
A pesar de que en 2015 Nuevo León fue la sexta entidad que más recursos recibió del Programa Nacional de Prevención del Delito (Pronapred), la violencia doméstica en la entidad registró cifras históricas en el último bimestre de junio y julio, de acuerdo al último informe de incidencia delictiva presentado por la Iniciativa Privada (IP) y el Consejo Cívico.
Tal parece que el fondo federal, que tiene entre sus estrategias “realizar acciones para disminuir los factores de riesgo de violencia y delincuencia contra las mujeres” no ha sido suficiente para frenar los ataques económicos, físicos, sexuales y psicológicos que sufre el sexo femenino en su propio hogar.
Y es que acorde al reporte de las cámaras de comercio y organismos civiles, en lo que va del año ya se reportaron 11 mil 569 denuncias, cifra similar a los 18 mil seis casos registrados en todo 2014.
Además, cuatro municipios de la mancha urbana -Apodaca, Escobedo, García y Juárez- alcanzaron niveles altos de violencia familiar en los últimos dos meses, afectando principalmente a la mujer.
“La preocupación por el aumento en las cifras del delito de Violencia Familiar se ha manifestado en múltiples ocasiones, pero no parece que las estrategias de prevención estén funcionando, ya que cada año se rebasan las cifras récord anteriormente reportadas.
“Durante este bimestre (junio y julio de 2015) detectamos que dos municipios alcanzaron su máximo histórico en este delito: García y Juárez. Además, Apodaca y Escobedo están alcanzando niveles muy preocupantes y cercanos a sus peores meses”, se puede leer en el comunicado presentado por Consejo Cívico.
Tan sólo en junio y julio, el municipio metropolitano de Juárez llegó a las 201 denuncias de Violencia Familiar y Equiparable de Violencia mientras que García registró 134.
En 2015 la zona metropolitana de Monterrey recibió un monto de 129 millones 336 mil 10 pesos del Pronapred, y aunque el programa federal no especifica qué porcentaje debe destinarse a cada uno de los cuatro objetivos para los que fue creado, lo cierto es que en Nuevo León, los resultados en prevención de violencia contra la mujer no han sido los esperados.
Y para muestra un botón: el municipio de Escobedo alcanzó su segunda cifra más alta a nivel histórico, al recibir un total de 175 denuncias por Violencia Familiar tan sólo en junio del presente año, lo que representa 24 denuncias menos que hace un año cuando en junio de 2014 alcanzó su máximo de 199.
Un fenómeno similar se vivió en Apodaca, que registró 254 denuncias en mayo y 228 en julio de 2015, cifras similares a las de julio de 2014 cuando alcanzó su máximo histórico de 257.
Sin embargo, y aunque existen fondos federales pare prevenir el delito, su erradicación es responsabilidad de los tres niveles de gobierno, de acuerdo al reporte de la IP y Consejo Cívico.
“La violencia familiar es un delito al que debe prestarse atención desde el ámbito municipal, y es que para mitigar su incidencia, lo esencial es hacerlo mediante la prevención y fortalecimiento del tejido social.
“Los datos muestran incrementos importantes y ninguna señal de que el delito deje de crecer. Es primordial que los esfuerzos que se realizan en las unidades de prevención del delito sean revaluados en basa a los resultados alcanzados. Si un programa no da los resultados esperados, se debe de evaluar y definir si requiere modificarse o eliminarse”, se subrayó en el comunicado.
Pero las súplicas para que se destinen recursos que prevengan de la violencia doméstica contra las mujeres no sólo provienen de los organismos civiles o cámaras empresariales, también de aquellas mujeres que un día vivieron el infierno en su propio hogar o que aún permanecen en él.
Tal es el caso de María Guadalupe Borjón García, quien los años en los que sólo recibió golpes y humillaciones por parte de su esposo implora a las autoridades no descuidar a las mujeres.
