
Una conocida frase dice que si la vida te da limones, hagas limonada, y el dicho bien podría definir la vida de la deportista regiomontana Brenda Osnaya Álvarez, tricampeona mundial en paratriatlón.
Y es que, cuando la joven llevaba una carrera en ascenso en el patinaje de velocidad, un accidente automovilístico truncó su sueño de subir al pódium mundial en dicha disciplina, pero más que derrotarla, la pérdida de movilidad en sus piernas la orillaron a practicar un nuevo deporte en el que volvió a brillar.
Actualmente, es la única mexicana en practicar el paratriatlón y una de las pocas en América Latina.
Su constancia la ha llevado a las ceremonias de premiación internacionales y su historia a convertirse en un modelo aspiracional para miles de jóvenes en todo México.
Desde que el paratriatlón fue incluido en la lista de deportes olímpicos, la joven regiomontana está concentrada en ganar un boleto para Tokio 2020.
Sin embargo, no es lo único que quiere a futuro. Hoy por hoy, Brenda busca una nueva hazaña que va más allá del deporte: llegar al congreso de Nuevo León para apoyar desde la legislatura a los atletas y personas con discapacidad.
SU HISTORIA
El deporte llegó a la vida de Osnaya Álvarez desde muy pequeña, y cuando contaba con apenas ocho años de edad la atleta ya representaba a Nuevo León en competencias nacionales.
Aunque en un inicio se inclinaba por el patinaje artístico, la velocidad atrapó su atención. No pasó más de un año cuando la regiomontana comenzó a destacar en su disciplina.
“Fue muy rápido el proceso, yo creo que en un año ya estaba yendo a competencias nacionales. Obviamente, en ese primer año estuve en competencias estatales.
“En mi primera competencia nacional empecé a destacar en los primeros lugares y eso me alentó a seguir en búsqueda de más”, dijo Brenda.
A la par con sus estudios, el patinaje de velocidad se convirtió en parte de la vida de la deportista. Por las mañanas acudía a la escuela y por las tardes practicaba.
Su talento y tenacidad la llevaron a competencias panamericanas, dando la cara por clubes mexicanos en Estados Unidos, Colombia, Panamá y Cuba, entre otros, con tan sólo 13 años. A la misma edad la joven tuvo su primera participación en un torneo centroamericano juvenil en Puebla.
A su corta edad, la carrera de Brenda iba en ascenso y parecía que nada ni nadie podría detenerla.
A los 17 años, la regiomontana acudiría a Puebla para participar en un selectivo que le permitiera dar las marcas requeridas para acudir a un mundial, que es la competencia máxima para los que practican el patinaje de velocidad.
La competencia en la capital poblana era un mero trámite para que Brenda acudiera al campeonato internacional, pues su puntuación ya le garantizaba un pase casi directo.
Desde el inicio, el viaje estuvo plagado de eventos desafortunados: la aerolínea en la que viajarían desapareció (Mexicana) y tuvieron que trasladarse por carretera en una minivan que ofreció el Instituto Estatal de Cultura Física y Deporte de Nuevo León (INDE).
El chofer que los conducía era inexperto y una ‘dormitada’ en el camino provocó un aparatoso accidente.
El vehículo en el que se transportaba invadió un carril contrario y se impactaron contra otra unidad a una velocidad de 140 kilómetros por hora.
El accidente le provocó a Brenda una lesión medular completa que le imposibilitó volver a caminar.
En la cama de hospital a la que fue llevada tras el choque, consciente de que dependería de una silla de ruedas para moverse, la joven sólo tenía una cosa en mente: no dejarse vencer.
La vida le había puesto un nuevo reto en su camino y estaba dispuesta a afrontarlo. Desde el principio, Brenda tomó una actitud positiva a nivel personal y familiar.
Por ella y por su familia sabía que no podía dejarse caer y que había llegado la hora de “hacer limonada”.
La regiomontana estuvo cinco días hospitalizada en Pachuca, acompañada por su papá, y desde el cuarto día se interesó por saber cuál sería el deporte que podría practicar en sus condiciones.
“La vida es así: todos tenemos problemas, pero depende de cada uno tomar la decisión de tumbarte o salir adelante. Los entrenamientos los convertí en terapias.
