
Jesús Armando y María del Rosario son los padres de los niños que murieron tras haber ingerido un pollo que adquirieron en una sucursal del restaurante “Pollo Matón”. Por primera vez decidieron hablar de su caso, su dolor y la corrupción que han enfrentado, con una fiscal haciéndola de gestor del restaurant para ofrecerles dinero y hasta la desaparición de pruebas. A continuación, una entrevista con Lu Garza, creadora del podcast Mamillisa, quien autorizó a Hora Cero la reproducción de la charla disponible en su perfil de Youtube.
Por Lu Garza
—Bienvenidos a un episodio más de Mamillisa. Yo soy Lu Garza, y hoy tenemos a dos invitados a quienes les tocó afrontar, de un día para otro, la pérdida de sus hijos: Azul, de 5 años, y David Emmanuel, de 3 años.
Bienvenidos Jesús Armando Orozco y María del Rosario Pérez. Gracias por aceptar venir aquí, a pesar del dolor que los corroe; por aclarar nuestras dudas y, como lo dije, clamar justicia.
Hoy quiero, primeramente, saber un poco de ustedes: ¿a qué se dedican? Veo a Jesús muy conmovido. Vamos a tener que ser fuertes para que su voz sea escuchada.
(Jesús Armando): Es la primera vez…
—Yo lo sé, y agradezco que hayan aceptado la invitación a este medio.
(María del Rosario): Sí, es que es un dolor, es un duelo y pues sale de repente. Le digo que uno llora todo el día.
—Yo ya les abracé, ya platiqué con ustedes ahorita, pero sí creo que nos toca conocer la historia. ¿Cómo pasaron los hechos? La parte de la carpeta de investigación, qué está ocurriendo hoy en día y qué sigue para este caso. Entonces, les doy la palabra. Primero, conocerlos un poco: ¿a qué se dedica, Rosario?
(MR): Yo soy enfermera y pues lamentablemente ese día estaba trabajando. Yo no estaba en mi casa con mis niños cuando pasó eso. Yo compré el pollo, yo fui la que compré ese día porque era 10 de mayo.
—Ah, festejando…
(MR): Pues lo compré para no hacer de comer, porque yo me iba a trabajar. Trabajaba de noche. Yo compré el pollo y compré comida china. Lo pedí por aplicación.
—Eso sucedió el 10 de mayo, al mediodía.
(MR): No, ya fue tarde, en la tarde, casi cuando me iba a trabajar, para que les quedara de cena, porque yo me iba a trabajar.
(JA): De hecho ella no iba a trabajar, no le tocaba trabajar. Le hablaron de su trabajo para que fuera a cubrir. Entonces, no eran los planes que ella fuera a trabajar ni que tuviéramos que comprar comida. Normalmente, mi esposa es la que hace la comida para el día y así sucesivamente.
(MR): Yo estaba, de hecho, en otra área en mi trabajo, y en esos días me tocó que me cambiaran también de área y me cambiaran el plan de guardia. Yo no hubiera trabajado; yo estaba en guardias nones y me cambiaron a guardias pares. Entonces como que dices: ‘Bueno, pues a lo mejor era algo que Dios ya tenía planeado’, pero para uno no ha sido fácil entenderlo y procesarlo. Eran mis dos niños, yo soy la que estaba con ellos todo el día, la que los llevaba a la guardería, al kínder, eran todo para nosotros, la verdad. Porque eran niños sanos: de 3 y 5 años, que no tenían nada, ninguna enfermedad.
—Deciden comer pollo, lo cenan, me imagino. ¿Fue comida-cena?
(MR): Yo se los dejé a ellos para que comieran, porque yo en mi trabajo comía. Yo no comí; de hecho ni siquiera probé el pollo.
—Fue comida china y pollo asado. ¿Cenaron juntos? ¿Ustedes y los niños?
(JA): Los dos niños y un servidor. Mi esposa compró pollo para un servidor y para mi hijo, el chiquito de 3 años, David, porque sabíamos que a mi hija Azul le encantaba la comida china. Entonces, ella tomó la libertad de comprar también comida china.
Cuando llega a la casa, nos sentamos al comedor, y cuando estoy preparando los platos para servirles, se acerca mi niña y me dice: “Papá, ¿qué es eso?” Le digo: “Pues pollo, mi amor”. Dice: “Yo quiero”. Ah, caray… o sea, ¿y tu comida china que tu mamá te compró, que es tu favorita? Dice: “No, yo quiero pollo”.
Entonces, pues le doy pollo. La niña agarra la pieza de pollo y se va. Mi niño se sienta conmigo y empezamos a comer. Pasan 15 minutos y regresa mi hija y dice: “Papá, quiero más”.