“Que pusiera mucha atención en las mujeres, porque las mujeres somos una parte muy importante en esta vida porque normalmente somos las que formamos a los hijos y si el gobierno no presta atención a la mujer, es inútil lo que se está haciendo.
“Ahorita la mujer maltratada también es maltratada por los hijos, las mamás, los hermanos, somos mujeres y merecemos tener una vida digna. Queremos apoyo para todas las mujeres que no han podido sobresalir”, mencionó la vecina del sector San Bernabé.
GOLPES DE LA VIDA
Desde pequeña Borjón García conoció “los golpes de la vida”, que más que una frase metafórica, eran las agresiones físicas que le propinaba su padrastro.
El entorno de la ahora mujer de 45 años era hostil: una madre que se dedicaba al trabajo doméstico, un padrastro golpeador y tres hermanos menores conformaban su hogar. Sin embargo, lo peor aún estaba por venir.
A la edad de 14 años, la entonces vecina del municipio de Escobedo salía poco y no conocía a muchas personas. Cierto día, la invitación a una quinceañera la emocionó. Nunca imaginó que esa fiesta conocería a su verdugo, quien la hizo vivir un auténtico calvario los siguientes años.
“Tenía 14 años cuando viví yo creo que la violencia más extrema. Yo era una muchacha trabajadora, pero la curiosidad de jovencita me llevó a una fiesta. En esa fiesta un muchacho me tomó de la mano, me entretuvo y me invitó a salir. Al salir con él, me pide que caminemos, me toma de la mano y por un terreno baldío me tumbó.
“Estaba asustada, yo tenía padrastro y mi mamá siempre me había dicho que yo tenía que salir bien de la casa (casada). Entonces, yo lo que hice fue suplicarle que me dejara, que no me hiciera nada porque tenía miedo de mi mamá. En eso, él me pide que me vaya con él, que me vaya a su casa y le digo que sí con tal de que no me hiciera nada”, dijo Borjón García.
Eran cerca de las 11 de la noche cuando llegó a casa del joven, un año mayor que ella.
Aún con el miedo corriendo por sus venas, la adolescente de 14 años habló con la mamá de su acompañante para explicarle la situación y decirle que quería regresar a casa.
“Entonces, su mamá me dijo que no me preocupara, que mañana me llevaba. Esa noche dormí con ella.
“A las 6:00 de la mañana del día siguiente tocaron la puerta de la casa: era mi madre, quien sólo me dijo: ¿eso querías?, pues ¡ahí te quedas!, olvídate de que tienes madre”, expresó la mujer violentada.
Con apenas 14 años, Borjón García tuvo que tomar la decisión de quedarse en la casa de su “pareja” o buscar suerte en la calle, por lo que decidió permanecer con él.
Se dice que a una mujer “no se le pega ni con el pétalo de una rosa”, pero la chica nunca conoció el significado de la frase, pues desde la primera noche todo tipo de violencia imperó en la relación.
El joven de 15 años acostumbró a abusar sexualmente de ella y propinarle golpizas, especialmente cuando en el primer encuentro sexual la fémina no sangró, por lo que su pareja la estigmatizó con el mote de “puta”.
“Aparte de que abusó de mí, me golpeó porque no sangré, que porque no era señorita. Yo ni siquiera sabía.
“Me golpeaba porque no sabía cocinar. Él me aventaba una pasta de sopa y un consomate, pero como yo trabajaba en el servicio, con familias ricas, yo sólo sabía cocinar como comían los ricos”, expresó la entrevistada.
Sin desearlo, Borjón García había caído en un nuevo infierno, parecido al que vivía con su padrastro, pero ahora, los puños eran más jóvenes y no tenían remordimiento.
Sin estudios, y de oficio elotero, su pareja se encargaba de llevar el sustento al hogar, que poco alcanzaba, muy apenas para comer.
El hogar de la joven estaba compuesto por pocos muebles: tablas convertidas en cama y cobijas rotas que asemejaban puertas, era todo.
Ya ni mencionar las comidas, todas hechas con huevo, lo único que les alcanzaba para comprar.
