Cuando uno ve los árboles frondosos y admira su generosa sombra, lo primero que deseamos saber es quién los sembró y qué historia encierran en su raíz profunda. Porque el presente siempre es deudor de un visionario soñador de ayer que creyó en la bondad de la semilla arrojada en un terreno fértil o que trazó el origen de un proyecto aunque no fuera testigo de su desarrollo posterior.
Así podemos explicar el inicio de la Cervecería Cuauhtémoc y su asombrosa expansión a lo largo de 125 años, pues no solamente fue el detonador de la industrialización de la ciudad de Monterrey con la creación de varias empresas más a su alrededor, sino que también ha sido ejemplo en la promoción de beneficios para sus trabajadores y sus familias, principalmente a través de la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa desde 1918.
Todo empezó con la llegada a Monterrey del español Juan Francisco de la Penilla (1781-1855), en 1800, decidido, a sus 19 años, a hallar fortuna en la minería, pero como la región no era rica en ese aspecto sino en la agricultura y ganadería, se convirtió en el primer vicecónsul de España en Monterrey debido a su fama de gran comerciante de granos y curtido de pieles al grado de fundar la “Casa de la Penilla”, después de contraer matrimonio en 1802 con doña María Francisca de Ugarte y Sobrevilla, nacida en Villaldama, Nuevo León.
Ellos fueron padres de María de la Luz Penilla Ugarte (1809-1891), quien haría historia en la ciudad al lado de otro gran español, don Pedro Calderón Velarde (1790-1858), quien vino a Monterrey en 1808 y se casaron el 2 de junio de 1827 en el Sagrario de la Catedral de Monterrey, y pronto se constituyeron en la raíz de un árbol familiar con extensas ramas reconocidas hasta nuestros días, pues su espíritu emprendedor dejó honda huella en la región noreste, pues el matrimonio jamás escatimó recursos y esfuerzo para contribuir al desarrollo de esta tierra.
Hijo legítimo de D. Pedro Calderón Bustamante y de Dña. Theresa Valverde, don Pedro nació en Santander el 9 de enero de 1790, y muy temprano sintió el impulso de conocer la Nueva España, pero no se sabe a ciencia cierta por qué se instaló en Monterrey en donde ya florecía el pequeño comercio que lo llevó a amasar una gran fortuna.
Los Calderón-Penilla, por sus obras a lo largo de los años, recibieron el reconocimiento de la sociedad regiomontana y por extensión también sus hijos: María del Refugio (1833), Pedro (1834-1891), Ysabel (1837-1890), José Severino (1840), José Encarnación (1843-1889), Jesús María Secundino (1848-1934), Alberto de Jesús (1849) y Francisca de Paula Emiliana (1850-1882).
El español Pedro Calderón Velarde llegó al Nuevo Reino de León y concretamente a Monterrey en el momento en que se asomaba en la Nueva España el movimiento de independencia mientras que la ciudad comenzaba su aventura comercial y abría sus brazos a los extranjeros que veían una magnífica oportunidad de lanzar la semilla de la prosperidad aprovechando los cambios de orden político y económico después de 1821, y por eso, cuando el comercio aquí empezó a ser pujante a partir de 1840, fundó la “Casa Calderón” y luego lo vemos como accionista en la fundación, en 1854, de la que fuera la gran fábrica de hilados y tejidos de algodón “La Fama”, ubicada en lo que ahora es el municipio de Santa Catarina. Sus socios fueron don Gregorio Zambrano, don Manuel María de Llano, el danés Juan María Clausen, don José Morel y don Valentín Rivero.
Además de próspero comerciante e industrial, don Pedro Calderón Velarde fue también alcalde de Monterrey y regidor. Su fallecimiento ocurrió el 25 de junio de 1858, por lo cual ya aparece como difunto en el acta de matrimonio de su hijo José Encarnación con doña Francisca Muguerza Crespo el 1 de agosto de 1876, mientras que doña María Luz Penilla Ugarte dejó de existir el 26 de agosto de 1891, a los 82 años de edad.
