Cuando uno ve los árboles frondosos y admira su generosa sombra, lo primero que deseamos saber es quién los sembró y qué historia encierran en su raíz profunda. Porque el presente siempre es deudor de un visionario soñador de ayer que creyó en la bondad de la semilla en un terreno fértil o que trazó el origen de un proyecto aunque no fuera testigo de su desarrollo posterior.
Así podemos explicar el inicio de la Cervecería Cuauhtémoc y su asombrosa expansión a lo largo de más de 100 años, pues no solamente fue el detonador de la industrialización de la ciudad de Monterrey con la creación de varias empresas más a su alrededor, sino que también ha sido ejemplo en la promoción de beneficios para sus trabajadores y sus familias, principalmente a través de la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa desde 1918.
Todo empezó con la llegada del español Juan Francisco de la Penilla (1781-…) a Monterrey en 1800 decidido, a sus 19 años, a hallar fortuna en la minería, pero como la región no era rica en ese aspecto sino en la agricultura y ganadería, se convirtió en un gran comerciante de granos y curtido de pieles al grado de fundar la Casa de la Penilla”, después de contraer matrimonio en 1802 con doña María Francisca de Ugarte y Sobrevilla, nacida en Villaldama.
Ellos fueron padres de María de la Luz Penilla (1809-1891), quien haría historia en la ciudad al lado de otro español, don Pedro Calderón Velarde quien vino a Monterrey en 1808, pues se sabe que este hombre nacido el 9 de enero de 1790 en Santander tuvo el impulso de conocer la antigua Nueva España una vez que ésta obtuvo su independencia el 27 de septiembre de 1821. Pero se estableció en Monterrey hasta quedarse definitivamente y amasar una gran fortuna.
Hijo legítimo de D. Pedro Calderón Bustamante y de Dña. Theresa Valverde, se casó el 2 de junio de 1827 con María de la Luz Penilla Ugarte en el Sagrario de Catedral de Monterrey, y pronto se constituyó en la raíz de un árbol familiar con extensas ramas reconocidas hasta nuestros días pues su espíritu emprender dejó honda huella en la región noreste.
Los Calderón-Penilla, por sus obras a lo largo de los años, recibieron el reconocimiento de la sociedad regiomontana y por extensión también sus hijos: María del Refugio (1833), Pedro (1834-1891), Ysabel (1837-1890), José Severino (1840), José Encarnación (1843-1889), Jesús María Secundino (1848-1934), Alberto de Jesús (1849) y Francisca de Paula Emiliana (1850-1882).
El español Pedro Calderón Velarde llegó al Nuevo Reino de León y concretamente a Monterrey en el momento en que se asomaba en la Nueva España el movimiento de independencia mientras que la ciudad comenzaba su aventura comercial y abría sus brazos a los extranjeros que veían una magnífica oportunidad de lanzar la semilla de la prosperidad aprovechando los cambios de orden político y económico después de 1821, y por eso, cuando el comercio aquí empezó a ser pujante a partir de 1840, fundó la “Casa Calderón” y luego lo vemos como accionista en la fundación, en 1854, de la que fuera la gran fábrica de hilados y tejidos de algodón “La Fama”, ubicada en lo que ahora es el municipio de Santa Catarina. Sus socios fueron don Gregorio Zambrano, don Manuel María de Llano y don Valentín Rivero.
Su fallecimiento ocurrió el 25 de junio de 1858, por lo cual ya aparece como difunto en el acta de matrimonio de su hijo José Encarnación con doña Francisca Muguerza Crespo el 1 de agosto de 1876, mientras que doña María Luz Penilla Ugarte dejó de existir el 26 de agosto de 1891, a los 82 años de edad.
DON JOSÉ CALDERÓN PENILLA Y SU CERVECERÍA
Heredero del nítido talento emprendedor de su padre y del recio temperamento de su madre, José Encarnación Calderón Penilla, nacido en Monterrey el 24 de marzo de 1843, transcurrió su infancia arropado por la seguridad que brindaba a su hogar don Pedro y doña María de la Luz, inclusive cuando la ciudad de apenas 27 mil habitantes fue invadida en 1846 por el ejército norteamericano en su paso hacia la ciudad de México para forzar la cesión de parte de nuestro territorio nacional.
Huérfano a los 15 años de edad, José fue educado bajo las normas de la disciplina, el trabajo y el ahorro como lo había hecho el patriarca de los Calderón al conseguir una sólida situación económica gracias a su espíritu de comerciante, que el chico tomó como modelo, pues el ambiente mismo de su casa era una inspiración para seguir los pasos de don Pedro, comerciante e industrial.
