Pocas ciudades tienen el encanto de Nueva York, una ciudad que es tan grande, que puede darse el lujo de ser conocida con mil y un nombres.
Aquí podemos encontrar un cachito de cada uno de los países del mundo conviviendo a unas cuadras de distancia.
Esta urbe ofrece olores, colores y sabores que muy pocas pueden darle a quienes la visitan y, por supuesto, quienes tienen la suerte de vivir aquí.
Visitarla obliga a promete un próximo regreso, pues ni siquiera quienes tienen toda la vida viviendo en esta ensalada de concreto, metal y cientos de lenguas conviviendo entre sí, pueden presumir que conocen cada uno de sus rincones.