Una reportera de Hora Cero viajó durante las primeras horas de funcionamiento oficial del llamado “Vagón Rosa” del Metrorrey, una medida implementada como programa piloto a petición de grupos defensores de los derechos de las mujeres. Su experiencia reveló que la idea, aunque aplaudida, también tiene sus detractores… y muchas posibilidades de mejorar.
A partir de las 6:00 horas del viernes 9 de marzo comenzó a funcionar el “Vagón Rosa” en las estaciones de la Línea 2 del Metro de Monterrey. Desde temprano el colectivo lució abarrotado por usuarios que se toparon con una nueva forma de distribución de pasajeros, donde se da preferencia a mujeres, niños, personas de la tercera edad y discapacitados.
A las 8:00 horas en el andén de la estación Sendero en Escobedo, hombres y mujeres nos dispusimos a esperar la llegada del Metro. Éramos cientos de personas y en el andén solo se pudieron ver a dos elementos de Fuerza Civil, que estaban ahí para intentar organizar el asenso y descenso a los vagones, separando a hombres y mujeres.
“Hombres a la izquierda y mujeres a la derecha, vamos”, exclamaban los uniformados.
A las 8:02 horas, una mujer se acercó al policía para preguntarle si ella y sus hijos tenían que separarse de su marido al usar el Metro, por lo que el policía le afirmó con la cabeza.
“No se me hace justo separarme de mi esposo, pues viene conmigo”, expresó la usuaria con una mueca de desagrado.
Los elementos de Fuerza Civil no se tomaron el tiempo de explicar la dinámica del “Vagón Rosa” y solamente se limitaron a “arrear” a la gente al extremo que le correspondía según su sexo.
Debido a la falta de interés que mostró el policía por resolver la duda de la usuaria que viajaba con su familia, sentí la necesidad de intervenir, así que me acerqué e intenté explicar, a mi particular entendimiento y de acuerdo a lo que han dicho las autoridades, la dinámica de los vagones.
“Señora, si usted quiere viajar en compañía de su marido lo puede hacer, para eso está el vagón mixto que se encuentra de lado donde mandaron a los hombres. El ‘Vagón Rosa’ usted lo puede utilizar con sus niños solo para sentirse más cómoda sin la presencia masculina pero no es una imposición aunque así lo estén haciendo ver los que están a cargo”, le dije.
A las 8:05 horas llegó el Metro y las mujeres comenzamos a ascender tranquilamente sin empujones. En esta estación no hubieron hombres que desafiaran la medida, pero en la parada siguiente, en Santiago Tapia, entró al vagón un señor de aproximadamente 40 años de edad. Era el único caballero que se encontraba viajando con las mujeres y su consternación por lo que era un obvio descuido al haberse equivocado de tren era evidente.
El Metro tardó dos minutos en arribar a cada estación y con frecuencia el operador mandaba un mensaje a través del micrófono a los pasajeros.
“Recuerden que el primer vagón es de uso exclusivo para mujeres, niños, personas de la tercera edad y discapacitados, en un horario de 6:00 horas a 9:00 horas y de 17:00 horas a 21:00 horas”, explicó la voz.
Durante el trayecto se escucharon algunos comentarios por parte de las usuarias, que hablaron acerca del “Vagón Rosa”.
“Se siente raro ir solo con mujeres cuando normalmente iban muchos hombres”.
“Qué bueno que ya no hay ‘pelados’ que nos vayan a robar algo de las bolsas”.
Arribamos a las 8:20 horas a la estación Cuauhtémoc y la exclusividad de las mujeres fue rota por otro hombre, quién entró sin pensarlo dos veces y viajó con todas hasta la penúltima estación en Padre Mier.
Las mujeres a bordo lo miraron con gesto de desaprobación y se dirigieron a él con comentarios negativos, palabras que el hombre ignoró durante todo recorrido.
“¿Nadie le dijo que aquí no puede entrar?”.
“Le valen las reglas a este muchachito, no entendió nada”.
“Que se baje y que se vaya con los demás hombres”.
En las estaciones Alameda, Fundadores, Padre Mier y Terminal Zaragoza, se respetó el vagón y no se subió ningún otro hombre.
A las 8:58 horas la cadena que separó a ambos sexos en la estación Zaragoza fue retirada por el personal de Metrorrey para continuar con el uso común de todos los vagones.
El proyecto piloto “Yo viajo Aquí”, desde su primer día de ejecución, fue tachado como “fracaso total”, por el grupo Voces Femeninas, quienes originalmente habían solicitado la habilitación de un vagón exclusivo para mujeres.
En una publicación realizada vía Facebook el 8 de marzo a las 18:00 horas, cuando ni siquiera había terminado el primer día de operación del “Vagón Rosa”; las integrantes del grupo expresaron su inconformidad con el servicio que implementó el Gobierno del Estado.
“Durante el recorrido se pudo comprobar la falta de logística, preparación, organización y capacitación de media docena de funcionarios de Metrorrey quienes nada más intentaron separar a las mujeres de los hombres con limitado éxito”, escribieron.
Desde el primer día, la mayoría de las usuarias mostraron un comportamiento intolerante, creyendo que de inmediato el “Vagón Rosa” iba a funcionar sin contratiempos ni fallas.
Las mujeres que exigieron un transporte seguro sin hombres que las molesten, tendrán que ser pacientes para que los usuarios se familiaricen con el proyecto, que más que dar solución a los acosos sexuales, está empezando a segmentar a la sociedad enseñándonos que la única manera de vivir en paz es alejándonos.