El 22 de noviembre el nombre del niño Javier Yahir Hernández, de tan sólo ocho años, ocupó las primeras planas y espacios informativos de la entidad por el peor motivo: su cuerpo fue encontrado en el arroyo “Las Adjuntas” del municipio de Montemorelos, Nuevo León, tras permanecer seis días desaparecido.
A nivel social la noticia causó revuelo al conocerse que el autor del hecho fue su propio hermanastro, quien cegado por los celos decidió acabar con la vida del menor, pero también desató la controversia en el ámbito legislativo al evidenciar la coordinación casi nula entre las autoridades para desarrollar de manera oportuna el Código Ámbar.
En mayo de 2010 se anunció con “bombos y platillos” que Nuevo León se convirtió en el primer estado del país en aprobar una modificación a la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Estado para implementar este mecanismo de coordinación, que tiene el objetivo de localizar de manera inmediata a menores desaparecidos.
“El Código Ámbar, no es otra cosa más que la coordinación entre medios de comunicación, procuradurías, policías estatales y municipales para que sepan inmediatamente que un menor está desparecido”, indicó el diputado albiazul Pérez Ortega.
La propuesta fue presentado en el pleno por el diputado panista Omar Orlando Pérez Ortega y aprobado por unanimidad en el Congreso del Estado. Sin embargo, a más de un años y medio de su aceptación los beneficios del Código Ámbar sólo se observan en el papel, ya que hasta el momento las autoridades no han logrado insertarlo de manera correcta en la entidad.
SE CREA Y NO SE APLICA
Está comprobado que cuando un menor de edad desaparece, las tres primeras horas son cruciales para lograr recuperar al infante y que reciba el menor daño psicológico y físico posible.
Por tal motivo, el Código Ámbar es una herramienta que pretende agilizar la búsqueda del niño, a través de la coordinación entre autoridades, medios de comunicación y población civil.
En teoría, cuando un infante de edad desaparece, la Procuraduría del Estado debe de establecer los vínculos necesarios para informar a la población que hay un menor extraviado, dar a conocer sus características, qué ropa llevaba puesta, dónde fue visto por última vez, con quién iba acompañado para que de esta manera la gente pueda contribuir con las autoridades en la creación de un cerco.
“Este instrumento propone informar cuáles son las caraterísticas del menor: color de pelo, qué ropa llevaba, dónde estaba la última vez que se le dio, con quién iba, etc. y si los familiares o amigo llegaron a detectar cómo eran las personas que se lo llevaron, también describir el carro, las características de las personas, con esto se hace un cerco inmediatamente a tal grado de que el posible secuestrador o captor no se sienta cómodo·, mencionó el legislador.
Sin embargo, la falta de un manual para capacitar a las autoridades al respecto, ha hecho que las modificaciones a la Ley Orgánica no hayan rendido frutos hasta el momento.
De acuerdo a Pérez Ortega, el instructivo, demoninado “manual de búsqueda inmediata de menores de edad”, que almacena los detalles y pasos a seguir ya están disponibles en español y sólo hace falta “tropicalizarlo” a Nuevo León, pero la Procuraduría del Estado ha postergado esta acción.
“Es cuestión de voluntad. Es un tema muy noble, es un tema que ya debería estar funcionando y desgraciadamente al día de hoy, a un año y medio de que prácticamente todos los partidos políticos representados aquí en el Congreso vimos con muy buenos ojos este iniciativa y posterior ley, hoy desgraciadamente no contamos con ella y no contamos con un manual”, mencionó el diputado.
Acorde al funcionario, se trata de una herramienta que para desarrollarse, más que recursos económicos requiere de voluntad, facultad que hasta el momento no ha sido aplicada por las autoridades, lo que le hace pensar que esta demora va impregnada de tintes políticos.