Agarro el teléfono y le digo a su mamá: “Es muy raro… la niña quiso cenar comida china”. Si le dabas de comer, desayunar y cenar comida china, la hacías feliz. O sushi, el pollo no es que no le gustara, pero no era su favorito.
El cachetón, el chiquito, ese sí era buenísimo para comer. Él comía inclusive con sus dedos; comía con la palma completa. Comía muy bien, mi niño, la verdad. Total, terminamos de cenar y la niña dice: “Papá, ¿podemos ver películas?” Le digo: “Sí, mi amor”. Entonces nos vamos a la recámara, pongo la película de la niña que le encantaba: Ralph El Demoledor.
En eso, el niño chiquito es el que empieza a vomitar. Pero no lo tomé de forma alarmante, porque para nosotros era algo común o normal que el niño, cuando se sobresaturaba de comida, en la noche vomitaba el exceso.
Yo simplemente le limpié lo que había vomitado y listo. Le toqué la frente, le pregunté si le dolía la cabeza, la pancita y nada. Así pasó la noche. Seguimos viendo la película y todo bien. La niña todavía no presentaba síntomas, yo tampoco. Seguíamos viendo películas como si nada hubiera pasado.
Después se acaba la película, y el niño dice: “Papá, yo quiero ver ahora otra”. A él le gustaba ver Rango. Pues bueno, la pusimos. Y en ese momento es cuando la niña empieza: “Papá, quiero ir al baño a vomitar”. Ahí fue cuando yo levanté la antena y dije: “O sea, Azul nunca había vomitado”.
En ese momento es cuando su mamá me mandó un mensaje: “¿Cómo están? ¿Todo bien?” Le digo: “Sí, pero ¿sabes qué? Empezó a vomitar primero David. Pero ¿sabes qué? Algo más raro es que también Azul empezó a vomitar”.
Entonces me dice:”¿Ya los checaste? ¿No traen fiebre?” Le digo: “Sí, ya los chequé. No traen fiebre, no traen dolor, no…”.
(MR): Yo estaba trabajando y me mandaron a terapia intensiva, estaba demasiado ocupada. Empezaron a vomitar, y yo le dije: “¿Pero ya dejaron de vomitar?” Me dijo: “Pues hasta ahorita, creo que llevaban cuatro veces que habían vomitado”.
Después me contestó en la madrugada; me dijo que él estaba también muy mal, con vómito y diarrea. Dice: “Esta va a ser una noche muy larga”.
(JA): Los niños en esa etapa ya no estaban vomitando. A ellos no les dio diarrea; solamente les dio vómito. Al que sí le dio diarrea y vómito fue a mí. La verdad que fue demasiado difícil la noche. Yo no salía del baño: si no era porque estaba vomitando, era por la diarrea tan fuerte que me agarró.
Me metí a bañar y me regresé con los niños. Les di de tomar todavía más agua, porque me pidió el niño chiquito. Y pues bueno, ahí seguíamos viendo tele, películas y demás.
La verdad mis hijos no traían dolor de nada. Simplemente en mi caso, fiebre, debilidad por parte estaban muy bien.
—¿Qué hora era más o menos?
(MR): Yo creo que como las 11 de la noche y ya no me contestó. Hasta las 5 de la mañana me contestó que le estaba muy mal en el baño, pero no me comentó nada de los niños, porque los niños estaban dormidos.
—¿Los niños durmieron después de sus películas?
(JA): Cuando regresamos al cuarto nos quedamos los tres acostados. Mi niña estaba del lado derecho mío, y el niño estaba del lado izquierdo. Yo estaba en medio. No sabría decirle qué pasó, porque ni yo sé.
Lo que recuerdo es que mi cuerpo me levantó porque yo no estaba ni siquiera consciente de que nos habíamos quedado dormidos. Yo no sabía nada. Simplemente me levanto y lo primero que hago es querer vomitar y me voy directo al baño. Ella entra y precisamente en ese momento es cuando yo estoy vomitando en el baño.
(MR): Llegué como a las 9 de la mañana. De hecho, ese día yo no traía carro; me fui en Uber porque íbamos a hacer un trámite ese mismo día. Y pues me entretuvieron en mi trabajo, porque estoy en terapia intensiva. Llego a las 9 de la mañana, lo veo en el baño y le dije: ‘¿Los niños?’, me dijo que estaban dormidos.
Yo entro al cuarto, prendo la luz y encuentro a mi niño boca abajo, todo mojado. Yo pensé que estaba orinado y ya cuando lo volteo fue un shock bien grande, porque lo volteo y lo veo morado, frío. Lo primero que hice fue gritar. Le grité a mi esposo: ‘¿Qué le pasó? ¿Se broncoaspiró?’, estaba en un shock que no podía creer.
