Hay quienes dicen que “si no está roto no intentes arreglarlo” y la leyenda del rock, Bryan Adams, es una prueba viviente de que esta tesis es verdad.
Durante más de dos horas, el oriundo de Kingston, Canadá ofreció a sus fanáticos -quienes llenaron la Arena Monterrey-, su espectáculo “So Happy it Hurts”, una curaduría de su exitosa carrera que está a nada de llegar al medio siglo y que lo ha llevado vender más de 100 millones de discos y alternar con integrantes del Olimpo de la música como Luciano Pavarotti, Paco de Lucía, Tina Turner, Rod Stewart, Sting, Roger Waters, Eric Clapton, David Bowie, Bárbara Streisand, Hans Zimmer, entre otros.
El show resultó ser una fiesta, donde el rock melódico, de letras exageradamente positivas que giran alrededor del amor y las cosas buenas de la vida (el sello de la casa Adams), envolvieron a los regiomontanos quienes, gustosos, recordaron cuando eran mucho más jóvenes.
De entrada hay que decir que este Bryan Guy Adams que pisó tierras mexicanas (un país que dice adorar por sus playas, totopos y guacamole), es una especie Dorian Grey rockero, pues aunque ya ronda en los 64 años de edad, el tiempo parece no haber pasado por él tanto en lo físico como en su voz. Habrá quienes aleguen que eso de volverse vegetariano sí funciona.
El espectáculo gira alrededor de la interacción con el público, pues el canadiense habla un aceptable español, aprovecha la enorme pantalla led que transmite tanto los videos de las canciones, como las imágenes de los felices asistentes cantando y bailando y hasta deja libre a “Doris”, la réplica inflable de un Corvair convertible 1966 que vuela por encima de los asistentes y es la pieza central del álbum que le da título a la gira.
Y aunque Adams interpreta algunas de las nuevas canciones de este disco y las otras producciones que ha sacado en los últimos tres años, al final sabe lo que sus fans quieren y es por ello que la mayor parte del repertorio pertenecen a Reckless, el álbum editado en 1984 que lo catapultó a la fama con clásicos como: One Night Love Affair, Run to You, Somebody, Summer of ’69 y una nueva (y con un tempo más rápido) versión de Heaven que fue bien recibida.
De ahí en adelante Bryan y su banda se aseguraron de repasar las colaboraciones para el cine favoritas del público como: (Everything I do) I do it for You de Robin Hood, el Príncipe de los Ladrones; All for Love, que grabó junto a Sting y Rod Stewart para la película de Los Tres Mosqueteros; I Will Always Return para la cinta animada Spirit y Have You Ever Really Loved a Woman?, de la película Don Juan de Marco, donde no solo colaboró con Paco de Lucía, sino que también le ganó una nominación al Premio Oscar.
También se dio tiempo para ofrecer un homenaje a su amiga e ícono de la música Tina Turner, fallecida el año pasado, con quien grabó el It’s Only Love donde, como una manera de recordarla, acomodó unas estrofas del clásico The Best, editado por “la reina del rock and roll” en 1989.
Como era de esperarse, los asistentes respondieron entusiastas a la cascada de éxitos que les ofreció el canadiense, quien prometió volver más seguido a México.
Al final, como dice la canción de Adams 18 Till I Die, todos salieron de la Arena Monterrey con esa alegría juvenil que sintieron hace años, cuando una canción del canadiense sonaba en el radio y se cantaba a todo pulmón.
Fue una buena noche para la música y la nostalgia.