En el arranque de la segunda parte del Purpose World Tour en el estadio BBVA Bancomer el pasado 15 de febrero, el ídolo juvenil lució apático, con poca energía y bastante descuidado con en el uso del playback, lo que poco importó a las 51 mil 500 personas que, según cifras oficiales, se congregaron en el inmueble.
Cuando un artista se muestra frío en el escenario, no tiene contacto con los fans y ni siquiera se esfuerza para cubrir sus descuidos, ni toda la producción del mundo lo puede ayudar.
Sorry, pero Justin Bieber salió debiendo en su concierto.
En el arranque de la segunda parte del Purpose World Tour del canadiense, en el estadio BBVA Bancomer el pasado 15 de febrero, el ídolo juvenil lució apático, con poca energía y bastante descuidado en el uso del playback.
Pero sus errores poco importaron a las 51 mil 500 personas que, según cifras oficiales, se congregaron en el inmueble, quienes se desvivieron por su ídolo gritando, cantando y bailando cada uno de los 18 temas que interpretó el cantante durante los poco más de 90 minutos de espectáculo.
Alrededor de las 21:26 horas, las luces del estadio se desvanecieron para anunciar la llegada del ídolo canadiense.
Tras un breve video de presentación, las primeras notas de Mark My Words comenzaron a sonar, y el cantante de 22 años ascendió en una jaula de cristal al escenario, enfundado en una chaqueta de mezclilla, camiseta blanca y pantalones azules.
La locura se desató en todo el estadio, y los gritos de las “Beliebers” no cesaron en casi toda la presentación.
Justin ya no es el baby de antes, ahora es un joven seductor que sabe perfecto cómo conquistar a sus fans, pues durante sus rutinas de baile no dejaba de descubrir partes de su cuerpo y acariciar su entrepierna, para deleite de las presentes.
En Where Are U Now ofreció un performance explosivo… por el uso de pirotecnia, la cual los organizadores aseguraron no se utilizaría para evitar polémicas, pues está prohibido su uso en el estadio.
Para su presentación, Justin se apoyó en el playback en diferentes ocasiones de la noche, sobre todo en canciones que requerían ejecutar alguna rutina de baile. Sus descuidos al no coordinar sus movimientos con la pista fueron más que evidentes, pero poco le importó.
En cuanto a la producción, el cantante tiró la casa por la ventana.
Además del gigantesco escenario, contó con tres pantallas, una central y dos laterales, que facilitaban la vista del concierto. La pirotecnia, juegos de luces, su equipo de bailarines y diferentes elevadores en el escenario jugaron parte importante en el espectáculo.
Get Used To It, I’ll Show You, y Boyfriend formaron parte del setlist.
“¿Cómo están esta noche?”, dijo Justin en una de sus pocas interacciones con el público, “¿Creen que podamos bajar un poco el tono?”.
Acto seguido, se sentó en un sillón colocado al centro de la pasarela del escenario, y con guitarra en mano interpretó Love Yourself.
La mayor parte de las canciones que interpretó durante su concierto provenían de su más reciente material discográfico Purpose, que da nombre al tour, y estuvo nominado al Grammy como Álbum del Año, tales como Been you, Company, No sense y No Pressure.
Pero se dio espacio para viejos éxitos como Hold Tight y As Long As You Love Me.
Justin también quiso presumir su talento con las percusiones al aventurarse a hacer un solo de batería desde una plataforma elevada en el escenario, acción que fue más que celebrada por sus seguidores.
Al interpretar Children, un grupo de cuatro niñas regias lo acompañaron para una rutina de baile. Fue al despedir a las niñas cuando el cantante se mostró lo más sencillo sobre el escenario, al abrazarlas y platicar un breve momento con ellas y felicitarlas por su trabajo.
Posteriormente, interpretó los éxitos Let Me Love You y What Do You Mean?
Para alegría de todas las “Beliebers”, Justin se remontó al principio de su carrera e interpretó una versión más madura de Baby.