DON JOSÉ CALDERÓN PENILLA Y SU CERVECERÍA
Heredero del nítido talento emprendedor de su padre y del recio temperamento de su madre, José Encarnación Calderón Penilla, nacido en Monterrey el 24 de marzo de 1843, transcurrió su infancia arropado por la seguridad que brindaba a su hogar don Pedro y doña María de la Luz, inclusive cuando la ciudad de apenas 27 mil habitantes fue invadida en 1846 por el ejército norteamericano en su paso hacia la ciudad de México para forzar la cesión de parte de nuestro territorio nacional.
Huérfano a los 15 años de edad, José fue educado bajo las normas de la disciplina, el trabajo y el ahorro como lo había hecho el patriarca de los Calderón al conseguir una sólida situación económica gracias a su espíritu de comerciante, que el chico tomó como modelo, pues el ambiente mismo de su casa era una inspiración para seguir los pasos de don Pedro, comerciante e industrial.
Dedicado a la compra-venta de mercancías a temprana edad, iba y venía a Coahuila y Tamaulipas o al Bajío y a San Luis Potosí y San Juan de los Lagos, en busca de clientes pero también de productos que le dejaran alguna ganancia al ofrecerlos a los regiomontanos, hasta que consiguió consolidar la famosa “Casa Calderón” en el centro de Monterrey, a la que trajo en 1874 a trabajar desde San Luis Potosí al regiomontano Isaac Garza Garza, quien firmó como testigo en el matrimonio de don José (33 años de edad) con doña Francisca Muguerza Crespo (25 años), en 1876.
Casi de inmediato convirtió a su empleado Isaac Garza Garza, 10 años menor que él, en socio, junto con su cuñado José A. Muguerza Crespo, para hacer historia al comprar en 1883 una fábrica de hielo por la calle Diego de Montemayor y aceptar la sugerencia del estadounidense José María Schnaider de fundar una empresa cervecera en Monterrey, para dejar de importar la bebida de la cervecería de su padre en San Luis Missouri, que era de más calidad que la producida localmente por procedimientos rudimentarios y fermentada de un día para otro.
En 1885, tras graves problemas políticos en Nuevo León, el presidente de México Porfirio Díaz envió al General Bernardo Reyes, con una tropa numerosa a hacerse cargo del gobierno estatal, y justamente en ese periodo don José Calderón Penilla era presidente de la Cámara de Comercio de Monterrey, dos años después de haber sido constituido, en 1883, este organismo de gran raigambre en la ciudad y que perpetúa su memoria en el llamado Faro del Comercio en la Gran Plaza.
Con la estabilidad política conseguida por el General Bernardo Reyes, la idea de una cervecería en Monterrey cobró vida en la mente de don José Calderón Penilla, quien pidió una “exención de toda clase de contribuciones del Estado y municipales por el término de seis años para el capital que se invierta en esta negociación”, entregando 500 pesos de fianza para asegurar que dicha fábrica sería instalada en un plazo máximo de seis meses.
Y así fue como, tres meses antes del plazo fijado por el Gobernador Bernardo Reyes, la fábrica de cerveza “León” ya estaba en operación, por lo cual la fianza fue cancelada el día primero de diciembre de 1886.
Entonces don José Calderón y don José A. Muguerza, una de cuyas sobrinas, la señorita Consuelo Sada Muguerza, contrajo matrimonio en 1887 con don Isaac, consolidaron más la relación para constituir la sociedad “José Calderón y Cía” el 6 de agosto de 1887, dedicándose a fortalecer con vigor uno de los establecimientos más acreditados y respetados del país, ubicado en las calles del Padre Mier y capitán Carranza, donde por casi medio siglo captó la atención de propios y extraños.
Y ahí, precisamente, fue donde se planeó la Fábrica de Cerveza y Hielo Cuauhtémoc al establecerse en Monterrey don José María Schanider a principios de 1889, pues don José estaba empeñado en mejorar el proyecto iniciado en 1886 y si bien esa idea se incubó antes que en nadie en la mente del señor Calderón Penilla, al fin de cuentas este ejemplar emprendedor no pudo ver hecho realidad su sueño de arrancar la empresa emblemática del desarrollo industrial de la ciudad, pues la muerte lo sorprendió un año antes, el 25 de marzo de 1889, a los 46 años de edad.
