
Quienes lo ven boleando calzado desde la mañana hasta el anochecer, le saludan con cariño y afecto. Hay quien le grita a distancia: “¡Buenas tardes, Pepe!”. Otros pasan y le dan una “palmadita” en la espalda como muestra de aprecio.
Es gente que pasa todos los días por la calle Morelos, donde Pepe renta su carrito para lustrar los zapatos de cuanto ciudadano se lo pida.
Es afable con sus clientes, por eso lo buscan; su oficio, el cual ama con pasión, lo presume de tal manera que cuando habla de él lo hace con vehemencia.
Tiene 40 años, se llama José Moreno Carrizales y toda su vida ha sido trabajando como bolero.
¿Que si le da pena este oficio? ¡Para nada! Pepe dice que de este trabajo ha logrado vivir de una manera decente, sin molestar a nadie.
“Ser bolero es un oficio que me gusta y el cual presumo al 100 por ciento. Es un trabajo como cualquier otro y del cual me siento muy honrado.
“Me agrada lo que hago, porque como en todo, lo que se hace se tiene que hacer con cariño, con amor, si no el cliente jamás vuelve”.
> ¿Desde cuándo empezó a ser bolero profesional, por decirlo de alguna manera?
“Desde los 14 años de edad. Desde ´morrillo´ cuando veía a mis primos hacerlo. Ahora tengo 40 años y, créame, soy feliz haciendo lo que hago. Todos los días son días nuevos en este oficio”.
Mientras charlamos, Pepe ve mi calzado, yo también los miro, desde luego que una boleada no les caería nada mal, ambos lo sabemos. Me siento y él se dispone a realizar su trabajo, ese del cual se ve es todo un experto.
> ¿Nunca se ha arrepentido de no haber hecho una carrera profesional?
“No, nunca. Esto es lo que sé hacer y de esto vivo. Para mí esto es una carrera, una manera de salir adelante de manera honesta”.
> ¿Qué se requiere para ser un buen bolero?
“Traer buen material: tu cepillo, tus grasas de todos colores, negra, café; todo lo que un buen calzado amerita”.
> ¿Cuál es el mejor y el peor calzado que ha boleado?
“Uno debe de tratar el calzado por igual, pero claro que hay unos de algunos políticos que vienen por aquí, que traen calzados de primera. Pero también está el joven que llega con sus zapatos sin marca, de hule, y quiere lustrarse, a ellos también se les trata con respeto”.
> ¿Alguna anécdota con algún político?
“Hace algún tiempo me pasó algo que jamás olvidaré. Estábamos a 2 o 3 (grados) bajo cero y pasa en ese entonces el diputado Jesús Zacarías Villarreal. Se para y me pregunta: ´¿Qué haces aquí con este frío tan intenso?´.
“Le contesto que había que llevar la comida a la casa, estuviera como estuviera el día. Luego me dice: ´A ver, boléame´, y cuando terminé me dio un billete de 200 pesos y me dice: ´ya vete para tu casa, con esto cumples con tu día´. Y pues yo me puse muy feliz y me fui a la casa temprano y con dinero en la mano”.
Reveló que otro político le llegó a dar hasta 500 pesos.
“También el diputado Héctor García me pagó esa cantidad por lustrarle los zapatos; son gestos de solidaridad que a uno no se le olvidan”.
Pero aclara que en su “puestecito” no hay distinción social.
“Hay vatos que llegan sin un peso y quieren que les lustre su zapato y no hay tos, uno nunca sabe que este vato el día de mañana va a traer dinero y regresará, que me ha pasado. También tengo clientes fijos, de años, a los que les doy crédito, me pagan por semana”.
> ¿Cuáles son los elementos que debe tener un buen bolero?
“Pues tener todas las grasas”.
> ¿Cuánto saca por día?
“Cuando son días buenos, hasta 300 pesos. Por ejemplo, cuando el viernes cae en quincena, me voy bien feriado”.
> Su familia, ¿qué dice de su profesión?
“Tengo dos hijos, uno de 14 y otra de 19, ambos están estudiando y son mi máximo orgullo. Ellos saben de mi trabajo y les gusta. Yo me casé a los 20”.
> ¿De aquí sale para darles estudios a sus hijos?
“¡Claro!, Nancy tiene 19 años, ya terminó prepa técnica, ya trabaja, es secretaria ejecutiva y Enrique, de 15, él quiere ser arquitecto y ellos son felices de que su papá trabaje honradamente.
“Y eso me hace feliz porque como les digo: no les dejaré dinero cuando me vaya, pero sí les dejo un legado de conocimientos que los hará fuertes en la vida y ahí está la prueba.
“Me he sacrificado de muchos gustos, pero al verlos a ellos, que ya están haciendo de su vida algo de bien, pienso que todo esto vale la pena ¡y mucho!”.