El 13 de marzo de 2013 el humo blanco emanado de la Capilla Sixtina de El Vaticano anunció al mundo que la comunidad católica tenía nuevo jerarca: Jorge Mario Bergoglio, originario de Argentina, se convirtió en el primer Papa no europeo de la historia y con su arribo nuevos matices comenzaron a pincelarse en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Y es que desde su llegada, Francisco, nombre que adoptó para su pontificado, ha exhibido una nueva imagen de la teología católica, basada en la proximidad, la tolerancia, la humildad y la rebeldía, así lo demuestran los célebres mensajes que ha enviado a la comunidad sobre asuntos controversiales para El Vaticano.
Lo anterior podría ser una actitud inusual para los fieles más conservadores del mundo, pero no para los argentinos, quienes desde tiempo atrás profesan un catolicismo de mayor apertura.
“Algo que me sorprende es que en muchos lugares ven lo que está haciendo el Papa como algo nuevo, como algo innovador, pero eso es algo que en Argentina tenemos mucho tiempo viéndolo”, señaló María José Gómez, originaria de Santa Rosa, Argentina, pero residente en Monterrey desde hace cinco años.
El 16 de marzo, en un encuentro con periodistas el Papa señaló “cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”, haciendo referencia a la opulencia que rige la Santa Sede y un llamado a la humildad real entre las autoridades religiosas, una situación que, acorde a María José, ya se vive desde años atrás en su país de origen.
“Eso de que los sacerdotes salgan de las Iglesias y se acerquen más a la gente es algo común en Argentina, allá los padres van a las comunidades y visitan a la gente”, comentó.
El 5 de junio, el Santo Padre criticó la cultura del desperdicio al señalar que “nos ha vuelto insensibles hasta el desperdicio de comida, que es aún más despreciable cuando en el mundo hay personas y familias que padecen hambre y desnutrición”, dijo Francisco, quien a la vez agregó: “Todos debemos recordar que tirar comida a la basura es como robarla de las mesas de los pobres, de los hambrientos”.
Frases como las anteriores han marcado el pontificado de Francisco, quien en seis meses ha dado nuevos matices a la Iglesia Católico, matices de mayor cercanía a la realidad que viven los fieles.
Pero sin duda, su mensaje reciente sobre la tolerancia hacia la comunidad homosexual internacional, ha sido uno de los aspectos más trascendentes de su mandato y que podrían dejar ver una nueva visión de la Iglesia.
“¿Quién soy yo para juzgar a los homosexuales?”, cuestionó el Papa el 29 de julio durante un encuentro con periodistas tras su visita a Brasil, en el que además hizo un llamado para no discriminar a las personas con orientación sexual hacia el mismo sexo, una visión que enorgullece a sus connacionales, aunque con reservas.
En Argentina, cerca del 90 por ciento de los habitantes fueron bautizados, pero sólo el 70 porcentual se considera practicante de la religión católica, un ejemplo claro de ello son Gastón Echeveste y María José Gómez, propietarios de “El Argentino, nieves sencillitas”, negocio ubicado en el centro de Monterrey.
La pareja aunque ven con buenos ojos que su “paisano” sea el máximo jerarca de la Iglesia Católica, aún están escépticos de los cambios que pueda provocar.
“Me dio gusto, me dio alegría. La verdad, yo no sabía de él, cuando supe que el nuevo Papa era argentino fue cuando apenas me puse a investigar un poco de su vida y me di cuenta que sí es muy popular, sobre todo, en la capital del país en donde fue Arzobispo, pero hasta ese entonces supe de él”, aseveró Gastón Echeveste, quien ya lleva una década radicando en la capital regiomontana.
“Sé que ha venido haciendo algunos cambios, pero bueno ya veremos qué tanto cambio puede hacer”, añadió.
Y es que esta pareja aún encuentra incongruente el discurso del líder universal de la Iglesia Católica en relación a la homosexualidad con el que se manejó mientras fue Arzobispo de Buenos Aires.
