Lo que inició como una broma, al bautizar a la capital de Nuevo León como Montegay, se ha ido convirtiendo en una realidad: los homosexuales regiomontanos están saliendo del clóset.
Por ejemplo, en la política. Mientras en 2003 hubo solamente un candidato abiertamente gay en las elecciones para renovar el Congreso local, en este 2009 son cinco personas de distinta orientación sexual quienes buscan un puesto de elección popular.
Alfredo Báez busca una diputación local por el Partido Social Demócrata; Adán Luna va como primer regidor por el municipio de Juárez, por el mismo PSD; Édgar Sierra contiende por una diputación federal bajo las siglas del Partido de la Revolución Democrática.
Por su parte, Mario Rodríguez es regidor suplente en la planilla del PRI que busca la alcaldía de Monterrey y Mario Prado es “Glenda”, candidato transexual por el distrito 8 federal de Guadalupe.
Es precisamente Prado quien se convirtió en 2003 en el primer aspirante a una curul local en Nuevo León, bajo las siglas del partido México Posible.
La situación ha mejorado notablemente desde que empezó a abrir camino a la comunidad LGBT (Lésbico Gay Bisexual Transexual) pero todavía falta un buen trecho por recorrer, a decir del candidato del PSD.
“Ha sido muy difícil romper inercias de años, tanto de una sociedad tan conservadora como la de Nuevo León como entre la comunidad LGBT de respetar y defender los derechos que por ley nos corresponden; ha sido bastante difícil en esta comunidad tan cerrada.
“Hay de todo, ayer estuve e Guadalupe y nos trataron muy bien, sobre todo las mujeres, pero en eso pasó un carro y me gritó “puto” así, fuerte, que se oyera en toda la calle, entonces es muy contrastante”, explicó Prado.
Glenda, periodista de profesión, ha vivido situaciones difíciles. En este 2009 llega caminando al céntrico Café Nuevo Brasil en falda y zapatillas para la entrevista, pero no siempre fue así. De hecho, sigue atrayendo discretas miradas de sorpresa.
“En el 2000 no podía ni salir a la calle, no podía ni tomar un camión o, si lo abordaba, se me quedaban viendo de una manera que me hacía sentir muy incómoda”, recuerda.
En 2001 se realizó la primera marcha gay y acudieron 150 personas y desde entonces no han podido rebasar el techo de los mil asistentes, lo cual Glenda atribuye a que la mayoría de los miembros de la comunidad gay prefiere quedarse en la banqueta.
La razón es simple: sobra miedo y falta conciencia.
“Quienes menos dicen que van a votar por nosotros son los mismos gays, porque entre la comunidad LGBT hay muchos conservadores, de clase alta, que tienen sus privilegios y tienen miedo de perderlos si se declaran homosexuales o bisexuales”, explica Glenda.
Para Mario Rodríguez Platas, uno de los líderes de la comunidad LGBT -e integrante de la planilla del priista Abel Guerra, candidato a la alcaldía de Monterrey-, el auge de los homosexuales en la política obedece a una coyuntura más que a un interés real.
“Aquí estamos hablando de una conveniencia mutua, tanto de los partidos como de los gays. Los partidos se dan cuenta que los gays votamos y nosotros necesitamos abrirnos espacios, entonces es muy coyuntural el apoyo.
“En realidad hay muchos más candidatos gay pero son de clóset, sobre todo en el PAN (Partido Acción Nacional), pero ya se están dando cuenta que los votos decisivos son de las minorías y no hablo sólo de los gays, de las feministas, indígenas, discapacitados, etc.”, comentó Rodríguez.
Recordó que la concertista Claudia Hinojosa fue la primer candidata gay en México, postulada en 1982 por el Partido Revolucionario de los Trabajadores y actualmente son 28 los aspirantes a puestos de elección popular en todo el país que aceptan abiertamente su homosexualidad.
DESPROTEGIDOS Y CONFINADOS
Jurídicamente, los homosexuales se encuentran deprotegidos porque no cuentan con los mismos derechos de los que gozan las parejas homosexuales.
Situaciones tan simples como unir los puntos de Infonavit para obtener un mejor crédito para la vivienda hasta otras más complejas, como la adopción, son temas en los que la comunidad gay no es considerada.
Mariaurora Mota, directora de la asociación civil Género, Ética y Salud Sexual, lamenta que no tengan los mismos derechos que las parejas heterosexuales.