(JA): Cuando escucho los gritos, en mi somnolencia, yo digo: ‘Se metió una rata’ y cuando ya regreso al cuarto, pues ya veo que ella está tratando de darle RCP al niño. Y grité de una manera horrible.
(MR): Ese momento yo no lo procesaba. Era un shock ver a mi niño frío, todo mojado y pues yo gritando, hablándole a alguien que viniera a ayudarnos, marqué al 911 y me empezaron a asistir por vía telefónica.
Mi esposo me dice: “¿Y Azul?” Y ya la volteé… y la volteé, y estaba igual.
(JA): Le jaló su patita para poderla voltearla porque también estaba boca abajo.
(MR): Le quiso dar también reanimación, pero ya estaban muertos los niños, no sé a qué horas y no pude hacer nada. Me sentí impotente porque yo, siendo su mamá, enfermera, cuido a otros pacientes, y no pude hacer nada por mis hijos.
Yo siempre, desde chiquitos los cuidaba, creo que hasta como los dos años les di azúcar, les di dulces, porque les cuidaba mucho su alimentación.
(JA): No les diste… al contrario…
(MR): Nunca les di porque yo les cuidaba la comida, que fuera muy sana para ellos.
—Creo que para cualquier padre esto es la peor pesadilla. Así como tú lo dijiste ahorita: es lo peor. Una película de terror se queda corta. Al momento que tú marcas para pedir auxilio, ¿cuánto tardan?
(MR): Marqué 911, y me contestaron con videollamada y todo, me estaban asistiendo.
—¿Tomaste pulso y no había nada?
(MR): No había pulso. Estaban fríos, no había nada que hacer. En ese momento le pedí a Dios que me los regresara. Yo le decía: ‘Dios, Señor, regrésame a mis niños’ porque la única que la pregunta que uno se hace es: ¿Por qué a mí? ¿Por qué me pasa a mí, si eran mis niños? Yo los tuve 9 meses en mi panza, yo los cuidé como mamá.
Ellos fueron de bronquios, y los nebulizaba en la noche. Siempre estuve al pendiente; siempre que estuve en mi casa, trabajaba, pero siempre estaba pendiente.
Ellos siempre vomitaban y hasta ahí llegaba. Ya se les veía que dejaban de vomitar, y ya era todo lo que pasaba, jamás me iba a pasar por la cabeza que ese día, ese momento, iba a ser mortal para ellos.
Ves los comentarios son muy crueles, de que yo les puse algo. Y digo: ¿cómo pueden decir eso? Si ellos eran mi vida entera.
—Y es lo que la gente juzga desde su comodidad, ¿verdad? Nunca te pones en los zapatos de las personas. ¿Cómo vas a actuar tú ante una situación así? Porque, como lo dice Jesús, los niños vomitan, son niños; hasta se curan más rápido, se alivian más rápido que uno. No presentan fiebre y dices: ‘Vamos a esperar en la mañana’, son decisiones que no sabemos cómo vamos a reaccionar. En este caso, viste a tus hijos tranquilos, los viste acostados, dormidos…
(JA): La verdad si hubiera habido un dolor, si hubiera habido una queja por parte de ellos, créeme que no estábamos ahí viendo películas. O sea, nos hubiéramos ido.
—Muchas familias esperamos a que amanezca o esperamos a ver cómo transcurre la enfermedad. Porque llegas también a urgencias y te dicen: ‘No, no trae nada. Nada más trae vómito, y váyase a su casa’. Pasan muchas cosas por la cabeza. Y lo menos que debemos hacer es juzgar.
(JA): Lo duro es señalar, ¿no? Inclusive mi esposa, en ese momento, me decía: ‘Por tu culpa’.
(MR): Yo no te dije que por qué se broncoaspiraron. Yo fui la primera que me vino a la cabeza que se broncoaspiraron. Y pues es que ¿cómo es posible? Eso fue lo que yo sentí en ese momento. Y como mamá, le digo, yo pienso que es la reacción que uno tiene. Aunque le digo: ‘Yo sé que tú eres su papá, que los cuidas, y que los niños te amaban’ pero lo primero que te viene a la mente es: ‘¿Qué pasó? ¿Se broncoaspiraron?’.
(JA): Y en ese momento yo me sentía horrible. Si hubiera tenido una pistola yo me la aviento. La verdad que se siente horrible. Es algo muy doloroso. Después, cuando tu pareja te señala, pues peor, mil veces.
Fue algo muy difícil. Hasta que en el sepelio llegan sus jefas, sus compañeros de trabajo, y nos preguntan cómo estuvo el caso. Les platicamos lo mismo que estamos diciendo ahorita aquí y sus mismas jefas y compañeras del trabajo le dicen: ‘Rossi, tú sabes que la posición en cómo encontraste a los niños no puede haber broncoaspiraciones’. Y ahí ya pues reacciona, razona, y dice: ‘Es cierto’. Entonces, ya todo eso empezó a encontrar calma mi alma, mi cuerpo, mi todo.
