El Método Halo Between es una herramienta alternativa y poco convencional que consiste en la neuroestimulación a través de las artes como la música, la danza y la pintura, y tiene como objetivo lograr la independencia emocional y física de las personas con Síndrome de Down, autismo y víctimas de abuso sexual.
Rick Maciel tenía todo para ser una estrella de la música: una banda cuya popularidad subía como la espuma, contrato con una disquera multinacional, una gira promocional por Latinoamérica, entre otros beneficios.
Sin embargo diversas situaciones personales lo llevaron a abandonar su carrera e ir a la búsqueda de su sonido. Poco se imaginaba que ese camino lo llevaría años más adelante a ayudar a personas con Síndrome de Down y autismo hasta víctimas de abuso sexual.
Así fue como nació el Método Halo Between, una herramienta alternativa y poco convencional para el tratamiento de estos padecimientos.
De acuerdo con su creador, Rick Maciel, el programa consiste en la neuroestimulación a través de las artes como la música, la danza y la pintura, y tiene como objetivo lograr la independencia emocional y física de las personas con Síndrome de Down, autismo y víctimas de abuso sexual.
En el espacio de Halo Between, los chicos que participan tienen la oportunidad de explorar el arte a través de instrumentos de todo tipo, desde los tradicionales hasta los de juguete, de cuerdas y percusiones; baile y artes visuales.
Este método lo creó en el año 2013 en el Montalvo Arts Center, Centro de Investigación y Artes de San Francisco, California.
“Como método lo trajimos de Estados Unidos a México, porque si lo hubiéramos intentado crear aquí, probablemente no hubiéramos tenido la oportunidad”, consideró.
A nivel artístico, los estudiantes han dado conciertos, grabaron un disco que actualmente se encuentra en etapa de producción; y de acuerdo con su creador, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo del Barrio, ambos de Nueva York, han puesto sus ojos sobre las pinturas realizadas por sus estudiantes.
“Tenemos paquetes de pinturas que nos llevaron al MOMA, alguna de las pinturas hechas en conjunto, otras en solitario, se quedaron en el archivo de reserva del MOMA; en el Museo del Barrio nos dijeron que en el 2017 podríamos exponer de manera formal”, afirmó.
El éxito de esta práctica ha sido tal que lo ha llevado a distintas ciudades del mundo y de México, actualmente Monterrey.
EL HALO ENTRE NOSOTROS
La traducción más acertada para Halo Between es “un halo entre nosotros”, que para Rick representa la unión entre los maestros y alumnos de su institución. Pero en un principio, en su época de banda experimental, carecía de significado.
Apenas han pasado cuatro meses de su llegada a la Sultana del Norte, ciudad que no le es desconocida pues él formó parte de la tan famosa Avanzada Regia en los 90.
Las instalaciones de Halo Between están ubicadas en la parte baja de un domicilio de la colonia Lomas del Paseo, al sur de Monterrey. Son en total tres salas las que ocupa.
En ellas se encuentran estratégicamente ubicados los instrumentos utilizados durante las sesiones, que varían de acuerdo a las necesidades de cada chico.
Hay pequeños xilófonos de colores, teclados de juguete, una marimba de piedra, batería eléctrica hechiza, entre muchos más. Estos son sólo algunos, los demás instrumentos serán sacados a la luz apenas comiencen las clases en septiembre.
Halo Between comenzó como una banda experimental de sonidos y ruidos que creó tras abandonar los escenarios, y le dio un nombre que para él era sólo dos palabras aleatorias pegadas.
“Yo tenía una necesidad de reaprender y de olvidar como había hecho música años antes y un día, después de viajar por un tiempo, vi a mi hija tocar con juguetes y sonaba de todo y me pareció fantástico y dije ‘yo quiero hacer eso’ y empecé a imitar a mi hija”, relató el responsable de la institución.
La idea de encaminar su performance hacia un tratamiento neuroestimulante fue cuando estudiaba en el Montalvo Arts Center, donde tuvo la oportunidad de trabajar como voluntario en el Creative Growth Art Center de Oakland, un centro de temática similar al que hoy tiene. Pero eso quedó sólo en una idea inquietante en su cabeza.
Poco tiempo después, Rick regresó a México y se instaló en Querétaro, lugar donde residió por un par de años.
Ahí conoció a Gabriel Hörner, el director del Museo de Ciudad Querétaro, quien le propuso abrir un taller de arte.
Reveló que al inicio ni siquiera pensó en abrir la convocatoria para personas con algún tipo de padecimiento neurológico, pues la idea original era abrirlo para el público en general.
“Yo llegué aquí sin pensarlo y sin buscarlo. Gabriel Hörner, el director del Museo de la Ciudad de Querétaro, me dijo que armara un taller para adultos y fue un fracaso; me tachaban de loco, porque había juguetes, nos vestíamos de animales, casi me corren mis propios alumnos”, recordó.
