
Cantinflas :: Director: Sebastian del Amo :: Actores: Óscar Jaenada, Luis Gerardo Méndez :: Calificación: * * *
Cantinflas es una historia necesaria.
El director Sebastian del Amo sorprende con la fiel recreación de los momentos cruciales en la carrera de Mario Moreno Reyes, desde sus inicios como actor improvisado en una carpa, hasta convertirse en un influyente empresario cinematográfico.
Todos en México saben que el mimo comenzó su trayectoria desde el punto más bajo de la actuación y se encumbró como el más reconocido histrión mexicano a nivel internacional. Pero prácticamente nadie conocía los detalles de su viaje al estrellato.
Del Amo se ocupa de rescatar el ambiente mundano de la Ciudad de México en los años 40, cuando transcurrió el episodio que ahora pomposamente es llamada Época de Oro del cine nacional.
Con un fiel retrato de la época, con tomas efectivamente trucadas para economizar producción, del Amo muestra el relato como un álbum de recortes y fotografías de Cantinflas, en los episodios que marcaron su vida, acompañado de personas que fueron decisivas en ella.
Sorprende la interpretación del español Óscar Jaenada. No se dudaba de su talento, pero sí que, por su condición de ibérico, pudiera ajustarse al papel. Al final, es la presencia más fuerte y presenta un gran trabajo, haciéndole justicia al mimo. Jaenada imita a Cantinflas sólo cuando el personaje sale a escena, porque, en cambio, luce convincente con su interpretación de Mario Moreno, un hombre que accede al pináculo de la carrera, reinventándose sobre la marcha. Se explica como la fama provocó inestabilidad familiar, convirtiéndolo en víctima de su propio éxito.
La trama se divide en dos tiempos. Tiene, como hilo conductor, los esfuerzos por el productor Michael Todd por engancharlo para que participara en la superproducción épica La vuelta al mundo en 80 días, con un elenco internacional.
Paralelamente, transcurren sus años como humilde payaso. Se muestra el ascenso, provocado por su estilo único, y cómo el cazurro se transforma en un hombre respetable que, incluso, se convierte en un líder sindical desafiando a las mafias que controlaban la industria del cine en ese tiempo.
El guionista regiomontano Edui Tijerina hace un retrato demasiado respetuoso del histrión , al relatar, en un tono de drama familiar, con toques de comedia, pormenores de los primeros episodios de su vida, que resultan interesantes para el público, como el encuentro inicial con Estanislao Shilinski y el flechazo con Valentina Ivanova.
Sin embargo, el relato no profundiza. Se convierte en una presentación de episodios, con escasa tensión dramática. Detrás de las viñetas que muestran algunos incidentes, está la personalidad compleja que faltó por aflorar.
La aportación mayor de la película es anecdótica y biográfica, al dar un acercamiento, sin precedentes, a la figura del ídolo. Ahora ya se sabe que Mario Moreno tuvo distanciamientos con Shilinski, quien aparece como su descubridor y quien lo tacha, luego, de malagradecido. También que su pareja en la carpa, Manuel Medel, era un tipo insoportable que sufría con el éxito de su compañero.
Moreno Reyes llegó a ser un divo con un control total de las producciones, según se relata. Y encontró en el director miguel M. Delgado, a un asistente complaciente, con quien encontró la mejor manera para trabajar en armonía dentro del set.
Hay deliciosos recreaciones, detrás de cámaras de producciones como Un día con el diablo, Ahí está el detalle, El gendarme desconocido, El bolero de Raquel y hasta de La Vuelta al Mundo…
Los retazos de la vida de Cantinflas pasan como las páginas de una revista bellamente ilustrada, hasta llegar a un desenlace anticlimático, en el que el mimo es nominado al Globo de Oro, compitiendo en la gala de premiación a figuras como Marlon Bando y Yul Breiner, con un resultado ya conocido.
Al final, Cantinflas, la película, mueve a revisar la trayectoria del actor y a rentar las películas que lo consagraron como el mejor de todos en México.