Bajo los rayos del sol, al caminar por la calle Morelos en el centro de Monterrey, resuenan distintos instrumentos, voces y canciones. Se distinguen un pandero, un acordeón, un violín y una trompeta. Justo antes de llegar a la calle Zaragoza, se escuchan las cuerdas de una guitarra que acompaña una voz juvenil que, a través de un micrófono y amplificador, deja sentir las distintas interpretaciones que realiza.
Es la voz de Erick Torres Arias, de 25 años de edad, quien relata que lleva más de tres años y medio ubicado en Morelos, y aunque estuvo ausente por un tiempo debido a sus estudios, regresó hace más de un mes.
Con una sonrisa franca, expresó que la música le gusta y que su mejor escuela es tocar en los camiones.
“Empecé por una apuesta que me hizo un amigo de cantar en los camiones. ¡Estuvo genial!”, recordó Erick, “para todos los músicos es la mejor escuela que les puedo recomendar, tan sencillo como esto, si estás en un camión tienes que cantar fuerte para que te escuchen.
“Debes de cantar bien y afinado para que te puedan dar la aportación y debes tener una fuerte potencia en el diafragma porque si frenas y se te va el tono, las personas lo notan”.
Llegó a recaudar desde 60 hasta 150 pesos por camión, cantidad que variaba de acuerdo a las horas que él decidiera trabajar y los transportes que abordara.
Mencionó que una de las cualidades de la ciudad es que a los necesitados no les dan aportaciones, mientras que un buen músico recibe mayores ganancias, “aunque lleven smoking”, expresó.
Erick ameniza diariamente en un restaurante del Barrio Antiguo, además de ser solicitado en bodas y XV años, pero en su tiempo libre se suma a los talentos ubicados en la urbe.
“Yo me quería ir a México, terminando la preparatoria, en busca de oportunidades en el ámbito porque me quería dedicar de lleno”, recordó.
Pero sus ideales se vinieron abajo al conocer el medio en el que se desenvuelven los profesionales, así que cambió de planes.
Tentaciones
de la música
“El ámbito (musical) está muy viciado, todo es drogas y sexo… De hecho, existe una canción de Molotov muy cierta que dice ‘te harán famosa como a Luis Miguel, pero antes tendrás que acostarte con él’. En el medio es así, es un asco, por eso quiero salir de forma independiente”, explicó Erick.
Platicó que en uno de sus intentos por grabar con una disquera conoció a un productor que le realizó una propuesta indecorosa y a partir de ahí quedó decepcionado del mundo artístico.
Erick prefiere continuar como lo ha hecho hasta ahora. Se maneja solo y evitó tener un representante para no encontrarse con personas que le roban mucho al artista.
“Estamos hablando de que él (representante) se lleva entre el 50 y 60 por ciento de lo que ganas”, mencionó.
Su agrado por manejarse de forma independiente también tiene que ver con la ayuda que puede brindar a otros compañeros, además menciona que aunque se cobre un porcentaje no es lo mismo que cobraría un representante.
“Empiezas a darte a conocer con tus amigos en eventos, luego te reconocen como artista y los ayudas a ellos”, señaló. “Quiero seguir en la música profesional, pero no quiero depender de un sello discográfico… Las disqueras te hacen vender en música lo que ellas quieren, manipulan tu estilo y no respetan”, aseguró.
Y aunque el guitarrista y cantante trabaja de manera profesional y tiene grandes aspiraciones, no deja las calles. Afirmó que es donde ha tenido excelentes experiencias.
Las cuerdas solventan su carrera profesional
Recuerda que el primer instrumento que le regalaron fue cuando tenía 8 años (un teclado de juguete). Con esto sus papás empezaron a ver que de oído imitaba canciones.
Al año siguiente, en Navidad, le regalaron un teclado de verdad y se dieron cuenta que tenía talento musical.
“Comencé a escuchar que una tecla sonaba bien con otra, empecé a sacar diferentes acompañamientos, y sin haber estudiado, logré tocar el teclado. De ahí hasta los 12 años me compraron mi guitarra que es la misma que tengo hasta ahora”.
Pero cuando surgió en él la idea de irse a México, comenzó a percibir las adversidades que se pueden presentar en una persona que no tiene buena preparación académica.
“Vi a dos primos que no tenía la preparatoria terminada, y no estaban completando con sus salario. Dije ´no, necesito una carrera a fuerza´”.
En ese lapso pensó qué carrera podría combinar con la música y se le ocurrió la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL, donde permaneció hasta el quinto semestre con excelentes calificaciones y beca. Posteriormente se cambió a la Universidad Metropolitana donde finalizó la especialidad de Mercadotecnia.
Al ser cuestionado sobre su ingreso en esa Facultad y no en música respondió: “La Facultad de Música nunca estuvo en mis planes porque me aburre la parte teórica”.
