CHAHUITES, Oax., (Notimex).- El sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, quien se ha convertido en uno de los más fuertes defensores de los derechos de los migrantes, afirmó: “Creo en Jesucristo y su palabra es sabia, él me dio una misión y estoy a gusto sirviéndole”.
El religioso dijo que a pesar de que ha recibido varias amenazas de muerte, si volviera a nacer, se dedicaría a lo mismo.
Aseguró que esas amenazas no vienen directamente de los grupos de la delincuencia que se han dedicado a secuestrar y agredir a los migrantes, sino de sus “jefes”, de “los de arriba”, incluso, dijo tener el nombre de un “alto funcionario” que le habría puesto precio a su cabeza.
“Ciertamente el peligro siempre está, no tengo miedo porque sé que quien me manda es Cristo, soy misionero, estoy seguro y tranquilo, convencido de lo que estoy haciendo; él me manda y hay una parte preciosa en ‘Juan 8-29’ que dice ‘el que me envió está conmigo’, yo me siento muy acompañado por él”, afirmó.
Asimismo, destacó que también la cobertura que dan los medios de comunicación a este fenómeno, es un acompañamiento para él.
Aceptó estar consciente de que su labor en defensa de los migrantes es peligrosa, pero también dijo tener claro que el peligro para su integridad no proviene de los maras o los grupos delincuenciales.
“Por supuesto que existen y todos sabemos hasta los nombres y lo más preocupante no son ellos, ni la delincuencia que deja Ulises Ruiz”, aseveró.
“Lo que más preocupa”, abundó el clérigo, “son los jefes de ellos y he dicho siempre que la orden de matarme no va a venir de los maras, sino de arriba; tengo claro que alguien, un alto funcionario los manda a ellos. Y qué pena, qué tristeza por México que esto suceda así y lo digo tal cual”.
Declinó dar el nombre del funcionario a que se refiere, “no puedo decir qué funcionario y por ética tendría que platicarlo primero con altos funcionarios del gobierno”, y reiteró que lo que más teme es a la delincuencia “de dentro”, a la impunidad que se genera en los medios oficiales y no a la organizada.
Pero también aseguró que de faltar él, habrá quien se dedique a defender a los migrantes.
“Nadie es indispensable y yo he hecho algo y quisiera hacer más; amo la vida y me gusta lo que hago, me cuesta a veces trabajo porque no es fácil, pero estoy contento de hacerlo y si volviera a nacer lo volvería a hacer”, dijo.
El problema, prosiguió, es que a veces no encuentra uno y quisiera hacer más.
“No quiero ser héroe ni mártir, me gusta la vida, tengo mucho que dar, tengo 65 años y me siento un joven que tiene que dar todavía mucho y tal vez lo mejor esté por venir, pero no tengo en mis manos guardar mi vida”.
Solalinde Guerra recordó ocasiones especiales en las que ha recibido amenazas; por ejemplo, cuando el INM hizo un operativo fallido en Acayucan, Veracruz, en el que resultó lesionada una migrante menor de edad. Aunque es posible que la amenaza más reciente sea la que más le ha llamado la atención.
“He platicado con los maras, he escuchado sus historias, para mí son como mis hijos; ellos me hablan con la neta, antes iba a las vías, les llevaba café, ahora ya no voy, pero poco a poco fui ganado su respeto.
“Y uno de ellos me dijo algo que comprometía mi seguridad y no por ellos, sino por otro grupo, porque ya le habían puesto precio a mi cabeza y parece que la orden todavía no está dada”, abundó al recordar ésta como la última amenaza que ha recibido.
Al respecto, indicó que le han ofrecido seguridad personal, pero la ha rechazado.
“Creo que en primer lugar está desmantelar las bandas y diría que después de limpiar el corredor (Chahuites-Ixtepec), que es muy peligroso, posteriormente aceptamos seguridad en Ixtepec, en la casa del migrante, y al último su servidor.
“Porque no es justo que me den seguridad y todo México sea inseguro”, puntualizó.
Sin embargo, reconoció que en su lucha también ha tenido buenas respuestas de los gobiernos locales, por ejemplo el de Chiapas, que creó la Fiscalía Especializada en Delitos cometidos contra Migrantes y ahora con el nuevo gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, quien con el procurador Manuel de Jesús López López, tienen la voluntad de ayudar.
“Y creo que van a empezar acciones, el problema es el lastre, esa podredumbre que nos dejó Ulises Ruiz, que hizo imposible que se haga justicia”, aseveró el sacerdote.
Asimismo, mencionó que entre los legisladores oaxaqueños han tomado un punto de acuerdo para crear una fiscalía como en Chiapas, con sede en ciudad Ixtepec.
“Creo que es un gran paso y estarían poniéndose de acuerdo con el fiscal de Chiapas para ir tomando experiencias”.
Y a pesar de lo difícil que ha resultado su tarea, tiene esperanzas de que las cosas vayan cambiando para los migrantes y dijo que la mejor forma de resolver el problema es no negar su dimensión, a pesar de los costos políticos que le pudieran representar al país.
“Entiendo que la presión hacia el gobierno es muy grande, entiendo que la solidaridad nacional e internacional es muy grande. Y la presión de los organismos de solidaridad internacional son también muy grandes, pero mi consejo, mi sugerencia a los tres niveles de gobierno, es que asuman los hechos como son”, manifestó.
Que mejor, continuó, “que se pongan a resolverlos para que no se abolle la imagen, ni la honorable fachada, sino que se ataquen los problemas desde su raíz, que yo quisiera felicitar a México como felicitamos al gobierno de Chiapas porque tuvo una reacción positiva”.