Los comentarios de sus jefas y sus compañeras donde dicen que no nos quedamos dormidos es porque cuando uno tiene vómito y diarrea, lo primero que sale de nuestro cuerpo, o lo primero que se tira, por así decirlo, son los minerales. Y eso te causa desmayo automáticamente. Pensamos que se salieron todos los electrolitos y les causó un desmayo. Y a los niños, pues les dio apnea de sueño”.
(MR): Fue una falla multiorgánica. Un niño tiene menos agua y peso corporal.
(JA): Ahí es donde te preguntas: ‘¿Por qué? ¿Por qué yo sí desperté, y por qué mis hijos no?’. Ahora lo entiendes un poquito, pero en ese momento la verdad es que es algo muy, muy duro. Y dices: ‘Mejor me hubieras llevado a mí y hubieras dejado a mis hijos’.
En ese momento no lo entiendes, y es un dolor muy fuerte, te digo. Hasta que ya vas aceptando que pues Dios es soberano y si Él lo quiso de esta manera, es por algo.
—Perdón que te interrumpa. No ha pasado ni un año, y aquí están, fuertes, juntos. Sobre todo, y eso habla muy bien de ustedes.
(MR): Es lo que nos han dicho. Bueno, mi psicóloga lo que me ha dicho es que a veces eso, en el mismo momento, destroza matrimonios.
Llegan luego los de la fiscalía y te abordan con preguntas, pasan como cinco o seis personas, y te preguntan lo mismo, te preguntan lo mismo, y te remueven una herida que te sigue doliendo. Y llegan hasta los del DIF para decir que nos apoyaban con todo. Yo, en ese rato, les dije: ‘Nosotros no ocupamos ahorita nada. No quiero preguntas, no quiero nada’ porque todo el mundo quería que les diéramos respuestas en un momento que nadie lo entiende.
Esto fue algo que pasó por un alimento que no estaba bien cocinado, si ellos no hubieran comido el pollo, no se hubieran sentido mal.
Fue una comida que no estaba bien preparada y eso es lo que ya no nos quisieron decir. Nos querían hacer ver como que nosotros éramos los culpables, como diciendo que nosotros compramos la comida.
Pero hay un responsable: el que prepara el pollo tiene que tener ciertas condiciones, la comida para estar en buen estado, y que no haga daño porque fue muy rápido: desde las 7:30 a las 9:30 que ellos se pusieron mal. Cuando hay una bacteria, pues va pasando su proceso, y la sacas, y hasta ahí queda. Pero lo de ellos fue algo que pues ni yo podía creerlo.
(JA): No nos permitieron despedirnos de nuestros hijos como nosotros hubiéramos querido, nuestro deseo era pues cremar a nuestros hijos y llevarlos al mar, pero no nos permitieron hacerlo. Nos dijeron que tenían que estar en un panteón, por si se requería hacer unas pruebas posteriores. Hasta después de 7 u 8 años es cuando podríamos exhumar los cuerpos y llevarlos ahora sí al proceso de cremación. Pero antes no.
Tuvimos que hacer forzosamente lo que el gobierno nos indicó en su momento.
Terminando el sepelio, terminando el entierro de los niños, es cuando encontré el porqué, al menos la primera respuesta de mi pregunta del porqué yo había despertado.
No sé si vaya a ser prudente mi comentario o no, pero cómo la muerte de un tlacuache hace unos días atrás le dieron una cobertura de casi un día entero en las televisoras y una muerte de unos niños haz de cuenta que nada pasó. Es algo sorprendente, pero así es nuestra sociedad. Así es nuestra justicia, tan pobre que tenemos en nuestro estado.
—El amiguismo, sobre todo, y los intereses políticos.
(JA): Es algo de verdad nefasto. Nos mandaba citar la fiscalía, en donde estaba la perito que tenía nuestra investigación, y la jefa de esta persona, que era la jefa de feminicidios (Griselda Núñez) y me dicen: ‘Todo el expediente que hasta ahorita hemos recopilado lo hemos estado basando a lo que hemos podido ver en videos de YouTube’, fue mucho coraje ¿cómo vas a querer indagar la causa raíz de mis dos hijos, de dos seres humanos, por videos de YouTube?.
De verdad que fue increíble ese comentario, no solamente del perito que me estaba atendiendo, sino de la jefa de ella también. O sea, ¿hasta qué nivel? ¿Cómo podemos tener esas personas ejecutando investigaciones de este tipo?
