La zona metropolitana de Nuevo León ha sufrido diversos eventos de violencia que marcaron a las sociedad de la región. Sin embargo, conforme pasan los años, el recuerdo de estas situaciones parece diluirse y hay zonas que, podría decirse, ya olvidaron lo que ahí se vivió.
ASESINATO MARCELO GARZA Y GARZA
Luego de anunciar cambios en la policía de Nuevo León, el entonces director de la Agencia Estatal de Investigaciones, Marcelo Garza y Garza fue privado de la vida con dos disparos en la nuca el 6 de septiembre de 2006.
El funcionario salió del centro cultural DIF de San Pedro a atender una llamada cuando fue atacado por la espalda.
A casi 13 años del acontecimiento, la plaza Fátima, en donde ocurrió el atentado, ya fue remodelada.
En el cruce de las calles Río Tíber y Río Éufrates, la bancas cerca de donde cayó tendido el funcionario ya fueron retiradas. En su lugar fueron colocadas árboles y nuevo alumbrado. Incluso, la barda del colegio contiguo a donde ocurrió el ataque fue reemplazada.
ATAQUE CUMBRES ORO
Casi 90 minutos de terror vivieron los vecinos de la colonia Cumbres Oro el 13 de agosto de 2009 cuando un grupo de 40 pistoleros abrió fuego contra la vivienda del ex ministerial, Luis Eduardo Moreno Mosiváis.
Ubicado en el 6505 de la calle Cerro de Pasco, al poniente de Monterrey, el domicilio y 12 casas colindantes fueron perforadas por las más de mil balas detonadas así como artefactos explosivos.
La refriega se prolongó por cerca de una hora y media ante la ausencia de las autoridades de seguridad estatal y municipal, quienes desatendieron el llamado de auxilio de los vecinos.
Cuando está a punto de cumplirse 10 años de aquella terrorífica madrugada, la tranquilidad parece haber regresado a la zona… así como los habitantes.
Y es que, algunos colones habían abandonado la colonia tras los hechos, pero a casi una década de distancia el movimiento parece haberse normalizado.
Las fachadas de las viviendas, incluyendo la de la 6505, ya están resanadas y no hay rastro del ataque.
EL ASESINO DE CUMBRES
El 2 de marzo de 2006 nació “el asesino de Cumbres”, seudónimo que se le dio a Diego Santoy Riveroll, acusado de asesinar a Erik y María Fernanda Peña Coss, hermanos menores de su ex novia Erika.
En esa fecha, de acuerdo a la reconstrucción de los hechos, el entonces joven de 21 años ingresó con un pasamontañas al domicilio 2909 de la calle Monte Casino de la colonia Cumbres. Aparentemente, la intención de Diego era asaltar el domicilio de su ex pareja, pero en el transcurso victimó a los hermanitos de siete y tres años de edad, hirió a Erika y secuestró a una empleada doméstica.
Después de meses de semanas de búsqueda Diego fue capturado y sentenciado a 137 años de prisión.
Han pasado casi 13 años desde el doble homicidio y en la casa de los Peña Coss pocas cosas han cambiado: el inmueble se muestra deteriorado, pero al parecer sigue siendo habitado. Los colores de la morada son los mismos que el día de la tragedia.
En la cochera se guarda un auto y en uno de los portones cuelga un letrero con la leyenda de “se vende”.
SABINO GORDO
En julio de 2011, justo cuando la inseguridad estaba en su momento más álgido, el bar Sabino Gordo se convirtió escenario de otra masacre: 21 personas murieron, entre empleados del lugar, bailarines y hasta un vendedor ambulante de comida del exterior.
El móvil del crimen fue la presunta venta desmesurada de droga en el lugar. De acuerdo a las averiguaciones, minutos previos a las 22:00 horas de ese viernes, pistoleros ingresaron a las instalaciones y dispararon a quemarropa contra los asistentes, de los cuales 14 murieron al instante.
