Avelino Noriega está en cama desde hace mucho tiempo. Su cuerpo se ha llenado de llagas, pero lo que más le duele es que la gente lo ignore y no poder acceder a los más mínimos cuidados.
Su padre, de 85 años, hace todo lo posible por ayudar, pero también está cansado.
Avelino se desempeñaba como albañil y su vida transcurría normal hasta hace 11 años, cuando tuvo un accidente de trabajo que lo marcó para siempre.
“El 6 de agosto de 1997, a las nueve de la mañana, me caí de una placa del segundo piso, perdí piso, me fui de espalda y ya no puede moverme”.
“Llegó la ambulancia y me llevaron al Hospital Universitario y me operaron, me pusieron varillas de platino. A raíz de eso mi vida cambió, y ya no tuve movilidad en mis piernas, del pecho para abajo está muerto”, dice con tristeza el hombre de 52 años.
Su mirada es profunda y denota preocupación, tristeza y al mismo tiempo esperanza. Sus brazos se ven fuertes pues ha tenido que ejercitarlos al levantarse e impulsarse en la silla de ruedas. Además del accidente, Avelino ha tenido varias complicaciones en su organismo como diabetes, enfermedades del riñón y úlceras profundas.
Hace frío y uno de los ventanales del hogar de Avelino está abierto y sólo está cubierto con una delgada e improvisada cortina, afuera hay una jaula con algunas palomas.
“Son para que nos hagan ruido”, dice don Margarito Noriega, un hombre de mirada cansada asomada debajo de unos lentes gruesos. Su paso es lento pero su espíritu es fuerte.
La esperanza de don Margarito, de 85 años, es cuidar a su hijo Avelino hasta el último minuto que la vida le permita. Hace un año falleció la compañera de su vida, Rita Ortiz Noriega.
“Vivimos más de 60 años juntos y ahora que ya no está siento como si la luz se me hubiera apagado”, dice con voz entrecortada y un sentimiento profundo de nostalgia que sólo puede entender alguien que alguna vez ha amado.
Sólo percibe mil 500 pesos mensuales para sostenerse y los invierte en comida y medicinas, pues también tiene diabetes.
“En la mañana lo baño, le limpio y curo cada uno de sus llagas, batallo porque no veo bien, después le lavo su ropa y ya en la tarde lo vuelvo a bañar y hacer sus curaciones… hago lo que puedo”, admite Margarito.
“En la noche él se queda aquí y yo me voy a mi cuarto, no sabemos si vamos a amanecer, tanto puede fallecer él o yo, pero nadie se va a dar cuenta ¿cómo?”, dice el hombre de la tercera edad.
NECESITA TU APOYO
La recámara de Avelino huele a medicamentos, hay una mesa donde guarda medicinas, gasas, isodine, sondas, cintas y otros objetos necesarios para su cuidado. Todo esto requiere dinero y los 700 pesos libres con que cuentan cada mes no son suficientes para poder adquirirlos.
“He recibido ayuda como pañales, pedí ayuda cuando vino Heriberto Cantú, alcalde de Juárez, prometió que me iba a apoyar para comprar material pero ahorita ya van para dos años que no lo hacen.
“Le pido a la comunidad, a la gente, que me ayude para comprar medicamento, llevo ocho años con esas úlceras… ocho años. Unos vecinos me ayudan cuando tienen oportunidad, la otra vez vino Televisión Azteca y me ayudó unos dos días, pero necesito un apoyo permanente, no sé si alguna institución que se dedica a hacer pañales me pudiera ayudar”, dice con esperanza el hombre.
Explica que en los momentos en que no han tenido dinero salen a la calle él y su padre Margarito para pedir ayuda y poder así conseguir el medicamento que necesita.
“La luz no la estamos pagando, han venido a quitar el servicio y yo les digo, ´pues córtala, pero mírame, la necesito´; nada más estamos pagando el agua. Al tanque de gas le ponemos 100 pesos de vez en cuando.
“Le pido a la gente que me siga apoyando y si un peso me da, yo lo guardo y lo junto para comprar el medicamento que me hace falta, a veces la gente me dice que me veo bien y tal vez sí, pero no saben como estoy por dentro”, señala.
TRATAMIENTO ESPECIAL
De acuerdo a la doctora Raquel Villarreal (colaboradora de la asociación Comprometidos por Guadalupe, grupo que ha tratado de aminorar las necesidades de Avelino), explica que la situación no es fácil.
“Tiene un daño a nivel de la columna de tal manera que la circulación inferior no está conservada, por el hecho de estar postrado hace que en algunas áreas de presión se formen úlceras y que sea imposible la cicatrización por la misma situación, pues no tiene una buena circulación en su sangre.
“Tiene diabetes, una hernia que no le permite orinar por el mismo proceso degenerativo de la columna, por eso usa una sonda urinaria y bolsa recolectora se tiene que cambiar cada 15 días como máximo y el señor desgraciadamente ha tenido que estar con sus sondas hasta un mes, eso implica otro tipo de problemas como infecciones que demeritan su salud”, explica la especialista.
Avelino comenta que un médico anteriormente le había dado una dieta especial de alimentación, pero su situación económica sólo le permite comer lo básico, como frijoles.
ENTREGAN SILLA DE RUEDAS
A un costado de la cama de Avelino hay una silla de ruedas oxidada, en las patas tiene tubos de metal que se utilizan para canalizar agua potable, alguien los soldó a la silla para que se pudiera usar.
El pasado miércoles 10 de diciembre, la asociación Comprometidos por Guadalupe donó a Avelino una silla de ruedas nueva para que pudiera moverse sin dificultad.
La asociación, dirigida por Arturo Benavides y Luis Angel Benavides, supo de Avelino a través de un programa de radio, y han estado al pendiente de él y de su padre.
“Te trajimos tu regalo de Navidad, la silla que te prometimos, aquí están las enfermeras y te dijimos que iban a venir a hacerte las curaciones, también estamos checando lo del colchón anti llagas para que no tengas molestias”, le dice Arturo Benavides.
Luis Angel también promete:
“Nosotros te vamos a apoyar permanentemente, siéntete tranquilo, con el respaldo de que vamos a estar a tu lado, te vamos a cubrir las ventanas por donde se está metiendo el aire.
“Mi respeto para tu padre, por su amor y porque ha estado contigo y no te ha dejado en ningún momento. De buena manera la gente te ha ayudado pero ha sido como lo dices: llamaradas de petate, en este caso va a ser un fuego constante que va a estar a tu lado”, afirma Luis Angel.
Avelino Noriega se muestra emocionado, con esperanza y alegría en medio de su dolor, en varias ocasiones agradece hasta culminar en el llanto.
Es víspera de Navidad, hace mucho frío pero tu apoyo puede ser calor para Avelino Noriega y su padre Margarito. Compartir con quien más lo necesita es lo que nos hace grandes como seres humanos.