“Él se iba a vender elotes, llegaba al billar, regresaba a la casa a cenar y yo le cocinaba lo poco que había. A veces no había más que un huevo, se lo cocinaba y me lo aventaba en la cara, me decía que a él no le gustaban los huevos, que a él le gustaba la carne”, mencionó la mujer.
La conocida frase de “con el tiempo va a cambiar”, como en la mayoría de los casos, nunca se cumplió. Con el paso de los meses su pareja se volvió más violenta.
La rutina de Borjón García transcurría entre nerviosismo y miedo. Al caer la noche sabía que su marido llegaría a violentarla, por lo que fingía estar dormida, que de poco le servía.
“En las noches, yo nada más veía que venía muy tomado y me ponía a temblar. Todo el día me la pasaba temblando por temor y cuando sabía que iba a llegar a la casa me hacía la dormida, aunque como quiera abusaba de mí.
“De repente se metía su mamá a ayudarme, pero también le tocaban empujones. No dejaba de pegarme o molestarme hasta que se quedaba dormido”, comentó la mujer.
Lo joven de entonces 14 años se sentía desvalorizada: nunca conoció una salida al cine, un pasea, ir al mercado, a una tienda, a un restaurante, tener una grabadora o una estufa. Lo único que vivió fueron golpes, humillaciones, ofensas, violaciones y hambre, que la mantuvo en los 35 kilos durante los cinco años posteriores.
Ni siquiera tenía productos de higiene personal, la chica se veía obligada a bañarse con detergente ante la falta de champú y jabón.
Siempre ocultando su vergüenza y simulando conformidad, las pocas veces que Borjón García visitaba a su mamá lo hacía con el cabello aventado al frente para que cubriera los golpes.
Ante el abuso sexual constante y la ausencia de preservativos la chica resultó embarazada a las pocas semanas. La noticia le valió una nueva golpiza por parte de su pareja ante la duda de que fuera el verdadero padre del producto.
La condición de la joven de 14 años no fue impedimento para que su pareja la siguiera sometiendo a toda clase de violencia.
Durante cinco años, Borjón García procreó tres hijos con su pareja, y ninguno se salvó de la ira de su padre. Fue en ese momento cuando la mujer decidió abandonarlo. No estaba dispuesta a soportar un abuso más hacia sus vástagos.
“Cuando yo vi que ya empezó a pegarle a mis hijos fue cuando supe que era suficiente”, mencionó la entrevistada.
Con el apoyo de su padrastro, la chica, ahora de 19 años, regresó a casa de su madre, en donde esperaba rehacer su vida en compañía de sus tres hijos, pero su historia estaba lejos de tener un final feliz.
Tras separarse de su marido golpeador, la chica consiguió un trabajo de albañil e intentó progresar, pero la violencia sigue, ahora de forma psicológica: su ex pareja constantemente la busca, la acosa y amenaza con llevarla de regreso.
Una conocida frase enuncia que “el muerte y el arrimado a los tres días apesta”, así se sintió Borjón García cuando sus hermanos comenzaron a incomodarse por su presencia. Además de que su madre no cuidaba de sus nietos, pues tenía que trabajar.
La joven nunca sintió el apoyo de su familia, por lo que no le sorprendió cuando cierto día en un descuido sus dos hijos mayores desaparecieron. La niña de cinco años cargó al niño de dos para irse a casa de sus abuelos paternos, pues habían crecido bajo su cobijo, ante el infortunio de su madre.
Aunque intentó recuperarlos por la vía legal, la mujer se quedó sin sus dos hijos mayores.
“Hablé con un licenciado para recuperar a mis hijos, pero en lugar de apoyarme, me desanimó más y me incitó a dejárselos a mi suegra.
“Al pasar el tiempo, hago un acuerdo con mis suegros para seguir viendo a mis hijos, porque el abogado, por debajo del agua hizo que yo me quedara con la menor de los tres y mi esposo con los dos mayores”, dijo la afectada.