“A pesar de mi limitación física, que yo no la veo como una discapacidad, que no me permite hacer las cosas en el tiempo que las personas convencionales lo hacen, sino que me tardo un poco más (por ejemplo) en ir al baño, si no hay elevador que alguien me ayude a subir por las escaleras, pero yo siento que mi limitación no se compara con las de otras personas”, aseveró la paratriatleta.
Al regresar a Monterrey, se enfrentó al momento más difícil: ver el rostro de su mamá, pero como ya lo había decretado, no se daría por vencida.
“Al quinto día yo regreso a Monterrey y fue el día más difícil, porque todo lo que yo había sido fuerte con mi papá en los primeros días, al ver a mi mamá me derrumbé. Yo creo que fue el día más difícil”, expresó la deportista.
Aunado al accidente, la tragedia se acentuó cuando las autoridades estatales no cumplieron su palabra de apoyarla con la recuperación, por lo que incluso tuvieron que recurrir a la Comisión Estatal de Derechos Humanos para obligarlos a colaborar.
Con un futuro incierto, la única certeza de Brenda era que su carrera deportiva no había acabado, a pesar de que su vida había dado un giro de 180 grados.
Dejó la preparatoria para enfocarse al cien por ciento en la rehabilitación, y las terapias la condujeron a su nueva pasión.
Aunque en un inicio pensó en el atletismo, a los tres meses de recuperación asistida comenzó a practicar natación, y tan sólo tres meses más tarde fue invitada a formar parte del equipo representativo de Nuevo León del deporte adaptado.
La rehabilitación de Brenda fue rápida y para muestra un botón: su última Olimpiada Nacional como patinadora de velocidad fue en 2010 y para 2011 ya estaba participando en su primer Paralimpiada Nacional en natación.
De 2011 a 2013 la joven compitió en la mencionada disciplina, en la cual logró destacar, pero se sentía en desventaja.
“Es un deporte muy difícil de destacar porque se juntan discapacidades. Iba a ser muy difícil que yo destacara en ese deporte porque me juntaban con otros chicos que tenían diferentes aptitudes. Yo estaba en desventaja porque aparte hay gente que empieza desde más pequeños”, mencionó la regiomontana.
En 2012, el Paratriatlón se convirtió en un deporte de exhibición para Londres con miras a oficializarse en Río de Janeiro 2016.
En 2014, la joven incursionó en el Paratriatlón, buscando convertirse en medallista olímpica.
“He incursionado en varios deportes, pero el Paratriatlón llegó a mi vida porque un compañero que jugaba tenis de mesa me comentó que se había abierto para Río de Janeiro la prueba del Paratriatlón”, manifestó la atleta.
Su carrera en el Paratriatlón también ha crecido de forma vertiginosa. En 2015 participó en su primer evento internacional -Juegos Panamericanos-, donde quedó en primer lugar.
En septiembre del mismo año acudió a su primer campeonato del mundo, en dónde volvió a estar en la cima del pódium en la categoría PT1 modalidad abierta, que hoy se llama Paratriatlón Wheel Chair (PTWC).
Su segunda competencia fue en Rotterdam, en la que también quedó en primer lugar.
Hoy en día es la única paratriatleta mexicana, avalada 2015, 2016 y 2017 por la federación mexicana de dicha disciplina.
A dos años de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Osnaya Álvarez quiere sacar un boleto para la justa en la categoría elite.
“Todo puede pasar, puede que mis objetivos cambien, pero ahorita es lo que quiero”, mencionó la deportista.
Por lo pronto, cuenta con el apoyo de las autoridades estatales para lograr su objetivo. Además de su familia y amigos, quienes le ayudan con venta de playeras para juntar fondos y comprar el equipo.
“De parte del INDE sí ha habido apoyo, por parte de la CONADE no porque tengo que dar primero esas marcas que me avalen y me puedan apoyar. Si yo doy esas marcas, la CONADE tiene la obligación de apoyarme con todo”, expresó la entrevistada.
Actualmente, Brenda practica entre dos y tres horas diarias en su afán por competir en las olimpiadas del país del sol naciente.
Aunado a su carrera deportiva, la joven no ha descuidado sus estudios. Terminó la preparatoria en línea y cursó la carrera de Clima Organizacional en la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
También ha sido invitada a dar conferencias motivacionales y deportivas en diversos estados de la república, otra faceta que le ha dado satisfacciones.