Y para cerrar con broche de oro, cantó Purpose y Sorry, con las que tuvo una explosiva despedida, minutos después de las 23:00 horas.
Pese a la producción de primer mundo, la energía de los fans y los grandes éxitos, faltó el carisma del artista para que fuera una velada inolvidable.
SIGUEN FIELES
La visita de Bieber a Monterrey demostró que el tiempo no lo cura todo, pues con el paso de los años la “Bieber Fever” no disminuyó.
Fue el pasado mes de octubre que se anunció la segunda visita del ídolo canadiense en tierras regias, programada para el 15 de febrero del presente año, después del alboroto que causó en el 2011 con el concierto que ofreció en la Arena Monterrey.
En aquella ocasión, los boletos se vendieron “como pan caliente”, y los videos de cientos de niñas tiradas en el piso y llorando desconsoladas por que no alcanzaron boletos para ver a su ídolo le dieron la vuelta al mundo.
Fue tal el impacto de dichas imágenes, que incluso llegaron al cantante, y decidió sorprender a una fan desconsolada invitándola al concierto y subiéndola al escenario para regalarle flores y cantarle una canción.
Casi seis años después, el escenario se repitió.
Desde el anuncio del evento se generó gran expectativa por parte de las “Belibers” regias. Ni siquiera los altos precios de los boletos, que se cotizaron entre 560 y 7 mil 200 pesos, las detuvieron.
Y a pesar que se la sede era el estadio BBVA Bancomer, inmueble con capacidad para más de 50 mil personas, eso no evitó que cientos de personas se quedaran sin boleto.
En cada una de las preventas que se realizaron, los boletos se agotaban en cuestión de horas. Y para la venta al público en general, algunos fans prefirieron no arriesgarse e hicieron fila desde días antes en la Arena Monterrey para adquirirlos.
Pero esto no evitó que cientos de jóvencitas terminaran en un mar de lágrimas, al enterarse de que los boletos para ver a Justin Bieber se habían agotado.
Esto provocó que los revendedores hicieran “su agosto” a costa de las jóvenes fans, pues los boletos llegaron a cotizarse hasta en 12 mil pesos cada uno.
Conforme la fecha del concierto se acercaba, Zignia Live, organizadora del evento, puso a disposición más localidades, hasta conseguir el aforo de 51 mil 500 asistentes al evento, según cifras oficiales.
LA “BIEBER FEVER”
La emoción de las “Beliebers” por reencontrarse con su ídolo fue tanta, que incluso desde una semana antes del concierto algunas decidieron acampar afuera del estadio para poder conseguir un lugar más cerca de él.
Alrededor de cinco casas de campaña fueron instaladas al lado de la entrada de la avenida Pablo Livas, en Guadalupe.
Por seis días, las jóvenes aguantaron desde el sol, las altas temperaturas, el hambre y la sed, hasta el bullying por parte de los automovilistas que circulaban por la zona.
De acuerdo con Carolina, una de las campistas, algunos conductores aminoraban la velocidad para agredirlas verbalmente, gritándoles “ridículas”, “pongansé a trabajar”, hacer sonidos ofensivos con el claxon, e incluso grabarlas y tomarles fotografías.
Por esta razón, las jóvenes preferían refugiarse dentro de sus tiendas de campaña, para evitar enfrentamientos con extraños.
Incluso, el municipio de Guadalupe, a través de la Secretaría de Seguridad Pública, aumentó la vigilancia en el sector para custodiar a las jóvenes y descartar que fueran víctimas de robos o altercados con los hinchas del Monterrey.
LA PROTECCIÓN DE LOS ASISTENTES
Para salvaguardar la seguridad de los más de 50 mil asistentes al concierto de Justin Bieber, el municipio de Guadalupe implementó un operativo de seguridad y vialidad en el estadio con más de mil 500 elementos, entre policía y seguridad privada.
Dicho operativo comenzó 10 horas antes de que diera inicio el evento.