A finales de 2011, tras una remodelación, el lugar reabrió sus puertas bajo el nombre de “El Palacio”, pero nuevamente bajó el telón.
A casi ocho años del multihomicidio el establecimiento, ubicado en el cruce de las calles Carlos Salazar y Villagrán, se encuentra completamente abandonado: la cortina se mantiene cerrada y los grafitis proliferan en todas sus paredes.
CASINO ROYALE
El atentado al Casino Royale de Monterrey dejó como saldo 52 personas sin vida, convirtiéndose así en uno de los hechos más mortíferos en el sexenio de Felipe Calderón.
La tarde del 25 de agosto de 2011 un grupo delincuencial llegó al centro de apuestas y prendió fuego a sus instalaciones en venganza por no poder cobrar la extorsión de 130 mil pesos mensuales del lugar.
El incendio, aunado a la negligencia de autoridades locales y estatales, cobró la vida de 42 mujeres (una de ellas embarazada) y 10 hombres.
A siete años de la masacre, las instalaciones de la casa de apuestas son el recuerdo permanente de los hechos.
El edificio del Casino Royale ha sido vandalizado: grafitis se observan en la fachada y las paredes están destruidas.
Lo único que sigue funcionando es el estacionamiento, en donde a diario se pueden ver vehículos.
Aunado al deterioro del edificio, un total de 53 cruces adornan el frente de lo que fue el casino en memoria de las víctimas.
EL CRIMEN DE ANA NASSAR:
Marcada con el número 105 de la calle Salvador Novo en la colonia Colinas de San Jerónimo de Monterrey, la entonces vivienda de la familia Castrillón Escobar fue escenario de uno de los crímenes más atroces en Nuevo León. ha conmocionado a la sociedad regiomontana.
En enero de 2002, Ana Nassar Campos, de apenas 13 años de edad, fue asesinada en ese domicilio por Julio Castrillón Escobar de entonces 16 años.
El joven, hijo de un reconocido político panista de la localidad, asestó dos golpes mortales en la cabeza de la menor para después llevarla al baño, apuñalarla en tres ocasiones, mutilarle un dedo y enterrarla en el patio de la vivienda.
A 17 años del crimen, la casa luce prácticamente igual y sólo fueron retirados los cuatro árboles ficus y uno de buganvilias que se encontraban en la entrada el día del asesinato.
MULTIHOMICIDIO DE LOS KOMBO KOLOMBIA
La agrupación regiomontana Kombo Kolombia tocó su último vallenato el 24 de enero de 2013 antes de ser privados de su libertad en el municipio de Hidalgo y ultimados en Mina al norte de la zona metropolitana de Monterrey.
De acuerdo a la declaración del único sobreviviente, la agrupación fue contratada para amenizar el evento de una agrupación criminal en una finca de Hidalgo; sin embargo, al terminar los festejos fueron llevados a un rancho de Mina, en donde fueron asesinados por aparentemente “haber traicionado” a la asociación delincuencial que los apoyó en un inicio.
Los cuerpos de los 17 integrantes victimados fueron localizados en una noria.
A seis años de los hechos la brecha que conduce al rancho en donde fueron ultimados aún conserva las cintas amarillas de “precaución” y los pobladores aseguran que es peligroso intentar ingresar.
PUENTE REVOLUCIÓN Y CHAPULTEPEC
El 9 de junio de 2011 los regiomontanos presenciaron una de las escenas más aterradoras de la crisis de inseguridad en Nuevo León: a plena luz del día, dos hombres con visibles huellas de tortura fueron colgados del puente de Revolución y Chapultepec para después recibir disparos a quemarropa por parte de sujetos armados.
A pesar del ataque directo, uno de los hombres logró sobrevivir y ser atendido por los cuerpos de auxilio, que tuvieron que esperar a rescatarlo ante el ataque de los desconocidos.
Casi ocho años después de la macabra escena la normalidad regresó a dicho punto del sur de Monterrey, en donde el sonido del claxon y los embotellamientos son el común denominador del día a día.