DOÑA PANCHITA
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Al partir intempestivamente a su destino final don José Calderón Penilla en 1889, la iniciativa original hubiera terminado en nada si su esposa, doña Francisca Muguerza viuda de Calderón se consume en el dolor o se asusta con semejante proyecto empresarial y guarda su fortuna para no arriesgar el futuro de su pequeño hijo de 12 años José Calderón Muguerza.
Al contrario, no cejó en su empeño de ver hecho realidad el sueño de su marido, y, junto con el esposo de su sobrina Consuelo Sada Muguerza, es decir don Isaac Garza Garza y de su hermano José A. Muguerza Crespo, decidió constituir una nueva sociedad denominada “José Calderón y Compañía Sucesores”, con un capital total de 20 mil pesos, de los que ella aportó 14 mil, don Isaac cuatro y su hermano dos.
Y sólo así fue como, con el capital mayoritario de doña Panchita, nació el 8 de noviembre de 1890 la Cervecería Cuauhtémoc, una vez que el Lic. Francisco Sada Gómez, esposo de doña Carmen Muguerza Crespo, hizo la organización jurídica de la empresa y se protocolizó la escritura en la Notaría de don Tomás Crescencio Pacheco. El número de sus primeros trabajadores fue de 70.
Para entonces ya había fallecido la hermana menor de don José, Francisca de Paula Emiliana (1850-1882) e inmediatamente después de él también dejaron de existir sucesivamente su hermana Ysabel (1837-1890), casada con el español Mariano García, así como su hermano soltero Pedro (1834-1891), quien vivió en Villa Lerdo, Durango.
Por lo tanto sólo fueron testigos de la cristalización de sus afanes emprendedores y de sus primeros frutos tanto su hermana mayor María del Refugio (1832-1905), casada en 1859 con su primo hermano el español Emeterio Velarde Calderón, así como sus hermanos Jesús María Secundino y Alberto de Jesús Calderón Penilla.
El capital inicial para echar a andar la Cervecería ascendió a 150 mil pesos, dividido en 300 acciones de 500 pesos cada una, doscientas de las cuales se distribuyeron así: el maestro cervecero de San Luis Missouri, José María Schnaider, 100 acciones, con una participación de 50 mil pesos; Lic. Francisco Sada Gómez, 28 acciones, representando 14 mil pesos; Isaac Garza y José A. Muguerza aportaron cada uno 36 acciones con un monto de 18 mil pesos. El resto quedó depositado como capital de reserva, aunque se sabe que era de doña Panchita, solamente que en esos tiempos no le era permitido a la mujer aparecer en transacciones monetarias.
Conformado el grupo accionario, obviamente no formó parte todavía el hijo único de doña Panchita, es decir José Calderón Muguerza por contar apenas con 12 años de edad, y no fue sino hasta el 3 de mayo de 1899 que se le nombró tesorero del Consejo de Administración de la empresa cervecera, no sin antes trabajar en la Casa que llevaba su apellido, fundada por su padre.
Doña Panchita tampoco figuró en la primera junta directiva de la Cervecería porque se decidió que lo presidiera el esposo de su sobrina Consuelo Sada Muguerza, o sea don Isaac Garza Garza, y como vocal don José María Schanider. El secretario y tesorero fue don José A. Muguerza, y comisario de Vigilancia don Francisco Sada Gómez.
El Sr. Schnaider no duró mucho en la sociedad, porque en 1897 se fue a radicar a Guadalajara y luego a Alemania donde falleció en 1922, en tanto que Don Francisco G. Sada Muguerza es considerado entre los fundadores porque, debido a su experiencia en negocios en Matamoros, Chihuahua y Coahuila, fue ampliamente consultado sobre esta aventura industrial y, además, compró las primeras acciones en 1891, y, al fallecer su padre don Francisco Sada Gómez cuando la Cervecería comenzaba a prosperar, tomó el cargo de Comisario en 1894.
Don Isaac Garza y don Francisco G. Sada fueron los verdaderos motores de la Cervecería que en 1893 lanzó al mercado, por primera vez, la cerveza de barril y ganó su primer galardón en la Exposición de Chicago. Ellos tuvieron mucho que ver en su crecimiento espectacular en sus primeros 15 años, pues para 1904 daba empleo a 700 obreros y a 42 empleados administrativos. Todavía a principios de siglo el titular del Consejo de Administración seguía siendo don Isaac Garza Garza y el secretario don José A. Muguerza; tesorero don José Calderón Muguerza; comisario Alberto Sada.
