El Hombre de Acero reinventa la leyenda de Supermán.
Zach Snyder se aleja de las lecturas tradicionales del alienígena poderoso, desdeña las interpretaciones pasadas, los vestigios de las fábulas previas y presenta una relectura del cómic de DC, con una pesada mezcla de mitología griega y humanidad.
La aventura actual es totalizadora. Se ocupa de presentar, con un giro interesante de ciencia ficción, el génesis de personajes desde su lejano origen, en la distante civilización de Krypton. Ya se sabía de dónde venía el chico dotado, pero Snyder enfoca un tercio de la historia, para sentar sus nuevas bases en la narración.
La crónica de los días de Supermán se cuenta en retrospectiva. El recurso vale para prevenir sobre la sofisticación de la propuesta. Aunque servirá para vender muchas cajitas felices, no es para los niños.
Henry Cavill, un inglés desconocido, es el nuevo rostro del héroe. Limitadísimo como intérprete, con un cuerpo perfecto, de pectorales inflados, se ciñe al fenotipo requerido, pero hace un retrato lastimoso de un ser que es extremadamente complejo.
El actor tiene menos gracia que un palo. Su rostro inexpresivo ocasionalmente hace una mueca que parece sonrisa. El muchacho luce intimidado por el reto. Incapaz de enseñar alguna emoción, se ciñe a la exhibición de las proezas, aunque la historia le demanda mucho más.
Afortunadamente está rodeado por otros que sí son actores como Rusel Crowe, Amy Adams, Laurence Fishburn, Kevin Costner y Diane Lane.
Recién nacido, el niño es enviado a la Tierra para escapar del cataclismo en su planeta. Pero es seguido por un grupo de rebeldes malvados que tenían sueños esclavizadores y que, en busca del pequeño varón, siguen su rastro hasta este planeta donde se fijan la tarea de eliminarlo.
El kriptoniano, convertido en terrícola, es Clark Kent, hijo de dos granjeros guardianes únicos de su secreto.
Su vida ha estado plagada de desdichas. Es un ser anormal. Tiene poderes extraordinarios que debe mantener ocultos. Sólo en ocasiones de lujo los saca a relucir.
Vaga por la vida como un paria, encontrando trabajos rudos, aislados y antisociales.
Hasta que un día, el destino lo obliga a desenterrar su pasado, para conocer las claves de su existencia, mientras debe enfrentar a sus poderosos enemigos, que amenazan con destruir todo el planeta por sevicia pura.
En la resolución la película se desequilibra, con un final decepcionante, por ordinario. La metrópoli es destruida por un cataclismo originado por la confrontación de los titanes, que en un risible desdeño por la vida humana y el progreso –Supermán también echa abajo edificios, pero nadie se lo reprocha- se confrontan a la vista del mundo.
No existe ninguna sorpresa. El desenlace parece el de cualquier película de alto presupuesto y no el que requiere el más popular de los superhéroes. Se le da prioridad al caos, pero en una lucha bastante inútil, convirtiendo el escenario en una secuencia de película de desastres.
El general Zod, viejo conocido de la serie, está excelentemente interpretado por Michael Shannon, un actor con vocación de villano por su gesto rudo y su capacidad para mostrar un gesto iracundo. El tipo, amargado por el prolongado encarcelamiento y por la negativa de Supermán a unirse a su equipo, decide destruirlo junto con los humanos.
Pero se pierde bastante tiempo en esta lucha. Se dan de golpes una y otra vez, como si no supieran que no pueden hacerse daño, como queda demostrado a lo largo de 20 minutos en los que se arrojan encima pesadas estructura sin provocarse un rasguño.
Se consigue espectacularidad, pero sin sentido.
El Hombre de Acero fue elaborada por el mismo equipo que creó El Caballero de la Noche. Junto al prodigio visual de Snyder están David S. Goyer y Christopher Nolan, genios que conceptualizaron y escribieron la serie del quiróptero vigilante de Ciudad Gótica.
Pero, extrañamente, parece que se guardaron lo mejor de su talento para dárselo a Bruce Wayne en su próxima aventura, porque en esta historia de Clark Kent se extrañan los giros espectaculares, la tensión dramática, la atemorizante acechanza de los criminales.
Los fans aplaudirán que la franquicia haya sido relanzada. Afortunadamente Snyder no se basó en el look de 300, como se temía, e hizo una nueva aportación de estilo.
Hay que esperar que en su continuación, la serie se supere.