Y es que mientras en Argentina se realizaba el debate sobre legalizar el matrimonio gay en 2010, Jorge Bergoglio fue un fuerte opositor a la medida, al asegurar que se trataba de un “ataque destructivo contra el plan de Dios”. Sin embargo, tres años después, como el máximo jerarca católico, Francisco aseveró que él no era nadie para juzgar a los gay y apoyó su inclusión a la comunidad.
“Yo aún no sé qué tan real pueda ser, o hasta qué punto El Vaticano le va a permitir hacer cambios de esa naturaleza. Yo hasta he pensado que lo están usando, no lo sé”, indicó María José Gómez, quien agregó: “A lo mejor cambió, también puede ser que con el paso del tiempo se haya vuelto más tolerante, no lo sé”.
Contentos de que su connacional esté marcando una pauta en la comunidad católica, Gastón Echeveste y María José Gómez se sienten afortunados, pero ni aun así se sienten atraídos por reincorporarse a la religión.
FENÓMENO
MEDIÁTICO
Corría la tarde del 13 de marzo cuando los medios argentinos obtuvieron su nota principal: el nuevo Papa provenía de la tierra de la Patagonia.
De inmediato, los principales portales de Internet, noticieros, estaciones de radio y redes sociales comenzaron a replicar el nombre de Jorge Bergoglio, un desconocido para algunos incluso en Argentina, pero que le regalaría al país las miradas del mundo.
Fue así como la mayoría de los argentinos conocieron la noticia y celebraron la designación papal del ex Arzobispo de Buenos Aires, tal es el caso de Juan Casse, alumno de intercambio en Monterrey, quien en aquel momento se encontraba en su natal provincia de Entre Ríos.
“Fue muy extraño porque nunca me iba a esperar que un argentino fuera Papa, lo escuché y lo verifiqué inmediatamente por Internet y efectivamente era argentino. Me dio gusto, me pareció un poco raro, pero sí me dio gusto”, indicó el joven.
Sin embargo, la euforia por el nombramiento de su connacional fue más mediático que espiritual, ya que aunque Juan reconoce que le provocó alegría no aumentó su interés por regresar al arca del catolicismo.
El joven de 25 años, que está bautizado, pero no se considera practicante, señaló que desconoce si el nombramiento de Francisco incrementó el número de fieles católicos de su país, lo único que puede asegurar es que la popularidad del ex arzobispo de Buenos Aires aumentó gracias a la mercadotecnia.
“Cambió mucho en Argentina la situación, sobre todo en la cuestión de la mercadotecnia, en todas partes ves la imagen del Papa en playeras, en volantes, es muchas cosas”, mencionó.
“No nos afectó mucho su nombramiento, sí nos interesaron un poco más las acciones de El Vaticano y cosas así, pero no cambió nuestra percepción de la iglesia, la frecuencia con la que íbamos o casas así. A mediano y largo plazo no creo que cambie mi opinión de la Iglesia Católica sólo porque el Papa es argentino”, añadió.
No obstante, el joven se mantiene al tanto de los pasos que da su connacional y ha visto con alegría las modificaciones de pensamiento que ha implantado en la comunidad católica, que le han hecho ganar empatía en su país natal, acorde a Juan Casse.
“Desconozco un poco la labor que ha hecho, pero sé que al parecer la gente sí lo quiere mucho, así que aparenta ser mejor”, mencionó el estudiante.
“Imagino que en todos los lugares va a ver gente a favor y gente en contra, habrá algunos más conservadores que otros, pero en su mandato tiene sus razones para hacer lo que hace”, agregó.
A su parecer, la renovación era necesaria en la Iglesia para que atrajera a más fieles.
Y a pesar del escepticismo, Juan Casse señaló que espera el Papa Francisco cumple al pie de la letra la frase de “predicar con el ejemplo”, ya que anhela se conviertan en realidad las palabras del Sumo Pontífice.
“Sí, sí confío que lo que dice es lo que hará. A decir verdad, uno tiene que tratar de confiar en lo que dice”, mencionó el joven.
Argentino de nacimiento, universal de vocación, el Papa Francisco está encabezando la renovación de una Iglesia Católica que urgía de nuevos aires ante la pérdida de fieles.