Por Jerome Ditte
Cuando se creía que la lección de “Gilberto” se había aprendido, un nuevo huracán, que azotó la capital de Nuevo León el primero de julio de 2010 demostró que, desgraciadamente, poco había cambiado.
El huracán “Alex” golpeó el noreste del país con fuerza, y sus lluvias torrenciales volvieron a llenar el cauce del río Santa Catarina, provocando escenas que se habían creído históricas y que ya estaban en el pasado.
Quienes más sufrieron fueron los más pobres, quienes vivían en las orillas del cauce y perdieron su patrimonio ante la crecida de las aguas.