Por Jose Luis Hernandez
:: Preambulo: La Musica y el Cine
La música para el cine (banda sonora) la podemos encontrar dentro del canon de la música académica, específicamente dentro de la música de programa contemporánea. Es decir, música que nos sugiere imágenes, escenas, y emociones tangibles dentro de una retórica, discurso o realización extramusical.
El arte de musicalizar el cine (imágenes en movimiento) no solamente requiere de un profundo entendimiento del contexto y visión de las ideas, personajes, y sentimientos encontrados en la historia a desarrollar, sino también una técnica de composición musical depurada y consciente de las estructuras y estilos formales de la música académica.
La música en el cine es parte fundamental para entender y deducir historias dentro de una perspectiva integral. A través de ella, las historias presentadas adquieren un sentido congruente de tiempo/lugar, continuidad, y logramos entender de una manera subconsciente y a la vez directa los trastornos y emociones presentadas por el drama.
:: Ennio Morricone en Monterrey
Uno de los más reconocidos y celebrados exponentes de la música para el cine, el maestro Ennio Morricone, estuvo Monterrey acompañado de la Orquesta Sinfonietta di Roma y el Coro de México (bajo la dirección de Gerardo Rábago), para ofrecer su obra musical más representativa dentro de su ilustre carrera como realizador musical fílmico. El concierto presentado en la Arena Monterrey -recinto generalmente no apto para conciertos sinfónicos amplificados- mostró en esta ocasión una acústica bien balanceada.
Fue un nutrido público de conocedores el que admiró con devoción y gratitud la energía y genio del compositor italiano. La Orquesta Sinfonietta di Roma, un ensamble profesional con amplia experiencia, se mostró en buena forma y competente a lo largo de la noche, mientras que el Coro de México brilló con un sonido claro y épico.
El programa fue particularmente bien balanceado con grupos de obras bajo un tema o género fílmico bien definido, incluyendo secciones del programa enfocadas al cine western de Sergio Leone, cine social y otras producciones líricas y trágicas.
Fue una producción profesional con más de 200 músicos en escena, todos responsables, todos comprometidos con las exigencias del compositor. A pesar del alcance y profesionalismo de la producción, en esta ocasión el público no contó con el soporte de proyecciones fílmicas o fotográficas que hubiera deseado.
:: Primera Parte: Vida, Leyenda,
y la Modernidad del Mito
El programa, presentado en dos partes, ofreció algunas de sus obras más representativas. En la primera parte nos mostró a un Morricone musicalmente maduro, contemplativo y de contrastes. La suite de Erase una vez en América con sus frases alongadas y armonías mahlerianas, mostró a un compositor entendido no solamente con el lenguaje y orquestación musical post-romántico, sino también con emociones profundas, sin cruzar los bordes del sentimentalismo.
Generalmente la música de cine no goza de un lugar fijo para interpretación como obras independientes en la sala de concierto (concierto para piano, sonata, sinfonía, etcétera). En este caso, los Dos Adagios (Adiós, montes y Tema de Vatel), interpretados por la orquesta y violinista solista fueron particularmente interesantes porque de alguna forma rompieron con el esquema o preconcepción tradicionalista, y se presentaron como dos obras o movimientos independientes que bien pudieran ser presentadas dentro del marco de un concierto sinfónico.
Llama la atención algunos de los recursos musicales presentados en la obra de Morricone, en especial el uso de estructuras minimalistas (pequeñas frases musicales que se repiten, representan, y se enfocan en texturas e instrumentos diferentes a través del tiempo). Fue en el marco del filme H2S (1968) donde escuchamos música de estas cualidades: llena de intensidad y de una calidad hipnótica, congruente con lo que pudiéramos escuchar también en la música académica de John Cage.
Como era de esperarse, el público se mostró efusivo al escuchar la música de El Bueno, el Malo, y el Feo Fue este el preámbulo para admirar al Coro de México y la soprano Susanna Rigacci que con una voz madura, cálida y potente hizo vibrar el corazón de los presentes en su interpretación de El éxtasis del oro, para finalizar la primera parte.
:: Segunda Parte: Cine Social, Tragico y epico.
El compositor de cine tiene a su cargo y responsabilidad concebir a través de la música atmósferas emotivas e indelebles en la memoria de su audiencia. La música de Morricone ha sabido imprimir esa memoria. Con música innovadora en su género, el maestro transmite sentimientos, pensamientos y nos identifica con las historias, con los personajes, con la fantasía de mundos reales e imaginados. Hablar de Morricone es hablar de un creador y personaje inspirador, de un compositor cuya música habla por sí sola, y nos lleva entender las emociones de la vida de una manera diferente y bella.
En el marco de la música para cine social, pudimos admirar cómo Morricone hace uso de instrumentación moderna (sintetizadores, guitarras eléctricas, percusiones) para pintar paisajes contemporáneos y sobrios. Tal es el caso de obras de Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha que, a través de un lenguaje enfocado al genero jazz y combinando elementos de música electrónica y el rock, presenta aires de misterio y evocaciones sonoras de traición y corrupción.
Son ya más de 500 las intervenciones musicales del maestro Morricone en el cine y la televisión. Todas ellas dignas de admirar, pero según, el propio compositor en reciente entrevista con la BBC News Online, la banda sonora de La Misión, representa todo su ser y quehacer musical, desde “un nivel técnico y espiritual.”
Es por eso, seguramente, que el maestro Morricone guardó para el final del programa su más celebrada y querida obra: una suite orquesta de La Misión. Y el público se lo agradeció, al palpar la profunda y deliberada emoción del solista Carlo Romano (oboe) que brindó un atento cuidado y fraseo a El Oboe de Gabriel.
La también esperada y aplaudida Cinema Paradiso y Sacco y Vanzetti fueron las piezas de despedida, transportando a los oyentes a un mundo donde todo es posible a través de la música.
© 2008, José Luis Hernández-Estrada (ASCAP).
José Luis Hernández-Estrada, nacido en 1983, es un músico, académico y promotor cultural de Reynosa, Tamaulipas (México) con presencia en Asia, Europa, y Norteamérica. Su trabajo ha sido reconocido por la Secretaria de Educación Publica, Instituto Mexicano de la Juventud, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y el Gobierno del Estado de Tamaulipas.
Egresado de Texas Christian University (Fort Worth) y el Conservatori Liceu (Barcelona), sus proyectos de promoción cultural y liderazgo social generan entusiasmo entre sus contemporá-neos. Solidario y comprometido con el de-sarrollo de su comunidad y país, cree en la cultura educativa como propuesta tangible para ser mejores.
http://www.herstrada.org