Su incansable labor de defender el diálogo interreligioso es una atribución más que se le puede asignar a Juan Pablo II, el ex líder de la Iglesia católica que dentro de su pontificado logró fomentar la paz, el respeto y la hermandad entre las diferentes religiones del mundo.
A su legado se le puede sumar el incontable número de amistades que en vida fomentó y la simpatía que generó en otros líderes espirituales.
Uno de ellos, el rabino Moisés Kaimán, líder de la comunidad israelita en Nuevo León y quien aún mantiene vivo el recuerdo de El Papa Viajero en su memoria, a pesar de que ya pasaron casi seis años desde que Karol Wojtyla, nombre de pila de Juan Pablo II, dijo adiós a este mundo, entre las lágrimas de un pueblo que lamentó su deceso.
“Cuando el justo muera, siempre vivirá”, fueron las palabras que el rabino Moisés dedicó a la imagen de Juan Pablo II, su gran y eterno amigo, pues para él no ha partido, sólo se fue físicamente, pero su huella permanecerá por siempre.
“Él siempre vive para mí porque él era justo, hizo mucho por el mundo, él siempre va a vivir y la gente siempre lo va a querer, eso es lo que puedo decir yo”, mencionó el judío.
Su cabello es blanco, al igual que su piel, su caminar es lento, su figura delgada y su rostro no oculta las marcas de los años que el tiempo caprichosamente se llevó. Esa misma cara es la que adquiere un resplandor especial cuando se menciona el nombre de Juan Pablo II, su amigo, su paisano, a quien fue a recibir al aeropuerto cuando éste pisó por primera vez tierras regiomontanas.
“Estoy feliz porque era el mejor amigo mío. Yo soy de Polonia, cuando él vino la primera vez aquí en Monterrey yo hablé con él y él me preguntó cómo me tratan aquí en Monterrey yo le dije que mejor no podía ser. Él estaba muy feliz porque me trataban bien como judío”, comentó el rabino.
Cada palabra, cada línea, cada diálogo que intercambió con el Papa Juan Pablo II está perfectamente resguardado en su cabeza, de igual manera las anécdotas, esas que demuestran la buena relación que estos dos líderes religiosos mantuvieron.
El rabino Moisés Kaimán pincela una ligera sonrisa en su rostro cuando recuerda que cada vez que un regiomontano iba a Roma, la entonces cabeza de la Iglesia católica siempre preguntaba por él.
“Si alguien de Monterrey iba a Roma, la primer pregunta que le hacía el Papa era ¿cómo está mi paisano?, salúdalo de mi parte. Y aquí tengo una carta que mandaron de Roma, yo estoy con él aquí”, indicó el líder israelita, quien tiene ya 66 años al frente de esta comunidad en Nuevo León, convirtiéndose en el único rabino del mundo en tener esa cantidad de años en el mismo lugar.
Pero Juan Pablo II hizo algo más, algo que verdaderamente impactó a la comunidad religiosa de la que el rabino Moisés Kaimán es parte: defendió a los judíos de quienes los acusaba de haber matado a Jesucristo.
“Él siempre respetaba a todas las religiones y también él siempre dijo que eran mentiras cuando decían que los judías mataron a Jesucristo, él siempre decía que eran mentiras, que fueron los romanos. Juan Pablo II lamentó mucho la muerte de millones de judíos por culparlos de haber matado a Jesucristo. Juan Pablo II lamentó mucho que muy tarde se dijeron que eran mentiras”, comentó el rabino.
Como muestra de amistad Moisés Kaimán le obsequió a El Papa Viajero una Biblia, misma que Juan Pablo II le comentó que siempre la tenía a su lado, en su mesa particular.
Por este y muchos otros detalles Karol Wojtyla llegó a convertise en el entrañable amigo del rabino Kaimán, aquel con el que compartió inolvidables momentos.
Quedan pocos días para que la comunidad católica celebre la beatificación de Juan Pablo II, el Papa que rompió con toda clase de récords durante sus 26 años de pontificado. Pero para algunos como para el rabino Moisés Kaimán, este personaje aún ni siquiera se ha ido, pues la imagen y huella del antiguo líder de la iglesia católica vivirá por siempre, pase lo que pase.
Y más allá de los nuevos títulos que pueda llegar a adquirir, lo más importante es lo que en vida logró como el respeto y tolerancia entre los diferentes grupos religiosos.