BUSCA UNA CURUL
El nombre de Brenda Osnaya Álvarez ya está escrito en el cuadro de deportistas mexicanos destacados, pero la regiomontana busca que también se ubique en una curul del Congreso del Estado.
A inicio de 2018, la joven se registró como precandidata por Movimiento Ciudadano al distrito 11 local con cabecera en Monterrey, con el fin de darle voz a las personas con discapacidad.
“Movimiento Ciudadano abrió su registro a la ciudadanía y yo tomé la decisión de involucrarme. El interés es darle voz a las personas con discapacidad, a los atletas y paratletas, que seamos escuchados, representados y que seamos incluidos en los programas sociales”, señaló.
Para tricampeona mundial, la entidad no cuenta con la infraestructura adecuada para personas con debilidad motriz, visual, auditiva, entre otros y buscará desde el recinto legislativo impulsar las reformas que los armonicen con la sociedad.
“Nuevo León es una entidad que no está preparada en infraestructura no solamente para personas en sillas de ruedas sino para personas invidentes. Faltan semáforos, rampas bien hechas, que son necesarias porque se evitan riesgos y las personas serían más independientes. También hay edificios que no están nada adaptados ni transporte urbano.
“Ahondar en el tema de la cultura sobre la discapacidad. Desde la escuela primaria debería de tener una educación sobre la discapacidad e incluir en las escuelas a niños con discapacidad porque no todas las escuelas tienen programas de inclusión, también en la cuestión laboral.
“Está muy de moda la inclusión laboral, pero no conozco muchos casos de los que se han visto beneficiados con eso”, mencionó Brenda.
Osnaya Álvarez cuenta con el apoyo de su familia para sumergirse en esta nueva aventura en la que buscará llegar al Congreso local para apoyar la inclusión y el deporte.
“En base a mi experiencia de vida sí me quiero enfocar mucho a la inclusión y al deporte. Soy una representante que ha demostrado en otros ámbitos que tengo la disciplina, la tenacidad y las ganas. Sería hacer el trabajo y lo que pueda apoyar a los ciudadanos más que al partido.
“No creo que lo hubiera intentado con otro partido. Yo veo mucho a las personas por lo que son y MC tiene una parte en donde el precandidato o candidato tiene que ser íntegro, tiene que ser capaz y tener las ganas de hacer un cambio. Siempre que he ido a casa ciudadana me han tratado muy bien”, puntualizó la paratriatleta.
Hoy, la atleta es precandidata y espera que el partido le beneficie con la candidatura y después la ciudadanía con su voto.
GENERACIÓN JOVEN
Brenda Osnaya Álvarez forma parte de la generación de jóvenes que han decidido ingresar a la política sin afiliación partidista y que con ideas nuevas buscan regresar la vocación al servicio público.
Para Dante Gerardo Páez Elizondo, precandidato de Movimiento Ciudadano para el distrito 23, la joven deportista es un ejemplo claro de éxito y tenacidad.
“Brenda es un caso de éxito, es una persona tenaz, valiente, que no se deja morir, que al verla te transmite positivismo, no crea lástima, tiene esa luz increíble. Ella hace el doble de esfuerzo para hacer lo mismo que nosotros hacemos. Siempre tiene sus buenas vibras.
“Es lo que está viendo Movimiento Ciudadano en Brenda, que si llega como candidata y al final llegan a votar por ella, hacer los cambios que realmente se necesitan en el caso de Brenda”, dijo el precandidato.
Con 20 años de empresario en los medios de comunicación, Páez Elizondo también considera que los jóvenes deben marcar la pauta en la política.
“Sabemos que los jóvenes tenemos ya la pauta en la mano. No nos podemos dejar morir, sí necesitamos el cambio. La viabilidad siempre va a existir, siempre que la busquemos. Vamos a tener que educar a las personas del por qué hay que votar”, aseveró Páez Elizondo.
A corto plazo la candidatura al Congreso local y al mediano plazo un boleto para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, esos son los planes de Brenda Osnaya Álvarez, la guerrera regiomontana que no sólo venció la adversidad, sino que tuvo el “atrevimiento” de sacarle provecho para coronarse en el mundo deportivo.