Tras su fallido intento con el taller, regresó a Estados Unidos, donde sus colegas artistas lo aconsejaron continuar con su labor realizada en el centro de Oakland.
“Regresé con ‘la cola entre las patas’ y le comenté a Hörner que quería convocar a personas con síndrome y autismo; lanzamos la convocatoria y fue un éxito. Tuve hasta tres salas repletas de personas”, señaló.
Fue así como se ampliaron los horizontes para Halo Between y pasó de ser sólo un performance, a un programa de ayuda.
Gracias al éxito, comenzó a tratar con víctimas de abuso sexual de entre los 7 y 15 años, tras la propuesta de un instituto especializado en su ayuda.
“Tenía un grupo de chicas con abuso sexual, otro con autismo y otro con personas con Síndrome de Down, otro grupo sin clasificar, los empecé a juntar a todos y me di cuenta que tenía un efecto social y humano bien chin… y empecé a anotar las características del grupo y empezamos a trabajar”, mencionó.
LA DINÁMICA
Para poder ingresar a Halo Between primero Rick tiene que realizar una pequeña evaluación en los interesados. El primer requisito es ser mayor de 10 años.
“No podemos aceptar a cualquier chico o chica, y no tiene que ver con inclusión o exclusión, tiene que ver que lo aceptamos que lo podamos ayudar y que nos pueda ayudar también a nosotros y que puede convivir.
“Si el chico excede los estándares que nosotros podemos manejar de seguridad, no podemos aceptarlo y es muy doloroso; es un filtro muy fuerte, difícil de entender por algunos papás”, reconoció.
Aseguró que a la mitad de las personas que buscan entrar a su espacio, la mitad es rechazada por esta medida.
Una vez aprobado el primer paso, se explica a los padres sobre que trata el Método Halo Between y se comienza con las prácticas, que varían de duración y frecuencia dependiendo de la persona.
“En Halo todos somos muy valientes, empezando por nuestros estudiantes, que enfrentan la vida y llegar a una sesión enfrente de desconocidos con juguetes e iniciar. Llega el chico, lo presentamos con los demás, con nuestros voluntarios y comenzamos las lecciones”, indicó Rick.
El creador del método señaló que los primeros avances que presentan los estudiantes en respuesta al programa son: “se llenan de poder, se llenan de energía, de empatía con sus compañeros y conviven tres o cuatro veces por semana”.
Destacó que los que tienen más antigüedad en el programa, salen de paseo a cafeterías o parques.
Para la impartición de las lecciones se prohíbe estrictamente la entrada a los padres, pues lo que buscan es fomentar la independencia en ellos.
En cuanto a los instructores que lo acompañan, el responsable señaló que la mayoría de los voluntarios son artistas, ya que “el artista es un ser muy sensible y lo que se requiere para conectar con los chicos es la sensibilidad”.
Los grupos con los que suelen trabajar son de máximo siete personas, y se procura que por cada estudiante haya un instructor.
“Con los años me he dado cuenta que es mejor tener más instructores que alumnos, porque de esta manera el instructor se puede volver alumno y viceversa”, indicó Rick.
Esta dinámica lo ha llevado a llevarse diversas lecciones de vida por parte de sus estudiantes, como ser auténtico y honesto consigo mismo y con los demás.
“Muchas personas piensan que yo los ayudo, pero ellos son mis maestros”, señaló.
Estimó que a lo largo de la existencia de su instituto se han atendido a alrededor de 400 personas.
Y aunque apenas tienen un par de años en funciones, los métodos poco convencionales de Halo Between se han ganado un par de detractores de diferentes rubros, cosa que no molesta a Rick, pues tiene plena confianza en la eficiencia de su proyecto.
“Mis chicos son mi mayor ejemplo, Halo Between funciona. Yo lo veo y los padres lo ven, tengo amigos que están en el mundo de la psiquiatría lo han dicho.
“Yo no tengo nada que comprobar, lo que tengo es más trabajo que hacer y más cosas que investigar”, apuntó.
EL HALO DE MONTERREY
Rick estima iniciar funciones formales de la “sucursal” de Monterrey de Halo Between en septiembre, por lo que abrió la convocatoria a todas las personas interesadas.
“Aquí podemos recibir cualquier cantidad de personas, hay talleres de 45 minutos y de dos horas para los que estén más avanzados, de dos hasta siete días, son programas personalizados de acuerdo a las necesidades de cada chico”, reiteró.
El costo estándar por mes del Método Halo Between es de 2 mil pesos por alumno, el cual incluye tres sesiones por semana de una hora y media de duración.
Además, por cada dos alumnos que se inscriban, se otorgará una beca completa a un tercer estudiante de escasos recursos.
El objetivo de Rick es convertir Halo Between en una institución privada de renombre, “convertir esto en un edificio, con salas de investigación avocadas al autismo y al Síndrome de Down”.
Es por eso que espera con ansias “inundarse” de alumnos, maestros y patrocinadores para poder hacer crecer la pequeña comunidad artística a niveles imaginados.