puede con los gastos, todo está caro y tenemos que ayudarnos, ¿si no cómo?, no te puedes comprar nada, porque a veces no hay ni para comer, se tienen que hacer sacrificios para que los recibos no salgan caros, no ver mucha televisión”, comentó.
Para Víctor, estudiar la carrera técnica de tornero electromecánico es la ilusión por la cual no ha quitado el dedo del renglón y espera conseguir un empleo dentro de las vacantes que el municipio regio ofrece para a la par poder terminar sus estudios e iniciar con la profesión.
Víctor se encuentra desesperado y aburrido, aunque esta fue la primera feria del empleo a la que asiste, espera no volver a hacerlo y tener una respuesta positiva, pues lamentablemente las oportunidades para jóvenes sin estudio son pocas.
“Es muy difícil para nosotros encontrar buenos trabajos y un trabajo aunque no sea muy bien pagado en estos tiempos es bienvenido”, comentó.
En tanto, su hermano Francisco sólo concluyó la secundaria e inmediatamente comenzó a trabajar en el mantenimiento de piedra cantera, posteriormente ingresó a una fábrica de muebles donde estuvo trabajando cerca de un año; en seguida ingresó a una imprenta en el municipio de San Nicolás, donde permaneció seis meses, y su último trabajo fue en una tienda de conveniencia con un contrato de tres meses, pero éste ya venció.
“Lamentablemente los ingresos siempre son muy bajos, ahí ganaba 750 pesos por semana, todo está muy caro y no alcanza, mi contrato venció hace cuatro meses y desde entonces no tengo empleo, quería seguir en la escuela, pero así no se puede, quiero trabajar no me importa en lo que caiga y si sigo ganando lo mismo, es que está canijo andar como quien dice dando lástimas nada más, porque a veces no alcanza ni para el camión”, dijo Francisco.
Al ver que su sueño de estudiar la carrera técnico electricista estaá lejos de sus manos, el joven lucha por lograr ingresar a una fábrica donde le den prestaciones, ya que en anteriores trabajos prácticamente no tenía nada.
“Quiero prestaciones, trabajar en una fabrica, esta es la primera vez que vengo y veo que somos muchos los que necesitamos trabajar, no esperaba ver tanta gente, lo que queremos es que nos den la oportunidad y que no sean sólo pantallas que dan empleo, que realmente lo den, porque lo necesitamos, no importa si hayas estudiado o no”, dijo el joven de 18 años de edad.
“Quizá sean promesas, pero no perdemos la fe, nos gusta trabajar y necesitamos trabajar, vemos que hay mucha gente, pero casi todos son jóvenes, somos los más afectados, pero vamos a ver si Dios nos ayuda, para ya salir adelante”, mencionó.
Los automovilistas que pasaban por el lugar quedaban sorprendidos por la enorme cantidad de personas concentradas a lo largo y ancho de la Macroplaza, jóvenes con diferentes vestimentas, con tenis, zapatos, mochilas, gorras, incluso algunas amas de casa con sus niños, pero todos con un objetivo… están necesitados de un trabajo.
DE PROFESIONISTA
A DESEMPLEADA
La señora Adriana Paniagua Pinto es una ama de casa profesionista y desempleada. Con 43 años a cuestas ha tenido que peregrinar para poder sacar adelante a su fami-lia, ya que en el 2008 perdió a su esposo y tiene que mantener a sus dos niñas.
A pesar de contar con la licenciatura en Administración de Empresas Turísticas, el encontrar trabajo no ha sido nada fácil, por el contrario, aunque deja currículums en diferentes empresas no le han llamado.
“Me encantaría conseguir en mi carrera, pero sería mucho pedir, ya en lo que haya está bien, porque a estas alturas por mi edad es muy difícil encontrar trabajo.
“Mi esposo es el que me ayudaba, el trabajaba en el consulado americano en el área de investigaciones, le iba bien, pero ya no está con nosotros, tengo más de seis años sin laborar en mi profesión, porque no hay espacios, me tuve que salir cuando tuve mi segundo embarazo y después ha sido difícil conseguir en lo mismo”, comentó.
Aunque es originaria de la Ciudad de México, la señora Adriana tiene pensado seguir buscando empleo en la entidad; sino encuentra tendrá que regresar a aquella tierra.
“Son 13 años de vivir aquí, me gusta, pero no tengo empleo formal dese hace seis años, estos meses he tenido que vender productos de belleza, fruta, lo que sea para mantener a mis hijas y darles estudio”, dijo la vecina de la colonia Real del Valle, en Santa Catarina.
Su último trabajo fue en ofrecer tarjetas de descuento, pero recibía alrededor de 500 pesos por semana, los cuales no le alcanzaban para prácticamente nada, desesperada acudió por primera vez a la feria del empleo de Monterrey, donde tiene confianza de ocupar una vacante de las 789 que se ofertaron para profesionistas.
Con la solicitud en mano y sudando bajo un fuerte sol, la señora Adriana dijo que lo que hace falta en Monterrey es que se abran nuevas empresas para dar fuentes de empleo.
“Que abran más empresas, porque esto está muy crítico, que no haya discriminación al momento de seleccionar al personal, porque por la edad, por los hijos, hay discriminación y te hacen a un lado, eso no es justo, todos necesitamos un trabajo”, mencionó.
Además, solicitó al alcalde Fernando Larrazábal que apoye a las personas de la tercera edad, ya que aunque fueron pocas las que acudieron, aseguró que hay mucha necesidad en el Estado.
Para el mes de mayo el municipio regio tiene contemplado realizar una feria del empleo para mujeres, pues un 30 por ciento de las personas que acudieron eran del sexo femenino.