CAFÉ IGUANA
El ataque al Café Iguala de Monterrey el 22 de mayo de 2011 fue la estocada final de la vida nocturna del Barrio Antiguo.
El emblemático sitio, en el que se presentaban bandas locales, nacionales e internacionales, fue escenario de las ráfagas de la inseguridad y que cobraron la vida de cuatro personas, entre ellas uno de los guardias de la entrada.
Esa madrugada minutos de pánico vivieron los asistentes cuando un grupo armado abrió fuego contra el establecimiento, ubicado en la calle doctor Coss.
Tras asesinar a cuatro personas, los cuerpos de tres de ellos fueron secuestrados por los delincuentes.
A casi ocho años de la tragedia que enlutó la vida nocturna de Monterrey, el Café “ha revivido” y nuevamente atrae a los cientos de regiomontanos y visitantes.
El ambiente nocturno regresó al lugar siniestrado, pero las huellas del ataque permanecen en la fachada: los impactos de bala aún se aprecian en la entrada del Iguana como recordatorio de las peores épocas de la zona.
COLEGIO AMERICANO DEL NORESTE
Una tragedia sin precedentes en México se registró el 18 de enero de 2017 en el Colegio Americano del Noreste, al sur de Monterrey.
La mañana fría de ese miércoles un estudiante disparó contra su maestra -quién murió días después- e hirió a tres de sus compañeros de aula.
Los hechos impactaron a la sociedad mexicana, que sólo había conocido de tiroteos similares en el vecino Estados Unidos.
“Fede” como era conocido el atacante se suicidó minutos después. Todo quedó grabado en una cinta de seguridad que se filtró a los medios de comunicación y las redes sociales y que dejó aterrorizados a más de uno.
Dos años después del ataque, el Colegio Americano del Noreste luce completamente renovado. Los colores azul y rojo que lo caracterizaban fueron sustituidos por el gris y el amarillo.
ATENTADO DE “EL BRONCO”
El 29 de marzo de 2011 el entonces alcalde de García, hoy gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, sobrevivió a un ataque en su contra en los límites del municipio con Monterrey, sobre la avenida Lincoln.
Acorde a la versión de “El Bronco” cerca de 40 hombres a bordo de 15 camionetas abrieron fuego contra la unidad en la que viajaba con el fin de asesinarlo por lo que su equipo de seguridad repelió la agresión.
El enfrentamiento duró aproximadamente 20 minutos y se percutieron más de mil casquillos.
En el ataque murió un escolta y cuatro más resultaron heridos. Apenas un mes atrás, Rodríguez Calderón ya había sido blanco de otro ataque de bandas delincuenciales.
Hoy, a casi ocho años de distancia, el cruce en donde se registró el atentado, a la altura de la colonia Valle de Lincoln, ha sido modernizado conforme al crecimiento de la mancha urbana. Aunque los semáforos permanecen, en los alrededores se cuentan nuevas zonas residenciales.
ESTUDIANTES DEL TEC
El asesinato de Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo, estudiantes del Tecnológico de Monterrey, sacudió también a la sociedad neolonesa.
La madrugada del 19 de marzo de 2010, un enfrentamiento entre efectivos militares y supuestos sujetos armados provocó terror en la llamada “zona tec” y aunque en un inicio se indicó que se trataba de delincuentes, horas más tarde se comprobó que en realidad eran estudiantes de la institución y que la escena había sido manipulada por los elementos castrenses.
El Tecnológico de Monterrey, dejó de estar abierto las 24 horas del día y realizó modificaciones estructurales de seguridad en su perímetro, especialmente en el cruce de la avenida Garza Sada y Luis Elizondo, en donde ocurrió la tragedia.
Se colocaron barras de contención en la esquina, se restringió más el acceso y se colocó un centro de emergencia que cuenta con cámara y botón de auxilio.
Aun costado de donde se suscitaron los hechos también se elaboró un mural para conmemorar a los dos estudiantes de esta institución privada.