“No me queda otra cosa que pensar que hay un desinterés por parte de este gobierno estatal y por parte de la Procuraduría de Nuevo León por no querer aplicar algo que desde nuestro punto de vista es un proyecto noble, con un sentimiento altruista muy grande. Esto no te da a pensar otra cosa más que hay tintes políticos detrás de esto porque la propuesta fue hecha por un partido ajeno al actual gobernante y que por el hecho de no haber sido ellos los que lo pusieron en la palestra hoy lo están bloqueando”, comentó Pérez Ortega.
Según palabras del diputado, incluso han existido propuestas por parte del gobierno norteamericano, de donde nació el Código Ámbar, para apoyar a las autoridades neolonesas, pero aún así el manual no ha sido publicado.
La falta de voluntad ha orillado a que a más de un año y medio de haberse aprobado el Código Ámbar, casos como el de Javier Yahir Hernández con desenlaces desafortunados se siguen presentando en la entidad, contrarios a los que se presentan en Estados Unidos, Canadá y Europa, en donde sí se aplica de manera correcta.
ANTECEDENTES
Corría el 13 de enero de 1996, cuando Amber Hagerman, una pequeña de 8 años, originaria de Arlington, Texas paseaba en bicicleta cuando, acorde a un testigo, un sujeto de tez blanca bajó de su camioneta y arrastró a la niña a su interior.
La desaparición de Amber provocó que además de la familia, la sociedad se uniera en su búsqueda, misma que finalizó cuatro días después cuando un sujeto que paseaba con su perro encontró el cuerpo de la niña en una arroyo.
La noticia provocó cólera e ira en la población, que exigió castigos más severos a los secuestradores y métodos que permitieran a las autoridades acelerar la búsqueda de menores desaparecidos.
Las estaciones de radio y televisión se inundaron de llamadas del público, que se alzaban a favor de las propuestas y pedían que los medios de comunicación se solidarizaran en este tipo de situaciones.
Los dueños de las estaciones estuvieron de acuerdo en contribuir y días después se reunieron con autoridades policiacas para ofrecerle sus espacios de alerta cuando un niño desapareciera, tal y como lo hacen cuando se avecina un tornado o tormenta. Este sistema fue bautizado como Amber Alert o Alerta Ámbar, en honor a la pequeña Amber Hagerman.
Los resultados de la “Amber Alert” fueron tan grandes que meses después el estado Texas lo decretó ley, siguiendo estos pasos algunos otros territorios de Norteamérica. Finalmente en 2003, el entonces presidete George W. Bush la decretó un plan a nivel nacional.
En 2010 Nuevo León implantó la Alerta Ámbar en México, aunque no ha dado los resultados esperados. Algunas entidades que le han seguido y han incluso registrado mejores avances son el Distrito Federal y Baja California.
EL CASO DE AMANDITA
Nuevo León no está exento de vivir casos de secuestro. El caso de Amandita Vanesa Carrizales, la recién nacida que fue sustraída por una desconocida del Hospital Metropolitano el 16 de octubre de 2009 es uno de ellos, pues sin percatarse, los medios de comunicación y autoridades implementaron una especie de Código Ambar espontáneo.
La búsqueda de la menor fue facilitada por los espacios informativos, que de manera constante mostraban a la población las características de la secuestradora, quien simplemente no pudo con la presión y terminó por entregar a la menor.
“Recordemos que aquí en la entidad hubo un caso que fue el de la niña Amandita, que fue muy sonado en los medios y la señora que la había sustraído de los cuneros se sintió tan incómoda porque en todos lados aparecía su rostros, pasaban el video muy seguido y no podía siquiera salir a comprar leche a la tienda porque temía que la descubrieran”, comentó el diputado.
El cerco creado por los medios de comunicación y las autoridades ayudó a que Amandita regresara sana y salva con su familia. Ese es precisamente el origen y esencia de la Alerta Amber: coadyuvar esfuerzos para rescatar a cada niños desaparecido o secuestrado en el menor tiempo posible.
Y aunque la herramienta está enfocada en menores que van de los cero a 17 años, también contempla a los adultos mayores. Lamentablemente, mientras no se siga aplicando de manera correcta, los casos como los desenlaces como el de Amandita seguirán siendo aislados. v