
Como en todos los comicios, los meses venideros estarán acompañados por una campaña electoral álgida que por vez primera promete ser pacífica y amistosa, Y es que en plena celebración del día del amor y la amistad, los líderes de las instituciones políticas firmaron un pacto de civilidad electoral para evitar la guerra sucia.
El 2018 será un año decisivo para la vida política de México, pues en el 1 de julio más de 86 millones de ciudadanos tendrán la posibilidad de salir a las urnas para elegir al nuevo Presidente de México y renovar las cámaras de Senadores y Diputados.
Además de los comicios federales, en 30 entidades habrá elecciones locales para renovar congresos y/o alcaldías, lo que cataloga a las próximas votaciones como las más importantes de la historia reciente de la nación.
Nuevo León no será la excepción. En cinco meses más, los habitantes emitirán su sufragio para reemplazar los 42 curules del recinto legislativo y las 51 alcaldías.
Como en todos los comicios, los meses venideros estarán acompañados por una campaña electoral álgida que por vez primera promete ser pacífica y amistosa… o por lo menos, así lo presumieron los dirigentes estatales de los partidos políticos en Nuevo León.
Y es que, en plena celebración del día del amor y la amistad, los líderes de las instituciones políticas firmaron un pacto de civilidad electoral para evitar la guerra sucia durante las campañas.
El 14 de febrero pasado, junto al gobernador interino de Nuevo León, Manuel González, los dirigentes del PRI, Pedro Pablo Treviño; del PAN, Mauro Guerra; del PRD, Aníbal Garza; de Nueva Alianza, Juan Antonio Rodríguez y el representante del Partido Verde, Héctor de la Garza Villarreal acordaron realizar una fiesta pacífica.
En el documento, los firmantes se comprometieron a desarrollar una contienda “agradable” y a la altura de las exigencias de la sociedad neolonesa, eliminando la guerra sucia y las descalificaciones.
El líder estatal del tricolor sentenció estar congratulado de que su partido forme parte del pacto y adelantó que espera que la contienda se enfoque a las propuestas y no a los ataques.
“El propósito del mismo es llevar una contienda amigable, una contienda política electoral que busque sea un debate de ideas y de propuestas y no de guerra sucia ni de críticas que solamente lleven a desestimar y a deslegitimar un proceso electoral tan importante como en el que estamos ya inmersos”, aseveró el priista.
Su homólogo albiazul, Mauro Guerra, sentenció que su partido firmó el documento con la finalidad de tener elecciones civilizadas y pegadas a la legalidad, pero adelantó que no renunciarán a su obligación de denunciar anomalías en el proceso electoral.
“Nosotros esperamos que con la firma de este acuerdo signifique que hay una cero tolerancia a que se cometa alguna ilegalidad y que se intenten desviar recursos desde los gobiernos para las campañas políticas, como nosotros los partidos haremos este respeto a la Ley”, dijo el albiazul.
Por su parte, Juan Antonio Rodríguez del Panal mencionó que la civilidad entre partidos es una exigencia social que se pretende satisfacer con la firma del pacto.
“En este día tan especial en el que tradicionalmente celebramos una amistad, esperamos que sea una amistad verdadera. El firmar este acuerdo es una buena intención, por nuestra parte, Nueva Alianza espera cumplirlo al cien por ciento porque es una exigencia de la sociedad.
“La credibilidad de la sociedad cada vez se reduce más y nosotros como instituciones políticas tenemos que dar certidumbre y validez al voto que ellos van a depositar sin importar cuáles son sus preferencias”, dijo el dirigente.
La firma del documento forma parte de un acuerdo previo entre el gobierno del Estado y los partidos políticos para “generar un clima de ética pública, de civilidad y de respeto a los valores de nuestra comunidad a las instituciones públicas”.
Algunos de los compromisos que se asumen son: “realizar campañas político-electorales en las que predominen las propuestas para el bienestar de la gente, generando las condiciones para fortalecer una verdadera educación cívica, evitando los ataques y las descalificaciones de los candidatos ni partidos políticos, pues en estas acciones dañan a la sociedad y lesionan gravemente los valores de solidaridad de paz y de armonía de nuestro pueblo.
“Respetar y asumir cabalmente los principios constitucionales que rigen los procesos electorales de certeza, legalidad, equidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad para lograr que con el voto de los ciudadanos se elijan a las mejores personas que gobernarán nuestro estado y nuestro país.
“El Gobierno del Estado de Nuevo León se compromete con la comunidad a cumplir estrictamente con todas y cada una de las obligaciones que le imponen las disposiciones constitucionales, las leyes electorales federal y local para garantizar que todo el proceso electoral se desarrolle de una forma transparente y en paz sin desviar recursos públicos, tanto materiales o económicos para favorecer a ningún partido político ni candidato participante en la contienda electoral”, es parte de lo que se puede leer en el pacto.
Aunque no estuvieron presentes, el documento fue signado previamente por los dirigentes estatales del resto de los partidos: Samuel García de Movimiento Ciudadano, Asael Sepúlveda del PT, Juan Manuel Alvarado del PES y Edelmiro Santos de Morena.
Horas previas a la firma del acuerdo, por redes sociales circuló una nota falsa en la que se aseveraba que el aspirante panista a la alcaldía regia, Felipe de Jesús Cantú, se había reunido con la exedil Margarita Arellanes para invitarla a formar parte de su equipo.
La información fue desmentida días más tarde por el propio precandidato, pero forma parte de la guerra desleal que se acostumbra de manera previa a los comicios.
Al cuestionar a los dirigentes sobre la viabilidad del pacto, que en teoría puede sonar civilizado, pero que en la práctica difícilmente se aplica, el líder albiazul destacó que están dispuestos a respetarlo y que cada partido debe de ser responsable del manejo de sus campañas.
En 2015 la guerra sucia inundó las campañas electorales a la gubernatura, las alcaldías y diputaciones locales.
En aquel año el aparato gubernamental, con el apoyo de las televisoras, se enfrascó en una batalla casi oficial contra el entonces candidato a la gubernatura, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”.
Las descalificaciones contra el independiente fueron parte de la contienda, que poco pudieron hacer contra el oriundo de Galeana, Nuevo León.
A tres años de distancia, los líderes de los partidos ya prometieron un nuevo rostro en las campañas, pero será sólo cuestión de días para descubrir si el pacto fue una mera firma en el papel o si realmente se respetarán en la batalla por el poder.