No tenía idea de su condición, desconocía las implicaciones, hablaba sin preocuparse de quienes lo escuchaban o lo entendían. Si le solicitaban repetir las palabras lo hacía.
Pasar de la niñez a la adolescencia y de la adolescencia a la juventud, han tenido cambios significativos en la vida de César Coronado, de 23 años, que reconoce que el esfuerzo y la tenacidad son la bases del éxito en cada persona.
Y es que para él, la vida no ha sido sencilla, su condición le ha puesto impedimentos que no contempló al elegir su profesión: periodista.
Durante su gestación se generó una malformación congénita denominada queiloquisis (labio fisurado) y palatosquisis (paladar hendido), lo que requirió de una intervención quirúrgica al mes de nacido.
Pero a pesar de las circunstancias, su infancia transcurrió de manera normal gracias a su familia que siempre le hizo saber que era igual a los demás, comenta el egresado de la Facultad de Comunicación de la UANL.
Durante toda la carrera se enfocó en salir adelante, aprovechando las herramientas con las que contaba para ser mejor estudiante, mejor alumno, mejor hijo y mejor persona.
Sólo un detalle lo atormentó mientras cursaba la primaria, el bullying provocado por un compañero de clase que lo molestaba, imitaba su forma de hablar y se burlaba de su condición.
Ante los distintos factores que podrían cambiar la percepción del joven en su forma de ver la vida, César siguió su camino ignorando a las personas que intentaban hacerlo sentir mal.
Asegura ser sumamente amiguero, “siempre he sido muy sociable, en ese entonces no era la excepción, yo hablaba y hablaba, aunque me llegaban a hacer comentarios como ‘¿qué?’ o ‘¿podrías repetirlo?’, pero no le daba mucha importancia.
“Aunque eso es lo fastidioso de todo esto, tener que repetir todo lo que digo, de ahí en fuera todo va bien y nunca me sentí acomplejado gracias a Dios y a la familia que me apoyan mucho”, dijo.
Se mantiene agradecido por lo que le ha tocado vivir hasta ahora, ya que gracias a todas sus experiencias, aprendió a valorar lo que lo rodea, principalmente a su familia y amigos.
¿Por qué estudiaste Comunicación?
“De hecho es muy ilógico que haya elegido Comunicación si no puedo hablar muy bien, pero no sé. Cuando presenté en la Facultad de Psicología, donde había elegido entrar, no pasé el examen de admisión.
“Ahí conocí a una psicóloga que con un examen psicométrico me dijo que tenía aptitudes para las Facultades de Filosofía, Comunicación y Derecho”, recordó.
Al analizar el mercado laboral de Filosofía y Derecho, decidió que la mejor alternativa que tenía era la de estudiar Comunicación, pensando en que su futuro giraría en torno a conciertos o fotografía que es lo que más le gusta realizar.
Durante los cuatro años de carrera, no le importaba la hora en que finalizaran sus clases y la mayor parte del tiempo, al cumplir con sus materias, entraba a clases que no le correspondían con la finalidad de seguir aprendiendo.
Incluso en las conferencias y cursos impartidos dentro de la Institución, procuraba asistir a cada una para aprovechar al máximo las facilidades que brindaba la escuela.
Para su mala suerte, el joven de 23 de años ha indagado en diferentes medios de comunicación, tratando de colocarse en un lugar donde su padecimiento no sea un obstáculo, pero hasta ahora no ha obtenido buenos resultados.
“Lo difícil no fue la carrera, es encontrar empleo, por ejemplo, si hay dos postulantes por cuál te irías… Pues elegirían a otros en lugar de a mí, por eso sé que yo tendría que dar más que los demás para que me pudieran elegir”, aseguró.
Ese plus con el que asegura contar es que es una persona responsable que trata de hacer las cosas lo mejor posible, “yo pienso en las cosas que hago, sobre todo en lo laborar y digo ‘lo voy a dar todo’, a fin de cuentas no tengo nada que perder.
“Siento que no tengo nada por perder, me arriesgo. Por eso me aferro a ser el mejor, porque tengo más por ganar”, afirmó.
Por ahora César Coronado hizo una pausa en la búsqueda de empleo con afinidad al Periodismo y menciona “prefiero ahorita en cuestión de tiempos, dedicarme a algo con horario de oficina y días de descanso establecidos.
“Aunque espero que en un futuro no muy lejano pueda ejercer, me gustaría escribir un libro”, puntualizó.
Siempre hacia adelante
Convencido de que a pesar de su esfuerzo, no llegará a tener la oportunidad laboral a la que aspiraba decidió estudiar la carrera de Contaduría.
