— ¿En qué consiste la crianza consciente, la disciplina positiva o la crianza respetuosa?
Se han hecho muchos estudios de cómo impactan los papás en los hijos. Dicen que los hijos no vienen con un manual bajo el brazo y que nadie nos enseña a ser papás, pero la verdad es que eso no es del todo cierto, porque sí aprendimos a ser papás y adivina de quién aprendimos…
— Supongo que de nuestros papás…
Exactamente. Cuando éramos niños existía cierta información, pero ahora que estamos en la era de la información ya se sabe que en lugar de educar con miedo mejor educamos con conexión, que en lugar de que haya un castigo dejamos que el niño pueda experimentar una consecuencia, entonces todo esto viene a hablarlos sobre temas de gestión emocional.
Todavía se escucha eso de que los hombres no lloran, que las niñas se ven feas cuando se enojan y la verdad es que está comprobado que es mucho más importante el coeficiente emocional que el coeficiente intelectual, que llega más lejos y es más exitosa una persona que tiene inteligencia emocional a un IQ elevado.
De nosotros como papás depende que podamos ayudarles a nuestros hijos a desarrollar su inteligencia emocional para que ellos sepan gestionar sus emociones.
Esta idea que teníamos de que mi hijo está haciendo un berrinche -o un desborde emocional- y lo que tengo que hacer es que se calle y que deje de llorar, la verdad es que no es así, nos toca acompañar, nos toca ayudarles a gestionar la emoción, nombrarla, porque si no saben que eso se llama frustración porque las cosas no me están saliendo como yo quería, entonces va ser muy difícil que ellos puedan nombrar esa emoción.
Eso viene a ser un trabajo personal, cómo me siento ante esas emociones. Si llegan y me preguntan oye ¿y tú eres una mujer celosa? y yo digo: ‘ay, claro, que no, yo soy súper segura de mí misma’, ¿cómo le voy a explicar a mi hija que cuando nació su hermanito eso que siente se llaman celos y es normal?¿cómo ayudarle a gestionar esa emoción?
Muchos especialistas nos hemos comprometido a ayudar a los papás y acompañarlos en este proceso porque estamos convencidos que es más fácil criar niños sanos que después tener que reparar adultos rotos.
Ahora hay muchos adultos que dicen: ‘pues es que a mí me daban nalgadas y mira, estoy muy bien’, pero lleva tres divorcios, tiene ataques de pánico y tiene problemas de ira en el trabajo.
Justo lo que queremos es crear este espacio para brindar a los papás herramientas súper prácticas que puedan empezar a implementar en casa.
— En estos tiempos de redes sociales, ha habido videos donde se habla mal de este tipo de crianza, se dice que es muy débil, que se crea niños tiranos o de cristal, por eso es importante aclarar qué no es este método…
No es un método permisivo, no es dejar hacer el niño lo que quiera, no es que el niño no se frustre, no es que el niño no llore, tampoco es decirle que no al niño al contrario.
Nosotros tenemos que marcar límites porque al final eso es lo que da estructura no al niño.
— ¿Hay algún punto de encuentro en este estilo de educación con la antigua educación que nos dieron nuestros padres?
Creo que el punto de encuentro es la importancia de la figura del papá y de la mamá como autoridad, pero no con una crianza autoritaria.
Sí ponemos límites porque sí podemos decir que no, pero también podemos dar una explicación porque antes se creía que los niños eran un ente que no entendía nada, ahora sabemos que también son personas, que también sienten, que también piensan, que también quieren tomar decisiones a su corta edad. Entonces vemos ahora a los papás más como líderes que como autoridad.
Es muy importante no perder de vista que papá y mamá solo hay uno, no podemos ser amigos de nuestros hijos. Tenemos que seguir con nuestro rol de ser papá y de ser mamá, porque si nosotros no ponemos reglas, si nosotros no ponemos rutinas y nosotros no ponemos límites, nadie los va a poner.
Es nuestra responsabilidad acompañar a nuestros hijos, darles este mensaje de qué es lo que hay que hacer, pero siempre con mucha empatía, tratando de acordarnos como éramos nosotros a su edad.
— Creo que va a ser fundamental en este estilo de educación la participación activa de los papás…
Claro, cien por ciento. Tiene que estar los dos en sintonía con la información para poder subirnos al mismo barco. Porque luego está bien difícil que tú quieres hacer algo de una manera, pero él quiere de la otra, podemos llegar a dar mensajes contradictorios a los niños
Por eso es muy importante la comunicación y en este tipo de eventos papás y mamás son bienvenidos, hasta las tías, las abuelitas, las maestras, la psicólogas, los pediatras, porque es muy importante conocer qué necesita un niño.
Si está en la etapa de los dos años -o los terribles dos, como les dicen- es diferente a lo que necesitan a los cinco y es diferente lo que necesitan a los 7 años.
Luego crees que dominas una etapa y dices: ‘ya la hice, ya dejamos el pañal’, pero luego empieza el miedo a dormir o ir a la escuela. Entonces ya cuando estás como en Master en una etapa tienes que aprender a hacerlo diferente, los hijos van cambiando y nosotros tenemos que ir cambiando con ellos y a muchos papás nos cuesta, dices: ‘¡ay no! era mi bebé y ya se va a graduar de tercero de kinder, no puede ser’.
Entonces hay que saber qué habilidades debe de tener mi hijo para que yo pueda hacerme un pasito atrás y dejarlo un poco más autónomo y más independiente, porque al final yo creo que lo más importante y si podemos dejar algo de esta conversación, es que a los papás nos corresponde ayudarles a nuestros hijos a obtener habilidades para la vida, porque qué más quisiéramos nosotros que ser como Pepe Grillo, estar con ellos y acompañarlos en todas las situaciones toda la vida, pero es no va a pasar aunque quisiéramos.
— En estos tiempos la principal excusa de los padres es están ocupados todo el día trabajando y pues ahí que está el teléfono… ¿se puede romper este ciclo?
Claro, lo primero es la información y la conciencia de por qué no es tan bueno que las pantallas sean las niñeras de los hijos, porque son excelentes niñeras y yo te voy a decir algo: yo creo que salvaron mi mi salud mental en la pandemia, porque ahí estábamos todos juntos en casa y los niños tenían que aprender y nosotros teníamos que trabajar.
Después de la pandemia como que se hizo un hábito que es bien difícil de romper, pero si conocemos cuáles son los efectos de la tecnología en los niños, cuáles son los efectos del vínculo de la comunicación, lo que ahora queremos es que nuestros hijos digan: ‘necesito ir con mi mamá porque ella me va a ayudar’.
Entiendo que tal vez ahora ambos trabajamos, pero es muy importante poder separar en la agenda un tiempo de calidad, aunque sea los fines de semana, aunque sean 15 minutos antes de dormir, pero que sea el momento que es no negociable.
Debemos estar presentes para conocer a nuestros hijos, para poder acompañarlos, ayudarlos, escucharlos porque tal vez cuando tienen cinco años es bien aburrido para que nos platiquen del amiguito en el patio del kinder, pero si no haces ese puente de comunicación a esa edad y lo sigues construyendo después en la adolescencia, cuando quieras que te platiquen del novio, del amigo, de la fiesta, tal vez puede ser mucho más difícil, si no es que demasiado tarde para que te puedan tener la confianza y comunicarte todo eso no.