A pesar de quedarse con dos de los tres hijos que procrearon juntos, el hostigamiento por parte de su ex pareja continuó por los meses siguientes hasta que un vecino la defendió, dándole una cucharada de su propio chocolate.
“En una de esas andaba yo de pepenadora y ahí conozco a un vecino que era carretonero. En eso, nos invitaron a una cena, apenas yo iba para allá me topé a mi ex, que me dijo que yo era su propiedad y que me fuera con él. En eso, mi vecino el carretonero me defendió: golpeó a mi ex esposo y lo amenazó de que no me volviera a buscar. Ese fue el último día que me buscó”, dijo la mujer.
Acorde a Borjón García, en ese momento se sentía tan desvalorizada que decidió emprender una vida de pareja con el vecino que la protegió. Finalmente había encontrado a alguien que se preocupara por ella y le ofreciera su apoyo.
Con él vivió hasta el 2005 y procreó dos hijos más. Sin embargo, a pesar de que ya tenía protección, había un vacío en su vida que no le permitía ser feliz.
“Esa persona me dio todo lo que no tenía: apoyo moral, comida, hogar, me dejó ser, me respetó, me tuvo paciencia, pero al final se enamoró de otra y me abandonó un 25 de diciembre”, dijo la mujer.
En 2010, Borjón García conoció la asociación civil Mariposas, institución que le ayudó a limpiar las cicatrices de la violencia del pasado y a vivir una auténtica metamorfosis.
HOGAR, AMARGO HOGAR
La violencia doméstica se puede manifestar de diferentes maneras: económica, sexual, psicológica, física, entre otras. La más común suele ser la primera y se desarrolla cuando el varón no provee intencionalmente dinero al núcleo familiar.
Este fue el primer tipo de violencia que vivió María Elena Ortega, regiomontana de 35 años, quien de niña fue feliz, pero de adolescente ya no.
Y es que la violencia llegó en el momento justo en que se encontró con un hombre que lejos de amarla, la odiaba por el simple hecho de que cada mes le pedía para el gasto de la casa.
María Elena vive en la periferia de la ciudad. Tiene tres hijas: dos de ellas ya forjaron su propio camino, la otra, la más pequeña, seguirá atada el resto de su vida, pues vive con retraso mental.
“Nunca fui feliz, no sé ni por qué me casé con él, tal vez fue para salirme de la casa, no sé, pero los errores se pagan y los estoy pagando muy caros”, dice María Elena con un dejo de tristeza, amargura.
Conoció a Fidencio (su esposo) en una de esas tantas vueltas que da la vida.
“Yo andaba en el mercado, nos conocimos, nos gustamos y a los tres meses nos casamos.
“Yo no sabía de su afición a la bebida, si no ni me meto con él, pero uno de bruta que no se fija”, dijo la mujer.
Todo era felicidad, recuerda María Elena, hasta que una de esas noches que Fidencio, ahora de 50 años de edad, llegó ebrio a la casa y la hizo suya bajo los influjos del alcohol.
“De ahí tuvimos una hija que no salió buena, nació con retraso mental y eso a mi esposo no parecía importarle, él seguía atado a la botella, tomando y haciéndome la vida imposible.
“Y más se enojaba cuando veía a nuestra niña que no estaba bien de salud. Cuando le pedía para pañales y biberones para la niña, venían los golpes”, agregó la víctima de violencia doméstica.
María Elena nunca ha querido pedir ayuda a las autoridades por temor a que su marido tome represalias contra ella.
“Tengo tres hijas, ya dos de ellas se fueron de la casa por lo mismo, por no ver a su padre borracho o golpeándome, una de ellas ya se va a casar, la otra me dice que me salga de la casa, que me vaya con mi hija, la más pequeña, la que no está bien, la que no tiene buena salud, que nos salgamos y pidamos ayuda, pero no es tan fácil”.
Asegura que duelen más las palabras que los golpes que le da su marido.