(MR): Y luego no querían mandar a analizar la muestra de los vómitos de los niños. Hasta que mi esposo les dijo: ‘¿Por qué no la han mandado a analizar?’ y le contestaron: ‘Es que Secretaría de Salud no quiso, porque ya pasaron muchos días’.
Mandaron analizar, por eso salieron las bacterias. Después que salieron las noticias que todo el mundo vio. Si no, no hubiera salido nada.
—¿A raíz de la investigación del vómito ahí fue donde se dieron cuenta de las bacterias?
(JA): Voy a hacer un contexto un poquito más para atrás. En mi caso, fue la industria de los alimentos. Ahí fue donde me especialicé y laboré durante 18 años consecutivos donde me tocó certificar a muchas empresas aquí en el estado de Nuevo León para poder exportar productos a Corea, Japón, a la Unión Europea, a Estados Unidos, a Hong Kong y demás.
Entonces, el tema de la certificación, las normativas, los sistemas de calidad, llámese HACCP, ISO, SQF, BRC, Distintivo H, certificación TIF USA y demás, pues era mi día a día. Era lo que yo comía, desayunaba y cenaba en toda mi vida laboral.
Cuando yo llego con estas dos licenciadas, donde nos dicen que están soportando la investigación con videos de YouTube, al ser mi rama, pues yo conozco todo este tema de bacterias. Yo pensé que me iba a topar con un químico que iba a estar recolectando las muestras, iba a estar realizando los análisis microbiológicos, algo así, no que me iba a topar que me iban a estar juzgando o que iban a estar trazando las rutas de investigación a través de lo que dijera un video de YouTube.
Entonces te das cuenta que ni siquiera la licenciada del Ministerio Público que te atiende, ni la jefa, ni Secretaría de Salud saben de este tipo de cosas de una contaminación alimentaria.
Yo empiezo a cuestionar entonces a la fiscalía, ¿dónde está el resultado microbiológico de los residuos cárnicos que recolectaron de mi domicilio?, no solamente del vómito, sino de las sábanas, de la ropa, de lo que estaba en el refrigerador, lo que sobró de comida, dónde está el muestreo microbiológico del local, porque primero lo cerraron para tapar el ojo al macho, nada más. Porque la verdad de investigación no se hizo nada.
Si ustedes ven la carpeta menciona que el establecimiento fue cerrado porque Secretaría de Salud observó muchas áreas de contaminación y procesos graves que podían afectar la inocuidad de los alimentos y esto lo demuestran también con una muestra microbiológica de la materia prima que se recolectó ahí durante la visita del personal de Secretaría de Salud, donde sale positivo en patógenos.
El antiguo fiscal mencionó que solamente había sido una sola bacteria, en este caso salmonela. Pero como te digo, son tan analfabetos en el tema que ni siquiera leer un resultado microbiológico saben, yo les demostré con normativas no solamente nacionales, sino también internacionales, que no era una bacteria, eran tres.
Entonces, fue todo un cóctel de bichos el que nos metimos en nuestro organismo, y por eso fue tan agresivo.
(MR): Por eso fue un vómito que no a cualquier niño le da.
(JA): Por eso nuestro cuerpo no resistió. En mi caso, me noqueó, me desmayó.
—¿Y cuántas veces ha pasado esto? Ustedes saben, son expertos: enfermera, experto en alimentos. Pero familias que no tienen ni la menor idea, que no tienen ni los recursos, ni la voz, ni el temple para hacer un tipo de investigación o tocar las puertas de las autoridades, yo estoy segura que no es la primera vez que ocurre.
(MR): Sí, ya nos habían comentado que se había pasado a otras personas.
—De qué ha pasado, ha pasado. Pónganse a pensar los que nos están viendo: recibes comida en mal estado, el pollo crudo, y dices: ‘Bueno, lo vuelvo a calentar’. A ver, no. Tú ya estás comprando un alimento que debe venir cocido, asado al 100 por ciento y lamentablemente nos quedamos callados.
(JA): Puede ser una lechuga, puede ser un pedazo de carne, puede ser un pedazo de pescado, un queso, un chorizo, lo que sea, no necesariamente tiene que estar verde. No necesariamente tiene que oler a podrido para decir que fue contaminado por patógenos. Un alimento puede estar fresco, puede estar bonito, puede estar brilloso, puede estar muy rico en sabor, y está contaminado con patógenos.
Los patógenos son bacterias. Es algo que no podemos ver. Ni Superman puede ver bacterias. Son microorganismos que no despiden olor ni causan una textura distinta al alimento. Simplemente ahí están presentes.
Estas personas tampoco demostraron de dónde estaban comprando su materia prima, como te digo, hay muchas irregularidades en la carpeta, la misma de Secretaría de Salud ni siquiera muestra el resultado del agua que tomaron como muestra. No se tomó una muestra microbiológica de superficies en donde se demostrara que el establecimiento estaba siendo saneado de una manera correcta.
