POR ARELY RAMOS
El revuelo que causó el deceso de cuatro personas que supuestamente fueron atacadas por una jauría de 25 perros el pasado mes de diciembre en Iztapalapa, Distrito Federal, podría ser un caso no tan ajeno a Nuevo León.
El impacto y la afectación a familias neolonesas se presenta porque al menos en una ocasión, uno de sus integrantes ha sido agredido por su mascota o por un perro abandonado.
En el Estado, se tiene el registro de 3 mil 200 casos de ataques de canes a personas al año, dio a conocer la Secretaría de Salud. Niños y adultos, sin importar género, han sido víctimas aunque sólo presentaron lesiones, de leves a graves, sin causarles la muerte.
Las agresiones, según expertos, se dan con mayor frecuencia por perros que tienen dueño y hogar, no tan directamente de los animales callejeros, como se cree.
Las personas sobre las que un can se ha avalanzado, quizás no conocen el motivo real por el que esos animales, con los que han compartido tiempo los atacan.
Testimonios comparten su experiencia a Hora Cero y especialista en trata de perros, manifiestan posibles causas de las agresiones de los canes, así como las implicaciones que conlleva tener un animal en el hogar.
PRIMER ATAQUE
Yolanda Rosales tiene sus manos marcadas por pequeñas cicatrices a consecuencia de tres agresiones, de diferentes mascotas, al intentar rescatarlos para conocer su estado de salud, ya que de manera voluntaria se dedica a rescatar canes que se encuentra deambulando.
En su afán por hacer el bien a esos animales, Rosales no había medido los riesgos. Ya pasó el tiempo de los accidentes y ahora enfrenta las secuelas de una de esas heridas, pues perdió la movilidad total del dedo índice de la mano izquierda.
“Fue en noviembre de 2011. Yo iba camino a casa y que veo un perrito en calle. Me detuve para rescatarlo en caso de que no tuviera dueño y cuando estuve a punto de tomarlo, me tiró la mordida”, expresó Rosales.
Le mordió el dedo, señaló. “Sentí el impacto de su hocico pero muy leve, así que sólo regresé a casa para lavarme el dedo con agua y no le di importancia de más a la pequeña lesión”, agregó.
“Seguí con mis pendientes pero al paso de las horas, ya en la noche, mi dedo estaba muy inflamado. Fui al médico, me hizo un curación rápida para ver la mordida y me dijo que traía una infección”, dijo la afectada.
No fue una mordedura profunda, ni grave, el asunto radicó en que no desinfectó el área lesionada, le explicó el doctor, por lo que se acumularon microbios en el dedo.
“Entré a cirugía para eliminar las bacteria. Mi dedo quedó inmóvil por unos días pero poco a poco por la rehabilitación mejoré el movimiento. Pero ya pasaron dos años y aún no tengo la flexibilidad óptima”, reiteró.
SEGUNDO Y TERCER ATAQUE
Pero esa no es la única herida de la que Yolanda ha sido víctima. El año pasado, otro cachorro la mordisqueó. La agredió dos veces seguidas. Tuvo lesiones en el pulgar derecho y anular izquierdo, además de unas ligeras mordidas en la parte baja del brazo.
“Me agarró primero de la mano derecha, se fue, y luego regresó con fuerza para morderme en la mano izquierda. Fue muy rápido. No me lo esperaba. Mis uñas quedaron débiles y en el brazo me dejó cicatrices”, detalló.
Las pequeñas heridas no fueron tan graves como la primera vez y ante dos sucesos similares, Yolanda entendió que ya no debería tener tanta confianza con canes desconocidos.
Pero eso no es todo, cuando era niña, recuerda que tenían una perra llamada “Ronnie” en casa. Sus padres siempre le inculcaron el amor a sus mascotas. “La teníamos adentro y se comportaba bien”, comentó.
Pero todo cambió cuando pretendía sacarla de la parte baja de la cama. Yolanda indicó que le iba a dar de comer, pero la perrita no quería salir de ahí, cuando de pronto sintió el apretón de su dentadura.
“Fue muy fuerte, de inmediato retiré la mano y la sentía como adormecida. Se me inflamó, pero fue todo. Me llevaron al veterinario y sólo me puso una pomada, no fue mordida de gravedad”, explicó.
De ahí, Yolanda jamás fue atacada por ningún perro, hasta hace dos años. Ella no ha perdido su amor por los canes que tiene como mascotas en casa y ayuda a los que se encuentra por las carreteras o en la ciudad.
Además, entendió que los perros no atacan sin razón. Su instinto animal los lleva a defender sus propias cosas, por lo tanto, cuando alguien intenta invadir su espacio o algo, sea cual sea el motivo, ellos reaccionan.
HUELLAS EN EL ROSTRO
La historia de Claudia Cárdenas fue muy distinta a la de Yolanda. Cuando tenía tres años su perro le lanzó una mordida en la nariz, a la altura del tabique, y le dejó herida una parte del rostro.
“Mi papá estaba jugando con el perro en la sala, mientras yo veía la televisión, pero de pronto se vino contra mí. Fue súper rápido y recuerdo cómo me corría la sangre por la cara. Me asusté mucho”, dijo Claudia.
Aún tiene en mente la cara de preocupación de sus padres. Relató que corrieron hacia donde ella estaba y de inmediato le lavaron la cara con agua y jabón para llevarla al doctor.
“Me pusieron las vacunas y me curaron muy bien la herida. Con el tiempo y conforme fui creciendo, sólo se observan sobre la nariz y el pómulo pequeñas cicatrices de los colmillos del perro”, comentó.