“Sus palabras hieren, lastiman, se quedan en el corazón, sus golpes son pequeñas cicatrices que con el paso del tiempo se borran y quedan en el olvido”, señaló la afectada.
VOLAR COMO MARIPOSA
De acuerdo a las cifras de la Procuraduría General de Justicia del Estado, en lo que va de 2015 se han denunciado 11 mil 569 casos de violencia familiar, en su mayoría, teniendo como víctima a las mujeres; sin embargo, la cifra podría ser aún mayor, dado a que no todas las féminas reportan a las autoridades o peor aún, desconocen que están siendo violentadas.
Por increíble que parezca, un alto porcentaje de mujeres no acepta que es víctima de violencia o no lo reconoce, pues lo considera “su estilo de vida”, así lo informó Rosy Fierro Campos, fundadora y vicepresidenta de Mariposas A.C., organismo que se tiene el objetivo de “transformar la vida de mujeres en estado de vulnerabilidad, identificando sus áreas de rechazo y reimplantando valores universales de vida.
“Cuando nosotros llegamos y de alguna manera les hacemos ver cuáles son los tipos de violencia porque tienen en mente que la violencia estriba exclusivamente en lo físico, pero cuando empezamos a hacerles ver que desde ignorar, no recibir ingresos hasta obligar a tener relaciones sexuales cuando no lo deseas, todo eso es violencia. Es cuando empiezan a tener un panorama diferente.
“Nosotros damos programas de desarrollo humano. Tratamos con las emociones de las mujeres. Atendemos y canalizamos las emociones de las mujeres”, señaló la también Licenciada en Derecho.
Con pocos recursos de dependencias estatales, municipales y privados, hace 10 años nació la organización, al darse cuenta que otras asociaciones civiles hacía actividades, que aunque loables, no atendían el corazón de la mujer y sus emociones.
“Comenzamos a hacer talleres de desarrollo humano para potenciar a la mujer sin denostar nunca al hombre. Lo que siempre tratamos de hacer es unificar a la familia porque si unificamos a la familia vamos a tener menos violencia en las calles porque lo que necesitan los hijos es tener y ver una familia debidamente integrada.
Fierro Campos asegura que es difícil tener una estadística de cuántas mujeres sufren violencia en Nuevo León, por lo que han emprendido una campaña para fomentar la cultura de la denuncia.
“Pero sí despertamos el interés de la denuncia. Es decir, si tú no puedes lograr, con las herramientas que te damos, una transformación de tu núcleo familiar porque de todas maneras tu agresor insiste en la violencia, entonces no te queda otra opción más que la denuncia.
“En muchos casos ha habido reconciliación de pareja. La organización también ofrece terapias de pareja, consejería y terapia psicológica.
“En caso particulares también hacemos conciencia en el varón. Le decimos que no es a través de la fuerza, de la indiferencia, de la retención de dinero que se solucionan las cosas, sino a través del diálogo”, mencionó la fundadora de Mariposas.
La institución es una garante de la igualdad de género: consideran al varón la “cabeza de familia” y a la mujer “el cuello”, como una analogía del cuerpo humano que representa lo indispensable que es el uno del otro.
“A la mujer se le busca crearle conciencia que de alguna manera nosotras somos generadoras de seguir en la violencia. Por ejemplo, cuando llega el esposo con unas ‘copas de más’. La mujer está sobria, pero el hombre no. Entonces, no se pueden poner a pelear en el mismo nivel porque en el estado alcoholizado el varón pierde conciencia y el resultado será una agresión inminentemente, ya sea verbal o física. Por eso les recomendamos que tengan tolerancia, que se dominen en esos momentos y esperar a que a la pareja se le pasen los efectos del alcohol para ponerte a platicar con él”, mencionó Fierro Campos.
Las dos líneas de acción que se tiene para romper con la violencia de los que no quieren meterse a una consejería psicológica es: acoger a la mujer, enviándola a un refugio, apoyado por la organización Alternativas Pacíficas o apoyar con pláticas al agresor.