Don Francisco G. Sada Muguerza (1856-1943), casado con doña Mercedes García, hasta su retiro de la Cervecería en 1938, contó siempre con su hijo, don Luis G. Sada, como reconocido superintendente de la compañía, quien en 1912 fundó la Escuela Politécnica Cuauhtémoc para la capacitación de su personal y la enseñanza de la escuela primaria además de artes y oficios. Luego, en 1918, dio vida a la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa.
En 1905 se hizo un aumento de capital de un millón de pesos definiéndose las acciones así: Isaac Garza 204; José María Schnaider 210; Francisco G. Sada 75; José Calderón Muguerza por sí 21 acciones y por su madre Francisca Muguerza de Calderón 250 acciones; Alberto Sada, en representación de Compañía Maderera de Sierra Mojada 75, y José A. Muguerza por sí 183, siendo en conjunto mil acciones. Y cuatro años después, en 1909, el socio más importante de la compañía era doña Francisca Muguerza con propiedad de una cuarta parte del total de las acciones, por lo cual fue muy lamentable su fallecimiento el año 1913.
LLEGAN LOS GARZA SADA A LA EMPRESA
Por otra parte, ante los problemas suscitados por el movimiento armado en México y la estancia durante 14 días de Pancho Villa en Monterrey en marzo de 1915, exigiendo a los comerciantes y empresarios un millón de pesos o los fusilaba, en medio de una gran desestabilización social, entonces los jerarcas cerveceros se trasladaron a los Estados Unidos hasta que las aguas volvieron a su cauce en la lucha de los revolucionarios por el poder político.
Posteriormente, dos de los hijos de don Isaac Garza Garza, al regresar de Estados Unidos, se sumaron al equipo de trabajo: en 1917 don Eugenio Garza Sada (11 enero 1892-17 de septiembre 1973) y en 1918 don Roberto Garza Sada (9 de diciembre 1895-12 de diciembre 1979). Y así sucesivamente creció la presencia de esta familia en la empresa a la par que fallecían don José María Schnaider en 1922 y posteriormente don Isaac en 1933 y don José A. Muguerza en 1939, así como el Lic. Sada Gómez
El cambio obligado llevó a Don José Calderón Muguerza como presidente del Consejo de Administración a partir del 15 de marzo de 1934 al 10 de mayo de 1946, en vísperas de su fallecimiento el 16 de agosto de 1946, sobreviviéndole su esposa Graciela Ayala de Calderón y sus hijos Nora y José Fernando (Javier Calderón Ayala había fallecido a los 10 años de edad).
Pero ni siquiera el relevo generacional al paso de los años ha borrado la memoria de doña Francisca Muguerza Crespo en los anales de la Cervecería Cuauhtémoc por haber contribuido a fundarla como un sueño heredado de su esposo don José Calderón Penilla, y también por su mérito de haber superado una temprana viudez y haber sabido administrar con gran talento una enorme riqueza empresarial, al grado de multiplicarla generosamente auxiliada por su hermano José A. Muguerza Crespo, por su cuñado el Lic. Francisco Sada Gómez; por su sobrino político don Isaac Garza y por el maestro cervecero norteamericano José María Schnaider.
Doña Panchita, en esa época de escasa presencia femenina en la sociedad en general, en lugar de abatirse por la muerte de don José Calderón Penilla y sucumbir al quedar sola con la responsabilidad de administrar un enorme patrimonio, cumplió su papel de albacea de su único hijo de 12 años y, precisamente por eso, debió tener una activa participación, aunque informal, en la primera década dentro de los cuadros directivos de la Cervecería Cuauhtémoc, que ha de grabar su nombre con caracteres rutilantes en sus muros, como lo dejó dicho el escritor Nemesio García Naranjo en “Una Industria en Marcha”.
Ella merece ese honor porque inclusive alentó tanto a la nueva empresa en ese 1890 y años posteriores hasta su fallecimiento en 1913, que solía decir: “Que haya Cervecería aunque deje de existir la Casa Calderón”.