Cuando Vicente Leñero publicó Los Albañiles en 1963, su novela que posteriormente fue llevada al teatro y luego al cine, su hija Estela tenía apenas tres años. Después de cuatro décadas y media, ella cuenta ya con más de una quincena de obras propias y es una reconocida crítica teatral, maestra de dramaturgia, periodista y antropóloga.
Estela Leñero Franco no pudo evitar heredar la pasión por contar historias, presentar algunas realidades, inventarse otras, armar sus propios rompecabezas de personajes, situaciones, espacios y todo eso para convertirlo en teatro.
Aunque cada escritor desarrolla un sistema de trabajo, la dramaturga reveló que no es tan aprehensiva con sus obras, pues permite un desarrollo libre conforme van fluyendo las ideas.
¿Qué consideras que es mejor: jugar con la ficción o aproximarse al máximo a la realidad?
Creo que uno puede jugar con la ficción y con los diferentes planos de la ficción, entendida como la manera de abordar la realidad o las formas distintas que uno observa de la misma. Jugando con esas ficciones siento que es una forma de acercarse a la realidad, aunque no necesariamente a una realidad tangible.
¿Crees que la escritura es un vicio, una herramienta útil para expresarse, o un don, algo que se hereda?
Creo que es una herramienta útil para expresarse. Puedes tener cualidades para desarrollar una u otra cosa que se presenta en tu vida, pero esa cualidad si no se trabaja , si no se pule, queda ahí estacionada.
¿Cuando escribes eres visceral o lo tienes todo fríamente calculado?
Es muy importante para mi detectar –así como en los personajes- tu motivación, encontrar algo, visceral, íntimo, personal, por el cual escribir tal obra , tal historia, la vida de tal personaje, cualquier cosa. Entonces, ese es como el impulso que te va llevando a escribir; y ya después con el intelecto, el trabajo y con las herramientas que vas adquiriendo, las vas aplicando en tu escritura.
¿En estos más de 20 años que tienes ejerciendo esta actividad ya encontraste ese detonante?
Tengo el detonante, pero lo que me cuesta mucho trabajo es cómo mantenerlo. Va y viene, voy y vengo, me concentro y me desconcentro.
¿Qué género tiendes más escribir?
Drama. Pero sobre todo hago un trabajo experimental.
¿Estudiaste un tiempo con tu papá, cómo fue la experiencia?
Yo fui a hacer una especialización en teatro a España y ahí estuve estudiando un año y medio y luego digamos que intercaladamente estuve en el taller de mi papá. También estuve tomando muchos talleres alternativos, como con Eugenio Barba, Gilles Maheu, en fin, con todos los que tuve oportunidad de asistir.
¿Y todavía le pides a tu papá consejos cuando estás en medio de una obra?
Ya no, ya pasó mucho tiempo. Más bien, compartimos las experiencias.
¿Tú haces crítica teatral, cómo asumes la crítica hacia ti?
Pues como una herramienta más a considerar para retrabajar los textos, o para trabajar los futuros textos.
¿Cuándo decides que la obra ya está lista para publicarse?
Es bien difícil, porque por un lado, pues nunca está lista, siempre está con posibilidades de mejorarse, pero casi uno lo siente cuando la ve madura y dejas de corregirla cuando la publican. A veces te presionas para publicarla y dejarla en paz.
¿Y el trato con el posible director de alguna de tus obras, qué tan importante es?
Creo que es fundamental el trabajo previo a un montaje con el director. Es tan importante que el director y el autor estén de común acuerdo en cuanto al concepto de la propuesta. Ya después el director tiene todos los elementos para aplicarlos a la puesta en escena porque el dramaturgo está enfocado a otro ámbito, de manera que el director tiene su visión , su libertad para hacer su propia propuesta.
Estela Leñero dirige dos talleres de dramaturgia en el Foro Shakespeare de la Ciudad de México desde hace tres años. De su producción literaria destacan Casa Llena, Habitación en Blanco, Códex Romanoff , Las Máquinas de Coser, entre otras.
La autora estuvo en la ciudad para exponer Lejos del Corazón, editado por la UANL y El Milagro, en el que se incluyen también Agua Sangre y Sabor Amargo, que en opinión de Víctor Hugo Rascón Banda son “tres experimentos de dramaturgia y tres obras de riesgo de dirección, escenografía y actuación”.
La presentación se llevó a cabo en el patio del Colegio Civil Centro Cultural Universitario el pasado miércoles 25 de febrero, donde además Leñero Franco impartió un taller sobre composición dramática durante esa misma semana.