De niño, en su natal Córdoba, soñaba con ir muy lejos, con “volar”. A los 12 años, un jovencito llamado Joaquín, era admirador del bailarín ruso Rudolf Nureyev , el ícono de la danza a nivel mundial, quien fue su inspiración y no dudó en seguir sus pasos.
Aquel muchacho creció y se convirtió en Joaquín Cortés, el hombre que ha traspasado fronteras con su arte, llevando el flamenco a países como China, Japón, Australia y Rusia, por lo que se considera el gitano universal.
“Me siento orgulloso de ser gitano. Es mi sangre, son mis raíces; soy el gitano universal que llevo mi danza a todo el mundo”, exclamó al final de su presentación del martes 9 de febrero en la Arena Monterrey ante unas 5 mil personas que presenciaron el espectáculo, “Calé”.
Con casi 41 años (22 de febrero de 1969) el virtuoso de la danza flamenca realiza esta gira con una retrospectiva de 20 años de trayectoria sobre los escenarios, pero con especial dedicatoria a la memoria de su madre, a quien perdió hace poco más de un año.
Con garbo y maestría, Cortés demostró el dominio de su cuerpo con movimientos precisos, pero apasionados, que por algunos momentos enmudecían al público, pero en otros, provocaban diversas emociones entre las representantes del sexo femenino.
Bastó con su presencia para que ellas le gritaran al unísono: “Guapo” en repetidas ocasiones, sobre todo cuando cambiaba de atuendo. El vestuario del diseñador italiano Giorgio Armani resaltó la estilizada figura del “bailaor”.
Con unos pantalones negros ceñidos y una de gabardina del mismo tono, mostrando el torso desnudo, se presentó ante los espectadores.
El gitano se concentra y deja que el sentimiento penetre en su cuerpo que empieza a marcar los pasos al calor de las palmas agitadas de sus compañeros.
La escencia de cada una de las obras Cibayí, Live, Mi Soledad, Pasión Gitana, Soul y De Amor y Odio, con las que Cortés ha forjado su carrera, se plasmaron en Calé, que en castellano significa “gitano”.
Además de la producción y dirección, Joaquín también es responsable de la música junto con Antonio y José Carbonell, en la que según el coreógrafo está basada en un mestizaje cultural donde se fusionan diversos géneros musicales.
“Tenemos la raíz , la base que es el flamenco con otras vertientes musicales como la clásica, latina, árabe. Lo que sucede a nivel coreográfico también es una fusión puesto que está el ballet clásico, la danza contemporánea, la moderna y por supuesto la danza española con el flamenco, que son mis raíces puesto que soy gitano”, comentó el “bailaor” un día antes de su presentación en conferencia de prensa.
Esa fusión traducida al baile es lo que ha llevado al éxito al cordobés, quien también se siente orgulloso de “popularizar” la danza, pues su objetivo es que su arte sea visto por multitudes sin importar el escenario. Desde el Metropolitan Opera House en Nueva York, hasta en una de las innumerables plazas de toros de su país, por mencionar algunos.
Joaquín Cortés continuará con su gira en Europa, Asia y posteriormente regresará a Latinoamérica y Estados Unidos. Monterrey fue la última plaza de su gira en México, pero prometió regresar en este mismo año.