Dedicado a la compra-venta de mercancías a temprana edad, iba y venía a Coahuila y Tamaulipas o al Bajío y a San Luis Potosí y San Juan de los Lagos, en busca de clientes pero también de productos que le dejaran alguna ganancia al ofrecerlos a los regiomontanos, hasta que consiguió consolidar la famosa “Casa Calderón” en el centro de Monterrey, a la que trajo en 1874 a trabajar desde San Luis Potosí al regiomontano Isaac Garza Garza, quien firmó como testigo en el matrimonio de don José (33 años de edad) con doña Francisca Muguerza Crespo (25 años), en 1876.
Casi de inmediato convirtió a su empleado Isaac Garza Garza, 10 años menor que él, en socio, junto con su cuñado José A. Muguerza Crespo, una de cuyas sobrinas, la señorita Consuelo Sada Muguerza, contrajo matrimonio en 1887 con don Isaac, consolidándose más la relación para constituir la sociedad “José Calderón y Cía” y hacer historia al comprar en 1883 una fábrica de hielo e invitar al maestro cervecero José María Schanider a fundar una empresa cervecera en Monterrey, así como a fortalecer uno de los establecimientos más acreditados y respetados del país, ubicado en las calles del Padre Mier y capitán Carranza, donde por casi medio siglo captó la atención de propios y extraños.
Y ahí, precisamente, fue donde nació la Cervecería Cuauhtémoc el 8 de noviembre de 1890, aprovechando la exención de impuestos decretada por el gobierno de Bernardo Reyes, y si bien esa idea se incubó antes que en nadie en la mente de don José Calderón Penilla, al fundar la Cervecería “León” en 1886, al fin de cuentas este ejemplar emprendedor no pudo ver hecho realidad su sueño de arrancar la empresa emblemática del desarrollo industrial de la ciudad, pues la muerte lo sorprendió un año antes, el 25 de marzo de 1889, a los 46 años de edad.
DOÑA PANCHITA ENTRA AL QUITE
Al partir sorpresivamente a su destino final don José Calderón Penilla en 1889, ya había fallecido su hermana menor Francisca de Paula Emiliana (1850-1882) e inmediatamente después de él también dejaron de existir sucesivamente su hermana Ysabel (1837-1890), casada con el español Mariano García, así como su hermano soltero Pedro (1834-1891), quien vivió en Villa Lerdo, Durango.
Por lo tanto sólo fueron testigos de la cristalización de sus afanes emprendedores y de sus primeros frutos tanto su hermana mayor María del Refugio (1832-1905), casada en 1859 con su primo hermano el español Emeterio Velarde Calderón, como sus hermanos Jesús María Secundino y Alberto de Jesús Calderón Penilla.
Pero la iniciativa original hubiera terminado en nada si su esposa, doña Francisca Muguerza viuda de Calderón, se consume en el dolor o se asusta con semejante proyecto empresarial y guarda su fortuna para no arriesgar el futuro de su pequeño hijo de 12 años José Calderón Muguerza.
Al contrario, no cejó en su empeño de ver hecho realidad el sueño de su marido, y, junto con el esposo de su sobrina Consuelo Sada Muguerza, es decir don Isaac Garza Garza y su hermano José A. Muguerza Crespo, decidió constituir una nueva sociedad denominada “José Calderón y Compañía Sucesores”, con un capital total de 20 mil pesos, de los que ella aportó 14 mil, don Isaac cuatro y su hermano dos.
Entretanto, el capital inicial para echar a andar la Cervecería ascendió a 150 mil pesos, dividido en 300 acciones de 500 pesos cada una, 200 de las cuales se distribuyeron así: el maestro cervecero de San Luis Misouri, José María Schnaider, 100 acciones, con una participación de 50 mil pesos; Lic. Francisco Sada Gómez, 28 acciones, representando 14 mil pesos; Isaac Garza y José A. Muguerza aportaron cada uno 36 acciones con monto de 18 mil pesos. El resto quedó depositado como capital de reserva, aunque se sabe que era de doña Panchita, solamente que en esos tiempos no le era permitido a la mujer aparecer en transacciones monetarias.