Erick comentó que pretende continuar con ambas carreras ya que la música le ha ayudado con el paso de los años a solventar su colegiatura y un claro ejemplo de ello es su maestría.
“Actualmente estoy haciendo maestría en Negocios y no me quiero quedar ahí”, expresó.
Por lo general, sábados y domingos es cuando acostumbraba a tocar en el centro de Monterrey, pero ahora desde el lunes se ha presentado porque se acerca la colegiatura que debe pagar para continuar con su preparación profesional.
Padecimiento
a corta edad
A los 12 años Erick fue detectado con diabetes, la cual, según explicaron los médicos, se adquiere por un susto, coraje o impresión fuerte.
Erick continúa su vida normal y aclaró: “Si te cuidas, puedes vivir como si nada. Hay mucho mercado para personas con diabetes”.
Aseguró no sentirse limitado en cuestión de alimentos, pero le gustaría obtener un trabajo relacionado con su profesión para contar con seguro médico, porque el costo de la insulina es muy elevado.
Para tratar su padecimiento Erick requiere tres o cuatro frascos de insulina al mes. El costo de cada uno va de 220 pesos hasta 480 pesos.
Además de las jeringas, el glucómetro y las tiras reactivas (400 y 500 pesos) para checar la glucosa.
“En promedio mensual son entre 2 mil 500 y 3 mil 500 lo que gasto en diabetes”, puntualizó.
A pesar de que ha ejercido como comunicólogo en proyectos que ya finalizaron, ahora que tiene más tiempo libre, porque cursa su maestría los sábados, busca un empleo con salario fijo y prestaciones de ley para poder disminuir los gastos que le representa la enfermedad.
“Desde que entré a la preparatoria, no dejé que mis padres me pagaran nada, siempre he sido muy independiente, por eso empecé a trabajar desde chico”.
Difícil, pero no imposible
En el lapso de tres años y medio Erick ha tocado casi ininterrumpidamente, aunque hubo un descanso “obligatorio”.
Cuando cursaba noveno grado en la Facultad, con tareas, trabajos y exámenes, se tuvo que retirar de las calles para cumplir con sus obligaciones y no perder la beca.
“Después, con lo de las materias de maestría, ya tengo como un mes y medio que volví para acá”, dijo.
Relata que anteriormente cantaba sólo dentro de los restaurantes y ahora que se ubica a las afueras de “Pikas” explicó: “Aquí tenía un amplificador grande y me dijeron ´oye, ¿y por qué no tocas mejor allá abajo?, te puede ir mejor´”.
Mientras colocaba el pedestal, conectaba el micrófono y la guitarra al amplificador, solicitó que encendieran el switch y continuó con la charla.
“Me dije ´vamos a intentarlo´. Me fue muy bien el primer día y al segundo también, pero llegaron los policías y me dijeron que no podía estar aquí”.
Posteriormente con la advertencia de las autoridades decidió investigar acerca de los requisitos para permanecer amenizando la calle que muchos se resisten a dejar.
Preguntó lo necesario para permanecer en su punto y acudió con la Unión de Comerciantes de Morelos, pero le negaron el permiso casi de inmediato.
“Me dijeron que no me podían dar permiso y se pusieron un poquito pesados. Después me informe con quién tenía que hablar y ya me informaron que si no era por parte del Ayuntamiento de municipio o de Conarte no me podían dejar cantar”, recalcó.
Acudió a Conarte y no tuvo complicaciones con el trámite, sino por la burocracia que existe, pues lo traían de persona en persona para darle una autorización.
La primera opción que tenía era unirse al Sindicato de Trabajadores de Morelos o unirse bajo amparo (con un costo) como los vendedores informales, pero quedar mal con la Unión de Morelos.
Recordó que fueron siete meses lo que se demoró en obtener el permiso de manera legal.
Ahora, por parte del Museo Metropolitano es invitado a eventos culturales y fueron ellos quienes lo ayudaron con una carta para conseguir el permiso de Morelos.
“Hace unas semanas estuve presente en el Festival de Monterrey Histórico; canté en la Plaza Hidalgo”.
Ahora Erick se enfoca en realizarse de manera profesional mezclando ambas carreras: la profesional y la musical.
Por ello decidió hacer su ahorro, para lograr poner una agencia publicitaria junto a una casa productora y dedicarse a hacer comerciales de televisión, publicidad y mercadotecnia.
“Y teniendo los fondos sacar mi sello discográfico, pagarme mi carrera artística y ¿por qué no?, buscar talentos, porque hay demasiado talento en las calles. Darles oportunidad sin necesidad de recurrir a proposiciones que no deberían de hacerse.
“Es necesario mantenerse en los medios, pero eso indispensable no depender de ninguno, porque eso sí que es horrible”.