
Desde hace unas semanas y debido a la sequía que sufre Nuevo León, la Plaza Zaragoza luce diferente y con nuevos huéspedes. Cientos de aves han hecho de los árboles su hogar y de la fuente el oasis que les permite mantenerse vivos.
En medio de un ruido ensordecedor y ajenos a las actividades de quienes pasean por la plaza, los Quiscalus Mexicanus, como científicamente se les nombra a los populares “chanates”, se posan en los troncos cercanos para descansar y disfrutar la frescura de las fuentes que se encuentran alrededor.
Antes de que comience el atardecer, los también llamados zanates empiezan a llegar en parvadas para darse un remojón en la fuente de la Macroplaza que se ubica a la altura de la calle Morelos.
Manuel Múzquiz Ortiz, coordinador del Programa de Fauna Silvestre que se encuentra en conflicto con el ser humano, admitió que una de las causas por la que las también llamadas urracas se posan en los árboles de la Plaza Zaragoza es por el agua que se encuentra a su alrededor.
“Buscan estar en contacto y cerca de un cuerpo de agua; en el Parque Zaragoza hay una fuente y ese es un indicador porque normalmente viven en contacto con ese recurso. Su biología natural es cercana al vital líquido porque capturan organismos como crustáceos o larvas”, explicó el biólogo.
El ave, que es originaria del país, parte de los manglares de la costa del golfo de México y poco a poco ha ido aumentando su población para habitar el norte del continente. Múzquiz indicó que actualmente la especie se encuentra en 21 entidades de Estados Unidos y en tres provincias de Canadá.
“Su biología es muy adaptable y por lo mismo no tienen preferencia por un tipo de alimento; generalmente los animales que se adaptan muy bien tienen una alimentación muy amplia, ya que comen desde insectos y hasta pueden llegar a cazar otras pequeñas especies de aves”, señaló el especialista.
Argumentó que como la especie es invasiva y su alimentación es muy variada, las aves pueden encontrar un hogar fácilmente en las zonas urbanas.
“Las aves tienen problemas para desplazarse, no pueden volar grandes distancias, es decir, sería muy difícil que vayan de una población a otra fácilmente. Las urracas que se observan en el parque son de una colonia residente, ellas viven generalmente en áreas verdes y tienen grupos que viven en la ciudad”, comentó Manuel.
Pese a que muchas aves se pueden considerar migratorias, Múzquiz manifestó que en este caso la urraca se puede considerar como residente, ya que en su mayoría viven en asentamientos urbanos y se encuentran a disponibilidad del alimento.
“Autores manejan que la urraca es una plaga, la bibliografía la menciona como una especie invasiva y que es una plaga, aunque algunos mencionan que sí, la realidad es que está íntimamente relacionada a la población humana”, aseguró el especialista en manejo de fauna silvestre.
Asimismo, definió que este pájaro puede llegar a agotar el recurso del espacio y de ser así, las aves se dedicarán a buscar otro lugar que tenga las condiciones necesarias para sobrevivir dentro de la población urbana.
“Hay un factor muy importante, los zanates no tienen un depredador natural; en el campo las condiciones naturales de todas las especies de aves están reguladas por otras especies y la urraca no porque vive en las zonas urbanas y no hay nadie que regule su población naturalmente”, argumentó Múzquiz.
La responsabilidad por parte de las autoridades radicaría en hacer campañas de control para mantener a las urracas dentro de un número estable. Dijo que una de las opciones podría ser el introducir un depredador nocturno natural para hacer un equilibrio de la población.
“Es decir no ir y matarlos, tendría que ser un control biológico, y todo eso se vería con el municipio, y diversas dependencias para evaluar y actuar”, manifestó el biólogo.
Mencionó que otro de los factores que podrían impulsar a las autoridades a poner un depredador en la parvada de “chanates” es debido a que se pueden reproducir todo el año, tienen un amplio margen de alimentación, son muy agresivos, e incluso pueden atacan al ser humano.
“Nos han hablado de escuelas y de lugares donde atacan a niños, algunas veces cuando están nidificando en un árbol pasan los niños y como las molestan se te dejan venir porque así protegen a la colonia, y si hay un nido al que se le quiere hacer daño, todos defienden el lugar”, explicó el especialista.
Agregó que esa es la razón por la que la especie siguen en crecimiento, ya que también los depredadores naturales que hay son menos a comparación de las comunidades de urracas.
“He visto cómo andando un búho se le van cinco o seis y andan molestándolo, entonces se protegen entre ellos, son muy territoriales y agresivos”, dijo.
Aunque hasta el momento la urraca no se ha declarado como un problema de salud en el estado, ya que no se ha transmitido alguna enfermedad por medio de ella, el especialista aseguró que no hay puntos rescatables en beneficio a la comunidad.
“Alguna cuestión positiva simplemente no la hay, es una población grande, se establecen en los parque con cuerpos de agua, hacen escándalo, y su graznido es muy fuerte y molesto, ya que son territoriales y ellos lo hacen para que no se acerquen otros”, indicó el coordinador del Programa de Fauna Silvestre.
Para evitar la proliferación de la especie y controlar los efectos de su estadía en diversos lugares, el especialista dio algunas recomendaciones como abstenerse de generar desechos orgánicos, así como también molestarlos en donde tienen sus nidos.
UNA SEÑAL
José Luis Rodríguez, quien laboró por mucho tiempo cerca de la Plaza Zaragoza, indicó que jamás había presenciado un fénomeno como el que los Quiscalus Mexicanus ofrecen ahora.
“Ya habíamos venido antes aquí, pero nunca habíamos visto esto como ahorita, la verdad no sé si andan muy escandalosos o andan muy alegres, esos sonidos son muy raros, nunca había pasado esto”, explicó el paseante.
Sorprendidos por lo que sucede, José Luis y su acompañante, María de la Luz, no daban crédito a lo que pasaba, aunque les comentan que desde hace días se divisa la llegada puntual de las aves, ellos no lo creen y piensan que tienen una misión.
“Creo que están buscando algo, es la primera vez que oímos tanto escándalo de pájaros, aunque no sabemos qué sucede, a lo mejor nos quieren decir que algo va a pasar”, señaló el señor Rodríguez entre risas nerviosas.
“De verdad que no había visto pájaros juntos en un solo lugar, he ido a otros parques y no hay nada como lo que se vive aquí, digo que algo nos quieren avisar, ¿cómo saber para qué?”, reiteró José Luis.
La pareja divisa a los voladores en pie porque muchas de las bancas que se encuentran en el lugar fueron ensuciadas por los desechos de las aves; el sonido los obliga a alzar la voz, la convivencia es diferente a la que comúnmente suelen pasar mientras se encuentran en el lugar.
“Todos a la vez están como cantando, hemos venido aquí para pasear, pero no habíamos visto tanto pájaro, nunca se había visto, es la primera vez que veo tanto escándalo a estas horas”, dijo. v