Conformado el grupo accionario, Don Francisco Sada Gómez, esposo de doña Carmen Muguerza Crespo y, por tanto cuñado de la dueña de la “Casa Calderón”, redactó, ante el notario Tomás Crescencio Pacheco, la escritura que formalizaría el nacimiento de la Cervecería Cuauhtémoc, sin que tomara parte todavía el hijo único de doña Panchita, es decir José Calderón Muguerza por contar apenas con 12 años de edad, y no fue sino hasta el 3 de mayo de 1899 que se le nombró tesorero del Consejo de Administración de la empresa cervecera, no sin antes trabajar en la Casa que llevaba su apellido, fundada por su padre.
Doña Panchita tampoco figuró en la primera junta directiva de la Cervecería porque se decidió que lo presidiera el esposo de su sobrina Consuelo Sada Muguerza, o sea don Isaac Garza Garza, y como vocal don José María Schanider. El secretario y tesorero fue don José A. Muguerza y comisario de Vigilancia don Francisco Sada Gómez.
El crecimiento de la Cervecería en sus primeros 15 años fue espectacular, y a principios de siglo el titular del Consejo de Administración seguía siendo don Isaac Garza Garza y el secretario don José A. Muguerza; tesorero don José Calderón Muguerza, comisario Alberto Sada y gerente General al hijo del Lic. Francisco Sada Gómez del mismo nombre, o sea don Francisco G. Sada Muguerza, casado con doña Mercedes García, y padres de don Luis G. Sada, superintendente de la compañía.
Así fue que en 1905 se hizo un aumento de capital de un millón de pesos definiéndose las acciones así: Isaac Garza 204; José María Schnaider 210; Francisco G. Sada 75; José Calderón Muguerza por sí 21 acciones y por su madre Francisca Muguerza de Calderón 250 acciones; Alberto Sada, en representación de Compañía Maderera de Sierra Mojada 75, y José A. Muguerza por sí 183, siendo en conjunto mil acciones. Y cuatro años después, en 1909, el socio más importante de la compañía era doña Francisca Muguerza con propiedad de una cuarta parte del total de las acciones.
No obstante, ante los problemas suscitados por el movimiento armado en México y la llegada de Pancho Villa a Monterrey a posesionarse de la Casa Calderón y a sembrar la inestabilidad social, entonces los jerarcas cerveceros se trasladaron a los Estados Unidos hasta que las aguas volvieron a su cauce en la lucha de los revolucionarios por el poder político.
Posteriormente, dos de los hijos de don Isaac Garza Garza, al regresar de Estados Unidos, se sumaron al equipo de trabajo: en 1917 don Eugenio Garza Sada (11 enero 1892-17 de septiembre 1973) y en 1918 don Roberto Garza Sada (9 de diciembre 1995-12 de diciembre 1979). Y así sucesivamente creció la presencia de esta familia en la empresa a la par que fallecían don José María Schnaider en 1922 y posteriormente el Lic. Sada Gómez.
El cambio obligado llevó a Don José Calderón Muguerza como presidente del Consejo de Administración a partir del 15 de marzo de 1934 al 10 de mayo de 1946, en vísperas de su fallecimiento el 16 de agosto de 1946, sobreviviéndole su esposa Graciela Ayala de Calderón y sus hijos Nora y José Fernando (Javier Calderón Ayala había fallecido a los 10 años de edad).
Pero ni siquiera el relevo generacional al paso de los años ha borrado la memoria de doña Francisca Muguerza Crespo en los anales de la Cervecería Cuauhtémoc, por haber contribuido a fundarla como un sueño heredado de su esposa don José Calderón Penilla, y también por su mérito de haber superado una temprana viudez y haber sabido administrar con gran talento una enorme riqueza empresarial, al grado de multiplicarla generosamente auxiliada por su hermano José A. Muguerza Crespo, por su cuñado el Lic. Francisco Sada Gómez; por su sobrino político don Isaac Garza y por el maestro cervecero norteamericano José María Schnaider.
Doña Panchita, en esa época de escasa presencia femenina en la sociedad en general, en lugar de abatirse por la muerte de don José Calderón Penilla y sucumbir al quedar sola con la responsabilidad de administrar un enorme patrimonio, cumplió su papel de albacea de su único hijo de 12 años y, debido a ello, debió tener una activa participación, aunque informal, en la primera década dentro de los cuadros directivos de la Cervecería Cuauhtémoc, que debiera grabar su nombre con caracteres rutilantes en sus muros, como lo dejó dicho el escritor Nemesio García Naranjo en “Una Industria en Marcha”.
Ella merece ese honor porque inclusive alentó tanto a la nueva empresa en ese 1890 y años posteriores hasta su fallecimiento en 1913, que solía decir: “Que haya Cervecería aunque deje de existir la Casa Calderón”.