“Integrantes cel colectivo LGBT están criando a hijos y viviendo en pareja y no tienen ningún tipo de protección… no se puede dejar pensión a la pareja, no se puede hacer donación de órganos a la pareja, ni juntar puntos de Infonavit para obtener un crédito para nuestras casas.
“En ese sentido queremos que se reconoza el matrimonio universal para que tanto parejas del mismo o de diferente sexo puedan casarse y gozar de los misms derechos y obligaciones”, dijo Mota.
También la adopción es necesaria, dijo, porque hay parejas que están educando niños ya sea porque recurrieron a la inseminación artificial o bien porque son hijos de una anterior pareja, y tampoco hay seguridad jurídica.
A los gays se les confina en guetos socialmente aceptables, como las estéticas, el mundo de la moda y también el de los espectáculos, entre otros.
Así ha sido durante décadas, aunque la tendencia se va modificando poco a poco.
“La sociedad en Monterrey no te acepta, te tolera. Hace 9 años había en Monterrey uno o dos antros gay, ahora hay unos 10 porque la sociedad nos abre espacios pero no de aceptación sino de tolerancia.
“Nos abre espacios en las estéticas, en el mundo de la moda, en las secciones de espectáculos de los medios de comunicación pero es para decirnos que nos aceptan siempre que no nos salgamos del límite que nos ponen”, cuenta Glenda.
“Es como los antros, es un espacio para que podamos desfogarnos el fin de semana pero con la condición de que e lunes sigamos siendo heterosexuales. Ahora las empresas de telemarketing se llenaron de homosexuales ¿sabes por qué? porque están encerrados y no se ven”, comenta Prado.
Para Mario Rodríguez, líder de la comunidad LGBT, el incremento en el número de antros tampoco significa mayor libertad.
“Hay más antros pero ¿es más libertad? No. La comunidad gay agarra su propia libertad y entorno, se apropia de él y la sociedad nos ve con más resignación que aceptación”.
Otro de los problemas que enfrenta la comunidad homosexual es la falta de protección jurídica, y se debe principalmente a la apatía de los diputados locales, asegura Rodríguez.
“Nos falta certeza jurídica. Desde abril de 2008 presentamos en el Congreso local una iniciativa de ley contra la discrminación para que se incluya como deito en el código penal todo tipo de discriminación que realicen los funcionarios públicos y es fecha que no la han discutido”, lamenta el entrevistado y responsabiliza directamente al legislador Óscar Cano, quien le dijo que es una ley innecesaria, aunque en Veracruz, Chiapas, Tabasco, el Distrito Federal, Coahuila y otras entidades hay legislaciones similares.
EMPODERADOS
De una década a la fecha, la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual y Transexual de Nuevo León se ha ido empoderando y los espacios públicos que ayer reclamaban hoy los están ocupando.
La sociedad los va asimilando de forma lenta pero constante, los líderes religiosos van mostrando mayor tolerancia y hasta los partidos políticos tienen una inusitada apertura al promoverlos.
Pero todavía hay mucha brecha que debe hacerse camino y muchos tabús por derribar, incluso entre la misma comunidad homosexual.
“Este empoderamiento se va a mantener porque el gay está dejando el miedo a un lado, ahora nada más falta que la sociedad deje la ignorancia. El diálogo ya está listo para llevarse a cabo”, consideró Mario Rodríguez.
El candidato a regidor suplente por el municipio de Monterrey dijo que el problema no es con las nuevas generaciones, que se muestran más receptivas.
“El problema es con la gente de mi edad, la gente de 40 años o más; incluso con los gays porque no quieren abrirse.
“Con los chavitos no hay ningún problema, a los de 20 años les vale declararse gays o aceptar a alguien que es gay y hay que explicar que no somos malos ni extraños, que no abogamos por los derechos de los gays porque no existe eso: existen los derechos humanos y tenemos que combatir la ignorancia porque ése es el peor enemigo del ser humano”, concluyó Rodríguez.
Estas voces, que anteriormente se alzaban cautelosas y discretas desde la trinchera de la marginalidad, ahora se manifiestan con mayor libertad y soltura.
Prueba de ello son los candidatos a puestos de elección popular, el desfile de las antorchas que se realizó el domingo 17 de mayo, el Festival Visibilidades, realizado en la misma fecha y la marcha anual contra la discriminación que se celebra cada junio.
Así, la comunidad gay empieza a salir del clóset y a hacerse presente no sólo en las calles, sino en la vida cotidiana de nuestra ciudad.
Y la pregunta que se hacen es ¿los vamos a aceptar o, simplemente, a tolerar? v