Recientemente se dio a conocer el caso de un hombre residente de Mission, quien fue brutalmente golpeado cuando, a la fuerza, cinco sujetos ingresaron a su vivienda en busca de dinero, en el número 2901 de la calle Tulipan (a una milla aproximadamente de la autopista 83 y de la avenida Conway).
De acuerdo con los reportes de prensa, el ofendido y su familia se preparaban para dormir al momento que recibieron la inesperada visita de los ladrones. Según Noticias 48 uno de los agresores portaba un arma larga con la que intimidaron a los ocupantes de la casa, antes de llevarse solamente una bolsa con monedas.
Tras ese acontecimiento, Leo Longoria, entonces jefe de la Policía de Mission, declaró a medios locales la importancia de solicitar al gobernador, Rick Perry más fondos en la frontera, para que las agencias de seguridad pudieran reclutar mayor número de personal.
Recomendó que cada vecindario debería tener un programa de vigilancia, para no darles oportunidad a los criminales de cometer esa clase de ilícitos.
Poco tiempo después las autoridades de esa ciudad efectuaron un operativo donde detuvieron al presunto líder de una banda de delincuentes, a quienes responsabilizan de haber entrado a varios hogares de la zona con lujo de violencia.
Uno de estos ataques se dio el pasado 22 de julio, cuando los integrantes del grupo allanaron abruptamente una vivienda de Mission, disfrazados de agentes de la DEA (Drug Enforcement Administration), la agencia antidrogas norteamericana.
Estas personas intentaban secuestrar al dueño de la propiedad, pero fueron sorprendidos por la policía, a la que recibieron a tiros, según detalla un diario de Texas.
Otra historia no menos sorprendente le corresponde a un niño de 11 años de Edinburg, quien enfrentó a tres asaltantes, hiriendo a uno de ellos de gravedad con la escopeta de su padre, cuando éstos irrumpieron en su domicilio de forma violenta.
José Luis Ortega es el nombre del detenido, quien también disparó en contra del menor, al que lesionó en la cadera.
El atraco fue frustrado y la madre del pequeño solicitó ayuda de emergencia. Los servicios de rescate atendieron al niño y a Ortega, quien tenía una trayectoria de bala en el cuello.
Tras su convalecencia un juez del Condado lo requirió para fincarle cargos, uno por robo agravado y otro más por intento de homicidio.
El sujeto estuvo internado grave una semana en un hospital de San Antonio, por el arma que accionó el menor en defensa propia.
Reveló, en la declaración preparatoria, que su manera de operar era reclutar compañeros sin conocerlos para posteriormente desligarse de complicidades al ser atrapado algún miembro de la banda, según informó el Sheriff (alguacil) del condado, Guadalupe Treviño, quien estuvo a cargo de la investigación. v