Al ser una profesión de familia en la que ejerce su hermano y algunos tíos optó por darse una oportunidad en este ámbito.
Ingresó a estudiar la carrera en la Universidad del Valle de México, para encontrar un área de oportunidad laboral gracias a los contactos que tiene.
“Decidí estudiar Contaduría porque considero que soy bueno con los números, además lo estudió mi hermano, mis tíos y es como un colchón, si me va muy mal en la vida, pues ahí me podrían dar trabajo, es algo más seguro”, mencionó.
Actualmente trabaja en un empleo temporal como vinculador en el Servicios de Atención Tributaria (SAT), combinando su tiempo con su nueva etapa de estudiante.
Pasatiempos
“A mí me gusta andar de arriba para abajo y disfruto mucho asistir a conciertos, pero por ahora ya veo lejos eso de andar cubriendo eventos”, comentó.
Recordó que cuando le empezaron a gustar los conciertos o visitas de artistas, fue en la época de la preparatoria y a la primera artista que conoció fue al grupo Nicky Clan en una firma de autógrafos.
A raíz de eso, los conciertos se volvieron un pasatiempo que lo llevarían a conocer a sus ídolos musicales y acrecentarían en él los deseos de dedicarse al mundo de los espectáculos.
Sus artistas favoritos son Paty Cantú y Sandoval, con quienes ha tenido una cercanía en diferentes convivencias, además de artistas internacionales como Hilary Duff, Keane y Avril Lavigne.
Desde sus 16 años, le gustó el mundo de la farándula y comentó, “no sé por qué tengo la facilidad de que me gano los boletos para conciertos o convivencias gracias a estaciones de radio”.
Otro de sus gustos es asistir a retiros espirituales y jugar futbol con el club de jóvenes de la iglesia.
Explica que es apegado a la religión, inicialmente por su familia, posteriormente por una amiga cercana que lo invitó a un retiro y a partir de ahí se derivaron una serie de vivencias religiosas.
“La iglesia me ayuda a sentirme más seguro y confiado, me ayuda al desarrollo humano y soy más extrovertido, más aventado”, explicó.
Un recuerdo que tiene muy presente, es el de un empleo temporal que tuvo en el auditorio Banamex, con el cual además de disfrutar espectáculos de sus artistas favoritos, lo ayudó a descubrir la manera en la que sobrellevó su padecimiento.
“Ahí había una chava que tenía el mismo problema que yo. Una compañera me dijo, ‘qué bueno que a ti no te da vergüenza cómo hablas y todo’; yo le pregunté por qué me había dicho eso.
“Y me explicó: ‘es que hay otra chava que todo el tiempo trae el gafete en la cara tapándose la boca’. Después siempre la veía y aunque nunca le hablé, se le notaba que estaba muy acomplejada”, relató.
Cesar Corona explicó que para él todo lo vivido fue normal, exceptuando los detalles de que batallaría más para conseguir empleos y establecer relaciones sentimentales, pero aseguró sentirse contento por los demás aspectos de su vida.
Características
del padecimiento
El labio leporino es uno de los defectos de nacimiento más frecuentes y constituye el 15 por ciento de las malformaciones congénitas.
El labio leporino, también conocido como fisura labial, es un defecto congénito que se caracteriza por una hendidura o separación en el labio superior.
Este problema se origina durante el embarazo, la gestación del bebé no se desarrolla correctamente y ocurre una fusión incompleta de los procesos maxilar y nasomedial del embrión.
Se presenta en uno de cada 750 recién nacidos. La incidencia en México es de 1.39 casos por cada mil recién nacidos, lo que representa 3 mil 321 casos nuevos anuales.
La estadística del labio y paladar hendido juntos es similar, se da en relación de siete hombres por tres mujeres y representa el 25 por ciento de los casos. Mientras que el paladar hendido sin labio leporino representa el 25 por ciento de los casos restantes y es más frecuente en mujeres.
Durante el embarazo, la madre debe evitar el consumo de alcohol, tabaco y alimentos contaminados, además la desnutrición que también constituye uno de los factores de riesgo.
Así mismo evitar el uso de drogas anti convulsivas en mujeres expuestas antes del embarazo o en las primeras semanas de gestación. La disminución de ácido fólico y el ácido retinoico derivado de la vitamina A aumentan la incidencia.
Existe un aumento de riesgo cuando se tienen antecedentes familiares. Entre más personas haya con daño, mayor es el riesgo de heredarla (entre un cuatro y 20 por ciento).