Cuando el resultado es favorable para la pareja (la mujer se revalora y el hombre tiene la voluntad de cambiar) se sigue con los talleres de desarrollo humano, pero a la vez se colabora con otros organismos para canalizar a las féminas a la productividad.
Una de las asociaciones que colabora con Mariposas es Mujeres Emprendedoras.
“Cuando la mujer ya sabe lo que quiere, a dónde va y quiere realizar sueños, sin que deje a su familia al lado, esta organización atiende el área de emprendimiento. Les ayudan a emprender negocios desde casa sin que desatiendan al esposo o a los hijos”.
Mariposas tiene funcionando 10 años, pero desde hace cinco están constituidos como asociación civil desde 2007.
A la fecha el organismo ha impactado a 6 mil 280 mujeres de forma directa y a 25 mil 120 ciudadanos (esposos, hijos, padres, etc.) de forma indirecta. El grueso de los beneficiados se ubica en el Estado de Nuevo León, pero la institución ya ha ampliado sus ramos de apoyo a entidades como Sonora, Jalisco, Michoacán, Yucatán y Tabasco.
Y es que la violencia pega por igual a las mujeres de comunidades urbanas y rurales, edades, posición social, religión o etnia.
Por si fuera poco desde hace tres años la asociación civil está colaborando con talleres en la secundaria Luis Donaldo Colosio de Santa Catarina, autorizado por la propia Secretaría de Educación del Estado.
“En el primer año se atendió a 386 jóvenes. La directora quitó la materia de civismo para que entrara el programa ‘Jóvenes sin Fronteras’, de ese programa se desglosó que las mamás que también participaban en el programa tenían mejor relaciones intrafamiliares y era mucho mejor el desempeño en el aula: mejores calificaciones, cambios saludables en estilos de vida, reducción del bullying.
“Al año siguiente fueron mil 400 jóvenes ‘porque le encantó tanto a la directora que dijo que la quería para toda la escuela en la mañana y tarde’. Y en este último año fueron otros mil 400 jóvenes”, aseguró Fierro Campos.
Dado el éxito de los talleres, otros centros educativos ya están interesados en implementarlos en sus aulas.
Bajo el eslogan “es mejor dar que recibir”, la asociación civil sabe que su mayor recompensa es la transformación de las mujeres ultrajadas; sin embargo, no están exentas de necesitar fondos públicos para acentuar su participación en una ciudad cada vez más golpeada por la violencia.
La lógica indicaría que proyectos como los que promueve el organismo deberían de ser apoyados por fondos federales, estatales y locales como el Pronapred.
Por tal razón Fierro Campos hace un llamado a los gobierno para que apoyen el vuelo de Mariposas A.C.
“Lo que pediría para al gobierno y más para el que viene es que a organizaciones civiles como la nuestra, que nos ocupamos por el progreso por tener una mejor sociedad y por ayudar a la mujer. Si nos apoyan económicamente a las organizaciones sociales, a la comunidad siempre le hemos llevado gratuitamente todo lo que hacemos.
“Todo lo que hacemos cuesta, ha habido gente que sí nos ha apoyado, municipios, pero realmente se batalla mucho. Entonces, agradeceríamos que el gobierno volteara a ver qué hacemos para la sociedad porque finalmente es beneficio para el mismo gobierno y de todos nosotros”, enfatizó la vicepresidenta de la institución
LA METAMORFOSIS
La organización adoptó ese nombre en honor al resultado final del proceso metamorfoseo de la oruga, nuevamente, como una analogía de lo que viven algunas mujeres ultrajadas que al llegar a la institución se sienten desvalorizadas y terminan convirtiéndose en guerreras de vida.
“La mariposa es primero una oruga, un gusano, aunque se escuche fuerte la palabra, es un gusano que se arrastra por el suelo, que come tierra, que está a expensas de muchos depredadores, que está indefensa, pero una vez que entra al capullo entra a un proceso, de determinado tiempo, para que crezca y se convierta en esa especie hermosa.