Por fortuna no pasó a mayores la herida, y luego de lo sucedido, los padres decidieron deshacerse del perro. Claudia dijo que ya no lo vi en casa por los siguientes días.
Pero la siguiente vez que fue agredida por otro can, el nivel de gravedad se hizo presente, ya que el perro le mordió la sien, penetró hasta la mandíbula, ocasionándole movimiento de la quijada y dientes.
“Sentí como si me hubieran aventado una piedra en el cachete, fue un golpe muy fuerte. Posteriormente me hicieron una pequeña cirugía molar y estuve en tratamiento de ortodoncia. Estuvo grueso”, detalló.
El pastor alemán que la atacó era de una vecina. Ella iba pasando por la calle, cuando de pronto vieron saltar al animal con todo y cadena para abalanzarse, de manera inesperada contra su rostro.
Aunado a la lesión,Claudia tuvo secuelas tiempo después. Constantemente tenía pesadillas. Soñaba con el acercamiento del hocico del perro a su cara y en eso se despertaba.
“Fue muy impactante lo que me pasó, tenía como cuatro o cinco años y si me afectó emocionalmente. Sin embargo aprendí a superarlo porque seguimos con perros en casa, nos gustaban mucho”, manifestó.
Los dos casos de los que fue víctima no han sido una experiencia como para que tomara la decisión de no volver a tener una mascota en casa. Al contrario, ahora que tiene a sus hijos, les inculca el cariño a los perros.
“Tenemos dos y los adoptamos hace un año y medio. Superviso las atenciones que les deben dar mis niños, como la comida, aseo y demás pero también estoy al pendiente de las actitudes de los animales para evitar, en medida de lo posible que sean atacados”, reiteró.
Ante los dos ataques, Claudia tiene cicatrices en la cara pero no son tan notorias, debido a que su madre tomó la precaución de untarle una crema con el fin de disminuir las marcas.
AGRESIONES EN CIFRaS
La Secretaría de Salud en Nuevo León cuenta con un balance general del número de agresiones, tipos de estas, y a quienes les hizo algún daño un can propio, o que se cruzó por su camino en las calles por las que circulaban.
“Las estadísticas se han mantenido. Del 2009 al 2012, cada año, 3 mil 200 casos de ataques de perros a personas se tienen en lista, porque los diversos centros de salud que atienden a los afectados, toman datos de los hechos”, informó Ana Bella Morales Rubalcaba, del departamento de Control Canino.
A través de ese registro detallado, respecto a las lesiones que los canes efectúan a las personas, se dedujo que la mayoría de los animales atacan a sus dueños o propietarios, dentro del domicilio y es menos común que los daños los causen perros callejeros.
“De los 3 mil 200 casos, el 85 por ciento corresponde a ataques en los hogares, mientras que 25 por ciento se suscita por perro abandonados y que constantemente vagan en las diversas arterias de la ciudad”, indicó Morales Rubalcaba.
Las causas varían, añadió, y dependerá de cada caso en particular las condiciones en las que se hayan dado las agresiones por las mascotas o animales en abandono.
Pero no por ello dejan de ser, reiteró, situaciones de alarma para el sector salud.
“Por fortuna se dan más casos en los domicilios, eso resulta un tanto favorable porque los perros tienen vacunas anti rábicas, y en caso de atacar, no se corre el mayor riesgo de contagiar a las personas. Claro, lo mejor sería que no hubiera agresiones por parte de ningún animal”, señaló.
En ese sentido, la dependencia estatal en conjunto con las municipales ha venido realizando acciones para tener un mejor control canino, así como generar una educación y cultura sobre el cuidado de los animales, mencionó la especialista.
ADULTOS SON LOS MÁS AGREDIDOS POR CANES
Generalmente, la sociedad tiene la idea de que son los infantes quienes son frecuentemente lesionados por los perros, pero no es así, asevera Rubalcaba ante las cifras que arrojó el balance del 2012.
“De los 3 mil 200 ataques que hablamos, el 85 por ciento de los hechos, se presenta en adultos y el 25 por ciento en niños de entre 3 y 10 años”, informó.
Recalcó que las noticias de agresiones a niños, han causado mayor impacto, porque en ocasiones, las lesiones resultan más intensas para los menores que las personas mayores.
Entre los niveles de lesiones, destacan desde la leve, la moderada, hasta la grave y el rango va, de acuerdo al recuento de heridas atendidas.
“Las mayoría de las lesiones son leves: 75 por ciento, moderadas en un 20 por ciento y los hechos de gravedad, tan sólo alcanzan el 5 por ciento”, enumeró Morales Rubalcaba.
Afortunadamente, señaló la experta, los accidentados recurren a los centros de salud o atención médica y por su parte, la dependencia realiza campañas de concientización de la protección a los animales, de vacunación y de esterilización.
FALTA REGLAMENTO DE CUIDADO ANIMAL
Aunque desde hace años se han establecido leyes y reglamentos para brindar un adecuado estilo de vida a los animales, en este caso perros, aún falta mucho por hacer, reconoció en claro, Rubalcaba.
“No es un problema nuevo y aunque ahorita hay municipios que tienen un documento oficial, pretendemos que en Nuevo León se unifique la Ley de protección animal”, dijo.
Con el objetivo de lograr el cometido, reveló que constantemente se tienen reuniones con organismos y representantes legislativos para llegar a un acuerdo y analizar los cambios que se requieren.
“Se harán modificaciones, no sabremos en cuanto tiempo quede listo pero los importante será que se respete y se haga cumplir en tiempo y forma”, señaló.
Desde hace 10 años no se ha adecuado la ley a las condiciones actuales de la población canina existente, cuando está ha crecido y cambiado.