No se tomaron muestras microbiológicas del personal que laboraba en ese turno, porque también uno puede ser portador de este patógeno.
Entonces, era una y otra y otra prueba que yo les pedía, y no, y no, y no. O sea, todo era Secretaría de Salud. Y llegabas con Secretaría de Salud, y pues ellos tampoco no tenían ninguna información.
Entonces, ¿cómo te explicas que todavía el lugar este esté en funcionamiento? O sea, para que Secretaría de Salud dé un aviso de funcionamiento, tiene que garantizar todo esto que te estoy comentando.
(MR): Es que, de hecho, la fiscal que nos llevó el caso dijo: ‘Es que ya no hay nada que investigar. Ya todo está. No podemos hacer todo eso de muestreo’.
(JA): ¿Cómo puede Secretaría de Salud liberar un establecimiento si no se han hecho todas las pruebas? Es algo ilógico. Y luego, después, cuando la cuestionas, pues ella dice: ‘Ya platiqué con ellos, y ninguno está capacitado para tomar las muestras’. Entonces, más coraje te da, porque eso es una mentira. No creo que seamos tan analfabetos como para no saber tomar una muestra.
O sea, no querían tomar muestras, no querían hacer nada. Simplemente, pues hazle como quieras, hasta que me dice: ‘Bueno, tiene razón. Vamos a tomar esa muestra ¿Y qué vamos a tomar? ¿qué estudio es el que vamos a hacer”.
Después me dice: ‘¿y ahora qué laboratorio mando?’. No puede ser. O sea, pues a Secretaría de Salud, a tu propio departamento, como gobierno”. Entonces me dicen: ‘Es que no sabemos a dónde’ y ya les dije: ‘el Laboratorio Industrial Monterrey’ en ese laboratorio sí me era conveniente mandar la muestra, ya que es un laboratorio aprobado por la EMA, es un laboratorio en donde no le conviene hacer trampa, porque entonces uno sí puede gestionar la auditoría de estas muestras como afectado y si uno descubre que están haciendo estas triquiñuelas, pueden perder hasta su certificación EMA. Entonces, no le conviene al laboratorio como tal. Por eso decidí que lo mandaran a él.
Cuando ya se manda la muestra, pues sale todo este tema de positivos. En este caso, fue salmonela, estafilococo y E. Coli. Son las tres bacterias que entraron en nuestro cuerpo esa noche.
Entonces la verdad que no hicimos nada, no nos movimos en todo este tiempo. Aparte, no había fiscal. Nuestra carpeta estaba totalmente congelada. No había avance ni para atrás ni para adelante.
En esos 7 u 8 meses, pasa el tiempo para que la fiscal corrupta nos mande hablar en más de cuatro ocasiones.
La última vez fue en diciembre. Nos manda hablar con trampa, diciéndonos que ya habían resuelto lo de la carpeta. Llegamos, y oh, triste realidad, la única razón por la que nos querían tener ahí es para otra vez cerrar la puerta de su privado y querernos comprar de nuevo.
—¿Qué les dijeron exactamente?
(MR): Nos ofrecieron dinero.
(JA): Que los dueños del Pollo Matón son cristianos, que están muy dolidos del evento que pasó, que quieren ver la manera de cómo poder aliviar un poquito la cuestión esta que estamos pasando y pues nos ofrecieron 400 mil pesos…
—O sea, para mí la verdad es algo muy duro. Pues dar esa cantidad mísera. Con eso no se va a resolver nada: ni la tranquilidad, ni la vida de tus hijos y que jueguen otra vez con poner a Dios por delante. Híjole, no se vale.
(JA): Me levanto muy molesto y le digo que no quiero saber nada de eso, que ya es la cuarta vez que lo intentan, que la verdad no nos interesan los ceros.
Si tú me dijeras: ‘Te van a dar 10 millones de pesos’ no me interesan, de verdad te soy sincero. No nos interesa el dinero. Eso no me va a regresar a mis hijos.
Si tú me dices: ‘Bueno, entonces quieres ver atrás de los barrotes en la cárcel a los dueños’, la verdad es que tampoco no nos interesa ver atrás de los barrotes a la gente. No queremos una taza de sangre. No nos interesa. No es algo que nos vaya a hacer sentir bien.
—¿Qué buscas, Jesús? ¿Qué buscas Rosario? ¿Cómo harían justicia y honor a sus hijos a través de esta justicia? ¿Qué es lo que realmente necesitan para calmar ese dolor?
(MR): Pues bueno, yo digo que el dolor es algo que solamente Dios lo va a quitar porque es algo que, estando en la casa, es algo muy difícil.
