Es tiempo de la tradicional caza de venado y uno de los mejores lugares para disfrutarlo con responsabilidad es el racho cinegético “Ojito de Agua”, ubicado en el municipio de China, Nuevo León.
Los primeros rayos del sol bañan las 2 mil 860 hectáreas de este destino turístico y anuncian la nueva aventura del cazador; las mañanas son frías pero un rico café anima a quien desea internarse en el monte en compañía de su escopeta, y el olor fresco de la naturaleza abraza el ambiente filtrándose poco a poco en el interior de cada persona.
“Ojito de Agua” es un rancho cinegético, es decir está regulado por autoridades como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, para practicar la caza aprovechando “los excedentes” de venados para que de esta forma no dañen a la población de la subespecie.
Además cuenta con las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAS) que tienen como finalidad el cuidado de los animales y permite que la caza sea responsable.
En este hábitat hay venados de cola blanca con una cornamenta grande y que puede superar las 14 puntas. Son especies ideales para quien disfruta del emocionante deporte; la temporada de caza inició en diciembre pasado y culminará a finales de enero.
De acuerdo al administrador de este rancho, Alberto Lartigue Guerra, quien es ingeniero agrónomo, un lugar cinegético requiere de cuidados especiales para una buena función.
“Lo primero que tenemos que tener es un plan de trabajo, un programa bien establecido con gente muy capaz. Tenemos que introducir animales de características fisiológicas deseables, el tipo de canasta y del ancho; se traen venados de Laredo, Hidalgo, Coahuila, de todo lugar de donde es el venado cola blanca texano.
“Posteriormente se levantan las cercas de tipo alta de más de dos metros y medio,para que se conserve la calidad de este venado. Esto nos obliga a tener un suplemento de alimentación con minerales y vitaminas”, explica el especialista.
Lartigue menciona que los venados no se encuentran en engorda pero si necesitan de minerales y vitaminas de su lugar de origen, además de las que consumen del suelo, para desarrollar una cornamenta sana.
VENADO COLA BLANCA
Dentro de la UMA, el ingeniero agrónoma dice que cuentan con alrededor de 170 venados macho con características deseables y están con 500 hembras. El rancho “Ojito de Agua” cuenta con una superficie de mil 200 hectáreas destinadas al área abierta y mil 600 hectáreas al área cerrada donde se encuentra la reserva del venado cola blanca.
“Tenemos hasta 20 venadas con un venado, obviamente ahí si son alimentados completamente para la producción. Otro de los aspectos que cuidamos es el de la salud, el combate a enfermedades endémicas de la región.
“Son venados que traen de Nuevo Laredo a China, Nuevo León, y que aparentemente son iguales pero tenemos que revisar que no tengan garrapatas, piojos, pulgas, toda la cantidad de parásitos que afectan al animal y que pueden ser trasmisores de la bruselas y tuberculosis, que en el ser humano se le conoce como la fiebre malta a la brucelosis y que ocasionaría que gran cantidad de las hembras aborten”, afirma Alberto Lartigue.
El ingeniero agrónomo explica que los cuidados principales del rancho cinegético son la infraestructura y que eso implica tener las instalaciones adecuadas, brechas y parapetos (también llamado blind que es la estructura donde se esconde el cazador); también se cuida la salud y la alimentación del venado.
“Aquí se pueden encontrar buenos trofeos como en Nuevo Laredo; los costos están más baratos, y esto al mismo tiempo fomenta el trabajo en la comunidad.
“La temporada cinegética que empieza el 20 de noviembre, las primeras fechas son generalmente son utilizadas por la familia del rancho, y culmina a fines de enero”, indica Alberto Lartigue.
INSTALACIONES
De acuerdo al administrador de “Ojito de Agua”, este rancho cuenta con tres áreas principales, tiene capacidad para más de 50 personas y ofrece los servicios de alimentación, lavandería, guías, transporte, entre otros.
“Tenemos tres áreas, el casco original del rancho tiene siete habitaciones para 28 personas. La segunda tiene un área independiente con sala de juegos con capacidad para 18 personas. También tiene una serie de casas individuales donde caben 20 personas más.
“Es un rancho con buena ubicación entre Monterrey (a 200 kilómetros) y Reynosa (80 kilómetros), se puede entrar por la brecha de la sierrita para quien viene de Monterrey, se puede venir por la brecha del Becerro, si se vienen por Reynosa. Aunque son brechas rurales son buenas vías de comunicación.
“Es un rancho equipado para señales de Nextel, tiene teléfono telcel, tiene televisión por cable, lo que permite estar comunicado cómodamente, con una tarjeta se puede estar conectado en Internet y estar comunicado perfectamente con el mundo exterior”, señala el administrador.
La cacería es un deporte emocionante y se puede disfrutar de él completamente cuando se tienen las comodidades y se cumple con las normas legales. Ojito de Agua es una buena opción para quien desea aventurarse en el mundo natural y salvaje.
HISTORIA DE OJITO DE AGUA
En 1975 fue adquirido por su actual dueño, don Heriberto Deándar Martínez, cuando entonces era una hacienda y medía 50 mil hectáreas.
“Fue un accidente porque no tenía dinero para comprar este rancho, costaba en aquel entonces 2 millones 200 mil pesos, entonces invité a mi hermano Orlando para que se hiciera cargo y yo me quedé con una mitad y él con otra, pero gracias a la intervención de mi esposa quien era muy amiga de la familia de la señora que me lo vendió, me dio un buen precio y lo compramos.
“En 1975, el nombre de ‘Ojito de Agua’ ya lo tenía, era una hacienda muy grande que se llamaba el Davileño era de 50 mil hectáreas, el dueño se llamaba don Emilio Dávila que al parecer era amigo de Porfirio Díaz, de don Bernardo Reyes, por cierto platican que en la fuga de don Bernardo Reyes de Monterrey pernoctó en este rancho”, explica don Heriberto.
Alrededor de 1980, este rancho se consagró como un lugar cinegético, que también fue accidental crearlo con esta función pues adquirió alrededor de 200 venados.
“La señora Gerarldina me platicaba que tenía 150 o 200 venados en cautiverio, en corrales, entonces ella me metió en la cabeza que se hiciera una planta cinegética. Tenía sus animales en sociedad con una señora americana pero su esposo murió junto con todos sus hijos. Después me vendió los animales independientemente de que algunas venadas estaban preñadas y eso me dio una idea y cerqué el rancho los dejé en libertad, así empecé el rancho cinegético”, recuerda don Heriberto.
Desde sus inicios se sembró el venado cola blanca texano. Don Heriberto comparte que desde su juventud ha gustado de la caza. Cuando era niño cazó conejos y aves, aún recuerda que su primera carabina fue un regalo de su padre, quien pagó 100 pesos por ella.
“El origen de la cacería es un tipo de sobrevivencia, creo que ya lo trae uno en la sangre y la practicamos todos, hasta los animales. El venado viejo no sirve, lo que hace es impedir a los jóvenes que se acerquen a las venadas y él no las carga.
“Por eso le llaman la etapa de celo, a veces los venados viejos olfatean a la venada y la sienten cargada (embarazada) aunque no sea de ellos y las matan por coraje. Al matar venados viejos damos oportunidad de que se vayan reproduciendo más”, explica el también cazador quien lleva desde (los 27 años) alrededor de 200 venados cazados en su vida.