“Es lo mismo que sucede con las mujeres que atienden: entran a un proceso de talleres de desarrollo humano, en donde va a haber una transformación para ellas. Porque nosotros lo que tratamos es de tocar sus corazones, de hacerles entender que si cambian su manera de pensar, cambiará su manera de vivir”, mencionó la fundadora Rosy Fierro Campos.
Ese fue el proceso que vivió justamente María Guadalupe Borjón García, quien cinco años atrás, por petición de su hija menor, acudió a una conferencia en donde estuvo la asociación civil.
Tras la huida de su segunda pareja, la mujer había entrado a una segunda depresión, se sentía rechazada.
“Lógicamente estaba derrotada, no entendía por qué me pasaban estas cosas. Me sentía humillada, me sentía como una cucaracha. No me bañaba, estaba en depresión.
“Cuando yo llego ahí y voy oyendo lo que van diciendo, supe que era para mí. En ningún lado me he sentido más feliz”, expresó Borjón García.
La metamorfosis había iniciado para la mujer de entonces 40 años de edad y madre de cinco hijos.
“Ahí supe que no valía más la más bonita, ni la más escultural, ni la que tuviera más dinero, ni la más pobre, si no que todas valíamos lo mismo.
“Empecé, le seguí, conocí muchas cosas, valoré muchas cosas, pero sobre todo, valoré a Dios, volví a creer en Dios. El hueco que yo tenía desapareció.
“Hoy yo recibo lo que ellas recibieron de mí: la confianza, el amor, el apapacho, el gracias y eso te reconforta”, dijo la entrevistada.
Hoy, Borjón García vive una nueva etapa de su vida: se siente plena y cree nuevamente en Dios. Los giros que ha dado su existencia han sido tales, que incluso el hombre que 10 años atrás la abandonó, su segunda pareja, regresó a su lado hace dos meses.
Finalizó la primaria y secundaria y tomó cursos de inglés, yoga, psicología de paternidad y psicología de mujer segura.
“Me quedo satisfecha por apoyar a hombres y mujeres a salir de depresión y sobre todo por tener una cuadra sin conflictos”, expresó la ahora vecina del sector San Bernabé.
Habitante del poniente de la ciudad, es la impulsora de los talleres de desarrollo humano de Mariposas A.C. en esa zona “brava” de la capital regiomontana, en donde asegura que la inseguridad ha disminuido desde la intervención de la organización.
Ella es una prueba fehaciente de que con un poco de ayuda, las mujeres víctimas de violencia pueden salir adelante, por tal razón, exhorta a las autoridades que apoyen con recursos a asociaciones que cuiden de la mujer.
“Si no cuidan a la mujer, nada de lo que están haciendo las autoridades servirá, todo será inútil. Sobre todo que apoyen a las mujeres maltratadas”, puntualizó.
Con escasos recursos económicos algunas asociaciones civiles han tomado la batuta que el gobierno debería de liderar en la lucha contra la violencia familiar.
El único consuelo de los Organismos No Gubernamentales es que las nuevas autoridades volteen a ver su labor y se convenzan de la necesidad de incentivar mayores recursos para seguir funcionando.
Entidades beneficiadas
con el Pronapred
:: 1. Guerrero: 207 millones 1 mil 140 pesos.
:: 2. Chihuahua: 156 millones 333 mil 586 pesos.
:: 3. Estado de México: 150 millones 268 mil 396 pesos.
:: 4. Tamaulipas: 139 millones 589 mil 331 pesos.
:: 5. Distrito Federal: 132 millones 894 mil 12 pesos.
:: 6. Nuevo León: 129 millones 336 mil 10 pesos.
:: 7. Jalisco: 127 millones 374 mil 494 pesos.
:: 8. Sinaloa: 104 millones 344 mil 610 pesos.
:: 9. Baja California: 103 millones 609 mil 885 pesos.
:: 10. Coahuila: 101 millones 412 mil 406 pesos.