Nosotros más que nada ya queremos que se cierre esto, porque es algo muy difícil estarlo reviviendo.
Y que esa empresa siga las normativas, como dice mi esposo. Que hagan lo que tengan que hacer para que no le pase a otro.
Porque nos decía la fiscal, que fue muy cruel, y nos dijo: ‘pues qué casualidad que nada más a ustedes les hizo daño’. Así como diciendo que nosotros tuvimos la culpa de comprar el pollo, y nos hizo daño nomás a nosotros. Nos hizo ver así, como que nosotros tuvimos la culpa, así nos hizo ver, nos hizo sentir mal.
Nunca tuvo la sensibilidad de ponerse en nuestro lugar, de sentir el dolor. No sé si empatía. No sé si no tenga hijos o no sepa lo que es ser mamá para decirnos eso.
Y en vez de ayudarnos, al contrario, ha sido de atrasar. Ya va a ser un año, y si no es que pues mi esposo que ya se empezó a mover, a empezar a alzar la voz, como dicen, para poder terminar esto.
(JA): En todo proceso de alimentos que se vende directo a consumo al ser humano, el proceso de cocción es medular para asegurar que ese alimento no representa un riesgo hacia tu consumidor final. Es decir, si yo compro una materia prima que viene contaminada, si yo tuviera un buen proceso de cocción, esa bacteria muere y no daña al ser humano.
Siempre cuando la bacteria esté en 73.5 grados centígrados por más de 10 minutos, es suficiente para que el patógeno muera, y este ya no representa un riesgo de salud al ser humano.
Entonces, cuando yo pedía el proceso de cocción, todo este tema de inocuidad del establecimiento, pues haz de cuenta que estaba pidiendo en millones de pesos a un chango.
Entonces, por eso es la parte en la que yo le decía a la fiscal: ‘dígales a sus clientes” —le decía yo, refiriéndome a los dueños del pollo— que la verdad no queremos ver sangre, que inclusive estoy dispuesto en hacerles el trabajo para qué otras familias no tengan que pasar por esto
— Hoy ustedes están alzando la voz, pero como ya decía, hay muchas familias que no lo logran hacer. Y cuántos negocios, no solo este. Miles, millones, todos, ¿verdad?
(JA): Estos procedimientos, estos manuales, esta política todo tiene un valor pero la verdad, dígale, yo lo hago gratis, no, no me interesa el dinero. Como yo sé y a como yo vi esta situación, eso es una bomba de tiempo que puede pasarle a cualquiera.
Y no estoy hablando nada más del Pollo Matón. Estoy hablando de cualquier otro establecimiento, puede pasar en todos lados, siempre y cuando no se tengan medidas de seguridad idóneas y correctas para el manejo sanitario de los alimentos.
—¿Lograste hablar con Samuel?
(JA): No nos ha contestado en redes sociales.
—¿Qué le dirías ahorita? Lo tienes enfrente. Háblale y dile todo lo que quieras.
(JA): La segunda vez que nos volvemos a mover es cuando entra este nuevo fiscal, porque está claro que el primer fiscal pues hubo mano negra, no sé si de él o de su gente, pero está claro que hubo algo.
Entra este nuevo fiscal, y la verdad las cosas pues han cambiado. Al menos el vicefiscal Luis Enrique Orozco es el que nos ha estado atendiendo nuestro tema, ha sido muy humano, ha sido muy sensato.
Le quedó claro que estaban haciendo trampa o que había mucha corrupción al punto de que estábamos con la abogada que nos asignó gobierno y yo le dije: ‘Márquele al laboratorio para que escuche, porque no quiero que piensen que es mentira lo que yo estoy diciendo’. Entonces, le marca de su oficina, pone en speaker y ella se da cuenta que efectivamente esta fiscal mandó destruir las muestras.
—La fiscal que los había intentado comprar…
(JA): En la carpeta de investigación también ya habían desaparecido todos los resultados. Ya no había nada. La carpeta que nosotros tuvimos acceso estaba incompleta.
—Yo voy por las muestras, las destruyo, y hago lo que quiero. O sea, ¿hasta dónde va a llegar la corrupción?
(JA) Como le digo, yo mandé las muestras a ese laboratorio porque sabía que era un laboratorio autorizado por la EMA, y todo el proceso pues está muy bien establecido y digamos que estandarizado, pedimos hablar con la responsable química del laboratorio, no con un laboratorista, sino con la representante legal, la que nos dice: ‘Efectivamente, yo no puedo correrle, señor —se dirigía a mí—, no puedo correrle ya más muestras porque la fiscal, en este caso nos solicitó que se le entregara todas las muestras para ella desecharlas.
Como les decía, ha sido muy duro, muy cruel, muy todo. Pero pues no nos interesan los ceros. Queremos que nadie más, al menos en el estado, vuelva a pasar por esta situación.
