
La más reciente obra plástica del reconocido músico regiomontano Sergio Martínez se exhibe en el Museo Metropolitano de Monterrey bajo el título Impronta Urbis, que reúne 25 piezas en las que el artista plasma sus percepciones basado en las frecuencias sonoras que emite el entorno ambiental.
De ahí que muchas de estas piezas trabajadas al óleo puedan desprenderse creaciones inspiradas en las manchas solares o cascadas, en las que incluso Martínez invita al espectador a tocar y sentir la propia pintura para que sea una experiencia totalmente sensorial.
“Impronta significa una impresión, es la impresión que nos queda en nuestros sentidos de algo y que queda como una memoria. Impronta puede significar también huella y en la ciudad siempre hay huellas. Huellas donde pasamos, huellas por donde pasa la gente, huellas que va dejando el viento, el agua, el tráfico, etcétera”, expresó.
Martínez encontró una fascinación cuando empezó a ver más allá de simples anuncios publicitarios, pues en el proceso en que frecuentemente se sustituyen las anteriores carteleras por las nuevas, se dio cuenta que era como un “decollage” y reflexionó sobre ello.
“Me di cuenta que me fascinaban las carteleras que ya no tenían los anuncios. Unas manchas que aparecen del óxido que el agua provoca en el metal de las carteleras y empecé a fotografiar eso. Ahí se da un proceso al que se le llama `de collage´, pues collage es cuando tú pegas algo; entonces, de collage es cuando tú arrancas eso que pegaste.
“Lo interesante es que la gente que trabaja en eso va por las carteleras y empiezan a arrancar y van dejando como transparencias, de residuos de las carteleras, sobre carteleras y eso provoca un ritmo, una frecuencia de diferentes colores y de texturas”, comentó.
Según el texto de la crítica de arte Rocío Cárdenas: “La forma en que Sergio Martínez nos aproxima a su proceso pictórico se manifiesta a través de huellas, marcas, contrastes, ritmos y silencios. Su obra emparenta todo el tiempo con la música y la composición sonora”.
Martínez tiene más de 28 años de experiencia como músico, cantante, percusionista y productor, pero como artista plástico ha sido aprendiz en los talleres de los maestros Marcos Huerta, Rafael Calzada, Juan Carlos Merla, Guillermo Ceniceros, entre otros.
“La improvisación es un método para hacer música cuando no tienes nada premeditado, entonces tienes técnicas y sabes lo que es una escala de do, etcétera y sobre eso te basas para improvisar, pero estás haciendo la música en el momento, así que también es una manera de hacer pintura en el momento, no está premeditado”, señaló.
Explicó que los parámetros de la música son el color o el timbre cuando se reconoce un instrumento de otro; la duración de las notas, la intensidad es el volumen y luego cuando muchas notas se dan en un mismo lugar en el tiempo se llaman armonía.
“Entonces yo utilizo todos los parámetros de la música para crear mi pintura; es como una traducción del sonido a lo visual”, afirmó Martínez.
Mencionó que ha trabajado en ese tenor desde hace cuatro años y a sus anteriores series tituladas Ritmos y Frecuencias, y Estratos.
“Estratos significa que son mantos o capas. Son una especie de empalmes, estas capas provocan una riqueza muy interesante para la percepción: para la vista, para el oído. De hecho todo el tiempo estamos percibiendo cosas por capas; oímos una voz lejana por ahí, oímos el aire acondicionado, sentimos la luz que nos da en los ojos.
“Todas estas cosas se dan de manera simultánea, pero van creando capas en la percepción humana”, aseveró el artista.
Reveló que cuando se fue a estudiar música a Londres en 1975 empezó a practicar la meditación, siguiendo el ejemplo de Los Beatles.
“Aprendí a través de la meditación a ver cosas que no se ven en la realidad tangible; o sea, si yo quiero ver algo cierro los ojos y empiezo a ver cosas así como las vibraciones de los colores y texturas”, expresó.
Sergio Martínez expuso en 1990 su obra en la Galería A Negra en la ciudad de México, en el Palacio de Justicia de Nuevo León y en el Altar del Día de Muertos del Museo de Monterrey al lado de Naum Zenil. En 1994 realizó la instalación del Día de Muertos con su obra para la Galería Drexel.
A partir de 2011 a la fecha, su obra se ha presentado en instituciones culturales de Monterrey, como la Galería Conarte y la Casa de la Cultura de San Pedro; en Brownsville, Texas, en el Arts Center University of Texas y en el Consulado de México, así como en Minneapolis, Minnesota en la galería SOMOS y en la galería virtual Saatchi on Line.