En total, la cuadrilla de seguridad estuvo integrada por 500 elementos de la Policía de Guadalupe, 250 de Fuerza Civil, 500 elementos de seguridad privada en los accesos y 300 a nivel de cancha, seis personas de Coordinación Jurídica, 52 paramédicos, 20 elementos de Protección Civil y 40 bomberos.
Además, se contó con 70 patrullas, 16 motocicletas, cuatro comandos móviles, seis unidades de Protección Civil, tres de bomberos, una ambulancia de la Cruz Verde y seis ambulancias privadas.
La seguridad se reforzó con torres móviles y cuatro torres de vigilancia, que se estuvieron ubicadas en el estacionamiento y en las entradas principales del inmueble.
… Y DE LA CANCHA
Una de las principales preocupaciones, tanto para los aficionados como para la directiva del Club de Futbol Monterrey, era la protección del césped de la cancha.
Desde varias semanas previas al evento se tenían problemas con el pasto, por lo que la directiva puso especial énfasis en su cuidado.
“Establecimos un protocolo con la gente de Zignia, y en general algunas medidas que nos garanticen que la cancha es minuciosamente cuidada. Hay un material que en términos coloquiales sería una especie de tarima, se llama copaflor, que cubrirá al cien por ciento la cancha”, indicó Tonatiuh Mejía, vicepresidente administrativo de Rayados, de manera previa al concierto.
El directivo de Rayados mencionó entonces que en las zonas donde se colocarían las columnas del escenario se removerían los lunares de pasto para cuidarlo por separado, y posteriormente serían reintegraríados.
Pese a los esfuerzos, el pasto sufrió bastante daño, el cual tuvo que ser reparado a marchas forzadas para poder disputar el encuentro contra Pachuca, el sábado 18 de febrero, tres días después del concierto.
EL GRAN DÍA
Desde la noche anterior, decenas de fans se unieron a las campistas para formar las primeras filas para ingresar al estadio a ver a Justin Bieber.
A través de redes sociales, las autoridades municipales advertían sobre los operativos de seguridad y vialidad que se implementaron ese día para evitar problemas en la zona.
Aunque previo al evento las medidas rindieron frutos, al finalizar el tráfico se apoderó del sector.
Quienes aprovecharon al máximo la situación fueron los residentes de las colonias aledañas al inmueble, quienes convirtieron las calles y el exterior de sus casas en estacionamiento público, cobrando desde 80 hasta 150 pesos por el uso del espacio, precios que eran más altos que los establecidos en los estacionamientos oficiales.
Las puertas del estadio BBVA Bancomer abrieron sus puertas a los fans a las 17:30 horas del miércoles 15 de febrero. Las filas inmediatamente alcanzaron varios metros de longitud.
Las fans demostraban su emoción por reencontrarse con el canadiense. Se escuchaban gritos eufóricos, y miles de playeras con la imagen del cantante, gorras con su nombre, entre otros artículos promocionales, eran las prendas más comunes entre la multitud.
La emoción estaba a flor de piel, los nervios de punta y las expectativas del evento eran muy grandes. Todo estaba listo para presenciar el segundo concierto de Justin Bieber en tierras regias.
POLITICOS ‘SE CUELGAN’
Quienes se “pusieron vivos” con el concierto para promocionar su imagen fueron los políticos de la entidad.
A través de las redes sociales y por medio de dinámicas que consistían en dar like y compartir sus páginas, los servidores públicos regalaron boletos para el concierto del ídolo juvenil.
Por ejemplo, el alcalde de Guadalupe, Francisco Cienfuegos, regaló a través de su página de Facebook 25 pases dobles para el evento.
El edil de Monterrey, Adrián de la Garza, regaló a través de su página personal tres pases dobles para la zona VIP.
El alcalde de San Nicolás, Víctor Fuentes, regaló un boleto sencillo; mientras que el de Apodaca, Oscar Cantú, obsequió cuatro, que fueron escondidos en la plaza principal del municipio.
Y en el Congreso no se quedaron atrás. El diputado Samuel García obsequio 10 boletos, dos de estos en la zona VIP.