Comprometida con las causas de los migrantes, avergonzada durante años por su origen y actualmente portavoz y estandarte de un orgullo de raza que se ha escuchado fuerte en escenarios internacionales. Es Lila Downs.
Esta mujer rompe la etiqueta de cantante e incluso de artista. Cruza la línea del activismo y enarbola causas que antes fueron los fantasmas en su armario: la cultura mestiza.
Originaria de Oaxaca, donde nació en 1968, Lila tuvo un padre estadounidense y una madre de la etnia mixteca, y vivió a ambos lados del río Bravo, la frontera que separa México de los Estados Unidos.
Como heredera de las dos culturas, en su repertorio musical mezcla lo tradicional, como el canto mixteco, la ranchera y el corrido o el bolero, hasta los ritmos de ópera, jazz y blues. Y fue la encargada de cerrar los festejos por el Centenario de la Revolución Mexicana en Nuevo León.
El escenario fue la explanada Santa Lucía, justo frente al Museo de Historia Mexicana, donde la también actriz (cobró fama por su intervención en la película “Frida”) cautivó al público que abarrotó el espacio.
“¿Qué pasa, Monterrey?, estamos muy ansiosos de cantarles esta ofrenda musical. Hoy venimos a cantarle a esas mujeres valiosas y orgullosas que hablan bien bonito y que curan con sus palabras”, dijo la también ganadora de un Grammy por su disco “Una sangre” como mejor álbum de folk contemporáneo.
Precisamente, “Ofrendas” fue una de las melodías más celebradas, la cual se inspira en los mixtecos que emigran de México a Estados Unidos buscando trabajo, como lo refiere la artista en una entrevista con la BBC.
“Yo estaba trabajando con mi madre, que tenía una tienda refaccionaria a donde llegaban paisanos a comprar partes para su vans (camionetas) que venían de Estados Unidos.
“Había un paisano de un pueblo que llegó con el cuerpo de su hijo, lo había ido a recoger al puerto de Acapulco. Vino a la tienda porque quería que yo tradujera el certificado de defunción de su hijo, del inglés al español, para saber cómo había muerto. Eso me causó mucha impresión y de ahí surgió la canción Ofrendas”, cuenta la cantautora.
Algunas de las 17 canciones que entonó Lila y su banda La Misteriosa en los 90 minutos de espectáculo fueron La iguana, Paloma negra, Yo envidio, Tres metros y Arenita.
No faltaron clásicas como La llorona y La cumbia del mole, esta última puso a bailar a la concurrencia haciendo del espectáculo una noche plena de ritmo y sabor con esa fusión de rancheras interpretadas al estilo de los años 50 y 60.
Al final de su actuación, la oaxaqueña ofreció una conferencia de prensa donde habló de la inseguridad que se vive en México y la forma como el arte puede contribuir a mejorar la situación.
“Estoy muy contenta de estar aquí en Monterrey, con un público tan grande y tan ansioso… no conozco a fondo lo que está sucediendo en Monterrey y no pudiera opinar acerca de la inseguridad, pero sé que este tipo de eventos y el arte resultan una escapatoria para todos. Sí vivimos con miedo todos, pero tenemos que salir adelante”, expresó Downs.