—¿Qué le pedirías al gobierno?
(JA) Pues nada más eso, Que sea, digamos que humilde en reconocer que no tiene capacidad humana en el tema de Secretaría de Salud, que no tiene capacidad intelectual con la gente que hoy en día está administrando esta parte, ya que al menos con lo que yo viví, pues me queda claro que no saben nada o bien están encubriendo a ciertas personas porque están compradas.
A lo mejor si saben, a lo mejor si están capacitados, pero pues el tema de la corrupción es lo que está afectando.
(MR): O no quisieron, como nos dijo la fiscal.
(JA): Al menos sí que decirle a nuestro gobernador que cuentan con todo mi humilde apoyo, tengo certificación ISO, tengo certificación como auditor, como capacitor, como lo que usted lo que necesite.
Esto tiene un costo ahí afuera, pero inclusive hasta los dueños del Pollo Matón se los hago gratis, no me interesa cobrar, no traemos sed de venganza, ni un odio, ni coraje. La verdad, nada.
No queríamos hacer justicia por nuestras propias manos. Por eso nos esperamos tanto tiempo, pero donde ya no pudimos callar es cuando nos dimos cuenta que pues estaban desapareciendo evidencia, como las muestras de este laboratorio, como los resultados microbiológicos de la carpeta y demás.
— Las muestras definitivamente ya se desecharon. ¿Qué va a pasar con esta fiscal, de manera penal, de manera legal?
(JA) Pues la verdad yo desconozco. Es un tema que traen nuestros abogados, que en su momento pues se verá qué se procede con esta persona. Pero no deseamos mal a nadie.
Porque nos enteramos, como dice mi esposa, que hay muchos casos iguales que los nuestros, que a lo mejor callan por miedo, que a lo mejor callan porque ya los compraron, o a lo mejor callan por desconocimiento la verdad no lo sabemos. Pero la verdad que en este caso, pues nosotros no tenemos el desconocimiento. Al contrario, estamos muy nutridos en este tema. Y miedo, pues ¿a quién? Si ya nos quitaron todo.
(MR) La verdad es que no queremos nada malo. Al contrario pues sabemos que la justicia divina llega y que Dios es el que va a hacer que llegue. Así es que nosotros no deseamos nada malo, nada más que ya no vuelva a pasarle a nadie.
El dolor de perder a un hijo no tiene ni siquiera nombre.
— Jesús, gracias. Gracias por lo que quieres lograr. Yo estoy segura que sí lo vas a lograr, y te doy las gracias porque yo jamás, jamás me gustaría que ninguna otra familia pase por esto. Espero que lo logren. Gracias también Rosario, por alzar la voz. No tenía la fortuna de conocerte, nunca te habíamos visto. Te agradezco que hayas decidido que sea este espacio para venir a platicar este caso.
(MR) Es que no es algo que uno quiera. Pues no le digo… yo al principio estaba cerrada, anegada. Yo ya no quería hacer nada…
— Cada uno vive su duelo de manera diferente. Jesús, se te va la voz, el aire, no puedes hablar. Rosario, te mantienes de una manera fuerte, pero eso no significa que no estés quebrada y derrumbada. Que a veces la sociedad también nos juzga por cómo nos vemos, cómo hablamos.
(JA) De verdad que nosotros no hemos hecho público nada. No hemos salido, no hemos hecho nada, porque la verdad es muy duro. Cuesta mucho platicar todavía de esto, aunque ya hayan pasado 10 meses. Haz de cuenta que lo viviste ayer.
(MR) Es que entre más lo platicas, más sale todo. Yo sí he tenido terapia con psiquiatra.
(JA) A lo mejor para muchas personas hubiera sido fácil agarrar el dinero y se acabó. Uno más. Pero la verdad es que a nosotros no nos interesa eso.
— Sí, lo hacen ver tan fácil que lo hacen muy seguido.
(JA) Cada quien tendrá su lucha, cada quien encontrará su paz de forma diferente. Nuestra paz es poder servir a más personas.
Y si podemos hacer algún cambio, como digo, legislativo, en donde una persona física pueda demandar penalmente a una persona moral, ese tipo de cosas que hoy en día tampoco en nuestra ley lo permite tan fácil.
— Les agradezco, Jesús. Agradezco, sobre todo, honrar a tus hijos con esa lucha. Sigue, sigue así. Sigan los dos, y sigan juntos. Apóyense mucho. Nadie es responsable de nada de lo que pasó.
(JA) Esa es nuestra paz: poder honrar la vida de nuestros hijos. Eso es todo lo que queremos.
Esta entrevista se publicó originalmente el 3 de abril de 2025 en el perfil de Facebook Mamilliza quien tiene disponibles sus redes sociales.
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